La Semana Santa siempre ha estado maltratada por el calendario escolar de Cantabria que ha incluido el Lunes, Martes y Miércoles Santos como días lectivos. Por el contrario, se disfrutaban como vacaciones los días de la primera Semana de Pascua, es decir los que siguen a la Semana Santa, entre ellos la importante fiesta del Lunes de Pascua.
Este año, como una declaración de laicidad innecesaria, junto con una argumentación interesada, la administración cántabra reduce al mínimo esta celebración dejando únicamente como festivos los días de Jueves y Viernes Santo.
Decimos declaración de laicidad porque se esgrime que el calendario escolar debe diseñarse al margen de las fiestas religiosas. Decimos innecesaria porque en la práctica no se ha suprimido lo que ya existía de las pocas fiestas de la Semana Santa propiamente dicha.
Así mismo, decimos que hay una argumentación interesada porque en el calendario escolar del próximo curso no ha habido realmente acuerdo entre todas las partes implicadas, como señalan algunos sectores, pues algunos colectivos no han mostrado su disconformidad, porque simplemente se les ha ignorado. La aprobación ha sido acordada por la administración y por los sindicatos que están obsesionados de manera enfermiza con una escuela laica, como STEC, UGT, CCOO o ANPE, de quienes recomendamos desligarse si nuestro querido lector es católico o simplemente amante del respeto, de las libertades y derechos fundamentales y de las tradiciones. Mienten quienes dicen que el calendario es del agrado de los profesores de la escuela pública, pues junto con otros muchos, el que firma esta carta es profesor en un instituto público y no está de acuerdo ni ha tenido forma de participar o pronunciarse sobre el mismo durante el proceso conducente a su elaboración.
En la práctica, las familias, pilar principal en la educación, tampoco han sido consultadas. El calendario ha llegado a hacerse público con sorpresa para todos los implicados, salvo para los que cocinan las leyes, que nuevamente las hacen de forma dictatorial y pensando en sus propios intereses.
No viene al caso discutirlo en estas líneas, pero el calendario lectivo puede perfectamente conciliarse con las festividades religiosas de gran arraigo, como se ha venido haciendo siempre, sobre todo en otras muchas comunidades que cuentan con la Semana Santa festiva completa. El argumento de la movilidad de las fiestas de Semana Santa no es más que una excusa gratuita, pues la comunidad educativa siempre ha solventado las dificultades en las diferencias temporales de los clásicos trimestres; pero esta administración no parece tener la capacidad de hacer un calendario escolar respetando la tradición.
No han respetado siquiera el Lunes de Pascua, con lo que la situación en Cantabria es un paso más en la descristianización de occidente y una muestra clara de persecución al catolicismo, una forma de impedir que la Semana Santa pueda vivirse con cierta participación.
Llama la atención la poca cultura reinante en la Consejería de Educación, pues parecen desconocer que hay muchas personas para las que lo espiritual es muy importante. España es aconfesional, no laica, y por ello debería dejar espacio a este tipo de festividades.
Poca motivación dan al profesorado católico, muy numeroso aunque en silencio, que se ve perseguido por sus superiores en un caso camuflado de acoso laboral. Así las cosas, no será Ramón Ruiz, el consejero de educación, quien pueda dar clases de lo que significa respeto y tolerancia.
Qué bueno sería que todos los centros de ideario católico se negaran, al menos, a dar clase el Lunes de Pascua; y que todos los padres católicos no llevaran a sus hijos al colegio o instituto en ese día; y que la Iglesia Cántabra animara a ello.
Jorge Calandra Reula, Presidente de ADVCE.