Aportaci贸n de la Iglesia Cat贸lica en nuestros d铆as.INTRODUCCI脫NLa Iglesia no ha dejado de aportar a lo largo de la historia su doctrina, su trabajo y sus iniciativas a la sociedad. No es posible entender el presente de nuestra historia sin las aportaciones que la Iglesia ha hecho en todos los campos del saber y la cultura. Las ra铆ces de la civilizaci贸n occidental son ra铆ces cristianas. Pero tambi茅n hoy la Iglesia aporta mucho a nuestra convivencia. Los papas y los obispos han tratado con sus ense帽anzas de iluminar al mundo y nos han dejado la Doctrina social de la Iglesia, un verdadero tesoro desconocido para la mayor铆a de los cat贸licos y, por tanto, poco aplicada. Pero tambi茅n el trabajo de much铆simos laicos comprometidos est谩 contribuyendo de modo muy eficaz a que esas ra铆ces cristianas est茅n dado fruto, son verdaderos testigos de Jes煤s entre nosotros. Es el caso de Lu铆s Garc铆a Chill贸n, que con su trabajo callado en un centro penitenciario nos aporta, con su experiencia c贸mo la Iglesia act煤a tambi茅n hoy. Una luz de esperanza Introducci贸n – Javier Espinosa – |
Autor:
– Lu铆s Garc铆a Chill贸n –
INDICE:1潞 LA CARCEL, ESCUELA DE AMOR.
2潞 MIS CONFIDENTES, LAS ROSAS.
|
1潞.- LA CARCEL, ESCUELA DE AMOR.
Reflexiones.
Estoy, casi seguro, de que lo habr茅is de leer, dentro de en un momento, ha de sonaros a utop铆a o, m谩s bien, producto de una mente calenturienta que quiere 鈥vendernos la moto鈥, como vulgarmente se dice, de lo estupendo que resulta ser nuestro Sistema Penitenciario.
Ni una cosa, ni la otra. Mi impresi贸n, dentro de la apreciaci贸n subjetiva que se puede hacer en mis visitas semanales a la c谩rcel, es que la diferencia del ambiente reinante en un Centro Penitenciario y el ambiente existente en el resto de la sociedad, presuntamente en libertad, es pr谩cticamente inexistente. De ah铆 mi idea ut贸pica de las cosas, no hay diferencias y explico su por qu茅.
Centro penitenciario de Soto del Real.
En uno y otro lo que hay son personas, con sus grandezas y sus miserias, nada m谩s. Los internos, los presos, carecen de libertad formal, pero los llamados libres 驴verdaderamente lo son? o m谩s bien tienen una libertad condicionada a su propia situaci贸n social o econ贸mica.
Bien es verdad que el recluso tiene las horas tasadas, sujeto a un horario que le impone el r茅gimen carcelario. Tambi茅n es verdad que la casi totalidad de sus actos, incluso los m谩s 铆ntimos, los realizan en compa帽铆a. Nunca est谩 solo y, en esa situaci贸n, pierde la soledad ansiada en momentos.
La soledad en la c谩rcel.
Los libres, por el contrario, se quejan precisamente de lo contrario, nunca tienen tiempo para nada y, adem谩s, en m煤ltiples ocasiones se quejan de eso, de soledad. No encuentra nadie con el que compartir emociones, sensaciones, vida, AMOR, en una palabra.
La soledad de los hombre 鈥渓ibres鈥.
-
-
La Pastoral Penitenciaria Cat贸lica.
-
Tal vez porque me estoy haciendo viejo, cada d铆a que pasa le doy m谩s gracias a Dios el haberme permitido entrar en ese 鈥渕undillo鈥 de la gente del 鈥talego鈥. Lo que siento, muy de veras, el no haberme incorporado antes, como voluntario, a la Pastoral Penitenciaria Cat贸lica, en donde estoy aprendiendo algo que no es f谩cil de ver entre las personas que rodean tu vida diaria, que no es otra cosa que, a Cristo, el Se帽or, al que tenemos muy cerca de nosotros en el hermano que sufre, en la mayor铆a de las ocasiones, de forma callada, en solitario, sin que nadie le atienda, donde sus grandes o peque帽os problemas importan poco o nada a los dem谩s.
Una luz de esperanza.
