Hace cuatro meses, justo después del atentado, más de 2.000 personas pedían a Colau que protegiera Barcelona, a través de la recogida de firmas iniciada por Enraizados. Cuatro meses después, la alcaldesa coloca bolardos en la ciudad. ¿Por qué tanto tiempo?

El año pasado, tras los atentados de Niza y Berlín, el Ministerio del Interior y la Policía recomendaron colocar bolardos, maceteros o muros de hormigón en zonas peatonales de las grandes ciudades para evitar atentados yihadistas como el del pasado día 17 en Barcelona.

Tras firmar en el libro de condolencias tras el ataque en la Rambla, Colau dijo que quería “una ciudad en libertad” y que Barcelona sería “impracticable” si se colocaran estos obstáculos.

Expertos en seguridad explicaron que los bolardos se pueden colocar de tal manera que un vehículo tenga que entrar en zigzag, y por tanto a menos velocidad. Además, en otras ciudades pueden bajarse para que entren las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o vehículos de emergencia, como ambulancias.

Parece que Colau al final se ha dado cuenta.

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