Lamentándolo profundamente, hemos tenido conocimiento de dos hechos contravienen la legislación vigente respecto a la enseñanza de la Religión en la Escuela Pública. La primera está referida al hecho de que el pasado 30-01-14 se haya autorizado el uso de un espacio público, por el sindicato STEE-EILAS, para que lleve a cabo su campaña de acoso contra la asignatura de religión, contra su profesorado, contra las familias que eligen para sus hijos e hijas una formación integral en la que todas las dimensiones de la persona están contempladas (incluida la dimensión religiosa, trascendente o espiritual) y contra la propia Ley de Escuela Pública Vasca, cuyos fines ese sindicato cuestiona. Decimos que lamentablemente, pues STEE-EILAS incurre en múltiples contradicción con su programa de defensa de los trabajadores y pudiera ser, incluso, en delitos de prevaricación por malversar fondos públicos, delito en el que incurre también quien aprueba el uso de ese dinero, asignado a través de subvenciones al sindicato, y quien lo concede,
aprobando proyectos para los que se asignan subvenciones y que son utilizados para otros fines.La segunda incluye la publicación de un tríptico por la asociación Laikotasuna, Colectivo por la Laicidad, impreso por la Asociación Republicana Irunesa «Nicolás Guerendiain» con el patrocinio del Ayuntamiento de Irún y del Gobierno Vasco tal y como figura impreso en el citado tríptico. En él se dan diez razones a los padres para no matricular a sus hijos en la clase de Religión y se convoca a los interesados a una conferencia.
Esa campaña de acoso la basan en técnicas de manipulación y tergiversación de la verdad, llenándola de intolerancia, falta de respeto y de exclusión contra las personas que tienen otro concepto de educación diferente al suyo.
Tal vez, la siguiente medida que propongan sea perseguir a los docentes de religión y a las familias que apuestan por una educación integral, como en los tiempos oscuros del pasado o bien promuevan la desaparición física del que tiene una visión diferente a su concepción totalitaria y excluyente de la educación.
Hace tiempo que estos agentes sociales han traspasado los límites éticos en su actuación de acoso y mobbing contra la asignatura de Religión. Sus campañas, enmarcadas en la cruzada laicista en la que todo vale para desprestigiar un modelo de educación integral que contemple todas las dimensiones de la persona, las diseñan con prepotencia e impunidad y con el consentimiento tácito del resto de la comunidad educativa que mira para otro lado mientras STEE-EILAS y sus acólitos vulneran el espíritu de convivencia y de tolerancia mutua que se quiere construir en el sistema educativo vasco.
Es triste que haya agentes que con su silencio y falta de acciones los haga cómplices alentándoles a continuar por ese camino de intolerancia y de exclusión hacia una parte de la sociedad que apuesta por una educación integral en el que todas las dimensiones de la persona estén presentes.
El desarrollo de la dimensión religiosa ha de realizarse desde claves escolares de conocimiento de las aportaciones culturales y sociales que el fenómeno religioso aporta a la sociedad y al sentido de la vida. La contribución de la dimensión trascendente y religiosa en el pueblo vasco ha sido fundamental para construirnos como pueblo solidario, comprometido con la justicia y la libertad, sostén de nuestra historia, de nuestra cultura y de nuestra lengua. Hoy en día el elemento religioso está presente en nuestro entorno, en nuestras raíces y en nuestra propia esencia. Querer eliminar la dimensión trascendente nos abocaría al analfabetismo religioso y a perder una gran parte de nosotros mismos y nosotras mismas. Y como ellos afirman que los que piensan que esto es así es una minoría, las minorías también tienen derecho a existir ¿o acaso volveremos a los tiempos de que sólo el pensamiento único es legítimo?
