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El Papa Benedicto XVI ha advertido de que la familia se ve «amenazada en muchos lugares por una concepción defectuosa de la naturaleza humana» y ha subrayado que defenderla junto a la vida «no es en absoluto retrógrado, sino profético, ya que conlleva la promoción de valores que permitan el pleno desarrollo de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios», durante un encuentro con los prelados de la Conferencia Episcopal de Francia.

Además, atendiendo a las nuevas generaciones, ha precisado que «requieren una adecuada catequesis para que encuentren su lugar en la comunidad de los creyentes» y ha recordado que la presencia de tantos jóvenes franceses, acompañados por sus pastores en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid ha sido un signo «del nuevo dinamismo de la fe que abre las puertas a la esperanza».

Concretamente, ha destacado ante los obispos franceses que los «desafíos» de «una sociedad ampliamente secularizada» llaman ahora a buscar una respuesta con valor y optimismo, ofreciendo con audacia e inventiva la novedad permanente del Evangelio».
«Con esta perspectiva y para estimular a los fieles del mundo entero he convocado el Año de la fe (…) invitando a una conversión auténtica y renovada al Señor, único Salvador del mundo», ha señalado el Pontífice.

El Papa ha elogiado las iniciativas de los prelados franceses para ayudar espiritual, intelectual y materialmente a sus más estrechos colaboradores y recordó también la escasez de «obreros del Evangelio estos días». «Por eso –ha subrayado– es necesario rezar y hacer que se rece para esta intención, mientras os animo a seguir con gran atención la formación de los seminaristas», ha puntualizado.

A su juicio, la solución de los problemas pastorales diocesanos que se presentan, «no debe limitarse a cuestiones de organización, por muy importantes que sean ya que existe el peligro de acentuar la búsqueda de la eficacia con una suerte de ‘burocratización de la pastoral». Por el contrario, ha insistido en que la evangelización exige oración y testimonio «para ayudar a los contemporáneos a volver a descubrir los signos de la presencia de Dios».

Asimismo, el Pontífice ha agradecido «la generosidad» de los laicos llamados a participar en oficios y funciones de la Iglesia aunque ha advertido de que su misión específica es «la animación cristiana de las realidades temporales en las que actúan por su propia iniciativa y de forma independiente, a la luz de la fe y la enseñanza de la Iglesia» y que hay que distinguir del sacerdocio ministerial de los que están ordenados.

El Papa también se ha referido a una de las santas patronas de Francia, Juana de Arco, de quien este año se celebra el sexto centenario de su nacimiento, y ha subrayado que «uno de los aspectos más originales de su santidad es precisamente el vínculo entre experiencia mística y misión política». En este sentido, ha exhortado a los obispos a proponerla como «modelo de santidad laica al servicio del bien común».

FUENTE: La Razón

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