Algunos autores, haciendo un uso muy poco riguroso y racional de su discurso, vienen a decir que el ser independentista o no es una decisión similar a la de quien elige ser aficionado de un determinado equipo del deporte que le gusta. No debe motivar su elección en razones morales.
No queremos hacer aquí un juicio sumario sobre la moralidad de la opción independentista, pero sí indicar que, salvo que queramos caer en este campo social del patriotismo en un relativismo absoluto y en un voluntarismo total, debemos aceptar que para tomar postura en un asunto tan delicado que supone romper con siglos de Historia, al mismo tiempo que presenta graves dificultades prácticas (qué personas deben decidir; si la decisión se debe tomar a nivel nacional, regional, provincial, pueblo a pueblo; cada cuanto tiempo debe repetirse la consulta; como se dividen los bienes hasta ahora comunes; etc.) deben existir algunas pautas morales que nos sirvan de fundamento para tomar una postura o su contraria.
Y estos principios no son otros que los que la Doctrina Social de la Iglesia manifiesta, válidos, por su carácter racional, para todos los hombres de buena voluntad pero especialmente para los católicos. El Compendio de la Doctrina Social los resume en Dignidad de la persona; Bien Común; Subsidiaridad; Participación; Solidaridad; Justicia Social y destino universal de los bienes. Todos ellos están relacionados de tal forma que es imposible cumplir uno sin los otros, pero tratamos de analizarlos uno a uno.
a) Dignidad de la persona: En cada hombre ha de verse la imagen viva de Dios mismo. A la persona humana pertenece la apertura a la trascendencia: el hombre está abierto al infinito y a todos los seres creados. Ciertamente y en teoría una Cataluña independiente podría respetar mejor, igual o peor la Dignidad de sus futuros nacionales, pero no es menos cierto que la secesión tiene el grave riesgo de crear dentro y fuera de Cataluña graves problemas de convivencia en este momento de crisis.
b) Bien Común: El Bien Común es el Conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección. Es el criterio fundamental de decisión en la vida social. Por ello, ante una decisión de la envergadura que analizamos, ha de afirmarse que la decisión solo será legítima si la misma conduce a alcanzar el Bien Común de todos los afectados, y aquí son en primer lugar todos los ciudadanos de España, aparte de posibles consecuencias que pueda haber en otros lugares del planeta. ¿Alguna vez se ha escuchado reclamar la independencia de Cataluña invocando el bien de todos y cada uno de los españoles? Esto nos debe hacer pensar.
c) Solidaridad: La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. ¿Conduce la segregación de una parte de España a promover ese camino común que todos los hombres recorremos? En materia fiscal parece que casi todos aceptan que quien más tiene más debe pagar. Cuando esto se invoca a nivel individual no parece haber problemas. Pero cuando es una región la rica parece que compartir con las más pobres es sinónimo no de solidaridad sino de fomentar el despilfarro y la holgazanería. Es cierto que estas son tentaciones en las que se puede incurrir con una política fiscal errónea, pero esas objeciones son tan válidas a nivel individual como colectivo.
d) Subsidiaridad y participación: Unimos en un solo comentario estos dos principios. En un primer análisis parece que la subsidiariedad y la participación podrán ser más fáciles y efectivas en regiones o naciones de menor tamaño que en aquellas de mayor dimensión. Pero en un análisis más profundo, lo que debemos destacar es que la subsidiaridad y la participación se basan en permitir a la sociedad desarrollar sus propios ámbitos de responsabilidad, que la familia como célula básica pueda elegir libremente la educación de sus hijos y las decisiones fundamentales, y que los poderes políticos sean subsidiarios interviniendo tan solo cuando la sociedad no puede valerse por si misma. El intervencionismo es por ello una tentación constante del poder, y cuanto más cerca está más puede intervenir en la vida de los ciudadanos. Lo que en principio podría ser una ventaja, puede convertirse también en un grave perjuicio de la subsidiaridad y de la participación. La actual crisis del estado del Bienestar es un ejemplo palpable de la ineficiencia del intervencionismo. Además habría que enjuiciar qué Gobiernos en España han tratado de crear una sociedad más uniforme sin respetar las peculiaridades de cada persona, familia, comarca y región, es decir, juzgar si desde el conjunto de España se respeta mejor la diversidad de lo que lo hacen algunas Comunidades Autónomas individualmente consideradas con sus habitantes.
e) Justicia Social y destino universal de los bienes: Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. ¿Es más fácil cumplir este principio estando unidos o estallando España en varios trozos?
