Me siento terrible decepcionado (una vez más) por las declaraciones de Monseñor Novell, obispo de Solsona, ante la grave situación en Cataluña.
Creo sinceramente que se ha dejado seducir por el “dios nacionalismo”.
Si tú también te sientes así, firma aquí.
Cuando habla, no se dirige solo a los “nacionalistas”, sino a toda su diócesis (donde entiendo que habrá nacionalistas y no nacionalistas) y a todos los fieles laicos, ya que un obispo también debe tener una visión universal (ya que católico significa universal).
Por eso he decidido escribirle una carta.
Porque no creo que la Policía y la Guardia Civil merezcan ser llamados “guerrillas” o “pelotones”, diciendo que siente temor ante ellos.
Porque mira para otro lado ante la violencia que ante estos cuerpos se está ejerciendo en Cataluña. O ante la discriminación de los que no son nacionalistas. O ante la manipulación en colegios y medios de comunicación nacionalistas.
Porque alaba a los que participan en actos ilegales, pero no a los que haciendo uso de su conciencia consideran que no deben participar en un atentado contra el bien común, la solidaridad y el Estado de Derecho. A estos solo los respeta, faltaría más. Qué gran generosidad. No los condena.
Porque creo que tergiversa las palabras de San Juan Pablo II sobre la independencia de las naciones. Habla del derecho de autodeterminación que es completamente ajeno a la Doctrina Social de la Iglesia en el caso de las regiones que forman parte de España, como ya nos aclararon nuestros Obispos, cuando hablaban claro, en el documento “Orientaciones morales sobre el terrorismo”. También valientes Obispos a título individual nos lo han vuelto a recordar estos días.
Porque se atrevió a usar a nuestra Madre, sí, a la Virgen María, para comparar su exilio a Egipto por la persecución de Herodes con la situación actual de los catalanes.
Porque nos quiere robar nuestra Patria, España, la tierra de nuestros padres con toda su herencia, sin dejarnos opinar.
Porque se olvida de los principios de bien común, de solidaridad y de destino universal de los bienes que entre otros presiden la Doctrina Social de la Iglesia.
Porque de forma poco valiente no dice nada de los Templos profanados por banderas insolidarias o recuentos de votos mientras se está celebrando la Santa Misa.
Y porque, por si no ha leído las declaraciones de otros obispos (como las de Monseñor Munilla o Monseñor Cañizares), quiero hacérselas llegar.
Si tú también estás de acuerdo con la carta que le escribo, firma aquí.
Aquí puedes leerla:
A la atención del Excelentísimo y Reverentísimo Monseñor Novell:
He leído con perplejidad sus declaraciones de los últimos días.
Una vez más, y como ya se le ha hecho saber en otras ocasiones, se suma a una opción política.
Por un lado, si solo se dirigiese a sus fieles diocesanos, está dejando de lado a los que no son nacionalistas.
Por otro, olvida que un obispo tiene también una dimensión universal (ya que como sabe católico significa universal), con lo cual muchos de los que le siguen desde otras partes de España o del mundo nos hemos sentido abandonados ante su abrazo a una causa política, olvidando su posición pastoral que parece apostar por el dios nacionalismo.
Además, habla de las fuerzas y seguridad del Estado como “guerrillas”. Pero, sin embargo, mira para otro lado hacia la violencia que los nacionalistas están ejerciendo sobre Policía y Guardia Civil en toda Cataluña.
¿Ha pensado en los hijos de estos servidores públicos que están siendo atacados en sus colegios?
Tampoco nombra el acoso que los partidos políticos no nacionalistas están sufriendo.
Ni, mucho menos y bajando al nivel de “la gente de a pie”, de la que formo parte, la discriminación que están sufriendo los que se sienten españoles y no comparten las ideas nacionalistas excluyentes que se están imponiendo en Cataluña.
En ningún momento ha mostrado su desacuerdo ante la manipulación que los estudiantes sufren dentro de los colegios, o la visión única que se está imponiendo desde la prensa pública de la Generalitat o subvencionada por ella.
Me gustaría que, solo un momento, pensase en cómo nos sentimos todos aquellos que amamos España y vemos cómo una parte quieren dividirse, mostrando su odio hacia la otra parte.
Quiero recordarle las recientes palabras de su compañero, Monseñor Munilla, obispo de San Sebastián: La Iglesia “no tiene el lenguaje político que deben tener las instituciones políticas” sino que “intenta iluminar desde su perspectiva espiritual y moral”. Le pido que intente reflexionar estas palabras.
Munilla también afirmó que en el Catecismo llama a respetar el Estado de Derecho (que emana del cuarto mandamiento), mientras que usted alaba la desobediencia de ciudadanos y políticos. “Es una imprudencia –agrega Munilla- llevar al pueblo a un callejón sin salida y llevarles al choque, y sabiendo que es ilegal”, prosigue el prelado.
También quiero que reflexione las palabras de Monseñor Cañizares: “España no es sin Cataluña ni Cataluña sin España”.
