Han vuelto a atacar un templo en Argentina, esta vez la Catedral de Córdoba, donde se celebraba un festival de coro con niños. Manifestantes que reclamaban la derogación del Código de Faltas hicieron pintadas blasfemas y orinaron en el templo. Tres policías resultaron heridas por botellazos. En los últimos dos meses, el país hispanoamericano ha vivido varios episodios como el de Córdoba.
Hace una semana destrozaron y profanaron la capilla de la Casa de la Espiritualidad de la Asunción de Bahía Blanca, rompieron el Sagrario y se llevaron el Santísimo Sacramento. A principios de noviembre, dos templos metodistas, en Buenos Aires y Rosario, sufrieron destrozos, mientras que unos vándalos quemaron las puertas y un confesionario, invirtieron la cruz del altar, robaron imágenes y se llevaron las reliquias de la Capilla del Monte (Córdoba).
A finales de octubre, el altar de la Catedral de Mar de Plata fue utilizado como letrina y el mantel del altar como elemento de aseo; también robaron reliquias. Pero la ola de profanaciones comenzó cuando a principios de octubre unos alumnos del prestigioso Colegio
Nacional de Buenos Aires realizaron pintadas y destrozos en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, la más antigua de la ciudad.
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