Finalmente traemos al final de este comunicado las palabras de Juan Pablo II dirigiendo su reflexión sobre el problema del independentismo lombardo en 1994 a los católicos italianos:
«…se trata de la herencia de la unidad, que, incluso más allá de su específica configuración política, consolidada a lo largo del siglo XIX, se halla profundamente arraigada en la conciencia de los italianos que, en virtud de la lengua, de las vicisitudes históricas y de la misma fe y la misma cultura, siempre se han sentido miembros de un único pueblo. Esta unidad no se mide por años, sino por largos siglos de historia… Me refiero especialmente a las tendencias corporativas y a los peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país. A decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión entre el Norte, más bien rico, y el Sur, más pobre. Pero hoy en día esta tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada. Se trata de una solidaridad que debe vivirse no sólo dentro del país, sino también con respecto a toda Europa y al tercer mundo. El amor a la propia nación y la solidaridad con la humanidad entera no contradicen el vínculo del hombre con la región y con la comunidad local en que ha nacido, y las obligaciones que tiene hacia ellas. La solidaridad, más bien, pasa a través de todas las comunidades en que el hombre vive: en primer lugar, la familia, la comunidad local y regional, la nación, el continente, la humanidad entera: la solidaridad las anima, vinculándolas entre sí según el principio de subsidiariedad, que atribuye a cada una de ellas el grado correcto de autonomía».
La Iglesia debe ser y es Universal, a mi como católica practicante no me interesa una posición política de los obispos. Hablen claro!!! Como Cristo nos enseñó. Los separatistas siembran la discordia y la confrontación. Sres Obispos no sean partidarios de la Secesión porque perderán muchas «ovejas del rebaño».Tomen ejemplo del papa Francisco que pregona la iglesia Universal. Dejen la política para los que viven de ella, y no siempre lo hacen bien. Si no clarifican su postura harán mucho daño.
Los que no sois catalanes no os podéis ni imaginar la terrible persecución a los no nacionalistas en Cataluña.
En Cataluña si no eres nacionalista, en la mayoría de los trabajos no puedes prosperar, en la mayoría de los estudios no puedes aprobar.
las 24 horas al día en todos los ámbitos el traca-traca del nacionalismo.
He sufrido los horrores del nacionalismo catalán, hasta que me he ido de Cataluña (como otros cientos de miles de catalanes). Si un obispo bendice lo que ahí se está haciendo es obispo de Satán no de Dios, me duele decirlo siendo católico.
UNIDAD,UNIDAD Y MAS UNIDAD,Es un gran error mezclar la politica con la religión.La religion es algo demasiado grande, hermoso e importante, tan sublime, para que se vea manipulada, destrozada, manchada y relegada a lo mas bajo. Dios está por encima de independentistas de politicos que lo unico que les importa es su sillon, de manipuladores y oportunistas. El mensaje de Cristo es muy claro: Amar a Dios sobre todas las cosas y al projimo como a ti mismo. Nada mas y nada menos. «Buscad el Reino de Dios y su Justicia y lo demás se os dará por añadidura. Por lo tanto mi humilde consejo es: UNIDAD Y AMOR.
«Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el mal camino y arrastran a muchas otras almas.» La Virgen pide oración, penitencia y sacrificios. «A la Eucaristía se le da cada vez menos importancia». Mantengámonos unidos Cristo Eucaristía y las cosas volverán a su cauce. No hay otro CAMINO. La mejor «política» a seguir es la de Jesús: «Padre que sean uno». Un mismo sentir, un mismo pensar, un mismo vivir. Oremos, hagamos penitencia y comulguemos diariamente al Señor, para ser todos uno con Él y en Él.
Desde luego que prefiero una España unida y cohesionada (a la que, por cierto, amo profundamente) a lo que pretenden los nacionalismos periféricos, pero considero un error tratar de argumentar la unidad española en clave de fe y de catolicismo. Evidentemente hay principios éticos a considerar, y se debe analizar cualquier medida desde el punto de vista del amor cristiano, pero este artículo me parece que descarrila y que, lejos de adoptar un punto medio propio del catolicismo como religión en este aspecto, parece acusar a los independentistas (por el mero hecho de serlo) de anticatólicos. Lejos de fomentar la fraternidad, creo que este artículo lleva a cabo un planteamiento maniqueo del tema en el que los que opten por la unidad de España están más con Dios y con el Bien y la Verdad que quienes no.