Usted dice en su carta pastoral que Juan Pablo II legitima la independencia. Me gustaría acabar mi carta con su reflexión sobre el problema del independentismo lombardo en 1994 a los católicos italianos. Yo no veo esa legitimación por ninguna parte:
“Se trata de la herencia de la unidad, que, incluso más allá de su específica configuración política, consolidada a lo largo del siglo XIX, se halla profundamente arraigada en la conciencia de los italianos que, en virtud de la lengua, de las vicisitudes históricas y de la misma fe y la misma cultura, siempre se han sentido miembros de un único pueblo. Esta unidad no se mide por años, sino por largos siglos de historia… Me refiero especialmente a las tendencias corporativas y a los peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país. A decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión entre el Norte, más bien rico, y el Sur, más pobre. Pero hoy en día esta tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada. Se trata de una solidaridad que debe vivirse no sólo dentro del país, sino también con respecto a toda Europa y al tercer mundo. El amor a la propia nación y la solidaridad con la humanidad entera no contradicen el vínculo del hombre con la región y con la comunidad local en que ha nacido, y las obligaciones que tiene hacia ellas. La solidaridad, más bien, pasa a través de todas las comunidades en que el hombre vive: en primer lugar, la familia, la comunidad local y regional, la nación, el continente, la humanidad entera: la solidaridad las anima, vinculándolas entre sí según el principio de subsidiariedad, que atribuye a cada una de ellas el grado correcto de autonomía”.
El obispo Novell cada vez se parece más al obispo Setien de triste memoria. Menos mal que no se declarará la independencia, porque si no, no sé quesería de él; no parfece que los de la CUP sean muy religiosos
Estoy absolutamente de acuerdo con la carta. Resulta doloroso que un ¿representante? de Cristo en la Tierra respalde con su apoyo a un grupo de sectarios que actúan fuera de la ley. Parece ser que también desde Montserrat los separatistas cuentan con su bendición. Son lo mismo que los curas vascos que durante muchos años han apoyado a ETA. En conclusión: que el boicot a los productos catalanes que comencé cuando empezaron con sus veleidades separatistas, lo extenderé en la declaración de la renta no poniendo la cruz en la casilla de la Iglesia (a no ser que a estos sujetos se les dé un escarmiento desde la cabeza de la Iglesia)
Como hija de la Iglesia me siento profundamente escandalizada por la actitud de los obispos y el clero catalán convirtiendo las iglesias en patios de monipodio de recuento de papeletas durante la Eucaristía, el Sacramento más sagrado de nuestra fe, y en colegios electorales mediopensionistas.
También me ha producido un profundo escándalo la falta de corrección fraterna por parte del resto de obispos de la Conferencia Episcopal.
Les recuerdo lo que dijo Nuestro Señor Jesucristo sobre el pecado de escándalo ( aunque ya sé que en estos tiempos el concepto de pecado no lo tienen ustedes muy claro tampoco):
Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños(Lc 17,1-2).
Totalmente de acuerdo con las reflexiones que se le hacen al obispo.Yo añadiré que rezo por él y que espero que ninguno de sus fieles defendiendo sus posicionesy sintiéndose amparado por él cometa acciones cuya rresponsabilidad él compartiría.O tenga que defenderse con violencia de los nacionalistas que ataquen.
Cristo NO fue un celote.
Es muy facil , la Iglesia es Universal , es de todos y por tanto no deberia entrar en separar a las personas ni en apoyar nacionalismos excluyentes que solo sirven para sembrar el odio y el rencor entre hermanos … No es lo suyo la politica , deberia estar por encima de ello
Tienes toda la razón. La comparto al 100%.
Me siento muy identificada con la carta. Gracias a Dios que se levantan voces en nombre de su Ley y de la doctrina de la Iglesia, de la que nada menos que un Obispo se separa. Esto sí que es un escándalo que provoca una gran desorientación entre los fieles. Por eso ¡Gracias a Dios.!
En cuanto a las declaraciones de Monseñor Cañizares, me parecía estar oyendo a un líder o comentarista político. Profunda decepción. No acude a los textos del evangelio, en los que se habla de la obediencia debida a los que gobiernan, como enseñaba San Pedro. A mí me dá la impresión que ya han dejado de ser la sal de a tierra y no valen más que para ser pisados por las gentes. Esto que es tan duro es lo que dijo Jesús. «Si la sal se vuelve insípida…» El discurso de Cañizares, era eso, una proclama política. ¡Qué pena!
«Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús». Gal 3, 28. Con todos los respetos, Sr. obispo, al que añadiría, no hay catalanes ni españoles, todos somos uno en Cristo Jesús
Acabo de decidir no marcar la X en mi próxima declaración de la renta a la Iglesia Católica. NO EN MI NOMBRE.
Don Javier, por favor, piense en todo el bien que la Iglesia hace con su aportación en toda España; ese dinero llega donde no puede usted llegar personalmente; que no paguen justos por pecadores.
