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MOVIMIENTOS ENCAMINADOS A DESCRISTIANIZAR EUROPA

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Autor: Manuel Villegas Ruiz

SECUNDA PARTE

Durante el siglo XVIII se originan una serie de聽 corrientes dirigidos a la descristianizaci贸n de Europa, por una parte las procedentes del Reino Unido: la Ilustraci贸n y la Masoner铆a especulativa y por otra, la Revoluci贸n francesa.

Contenido:

1.- La Ilustraci贸n

2.- La Masoner铆a y la Revoluci贸n Francesa

3.- El pillaje de los bienes eclesi谩sticos

3.1 La usurpaci贸n de los bienes de la Iglesia cat贸lica

3.2 La inefectividad de las desamortizaciones

4.- La deuda de Europa con el cristianismo

 

1.- LA ILUSTRACI脫N

Nace en Gran Breta帽a, donde algunos de los rasgos fundamentales del movimiento se dieron antes que en otro lugar y, poco a poco, se fue extendiendo por toda Europa, e incluso lleg贸 a las colonias americanas, pero en el pa铆s en el que realmente se asent贸 fue en Francia, en la que la admiraci贸n por la cultura y las tradiciones inglesas, fueron difundidas por Voltaire, como hemos dicho, conformando en este momento su cuerpo ideol贸gico

La Ilustraci贸n | Filosofia | especialmente Francia, Inglaterra y Alemania | Wikisabio

2.- LA MASONER脥A y LA REVOLUCI脫N FRANCESA

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Hoy en d铆a es notoriamente conocido y aceptado por la investigaci贸n hist贸rica que la masoner铆a ejerci贸 una gran influencia intelectual en le Revoluci贸n francesa. Una prueba concluyente de ello es el 谩rea de prestigio social de importantes ilustrados y revolucionarios franceses. Los masones se encontraron en posiciones muy pr贸ximas a las defendidas durante le primera fase del movimiento revolucionario (1789-1791).

As铆 define la connivencia entre los preceptores de la Revoluci贸n francesa y los masones Helmut Reinalter, historiador de la Universidad de Innsbruck, especialmente conocedor este movimiento que trastoc贸 Europa.

3.- EL PILLAJE DE LOS BIENES ECLESI脕STICOS

3.1 La usurpaci贸n de los bienes de la Iglesia cat贸lica

Fue precisamente un obispo franc茅s renegado, Charles de Talleyrand, quien deseoso de apoderarse, junto son los cabecillas de la Revoluci贸n, de la riqueza de la Iglesia puso en pr谩ctica la idea de que esta ten铆a muchos caudales y que estaba obligada a darlas al Estado para que este las administrase.

Las usurpaciones, expoliaciones y despojos que llevaron a cabo fueron sin cuento, pero consideramos conveniente que nos detengamos con m谩s minuciosidad en las que se realizaron en nuestra Patria

La expropiaci贸n de los bienes de la Iglesia cat贸lica en Espa帽a ha sido un asunto recurrente al que se ha acudido cada vez que, por falta de una eficaz pol铆tica renovadora de nuestra econom铆a, los pol铆ticos han saqueado las posesiones eclesi谩sticas, la mayor铆a de las veces con un prop贸sito demag贸gico, pero con un indiscutible fin de desposeer a la Iglesia de su patrimonio, en beneficio, la mayor铆a de las veces, de las clases pudientes. Por ello no es de extra帽ar que en nuestro pa铆s se haya recurrido a ello m谩s de una vez, casi siempre impulsada por pol铆ticos masones.

Han sido varias las llevadas a cabo durante el Siglo XIX, que es cuando la Masoner铆a comienza a asentarse con firmeza en nuestra Patria y sus adeptos empiezan a ocupar puestos de gran relevancia en los distintos gobiernos espa帽oles.

La primera fue la llevada a cabo por el valido de Fernando VII, mas贸n como 茅l, Manuel Godoy, en tiempos de Carlos IV.