Aprovecho para llevar a cabo un apunte en cuanto al empleo de las parroquias e iglesias por parte de los independentistas. Pareciéndome ciertamente inapropiado y fuera de lugar el hecho, creo que conviene abrir un debate a un nivel más general y cuestionarnos la propia presencia de políticos (en tanto que tales) en nuestras iglesias, o las peticiones que en ocasiones he escuchado «Por el Rey» durante la celebración de la Misa. No se trata de que el catolicismo no inunde la vida pública, que ha de hacerlo, desde luego. Se trata de que ningún partido emplee las iglesias como campo de acción, sean los independentistas o sea la alcaldesa de Madrid. Manifestémonos contra el aborto, contra la insolidaridad, contra el hambre, creemos formaciones auténticamente democristianas que lleven nuestra voz al Parlamento, denunciemos internacionalmente el hambre que día tras día nos recuerdan las hermanasmisioneras que trabajan en el Tercer Mundo. Pero no dejemos que lo turbio de la política, con sus intereses y oportunismos, enturbie nuestras parroquias y catedrales.
¡Un abrazo!
Gracias Miguel Ángel, un poco de sensatez en medio de tantos argumentos distorsionados.
hola amigos: seamos razonables estamos viviendo unos tiempos de gran confusion donde los valores y principios tradicionales los quieren volar sin saber hacia donde van esto tiene muy mal cariz porque huele a la pestilencia del enemigo nº 1 del hombre que como nos dijo JESUS viene a dividir, causar estrago y matar. Desgraciadamente que pocos son los que se dan cuenta hasta que tengamos el GRAN AVISO encima mirar en google: Luz de Maria 1ªweb, y tambien JESUS buen Pastor. Me da pena algunos clerigos manipulados contra la unidad indisoluble de España prometida por nuestra Madre del Cielo, estos como los vascos equivocados solo prometen odio, violencia, miseria y muerte lo que en terminos de sus paladines es «Expandir el sufrimiento» no caigais en la trampa de los masones (disfraz de satanas) por el bien de todos que queremos vivir en amor y compañia y respetando cada casa,cada persona y comprendiendo la realidad que hemos heredado de 8 años de mal gobierno. DIOS les bendiga a todos los amo.
Enhorabuena por el esfuerzo de reflexionar sobre tan grave cuestión desde la óptica de la DSI. Evidentemente la reflexión está lanzada e inacabada, pero demuestra honestidad.
Ahora mi análisis: el concepto «nación», que algunos enarbolan, no pertenece al ámbito de la DSI, sino de la filosofía política moderna. Como tal no es ni bueno ni malo, aunque puedan hacerse usos diversos del término. Cataluña puede ser o no nación (como otras partes de España), aunque no termina de cuadrar con nuestro orden político. Lo que está claro y es innegable es que Cataluña es España desde hace muchos siglos. Que lo ha sido voluntariamente como casi todas las partes de eso que se llama España. Que como todas las partes, ha tenido cargas y sacrificios pero mucho más beneficios, como el hecho de ser el taller textil de España (monopolio desde los Reyes Católicos), el puerto de Aragón y la fábrica de SEAT por orden de Franco.
Que a día de hoy más bien se beneficia más que se perjudica de la unidad (como el resto de España). Todos los estudios económicos así lo reconocen. Y que romper esa unidad sería una decisión de difícil marcha atrás.
Buenos días,
Por favor que no se mezcle la política con la religión.
La religión católica quiere decir universal. También manifiesto mi respeto a todas las religiones, en especial a la musulmana, porque hoy día muchos de nuestros conciudadanos pertenecen a ella, y no es justo calificarlos de «fanáticos». Si los hay son minoría, que también la hay en la religión católica.
Respecto de la independencia de Cataluña, país al que me unen muchos sentimientos y que me ha dado mucho, yo no la comparto.Yo amo una Cataluña que forma parte de España desde hace siglos y sé de su esencia y sus costumbres, que tal vez, lamentablemente están cada vez más diluidas. Nunca he visto allí que se haya hecho desprecio por norma, entre sus cívicas gentes, de otras personas españolas pero no catalanas.