Creo que habría que escribir una carta en el mismo sentido a la Conferencia Episcopal de España, para que no sólo manifiesten su apoyo a la unidad d Spaña, sino que digan públicamente que lo contrario no es propio del catolicismo, aunque hay pastores que descarríen a sus ovejas ( no digo que este haya d ser el texto, )pero creo que deberían tomar al funda medida, y si no es esta, comunicarle al Papa la desobediencia a los manifiestos de la Conferencia Episcopal, para que ponga orden en Catlauña, como en su tiempo…en mi opinión, con demasiada tardanza, intervino en la IGlesia del País Vasco
Afortunadamente vivo en Sevilla y seguiré marcando la x en la Declaracion de IRPF en honor a los sacerdotes justos que convien aquí sin dar pecado de escándalo ,pero si viviera en Cataluña tenga por seguro que no marcaría la x
Te equivocas Blanca, la recaudación de la X no la administran las Iglesias locales, todo lo recibe la Conferencia Episcopal que es quien lo redistribuye entre las diócesis según sus necesidades
Me alegra enormemente que, mientras leía la carta, recordaba cuando el Señor expulsó a los mercaderes y cuando esquivó la pregunta sobre la legitimidad de los tributos: «dad a Dios lo que es de Dios» y acto seguido he visto que mucha gente de esta España se ha adelantado a mis humildes pensamientos.Saludos
Hay que añadir que todo parte de una transgresión de la legalidad por parte de los separatistas; por tanto, lo primero que debe defender cualquier ciudadano, y con más razón los dirigentes políticos, sociales y religiosos, es la legalidad. Y en esa legalidad está el ejercicio de la fuerza del Estado para restituirla. Tampoco está amparada la independencia de un territorio por la legislación internacional, la de la ONU, si no es en el caso de dominación colonial u otra forma de dominación u ocupación extranjeras (Resolución 50/6), lo que evidentemente no ocurre con Cataluña. ¿Es que monseñor Novell no sabe o no quiere leer y sólo se deja llevar por los sentimientos independentistas por encima de la razón y la legalidad del país en el que vive y desarrolla su misión pastoral?
Y Jesús dijo : «Mi reino no es de este mundo».
Y exigiendo respeto a la casa de Dios echó a latigazos del templo a los mercaderes.
Estos dos ejemplos muestran que parte del clero y la jerarquía catalana no son pastores, son lobos disfrazados de corderos.
Entran en política como verdaderos líderes propiciando, no la unión sino la separación y el odio entre hermanos.¿es ese el reino de Dios?
Y utilizan el templo peor que los mercaderes arrojados por Cristo, pues su mercancía no tiene consistencia material. Mucho peor, afecta al espíritu y a los sentimientos, pues son los votos que dividen a los hermanos ¡y dentro de la casa de Dios!.
¿Hay mayor apostasía?
!Qué pena que Monseñor Novell acabe siendo un triste obispo separatista más cuando por su piedad individual (de la que soy testigo personal) podría ser un nuevo San Antonio María Claret si superara su tentación separatista! Recemos al Espíritu Santo para que ilumine a Monseñor Novell y vea que ése es en mi humilde parecer su verdadero destino en este mundo.
Estoy completamente de acuerdo y no solo el obispo Novelo sino toda la jerarquía eclesiástica catalana, cómo católico, me ha decepcionado profundamente por su manifiesto y por si fuera poco la Conferencia Episcopal se pone de perfil ante este manifiesto y la dramática situación que vive nuestro país, corregido por alguno de los prelados aunque algo tarde. ¿Es tan difícil, más que entender, sentir, estos dos mensajes de Cristo, históricamente manipulados: Mi Reino no es de este mundo, y Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios?
Cómo católico de a pié parece que yo no debo entenderlo, porque tal vez a mi no me llegue la inspiración del Espíritu Santo que a otros, sucesores de los Apóstoles de Jesús, les llega. Por tanto, no entiendo estás frases pero sí las siento, como siento tantos y tantos desmanes históricos de nuestra Iglesia, mejor, de su jerarquía a pesar de estar asistida por el Espíritu de la Sabiduría.
En 15 de enero de 1994, San Juan Pablo II en la audiencia concedida al cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano se refirió al problema de la ex Yugoslavia y dijo claramente que «en la raíz de éste y otros conflictos están los nacionalismos exacerbados.
Estas ideologías no se basan en el legítimo amor a la Patria, sino en un rechazo del otro para imponerse mejor sobre él. Todos los medios son buenos, la exaltación de la raza que lleva a identificar nación con etnia, la sobreestimación del Estado que piensa y decide por todos. Nos encontramos –añadió– ante un nuevo paganismo, la divinización de la nación. La historia ha demostrado que, del nacionalismo, se pasa enseguida al totalitarismo, y que cuando los Estados no son iguales, las personas acaban por no serlo tampoco. Cuando el cristianismo se convierte en instrumento del nacionalismo, queda herido en su corazón y se convierte en estéril