Sin detenernos a exponer el latrocinio que realiz贸 en el tesoro de Espa帽a en su propio beneficio, diremos que, con la excusa de sanear la Hacienda P煤blica, deteriorada por las guerras de esta con el exterior, se apoder贸, no solo de los bienes que la Iglesia pose铆a, sino que arrebat贸 los pertenecientes a los hospitales, casas de misericordia y hospicios regentados por comunidades religiosas.

Segunda. No tard贸 mucho tiempo en que los ac茅rrimos enemigos de la Iglesia cat贸lica, es decir los masones, esta vez reunidos en las Cortes de C谩diz, propugnasen una segunda desamortizaci贸n que se llev贸 a cabo entre 1810 y 1814. Por ella se incorporan al Estado los bienes de los monasterios y conventos previamente disueltos por las Cortes.

Tercera. En tiempos de la regencia de Mar铆a Cristina, o sea, all谩 por 1836, tiene lugar la tercera expoliaci贸n de los caudales de la Iglesia, conocida como la de Mendiz谩bal. La propugnan los liberales progresistas que copan el Gobierno y que, si no todos, la mayor铆a son masones.

3.2 La inefectividad de las desamortizaciones

Aunque todas las expropiaciones tuvieron, m谩s o menos el mismo resultado, conviene que nos fijemos especialmente en esta, ya que al socaire de que se realizaba como una medida social, el proceso no tuvo efecto igualitario alguno, pues los bienes que se secuestraron, al ponerlos en venta mediante almoneda, pasaron a engrosar el patrimonio de los poseedores del caudal suficiente como para poder pujar y hacerse con ellos, por lo que no se cre贸 ninguna nueva clase media que聽 se pudiese beneficiar de los despojos eclesi谩sticos. La consecuencia fue que en sur de Espa帽a aumentaron los latifundios, haciendo m谩s ricos a los que ya pose铆an mucho, y en el Norte aumentaron los minifundios. El flujo del capital apetecido tampoco lleg贸, puesto que el dinero advino con lentitud, como con cuentagotas, por lo que los beneficios para el Estado fueron inapreciables.

Por 煤ltimo, s铆 se consigui贸 el fin que persiguen todos los masones, es decir atacar a la Iglesia.

La cuarta y 煤ltima, llamada desamortizaci贸n Civil o General de Madoz, se llev贸 a cabo en el conocido como Bienio Progresista, o sea, 1854-1855, tambi茅n impulsada por los liberales progresistas. Se persegu铆a principalmente la desamortizaci贸n de los bienes de los ayuntamientos (los propios y los comunales), y los de la Iglesia. A esta hay que desposeerla de cualquier vestigio de propiedad que le quede.

Las posesiones arrebatadas a lo que ellos llamaban 鈥渕anos muertas鈥, fueron a parar a los grandes terratenientes que tuvieron dinero para adquirirlas y no al pueblo que, en teor铆a, deber铆a de poseer esos bienes despojados a sus leg铆timos due帽os.

Desamortizaciones - Jos茅 Mar铆a Marco

4.- LA DEUDA DE EUROPA CON EL CRISTIANISMO

Llegado este momento consideramos que deberemos de exponer, aunque sea someramente, los frutos que las distintas naciones que componen esta vieja Europa han recogido del 谩rbol de la Cristiandad.

Son bienes objetivos e innegables que, ya se tratase del cristianismo o de otra corriente religiosa, filos贸fica o pol铆tica, no se podr铆an ocultar.

Las invasiones de los pueblos b谩rbaros dejaron muy mal trecho el bagaje cultural de las civilizaciones pilares de nuestra civilizaci贸n. Nunca sumido en tinieblas como ciertos historiadores, sin mucha informaci贸n, preconizan.

Benito de Nursia, Patriarca de los monjes de Occidente, asent贸 las bases del monaquismo posterior y fue a partir de entonces, siglo VI en adelante, cuando los monjes de diversas 贸rdenes religiosas, siguiendo su norma ora et labora, se encargaron de recoger todos los saberes y conocimientos greco-romanos.

