Dic 4, 2018 | Actualidad
Existen hechos históricos llamativos, no por el acontecimiento en sí mismo, y sí por las circunstancias que lo rodearon. En el presente caso lo sugerente no son, solamente, las partes implicadas, sino el nombre que la historia otorgó a un conflicto entre España y Portugal, en el mismo comienzo del siglo XIX. Gobernaba por aquel entonces el «Príncipe de la Paz», el «generalísimo» don Manuel Godoy y Alvarez de Faria, pacense de pro que no solamente regía España, como favorito de Carlos IV, sino también y según la rumorología cortesana, la cama de la reina María Luisa de Parma.
Lo cierto de esta historia es que Napoleón, señor de Europa, ante el descaro de Portugal de no aceptar romper sus relaciones con Inglaterra y cerrar sus puertos al comercio de los barcos ingleses, comprometió a la España de Godoy firmando el Tratado de Madrid, en 1801, por el cual se comprometía el reino español a declarar, junto con Francia, la guerra a Portugal si esta mantenía su negativa a cumplir con los deseos del Emperador francés. Por descontado, Portugal, confiando en su alianza con Inglaterra, se negó absolutamente a aceptar las pretensiones del francés, desencadenando la «guerra de las naranjas». Fueron solamente dieciocho días de beligerancia, entre mayo y junio de dicho año, durante las cuales los ejércitos españoles ocuparon distintas poblaciones portuguesas, entre ellas Olivenza, moviendo la raya fronteriza entre ambas naciones. Todavía hoy en algunos sectores portugueses siguen manteniendo la llamada «Cuestión de Olivenza», señalando la apropiación de esta población por parte del Reino de España desde aquellas fechas.
Portugal tampoco puso mucho empeño en la contienda, puesto que estaba convencida de que España no deseaba ampliar su territorio, sino, simplemente complacer a Napoleón, de ahí que el 6 de junio del mismo 1801 se firmase la paz en Badajoz. España retornó a Portugal los territorios y poblaciones ocupadas, excepción de la susodicha Olivenza y Villareal. La raya entre España y Portugal se fijó en aquella zona utilizando el curso del río Guadiana, aceptándose de hecho, aunque, como queda dicho, no de derecho por la «Cuestión de Olivenza». Y aunque figuraba en el acuerdo la cesión portuguesa de varias de sus provincias para poder exigir a cambio la devolución a los ingleses de Mahón, de la isla Trinidad y de Malta, Carlos IV no puso firmeza alguna en su exigencia de cumplimiento, con el subsiguiente enfado del Emperador francés.
Y en medio de todo ello, cuando el asedio de Elvas por las tropas de Godoy, el favorito y futuro «generalísimo» tuvo la ocurrencia de mandar un ramo de naranjas a la reina María Luisa de Parma, detalle que otorgó el curioso título a la contienda. Debió ser todo un detalle por parte del favorito hacia una reina que, además de una vida privada casi inexistente, en su condición de reina, tuvo trece embarazos y once abortos, dando a luz a catorce hijos, siete de los cuales murieron. Quizás el chismorreo no fue sino una felonía más de Fernando VII, capaz de fraguar un motín de Aranjuez y del retorno del absolutismo, con la derogación de la Constitución de Cádiz. Poco caballeroso el monarca, inicialmente «El Deseado» y luego «Rey Felón», se contrapone con la conducta de Godoy, quien en sus Memorias eleva su caballeresca queja contra aquellos que le adjudicaban una relación carnal con la Reina María Luisa: «En mi vida entendí de guitarra, ni de cantar, ni podía acudir a esas habilidades, que no tenía, para sostenerme en la corte. Yo diré pocas cosas sobre esto, y observaré el decoro que requiere su memoria, como conviene entre españoles». Sean verdad o no, lo cierto es que la intención de aquel Godoy que mandó un ramo de naranjas a María Luisa llenó sus palabras de nobleza.
Francisco Gilet.
Bibliografía
War of the Oranges. In Encyclopædia Britannica, 2005 (Encyclopædia Britannica Premium).
Memorias críticas y apologéticas para la historia del reinado del señor D. Carlos IV de Borbón. (Consultables en Google Books). Manuel Godoy.