Además, conviene recordar a los poderes públicos que los padres están protegidos por argumentos y disposiciones que se suelen esgrimir unidireccionalmente según convenga a los diferentes colectivos. En primer lugar por la Declaración Universal de los derechos Humanos de 1948 que en su artículo 26 dice que toda persona tendrá derecho a la educación, que debe ser gratuita al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental y que tendrá carácter obligatorio. En segundo lugar, la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. Y en tercer lugar, los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
La Constitución de la Unión Europea en el artículo II.74, cuando define cuales son los derechos fundamentales de la ciudadanía de la Unión, después de haber indicado el derecho a la educación y la libertad de creación de centros docentes, dentro del respeto de los principios democráticos, establece claramente el derecho de los padres a garantizar la educación y la enseñanza de sus hijos conforme a sus convicciones religiosas, filosóficas y pedagógicas.
La Constitución Española de 1978 en su artículo 27 dice que Todos los ciudadanos tienen derecho a la educación, reconociéndose la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones.
La Ley de la Escuela Pública Vasca de 1993 en su artículo 3 dice que «La Escuela Pública Vasca, cada uno de sus centros, se define como plural, bilingüe, democrática, al servicio de la sociedad vasca, enraizada social y culturalmente en su entorno, participativa, compensadora de las desigualdades e integradora de la diversidad». Y entre sus objetivos tiene los siguientes: «Impulsar el desarrollo en libertad de la personalidad y la formación integral de los alumnos, asentados en los valores que hacen posible la convivencia democrática, fomentando, entre otros, la capacidad y actitud crítica, la igualdad, la justicia, la participación, el respeto al pluralismo y a la libertad de conciencia, la solidaridad, la inquietud social, la tolerancia y el respeto mutuo, así como la defensa de los derechos humanos» y expresamente «garantizar el ejercicio efectivo de la libertad de cátedra de los profesores, del derecho a la elección de centro por los padres o tutores, en el ámbito que define esta Ley, y a elegir, en su caso, la enseñanza religiosa que deseen para sus hijos en las condiciones legalmente previstas»
El 27 de enero de 1999, el Consejo de Europa dice que la democracia ha demostrado ser el mejor marco para la libertad de conciencia, el ejercicio de la religión y el pluralismo religioso. Por su parte, la Religión por su compromiso moral y ético, por los valores que sustenta, por su enfoque crítico y su expresión cultural, puede ser un compañero válido de una sociedad democrática. Por todo ello, el Consejo de Europa recomienda fortalecer la enseñanza de las religiones: es urgente que los cursos escolares y universitarios sean revisados para un mejor conocimiento de las diferentes religiones.
El concepto de enseñanza de la religión en la escuela, desde la perspectiva cristiana, tiene una clara identidad escolar, muy diferente de la catequesis desde 1979. La clase de Religión Católica, definida como materia escolar ordinaria, asume las finalidades propias de la escuela, es decir, los principios, objetivos y métodos propios de la institución escolar, Se legitima por sus contribuciones educativas en la formación integral de alumnos y alumnas. Y tiene su referente epistemológico en la Teología. Es objetivo para la enseñanza de la Religión Católica situarse lúcidamente ante la tradición cultural, insertarse críticamente en la sociedad, dar respuesta al sentido último de la vida con todas sus implicaciones éticas. Se definió, hace ya muchos años, como una exigencia de la escuela y un derecho de los padres, aclarando que este derecho no dimana de la confesionalidad del Estado.
Pedimos a esos grupos intolerantes, excluyentes y totalitarios que trabajen los valores del respeto democrático a la diferencia de pensamiento, de la tolerancia y de la convivencia. Los valores universales definitorios de DEMOCRACIA, Libertad, Igualdad y Fraternidad son los que nos impulsan a todos y todas a construir un mundo más justo, solidario y humano. Por tanto,
PEDIMOS:
Que la Administración haga frente a esas campañas de acoso intolerantes y excluyentes, impropias de nuestra sociedad vasca, máxime cuando las últimas actuaciones las está realizando tanto ese sindicato con personal liberado
como esa Asociación está pagado con dinero público procedente de nuestros impuestos. La Consejería de Educación no puede permitir que se utilicen recursos públicos para otros fines que los presupuestados, ni para ir en contra del marco de convivencia que nos hemos dotado y de los principios inspiradores de la Ley de la Escuela Pública Vasca.BAGARA GURASO ELKARTEA