Quote/s of the Day 鈥 11 July 鈥 The Memorial of St Benedict of Nursia OSB (c 480-547) 鈥淥ra et labora.鈥#my鈥 | Inspirational catholic quotes, Catholic faith, Catholic

Ellos en las grandes bibliotecas de los monasterios recopilaron todo lo que nos hab铆an legado los autores de las culturas anteriores.

En estos lugares llamados scriptorium, sentados en pupitres, escrib铆an lo que dictaba desde un atril otro monje,

Si no hubiese sido por ellos, hoy desconocer铆amos las obras de Homero, Plat贸n, Arist贸teles y el resto de los sabios griegos, as铆 como los trabajos de Cicer贸n, Virgilio, C茅sar y tantos otros.

Los conocimientos de medicina griega tambi茅n fueron ellos los que nos los transmitieron, ya que desde los primeros siglos fue practicada sobre todo por los monjes que pose铆an tambi茅n conocimientos sobre las propiedades curativas de las plantas.

Durante esta lejana 茅poca lo que podr铆amos llamar medicina se encontraba en manos de curanderos y de los remedios brujeriles, adem谩s de unos llamados cirujanos con escasos conocimientos de medicina que eran m谩s pr谩cticos en remediar fracturas que en sanar aut茅nticas enfermedades, por lo que aquellos que no confiaban en estos medios que consideraban supersticiosos, no ten铆an m谩s remedio que acudir a los monasterios en la confianza de que ser铆an atendidos por personas que hab铆an dedicado su vida a Dios.

Los monjes ten铆an que tratar a todo enfermo que necesitase su ayuda, sobre todo a los m谩s menesterosos que no pod铆an hacer frente a los gastos que ocasionar铆a la curaci贸n de su enfermedad, de ah铆 que la aplicaci贸n de los saberes de los religiosos fuese especialmente una obra de caridad.

脡stos, en su deseo de mejorar sus conocimientos, se dedicaron con ah铆nco y tes贸n al estudio, conocimiento y trasmisi贸n de los m茅todos cl铆nicos hasta que aparecieron las universidades en las que se reglaron tales estudios.

Pero la tarea de estos monjes, oscuros y desconocidos no se limit贸 al legado de conocimientos en medicina. Encerrados en sus primitivos laboratorios, se dedicaron a mezclar los jugos de las plantas que, tras diversos procesos que no vienen al caso mencionar, nos proporcionaron muchas de las medicinas, la farmacopea, o elaboraci贸n de los medicamentos, nace en los monasterios, bebidas, licores y refrescos que hoy conocemos.

Cuando pensamos en un buen vino, enseguida nos viene a la memoria Francia que, casi sin lugar a duda, hered贸 de los romanos, junto con Hispania, el conocimiento y cultivo de las vides. Una de las plantas con la que m谩s profusamente trabajaron los monjes, sobre todo los benedictinos franceses, fue con esta, de la que consiguieron sus mejores logros, pues receptores de los conocimientos romanos comenzaron a labrar con ah铆nco la tierra. El tes贸n con el que la estudiaban para conocer todas sus propiedades que podr铆a transmitir al cultivo vin铆cola era desmesurado, pues hay escritores que manifiestan que los monjes de la Borgo帽a probaban directamente la tierra para conocer cu谩l ser铆a la mejor para las vides. De este tes贸n, dedicaci贸n y profundo conocimiento de las propiedades no solo de las plantas, sino tambi茅n de las tierras m谩s apropiadas, nos han legado posiblemente los caldos mejores que puedan existir en el mundo.

Si habl谩semos de reposter铆a, 驴con qu茅 podr铆amos pagar a las monjas de clausura de tantos y tan diversos monasterios que nos han legado el placer de que degustemos tan gran variedad de dulces?

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