Fernando VII. Un rey deseado y detestado. Emilio La Parra López.
Nov 29, 2018 | Peticiones
Como sabes, en Enraizados nos definimos como “una voz católica en la vida pública”.
Este domingo comenzamos el Adviento, la preparación para la Navidad, para el nacimiento de Cristo.
Sin embargo, la Navidad cada vez es menos Navidad.
¿Por qué?
Las luces de las ciudades no tienen ningún sentido cristiano. Ni la forma de vivir estos días de mucha gente que nos rodea, y de nosotros mismos en cuanto nos dejamos llevar un poco…
Los lugares públicos quieren quitar los Belenes…
Qué te voy a contar que tú no sepas.
Por eso, quiero que los Enraizados, católicos comprometidos, llevemos la Navidad a todas partes donde vayamos durante el Adviento y las Fiestas.
¿Cómo? Felicitando la Navidad con una pegatina en nuestro coche que puedes pedir aquí gratis.
(Solo envíos a España)
Este año, pon la Balconera en tu coche
Sé que es solo un símbolo, que verdaderamente llevamos la Navidad a cada rincón con nuestros actos de amor. Pero con símbolos también se evangeliza. Mira por ejemplo los Belenes.
Hemos preparado dos modelos de pegatina, puedes elegir cuál quieres:
- Una para la luna del coche con la Virgen y el Niño y la frase “Dios nace y te espera en tu parroquia. Feliz Navidad”. Con ella queremos invitar a los más alejados a acercarse a la Iglesia en estos días.
- Otra de un Belén para poner en la parte trasera del coche (en la carrocería). Es similar a las figuras que ponen muchas familias de los miembros de la misma en la parte de atrás. Porque Cristo es uno más de la familia y así lo tenemos que anunciar en Navidad (y siempre).
Puedes pedirlas aquí para anunciar el Nacimiento de Cristo en cada sitio al que vayas.
(Si no tienes coche, se la puedes regalar a alguien de tu familia que sí tenga).
Porque en Adviento y Navidad vamos a un montón de sitios: compras, cenas con compañeros y con la familia, espectáculos navideños…
Decoramos nuestra casa con el Belén. ¿Por qué no nuestro coche también?
Ya sabes que en Enraizados llevamos desde siempre defendiendo que los Belenes estén presentes en todas partes:
- Conseguimos que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid no quitara el tradicional Belén de Cibeles. Nos recibió Carmena y le entregamos las 15.000 firmas reunidas. Esto fue en 2015. En 2016 se le ocurrió la idea de quitar el Nacimiento de luces de la Puerta de Alcalá. Muchos ciudadanos anónimos pusieron el suyo y la glorieta se llenó de un montón de ellos. Nosotros, además de poner el nuestro, nos fuimos a Cibeles a cantarle villancicos a Carmena. Este año también iremos a felicitarle la Navidad con villancicos, por si tiene ocurrencias parecidas y quita otro Belén más…
- Hemos realizado cuatro concursos de Belenes en el hogar. El último año además nos llegaron vídeos y dibujos de niños. Este año realizaremos el quinto.
- Hemos puesto Nacimientos en ayuntamientos donde decían que “no tenían dinero para ello” pagado por la Asociación. Por ejemplo, el año pasado en Cerdanyola del Vallés.
- Nos hemos reunido con Consistorios como el de Santander para que los talleres de niños tuvieran un sentido relacionado con la Navidad en estas fechas. Por ejemplo, les propusimos un taller de felicitaciones postales.
Y así, muchas actividades más.
No queremos que nos quiten la Navidad.
Y por eso, además de decorar nuestras casas, queremos decorar también nuestros coches con el Nacimiento. Y felicitarle así a todo el mundo la Navidad.
Seguro que pones el Belén en tu hogar, y a lo mejor el árbol. Puedes poner una balconera en la ventana o un adorno navideño en la puerta.
Pero, ¿se te había ocurrido felicitar la Navidad con tu coche?
No solo felicitar la fiesta, sino evangelizar.
Si quieres, te envío gratis la pegatina de Feliz Navidad.
Muchas gracias por seguir viviendo el Adviento y la Navidad con el sentido cristiano que tiene.
