En ella realiza ciertas reflexiones que pueden servirnos para formar nuestro criterio, sobre todo si queremos que el mismo responda a la doctrina que tiene sus raíces en el Evangelio.
Algunos puntos son:
a) Sobre la crisis: ha propuesto arrimar el hombro con el ejemplo renunciando a un 25% de su salario, invitando a todos a comprender el sufrimiento de los necesitados
b) Respecto a los indignados denuncia que no han aportado nada a la sociedad
c) Sobre temas morales no puede sino reafirmar que la Iglesia siempre ha ido contracorriente, desde la lucha contra la esclavitud hasta la lucha por la monogamia allí donde la poligamia está extendida. Y pone el dedo en la llaga cuando dice que la Iglesia es incómoda para Occidente porque sigue manteniendo y defendiendo la conciencia moral.
d) En la siempre espinosa cuestión, para un Obispo catalán, del nacionalismo afirma sin temor que «no soy catalanista». A continuación afirma también que no es «españolista». Que estos temas corresponden a los ciudadanos. Que él no es independentista pero que tampoco se decanta por la absoluta indisolubilidad de España. Eso sí, añadimos nosotros, cualquier decisión debe ir siempre, para un cristiano, fundamentada en el bien común de los afectados. Ese es el criterio supremo en materia social.
e) Respecto al progresismo católico catalán no puede ser más claro. «Conozco que existe pero no me identifico». Rechaza la unión de catalanismo y catolicismo y de los cambios morales para adaptarse a los nuevos tiempos. Y no tiene temor en declararse tan partidario del Concilio Vaticano II como del I o del Concilio de Trento.
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