En esa soledad, acompa帽ada por los 鈥渙tros鈥 reclusos, es donde he encontrado la rostro de Jes煤s sufriente, que solo pide unos minutos de mi atenci贸n; que le mire despacio y le pregunte 驴quieres algo de m铆? 驴te puedo ayudar en alguna cosa? Nada m谩s que eso, seguro que habr谩 de contestarte que no necesita nada, lo m谩s una llamada de tel茅fono a la familia y decirle que est谩 bien, que no se preocupen de el y que, si pueden, le pongan en el 鈥peculio鈥 algo de dinero para tomarse un caf茅.
隆Cu谩nta raz贸n tiene nuestro Papa Francisco! El Mundo necesita grandes dosis de 鈥misericordia鈥. Es muy barata, f谩cil de conseguir, existen multitud de 鈥farmacias apost贸licas鈥 abiertas d铆a y noche, los trescientos d铆as del a帽o, pues solo se necesita cambiar nuestro coraz贸n de piedra por otro de carne. As铆 de sencillo.
- 聽La c谩rcel, escuela de amor y misericordia.
隆Misericordia Se帽or, pues he pecado! 隆Misericordia para los que nada tienen y est谩n a mi lado! Dos manifestaciones, que salen del Amor del Se帽or, que son a su vez una misma cosa, en el ejercicio de la Caridad聽que queremos que tengan con nosotros y que, en no pocas ocasiones, negamos a los dem谩s.
Por eso la C谩rcel, as铆 con may煤sculas, es una escuela de AMOR, un campo abonado por el sufrimiento de hombres y mujeres, para obtener y dar MISERICORDIA.
Puedo asegurar que, en los a帽os que llevo visitando el Centro Penitenciario Madrid-V, Soto del Real, que nunca he recibido una mala respuesta, un desaire o una actitud hostil por parte de los internos con los que me relaciono. Es m谩s, dir铆a que recibo un trato esmerado y distinguido, que seguramente no merezco, incluso cuando no puedo atender, por la raz贸n que sea, una petici贸n concreta que se ha hecho en tiempo pasado.
-
La Iglesia y los pobres.
El Papa quiere 鈥Una Iglesia pobre para los pobres鈥. Pues esa Iglesia pobre, est谩 dentro de los muros de la mayor铆a de nuestras prisiones. Es una Iglesia que, sin g茅nero de dudas, tiene santos sin velo, sin sotana; santos con ch谩ndal, jeans y zapatillas. Santos que hicieron cosas malas, negativas para el cuerpo social en el que viven, pero que, en su camino de encuentro con Cristo, est谩n comprometidos con los pobres y con los cambios sociales.
Seguramente muchos de los internos que salen de prisi贸n, bien sea con permisos, libertad condicional o en libertad total e incondicional, vuelvan a reincidir en sus delitos. No importa que vuelvan, al poco tiempo, a verse dentro de las mismas rejas que dejaron atr谩s, ellos saben, lo conocen pero que muy bien, que la Iglesia no les ha de pedir explicaciones por su reingreso, antes bien les acoger谩 con todo el cari帽o posible, facilitando su nuevo 鈥aterrizaje鈥 en el 鈥chabolo鈥 pues tal vez les detuvieran con lo puesto, sin la ropa adecuada para resistir el duro invierno, sin saber de sus familias, habiendo dejado el equipaje en una consigna o en manos de la polic铆a de cualquier aeropuerto.
Su mundo se ha podido desmoronar, pero los integrantes de la Pastoral Penitenciaria Cat贸lica聽le han de echar una mano.
- Escuela de amor.
Por eso digo que la c谩rcel es una escuela de Amor. Una amor reciproco, sincero, sin pedir nada a cambio, siempre dispuesto hacer sin pedir explicaciones, donde los que somos 鈥visitantes鈥 recibimos mucho m谩s de lo pudi茅ramos dar en toda nuestra vida.
A mis 鈥colegas鈥 del Centro Penitenciario los veo en el camino de la santidad por ser sociables, abiertos, normales, amigos, alegres y compa帽eros. Son santos modernos tal y como quiere nuestro Papa y, seguro, lo quiere tambi茅n Jes煤s, que as铆 era, sociable, abierto a todos y con todos, amigo de sus amigos, alegre y compa帽ero de quien quiere a cercarse a 脡l.
2潞.- MIS CONFIDENTES, LAS ROSAS.
Seguramente, alguno de los que est谩n leyendo esta l铆neas, no pasan a creerlo, pero es as铆, como lo cuento.
La otra tarde, cuando sal铆a del M贸dulo 10, al que hab铆a ido a visitar a un buen amigo, caminando hac铆a el molinillo, de pronto oigo una voz a mis espaldas que me dice 驴Qu茅 prisas llevas? 驴No quieres nada con nosotras? 驴No te gusta nuestra fragancia? Mir茅 para atr谩s, no hab铆a un alma, pero, seg煤n mi personal apreciaci贸n, aquella voz sal铆a muy cerca del murete de hormig贸n en donde crecen, con todo su esplendor, diferentes rosas de todos los colores y tama帽os.
