Tras la Carta abierta a nuestros obispos de las diócesis catalanas, me escribe un socio de Cataluña. He querido compartir (con su permiso) lo que me dice, porque creo que debe ser conocido por todos:
José, desde lejos te ha dolido. Imagínate a mí y a mi mujer catalana y española de toda la vida. Llevo viviendo aquí casi 50 años y cada vez peor.
En la Catedral de Tarrasa está proscrito el español. Ni un solo acto litúrgico, ni un cartel, ni una Misa en español. He preguntado varias veces (por carta y personalmente) al Obispo (Josep Angel, que se ha catalanizado el nombre y ni es catalán) a que se debe esto y la callada por respuesta. ¿Pensarán que van a ganar a los independentistas así? Lo que van a conseguir es que cada vez menos ovejas sigamos con nuestros pastores, a los que no podemos reconocer como tales. Que tristeza y desasosiego. Soy vasco y me tocó vivir allí los años de plomo y Setien y compañía, también nos lo ponían difícil, pero al lado de lo de aquí, ‘pecata minuta’.
En Tarrasa más de la mitad población es castellano parlante y de entre los más pobres el porcentaje aumenta notablemente. Comprenderás que yo también me he llenado de tristeza y profundo desconsuelo. De mi Jerarquía eclesiástica duele muchísimo más.
¿Cómo es posible que en la Catedral se proscriba el idioma español? Acabarán de echar de la Iglesia a todos los hispanoamericanos y a los que nos sentimos españoles, que nos sentimos confundidos. La Iglesia tiene que estar junto a los pobres y no arrimarse al sol que más calienta.
Vivo en Matadepera a 5 km. de Tarrasa (uno de los pueblos más ricos de España) y me tengo que desplazar a Tarrasa para asistir a Misa los domingos en mi idioma (no sé rezar en catalán), porque en este pueblo también esta proscrito. En Tarrasa, gracias al Padre Juan (que es muy mayor) y que celebra en español los domingos a las 11 en el Hospital.
Rezar por los que vivimos aquí y sufrimos a los Pastores que tenemos. Que se quiten las orejeras y que sean el clero de todos, no de los que se arriman a los que quieren hacerse con el poder para mandar ellos y marginar a los que no son de su ideología.