Nuestra sorpresa fue llegar allí y encontrarnos con un dispositivo policial que superaba a las personas que nos reunimos para rezar pacíficamente, rosario en mano, frente al abortorio – aunque al final no nos lo permitieron. Con una actitud completamente déspota y amenazante, actuaron sobre todos los manifestantes solicitando identificación y comportándose como si aquello resultara una manifestación ilegal, aunque contaba con todos los permisos y se había gestionado correctamente.
La Delegación de Gobierno intenta, a través de esta política del miedo, convencernos de que no acudamos y no salgamos a rezar. Pero no nos amedrentarán, nosotros sabemos y creemos en el poder de la oración y seguiremos rezando por todas aquellas mujeres que allí se encuentran.