Nos parece una apuesta acertada y valiente, porque en Enraizados estamos orgullosos de ser católicos. Tras ver la exposición y hacer esta reflexión sobre Dios y el mundo, había visitantes que comentaban “yo no estoy de acuerdo”, o negaban con la cabeza. Pero quizás era una realidad más de uno de los párrafos que podemos leer en Occidens:
“Es un mundo color de rosa, artificial, sin misterio, sin profundidad, en el que lo trágico de la vida humana, pero también su vocación sobrenatural, han sido relegados al silencio o incluso sistemáticamente negados”.