-
Las rosas me interpelan.
Sin salir de mi asombro, con paso atento y lento, me fui acercando al rosal m谩s pr贸ximo y 隆en efecto! de all铆 part铆a la llamada, pues nada m谩s acercarme, una de ellas, la m谩s abierta y descarada, me dijo 驴Qu茅 tal esta tarde, como has visto a los chicos y a las chicas? Me qued茅 perplejo, no sab铆a que contestar, balbuceando dije: 芦Bien, bien, sin novedad en los m贸dulos芦.
聽– 芦No mientas禄, – interpel贸 otra amarilla muy pr贸xima a la anterior-, 芦eso de bien lo dir谩s porque t煤 te vas para casa, pero m谩s de uno no sabe qu茅 hacer con su carga de tristeza, no tiene con quien compartirla y que le ayude a llevarla禄.
Rosa amarilla.
– Pues s铆 -contest茅 ya repuesto del susto- tienes raz贸n, en cada m贸dulo al igual que en botica, hay de todo, en concreto he hablado con un interno al que nadie le escribe, que no recibe un c茅ntimo en el peculio, que siempre est谩 a la cuarta pregunta, tieso como la mojama, tanto en el aspecto econ贸mico como en el afectivo, le he regalado un boli, era la 煤nico que me quedaba en la bolsa.
– 芦Claro, – apostill贸 una rosita joven, casi reci茅n abierta de su capullo- eso es lo que m谩s abunda aqu铆, abandono, olvido, soledad y tristeza, es la moneda de curso legal dentro de estos muros, lo sabemos muy bien, con solo contemplar las caras de los que pasan por estos jardines, en sus caminatas del modulo al locutorio o a la enfermer铆a禄.
Mira, contest茅, hace unos d铆as hablaba con un personaje que fue muy importante, no hace mucho, dentro de la llamada alta sociedad, ahora interno, porqu茅 s茅 yo qu茅 asunto, y me confesaba que, de todos los que le bailaban el agua anta帽o ahora, ni uno solo, se acuerdan de 茅l, con lo que se repite, una vez m谩s, aquello de:
芦Para correrme una juerga me sobran conocidos, para estar enfermo o en la c谩rcel, me basto conmigo禄.
- 聽聽驴Y t煤 qu茅 haces en un sitio como este?
Otra, oronda y resplandeciente, as铆, a bote pronto, me larg贸 芦驴Y t煤 qu茅 haces en un sitio como este?禄 Me dej贸 de piedra, cortocircuit贸 a mi imaginaci贸n, pero como ten铆a que contestar, le dije:
聽– Soy un pecador y, como tal, trato de purgar mis muchos pecados intentando compartir con todos los que visito sus emociones y remediar, dentro de mis posibilidades, las carencias de aquellas peque帽as cosas que se permiten introducir en el Centro. Eso es lo que hago, no puedo decirte si bien o mal, de momento nadie se ha quejado.
Rosales en flor.
Contest贸: 芦Lo que dices es casi toda la verdad, sobre todo en eso que eres pecador, todos lo somos, pero los que and谩is por el Mundo todav铆a m谩s禄.聽 A帽adi贸: 芦en alguna ocasi贸n escuchamos los comentarios de los que, en fila o en grupo, pasan por esta esquina, no se quejan mucho de vuestra presencia, en especial del Padre Paulino Alonso, del cual dicen que les levanta la moral en los primeros d铆as de prisi贸n o cuando est谩n en aislamiento. Al menos una referencia religiosa, no la ven como algo que les perjudique禄.
– Me alegra o铆rlo, vosotras sois unas buenas confidentes de todo lo que aqu铆 se cuece y, adem谩s, como respuesta, solo ofrec茅is buenos perfumes cuando la cosa huele a chamusquina.
Con la conversaci贸n no me daba cuenta de que un funcionario, que a lo lejos del corredor ven铆a, se par贸 tal vez asombrado 隆con qu茅 demonios estar铆a hablando! Para no dar pistas, no fuera a llamar a los del Servicio de Psiquiatr铆a, me hice el loco, como si estuviera contemplando el paisaje, disimulando lo que nada hab铆a que disimular, pues si le explico que en Soto las rosas me hablan, de all铆 al manicomio de Legan茅s solo es cuesti贸n de horas.