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La decisión del 28 de Mayo, con la que la Comisión Europea rechazó la iniciativa popular “One of us”, como su último acto y unos días antes los nuevos nombramientos, es increíble. La Comisión quiso demostrar su incomprensión de la realidad popular y su contrariedad vengativa hacia cada decisión o propuesta que llegue de los ciudadanos europeos. ¿Esto sería el modelo europeo de democracia?

Es verdad que la evaluación política hacia Europa y su Comisión ya había llegado del resultado de las elecciones europeas, un rechazo sin apelación. De hecho, las elecciones europeas muestran una hendidura profunda y la contrariedad de los ciudadanos hacia las instituciones del continente. Una contrariedad que se ha expresado de dos maneras, con los votos a los partidos anti-Europa y la abstención del voto.

Con el rechazo, inadecuado e irrespetuoso, de la iniciativa popular “One of us” (2.000.000 de firmas para parar los fondos europeos sobre las células madres embrionarias y las financiaciones a los programas en favor del aborto) se demuestra en los hechos, con una formalidad que hace estremecerse, lo que los ciudadanos europeos ya habían entendido: esta Europa, gracias a esta Comisión y a su Presidente Barroso, es una terrible metáfora del sueño europeo de los Padres Fundadores.

Las palabras de los dos Comisarios Europeos, Máire Geoghegan-Quinn (Comisario para la Investigación) y Andris Piebalgs (Comisario para el Desarrollo) son la prueba del disinterés loco con el que han desarrollado su papel. De hecho, la primera ha declarado que “las financiaciones a la investigación sobre las células madres embrionarias continuarán porque esta investigación es la única que desde un punto de vista científico demuestra que puede tratar con tratamientos que salven la vida”.

Esto es falso y no se ha demostrado científicamente, a pesar de los millones de embriones y de fetos que se han sacrificado: ninguna investigación científica ha demostrado estas afrimaciones, al contrario investigaciones y estudios científicos exaltan los progresos de los tratamientos con las células madres adultas (que se vuelven a programar). Por tanto, además del odio para la voluntad popular que han expresado los ciudadanos europeos con “One of us”, el Comisario Marie Geoghegan demuestra mala fe o también intereses que no se pueden expresar hacia multinacionales de la investigación embrionaria?

En sus declaraciones locas, Andris Piebalgs sobrepasa a su colega y vuelve a afirmar la vieja e infundada historia de la mortalidad maternal en relación con la falta de aborto. Desafortunadamente para él y para todas las agencias internacionales que ganan dinero con los niños que surfren abortos y con las mujeres grávidas, los datos demuestran exactamente el contrario: donde el aborto está prohibido o se práctica poco la mortalidad maternal està reducida al mínimo. Por tanto, ¿se quiere seguir financiando las agencias del aborto con el dinero de los ciudadanos europeos? Claro, los ejemplos del “desarrollo” europeo, a causa de Piebalgs, han sido tan magnificentes que sus palabras, si no fueran dramáticas, se derberían considerar la enésima broma indecente de un incompetente absoluto. Disinterés hacia las necesidades y las propuestas de la población e ignorancia sobre sus competencias; parece que Barroso y estos dos Comisarios han aceptado la regla áurea de Pol-Pot: cuando la realidad es diferente de mi voluntad, es la realidad que debe cambiar y que tengo que censurar. Por tanto, l’ex Comisión Barroso ha puesto el veto a la iniciativa de los ciudadanos “One of us – Uno de nosotros”, la petición más grande de la historia de las instituciones europeas, que dos millones de ciudadanos apoyan para pedir la supresión de las financiaciones públicas europeas a prácticas que incluyan la deliberada destrucción de vidas humanas antes del nacimiento.

Grégor Puppinck, el Presidente del Comité de los ciudadanos, ha expresado una “gran delusión hacia una Comisión que ejerce un poder ilegítimo, ya que es el Parlamento Europeo que tiene que expresarse sobre la iniciativa desde un punto de vista político, y no la Comisión”.

No todo está terminado, al contrario se recurrirá a la Corte de Justicia de Luxemburgo y se promoverán iniciativas con los nuevos parlamentarios y la nueva Comisión. Estoy de acuerdo con el Presidente y amigo Grégor Puppinck que hablaba también de “veto que no se puede justificar, que viola el procedimiento democrático: la Comisión, en lugar de registrar el éxito de la iniciativa y de transmitirla al Parlamento y al Consejo Europeo, ha abusado de su poder de control formal” para parar el procedimiento y tratar de “defender su propio privilegio” de único poseedor del poder de iniciativa, o sea del poder de empezar procedimientos legislativos, como ha sido hasta la creación del mecanismo de la iniciativa de los ciudadanos, que instituyó el Tratado de Lisboa. Para el peor Presidente de la Comisión de la historia, una década de Barroso nos ha llevado al voto anti-europeo y a la abstención del voto del domingo pasado, es una manera de salir muy fea, una venganza, suya y de toda la Comisión, hacia la democracia popular que se ha expresado con la petición (iniciativa de los ciudadanos) y el voto del nuevo parlamento. Ha sido el último y el único acto de valor de Barroso, un sucidio, habría podido evitárlonos.

O se cambia o se muere, dice alguien en Italia; es verdad, pero, después de la decisión de ayer, también en las sedes europeas, como en toda Bélgica, hay aria de eutanasia. El Presidente Obama está demonstrándose el Presidente más “anti-estadounidense” por sus violaciones de los valores fundamentales de la misma tradición e historia de Estados Unidos, la Comisión Europea y las instituciones del viejo continente se muestran una vez más irrespetuosas de la voluntad popular, con una aptitud totalitaria que recuerda la génesis de los régimenes del siglo pasado. ¿A quién mirará el mundo si los Estados Unidos siguen siendo heridos por Obama y Europa es cada vez más violada por sus instituciones?

La cuestión fundamental que concierne al avenir de estos dos continentes es más amplia y profunda que lo que parece, no se puede pararse a juicios lacunosos como los del New York Times sobre el voto de derecha o los peligros de pequeños partidos “neo-nazis” en Europa o sobre las “trágicas recientes” aventuras de la política exterior de Obama. ¿Estamos seguros que el mundo será más seguro y democrático, más acogedor y respetuoso de los derechos humanos sin un renovado impulso moral y político en Estados Unidos y en Europa? Las dificultades de los partidos conservadores europeos y estadounidenses dejan muchas dudas sobre su conciencia del desafío que hay que afrontar.

Luca Volonté
CEO – Fondazione Novae Terrae

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