¿Qué más había ocurrido en el Mediterráneo?
Pues unas cuantas cosas bastantes importantes, de todas ellas destacamos las siguientes:
- Derrota española en ‘Los Gelves’, isla a la entrada de Túnez. Punto estratégico y foco continuo de conflictos entre españoles, argelinos y otomanos.
- Victoria española en ‘el Peñol de Vélez de la Gomera’. Base clave para el corso berberisco.
- Sitio de Malta de 1565. Acción por la que Solimán ‘el Magnífico’ quiso dar un golpe definitivo a la cristiandad haciéndose con un enclave esencial para el dominio del Mediterráneo, desde Malta se podría amenazar primero a Sicilia y desde allí ‘ejecutar’ la invasión de toda Italia.
Con este ‘terrorífico’ escenario podemos hacernos un par de nuevas preguntas.
¿Habría fracasado la Revuelta Morisca en las Alpujarras si el Imperio Otomano hubiese tenido el control de Argel, Túnez y Malta?
¿La revuelta de las Alpujarras, como algún autor apunta, habría sido el principio de la Reconquista Musulmana de la Península Ibérica?
Las respuestas nunca se podrán conocer pero desde luego la presión tanto sobre España como sobre Italia habría sido imposible de soportar, debemos recordar que por el Este de Europa los otomanos se encontraban a las puertas de Viena.
Pero a pesar de todo esto, la clave que forzó la unión de las potencias europeas fue el ataque de las fuerzas del sultán Selim II sobre la posesión veneciana de Chipre, ante esta acción la potencia marítima y comercial de Venecia solicitó el apoyo del resto de los reinos cristianos.
Esta petición fue inmediatamente apoyada por el Papa Pío V ya que observaba la creciente amenaza otomana sobre la Península Italiana pero debía convencer al Rey de España de la importancia de tan épica empresa, ni Venecia ni España ni mucho menos las galeras Papales solas serían capaces de enfrentarse al inmenso poder del turco.
Después de largas negociaciones entre los embajadores de los tres países finalmente se cierra la creación de la Liga Santa en 1570, en este punto volvemos a hacer una parada para recordar que ya se había creado una anterior Liga Santa con la misma finalidad de detener el empuje otomano que terminó con la derrota cristiana en la Batalla de Préveza en 1538 contra la flota otomana.
Recuperamos nuestra historia recordando que el Papa trató de extender el acuerdo al resto de los reinos pero sin éxito, Austria tenía un frente terrestre permanentemente abierto, Francia estaba más interesada en destruir el Imperio Español que el Imperio Otomano y Portugal estaba enfrentado con Venecia ya que la Serenísima República de Venecia se enfrentaba al turco en el Mediterráneo pero apoyaba el ataque a los barcos portugueses por los corsarios en el Índico.
La primera acción acordada por la nueva Liga Santa fue reunir a la flota cristiana en 1570 en la isla de Creta, isla bajo protección de Venecia, en esta ocasión la flota española iba mandada por Juan Andrea Doria con orden de ponerse bajo el mando papal de Marco Antonio Colonna. Por el desacuerdo entre los mandos de las tres naciones y la baja dotación de la armada veneciana en el año 1570 no se ejecutó ninguna operación decidiendo Doria regresar a Sicilia.
Al año siguiente, 1571, con la lección aprendida por el Rey Felipe II tras el desacuerdo entre los mandos que llevó años atrás a la derrota en Préveza y a la parálisis de la flota el año anterior en Creta impuso como regla mantener un único mando que recayese en Don Juan de Austria como ‘general en jefe’ aunque las decisiones se debían tomar en Consejo, algo habitual, entre los representantes de cada flota por la veneciana Sebastián Veniero sustituido posteriormente por Agustino Barbariego, por la flota pontificia Marco Antonio Colonna y por la española el propio Don Juan de Austria.
Así se decide concentrar la flota de las naciones participante en el puerto de Mesina:
“…descomponiéndose en 90 galeras, 24 naves 50 fragatas bergantines a sueldo del Rey católico ‘; 12 galeras y seis fragatas del Papa; 106 galeras, seis galeazas, dos naves y 20 fragatas venecianas…”
“Las galeras de España se dividen entre la Escuadra de España, Nápoles, Sicilia, Andrea Doria, Pedro Bautista Lomelin, Juan Ambrosio Negrón, Jorge Grimaldi, Estéfano de Mari, Bendinello Sauli, Malta, Génova y Savoya”
[Fernández Duro, Cesáreo. Historia de la Armada Española desde la Unión de los Reinos de Castilla y de Aragón]
En la inspección general realizada por Don Juan nuevamente se puso de manifiesto, como ya ocurrió el año anterior, la deficiente dotación en hombres y armas de las galeras venecianas por lo que se decide, gracias a la capacidad de negociación de Colonna, que 4000 soldados y 500 arcabuceros españoles, principalmente italianos de Los Tercios, se distribuyan entre las galeras de Venecia dando un total aproximado de 200 soldados por cada galera a excepción de las capitanas de las tres naciones que embarcaban no menos de 500 en cada una de ellas.
Como todavía queda bastante por saber, este fin de semana la tercera parte de esta magnífica aventura.
Vicente Medina