Esta semana, nuestras voluntarias de Cantabria Concha Gutiérrez y Mayte Cortés han presentado ante el gobierno de Cantabria las alegaciones de Enraizados a la ley de memoria histórica.

El documento se divide en alegaciones de carácter general y alegaciones particulares sobre el articulado. Aquí podéis leer algunos de los argumentos esgrimidos en las primeras para oponernos a esta ley:

«Desde nuestra Asociación apoyamos el estudio histórico para esclarecer las causas que llevaron a la guerra civil española de 1936-39, así como la memoria de todas las víctimas de esta. Pero nos tememos que esta ley sólo se contempla a los caídos de un bando, perdiendo por completo el carácter conciliador que dice perseguir al crear muertos de primera y de segunda. Muchos españoles descendemos de uno u otro o de ambos, y todos tenemos derecho a querer y recordar a nuestros familiares caídos con cariño y con honor.

Partimos de la idea de que una guerra es un hecho terrible que es preciso evitar, y que para no repetir algo, es necesario conocer cómo se llegó hasta ello. Se presenta a la República como algo idílico que todos los españoles deseaban, cuando lo cierto es que se impuso contra la voluntad expresada mediante el voto de una inmensa mayoría de españoles, y que durante los cinco años que duró, se sucedieron diversos golpes de estado de todo el espectro político, revoluciones, quemas de conventos e iglesias, persecución religiosa y asesinatos políticos que hacían de España un país convulso e inestable.

Para que haya una guerra tiene que haber dos bandos dispuestos a defender una causa que creen tan legítima como para arriesgar su vida. Creemos que ambos bandos lucharon por lo que creían bueno para España y por eso ambos merecen ser recordados.

Entendemos el dolor de las familias que desconocen el paradero de sus caídos, y compartimos su deseo de tenerlos debidamente enterrados para poder visitarlos y llorarlos de forma adecuada. Pero nos preocupa enormemente que este esfuerzo tan humano se realice solo en favor de los caídos de un bando, cuando hasta el día de hoy ha habido varios casos en que las fosas abiertas han sido de caídos del bando nacional, o simplemente personas que no participaron en la guerra pero por ser sospechosos de derechistas o de católicos fueron asesinados, y estas fosas han vuelto a ser cerradas o abandonadas porque para esos muertos no hay fondos (es el caso de Camuñas, por ejemplo, donde tras retirar más de quince toneladas de escombros y la estimación de hallarse en el pozo entre 240 y 300 cuerpos, se dejaron allí la gran mayoría, o la fosa en la que buscando dos soldados republicanos encontraron a 72 nacionales en Borriol, Castellón). Deseamos que se atiendan a todas las familias por igual, pues todos sienten el mismo dolor».

 

 

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