Nov 28, 2018 | Actualidad
Este miércoles, el presidente de China, Xi Jimping, visita España. Ha sido recibido con honores militares en el Palacio Real por el Rey, se reunirá con el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, recibirá la Llave de Oro de la ciudad de Madrid de las manos de la Alcaldesa Manuela Carmena y pronunciará un discurso en el Senado.
“El Rey y el Presidente del Gobierno deben preguntar a Xi Jimping por los obispos y sacerdotes encarcelados o desaparecidos”, alerta José Castro Velarde, presidente de la Asociación Enraizados, una voz católica en la vida pública.
Según el informe 2018 de Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre la libertad religiosa en el mundo, recientemente publicado, “en marzo de 2018, durante la Semana Santa, el obispo católico clandestino Vincent Guo Xijing pasó unos días detenido en la provincia de Fujian. Durante los últimos años ha sido frecuente la detención de sacerdotes católicos”.
También Monseñor Peter Shao Zhumin, obispo de Wenzhou (Zheijang) fue arrestado el 18 de mayo de 2017 y puesto en libertad en enero de 2018. Sin embargo, a principios de noviembre, fue detenido de nuevo para someterle a “reeducación política”.
Algunos curas y prelados se encuentran en paradero desconocido, como es el caso del padre Yanh Jianwei, desaparecido desde abril de 2017, o Monseñor James Su Zhimin, que fue raptado el 8 de octubre de 1997 a manos de la policía y desde entonces, hace más de 20 años, no se tienen noticias suyas.
Además, en el país está prohibida la venta de Biblias por Internet y las autoridades han demolido miles de iglesias y cruces.
“Por delante de las relaciones comerciales, están los derechos humanos. Antes que asegurarse el negocio, el Rey y el Gobierno de España deberían pedir al líder chino que respete la libertad religiosa en su país. Xi Jimping debe aclarar ante la comunidad internacional la situación de los obispos, sacerdotes y pastores arrestados o desaparecidos y de todos los creyentes que deben vivir su fe clandestinamente”, demanda Castro Velarde.
La Asociación Enraizados ha pedido en numerosas ocasiones ante el Gobierno de España, la Embajada de China en España y organismos internacionales como la ONU y la Unión Europea la puesta en libertad de estos prelados y sacerdotes y la libertad religiosa para los creyentes en China.
Nov 27, 2018 | Actualidad
Aquí os dejamos la participación de nuestros voluntarios Francisco Gilet y Vicente Medina sobre Covadonga en el programa «En forma» de Radio Ya el pasado viernes:
Nov 26, 2018 | Actualidad
La Historia nos ofrece momentos realmente llamativos, cuando no curiosos. Si nuestro personaje hubiese cumplido con su principal misión como mujer en el Medioevo, o sea, darle un hijo a su entonces marido Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, con total seguridad la historia de España habría sido absolutamente diferente, e incluso los Reyes Católicos no habrían ni configurado la total Reconquista, ni tan siquiera hubiesen existido. Sin embargo, retrotrayéndonos, Urraca no proporcionó heredero alguno a su entonces esposo, empero su demostrada fertilidad, dentro y fuera del matrimonio.
Urraca fue hija de un rey moteado como el Bravo, Alfonso de León, si bien esa bravura tanto se podría referir a su fortaleza marital, cinco esposas y Dios sabe cuántas concubinas y amantes, como a su espíritu luchador en contra de las hordas musulmanas. Sea como sea, lo cierto es que Urraca, hija de su matrimonio con Constanza de Borgoña, llegó a convertirse en reina de Castilla y León con pleno derecho. Una reina mujer que ha pasado a la historia como Urraca la Temeraria, seguramente por haber reunido en ella el vigor y el espíritu de lucha de su padre el Bravo. Casada con doce años con Raimundo de Borgoña, de cuya unión nació el futuro Alfonso VII, al haber enviudado su padre la hizo proclamar futura reina de Castilla y León en el Alcázar de Toledo.
