Esfuerzos fértiles y cansancios baldÃos. Lluvia y sequÃa. Hay veces en que parece que estás en racha. Todo sale bien. Cantas. Bailas por dentro. SonrÃes al mundo. Y otras veces en que te sepultan los fantasmas. Hay dÃas en que amas.Y dÃas en que no. Vivir, es, en parte, aprender a lidiar con esos estados cambiantes, con gratitud, pero sin euforias excesivas cuando todo va bien, y con determinación cuando se nos tuercen los dÃas.
Los dÃas buenos. Los momentos inolvidables. Cuando uno está animado. Cuando no haces problema por las idioteces. Cuando vence el buen humor. Cuando bullen los proyectos, las ganas, las ilusiones. Cuando hay encuentro real con los otros. Hay épocas asÃ.
En esos momentos merece la pena hacer acopio de fuerzas. Atesorarlos, sabiendo que la vida no siempre será asÃ, pero disfrutando la oportunidad de contagiar alegrÃa. Llenar la historia y el calendario de proyectos. Ambicionar mucho. Ser buena noticia con las propias palabras y acciones.
Luego están los dÃas o las temporadas difÃciles. Cuando algo falla. O cuando se apaga la chispa que antes iluminaba. Cuando algún problema te quita la paz y te desvela. Cuando alguien te falla. Cuando Dios calla. Cuando el presente o el futuro asustan. Cuando uno se siente más vulnerable, quizás más solo.
En esso momentos conviene no dejarse llevar por el desaliento. Confiar en uno mismo que otras veces ha salido de los baches; en Dios, que no abandona; en los otros, que están ahÃ. Apretar los puños, sonreÃr con coraje, rezar pidiendo fuerza, y seguir adelante. Que tras la noche vuelve el dÃa.
¿Cuáles pueden ser, para mÃ, motivos de desaliento? ¿Soy capaz de lidiar con esos momentos de dificultad? ¿Sé pedir ayuda?