Puesta en órbita del Intasat, el primer satélite artificial español (1974).
Fue el “bautismo espacial” español y un hito en su época.
Lanzado en un cohete DELTA de la NASA, y con una vida útil de dos años, el micro satélite de 25 Kg. INTASAT se encargó del estudio de los electrones en la ionosfera mediante el llamado efecto Faraday.
Funcionó perfectamente, según lo previsto, recibiendo el último contacto con el receptor situado en El Arenosillo, en Huelva, después de 689 días de funcionamiento.
Desde entonces, junto al INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), España ha desarrollado un importante tejido industrial aeroespacial, construyendo más de una decena de satélites con tecnología propia prácticamente al 100% nacional, y colaborado en la construcción de muchos otros a través la ESA (Agencia Espacial Europea).
España también participa en el seguimiento y recopilación de datos de los satélites a través de sus seis estaciones terrestres.