Y a continuación, el Bravo rey la casó con Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, todo un personaje. Una boda que no satisfizo ni a la nobleza castellana ni a la propia Urraca. Las capitulaciones matrimoniales establecían que de existir heredero este recibiría todos los reinos cristianos, dejando fuera de la sucesión al hijo de Urraca con el conde de Borgoña, lo cual no agradaba en modo alguno a la Temeraria. Lo cierto es que las desavenencias y discrepancias entre los cónyuges reales se hicieron constantes, llegando la reina a quejarse por escrito de los malos tratos de hecho y de palabra que recibía del Batallador, el cual no comprendía cómo, madre de dos hijos en su anterior matrimonio, no lograba engendrar su esposa hijo alguno. El momento crítico llegó cuando Urraca, sin aviso previo, ordenó liberar a unos rehenes musulmanes que Alfonso reservaba para futuros acuerdos con el moro. Su enfado fue de los que hacen época. No solamente la golpeó personalmente sino que la encerró en el castillo de El Castellar, del cual pudo escapar.
Refugiada Urraca en Burgos y luego en Segovia, perseguida por su esposo, nos encontramos con una verdadera guerra civil, con la baja nobleza castellana y leonesa apoyando al rey aragonés, mientras la alta nobleza y la prelatura lo hacía a favor de la reina castellana. Lo cierto es que Alfonso I penetró en Castilla con un poderoso ejército y arrasó cuanto encontró a su paso, hasta llegar a Candespina, en donde se había retirado Urraca, después de haber huido del convento de Sahagún, saqueado por el rey aragonés. La derrota de las fuerzas castellanas en Candespina fue absoluta, llamando la atención la participación con las victoriosas aragonesas de las del conde de Portugal, es decir, de Teresa, la hermana de Urraca, ambiciosa de lograr la independencia del reino de Portugal, no ajustado en aquel tiempo a las actuales fronteras.
Sin embargo, se produce otro hecho llamativo, de los que jalonan la vida de Urraca. Alfonso decide reconciliarse con Urraca, pedir la nulidad de su matrimonio y renunciar a sus pretensiones territoriales, esto último desbaratando las aspiraciones de Teresa de Portugal. Lograda la nulidad, Urraca decide reinar en solitario en Castilla, aunque, siguiendo la tradición paterna, con la asistencia de privados como el conde Pedro González de Lara, de quien tuvo dos hijos.
Y llegamos a otro acontecimiento llamativo y por demás inusual en el Medioevo. Enfrentada al obispo de Santiago, al rebelde Diego Gelmirez y también al recalcitrante conde Traba, puso cerco a la ciudad de Santiago de Compostela. Reunidos ambos bandos en el palacio episcopal para intentar llegar a un acuerdo, el populacho se amotina, sorprende a la Reina, la cual es golpeada, humillada e incluso arrojada a un lodazal en donde, se dice, fue desnudada a tirones e incluso tuvo que soportar un intento de lapidación, sin que ni el conde ni el obispo hiciesen nada en su defensa, salvo que, este, «transido de dolor, pasó de largo», o al menos eso relata el cronista Jerónimo de Zurita.
Escapada, milagrosamente, de la enfurecida turba, se tomó su pertinente revancha. Recuperado el mando de su ejército, asaltó y pasó a cuchillo a la población de Santiago, aunque ello no significó el final de sus contiendas con el conde de Traba. Por fin, en 1117 firmó el pacto de Tambre en cuya virtud su hijo Alfonso llegó a convertirse en rey de Galicia y de Toledo, garantizándose como sucesor de su madre el reino de Castilla y de León.
Urraca, la reina Temeraria, fiel a su genética paterna, falleció en 1126 durante el parto de su tercer hijo del privado Pedro González de Lara. Tenía a la sazón 45 años y, cual había solicitado, fue enterrada en el Panteón real de san Isidro de León.
Una reina que a lo largo de toda su vida intentó hacerse respetar por sus súbditos y que al sentirse desobedecida gritaba: «¡El rey soy yo!», llegando a titularse Totius Hispaniae Regina, o sea, Reina de Toda España. Una verdadera adelantada en la defensa del feminismo.
Francisco Gilet.
Bibliografía:
SALAZAR Y ACHA, Jaime de (2006). «Urraca. Un nombre egregio en la onomástica altomedieval». En la España medieval».
ARCO Y GARAY, Ricardo del (1954). Sepulcros de la Casa Real de Castilla.
PALLARES, M.ª del Carmen; PORTELA, Ermelindo (2006). La reina Urraca.