En una larga entrevista de la agencia de información católica polaca Kia, el arzobispo emérito de Gniezno, Henryk Józef Muszynski, explica el significado de la «histórica» firma que el 17 de agosto, en el castillo real de Varsovia, espera al Patriarca de Moscú, Kiril, Primado de la Iglesia ortodoxa rusa, y al arzobispo de Przemysl de los latinos, Józef Michalik, presidente de la Conferencia episcopal polaca. Ese día -que marcará el culmen de la visita que el Patriarca Kiril efectuará a Polonia del 16 al 19- se firmará un llamamiento conjunto a la reconciliación dirigido a las poblaciones rusa y polaca, en particular a los fieles ortodoxos y católicos.
El pasado domingo el Patriarca de Moscú dio un pequeño anticipo de lo que ocurrirá en un mes en Katyn -escenario en 1943 de la masacre, bajo orden de Stalin, de casi veintidós mil ciudadanos polacos (oficiales y prisioneros de guerra) a manos de la Armada Roja-. El Patriarca Kiril, después de la liturgia celebrada en la iglesia de la Resurrección, definió Katyn «el escenario de una tragedia que une Rusia y Polonia, un sepulcro común, un lugar de aflicción compartida, de emoción profunda», recordando que «nada acerca más que el sufrimiento común, si éste viene compartido». ALFA Y OMEGA