Y la iglesia de Cataluña, como la del conjunto de España, debería estar al margen de estos asuntos políticos que últimamente se han manifestado en la calle como una expresión del malestar social muy general que hay y que conforma un prisma con muchas caras, pero que todo esto no lo he podido considerar como un exclusivo deseo de independencia de España, aunque lo ha podido parecer.
Bien para todos los países del mundo.
Yo creo que la Iglesia, a la que pertenezco, nos une en algo mucho mas importante que los sentimientos secesionistas de un sector y, como madre, no debe posicionarse a favor de unos y en contra de otros. No solo se ponen el Abad y sus monjas a favor de los católicos catalanes y en contra de los católicos españoles; se pone a favor de unos catalanes y en contra de otros. Esta sembrando discordia, actuando en contra de su misión de hombre de Dios.
Como en los movimientos independentistas vascos, que comienzan en el incienso de las iglesias vascas, la iglesia de Montserrat ha jugado siempre un importantísimo papel en la independencia de Cataluña. No se puede olvidar que J Pujol es flor de aromas de Montserrat, en donde aprende el arte de la «puta y la ramoneta». La Iglesia todopoderosa con más de 2000 años de vida, es un estado que sabe escribir con lineas torcidas las propuestas del mañana. De modo que en algo debe interesarle la secesion de la iglesia vasca y de la iglesia catalan; pero para que eso ocurra, antes deben ser paises diferentes. Los pobres poíticos catalanes, comenzando por J Pujol,un absoluto mediocre cuyo mérito es no saber qué sabe, ni cómo le salen las cosas, es un buen representante de una terva de paletos políticos, que solo en este país de cazurros, malversadores e incultos, podría funcionar
Este comunicado intenta parecer neutral, pero destila un prejuicio bastante evidente si se analiza con cuidado.
a) Dignidad de la persona: El comunicado dice que «no es menos cierto que la secesión tiene el grave riesgo de crear dentro y fuera de Cataluña graves problemas de convivencia en este momento de crisis», pero no valora el grave impacto que la permanencia en España está ocasionando a los catalanes. El agravio del déficit fiscal CREA ACTUALMENTE problemas de convivencia.
b) Bien Común: La independencia de Catalunya conllevará bien al resto de españoles, pues a parte de seguir recibiendo un soporte económico de solidaridad de Europa si aún lo necesitan, recibiran la ausencia de Catalunya como un estímulo para mejorar y modernizarse. Además, seria interesante plantearse la pregunta al revés: «¿Alguna vez se ha escuchado reclamar la unidad de España y la continuidad del expolio invocando el bien de todos y cada uno de los catalanes?»
c) Solidaridad: La solidaridad debe ser limitada. Porque hay que enseñar a pescar, y no dar el pescado siempre. Esa es la mayor muestra de estima cristiana que puede haber: señalar lo mejor que cada uno lleva en su interior.
d) Subsidiaridad y participación: El mayor respecto a la participación de los ciudadanos es el respeto a sus deciones democráticas. Eso implica qué gobiernos eligen para harmonizar los niveles de organización superiores a la familia. Cuando un pueblo se erige como nación, debe respetarse.
e) Justicia Social y destino universal de los bienes: Se hace una pregunta «¿Es más fácil cumplir este principio estando unidos o estallando España en varios trozos?» la respuesta a mi parecer es la mas natural de las posibles: Será más facil desde la unidad ELEGIDA por el pueblo. No la impuesta. No desde una irreal estructura fosilizada por el tiempo. Europa es nuestro espacio porque la hemos ELEGIDO. Si el pueblo de Catalunya ELIGE ser libre, que así sea. Y desde esa libertad seguro que ELEGIRÁ unirse a otros pueblos hermanos, como España.
No tengo una cita final para acabar, pero el sentido de la vida parece vacio cuando no sentimos que somos libres de amar, de ser, de expresarnos. Esa es la realidad en que vivimos.
Un saludo,
Jaume
Excelente análisis, gracias Jaume.
Mario, Te remito de nuevo este artículo. Espero que ahora lo puedas abrir.
Enric