La defensa de Obama de una España unida se suma al rechazo que la independencia genera en otros mandatarios mundiales
Las recientes palabras del presidente de Estados Unidos, Barak Obama, en favor de la unidad de España, suponen el enésimo revés internacional que recibe el proceso independentista impulsado por Artur Mas. La serie de pronunciamientos de mandatarios mundiales sobre los riesgos de la secesión es tan larga, como persistente es la labor diplomática catalana.
El primer revés norteamericano se remonta a 2009, la candidata demócrata Hillary Clinton, en el transcurso de una conferencia en el Parlamento Europeo, se negó a pronunciarse sobre la independencia de Cataluña. «No intervendré en los asuntos internos de ningún país europeo», declaró.
Las palabras de Obama se unen a las recientes declaraciones de la canciller Angela Merkel y del premier británico, David Cameron, quienes advirtieron de los riesgos del proceso secesionista de Mas. Cameron se refirió a la salida de la UE de una hipotética Cataluña independentista: «Tiene que empezar a hacer cola tras otros países candidatos», aseguró. Por su parte, Merkel avisó a Mas de que «hay que respetar la legalidad europea». El líder de CDC atribuyó estas reflexiones a la tendencia de los Estados a protegerse entre ellos.
En abril, el presidente de la Generalitat se desplazó a Estados Unidos para participar en una conferencia en la Universidad de Columbia, organizada por uno de sus economistas de cabecera, el profesor Xavier Sala i Martí. Su estancia tuvo un nulo seguimiento mediático y la única reunión relevante, la que debía mantener con el gobernador de California, Jerry Brown, se cayó de la agenda debido al fallecimiento de la hermana del político estadounidense.
Por esas mismas fechas, la vicepresidenta de la Comisión Europea,Viviane Reding, aseguraba que si Cataluña fuera independiente saldría inmediatamente de la Unión Europea. Por su parte, Joaquín Almunia, comisario de Competencia de la Comisión europea, repitió en varias ocasiones que «si una parte del territorio se separase, esa parte se queda fuera y debería volver a empezar si desea ingresar en la UE».
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, también ha rechazado pronunciarse sobre la secesión catalana, aunque dijo que «la UE no puede resolver el problema», y que «la solución se tiene que encontrar dentro del propio país». En mayor, el propio Schulz, se negó a recibir a la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), entidades que forman parte de la candidatura electoral de cara al 27-S. El pasado día 12 de septiembre, el Comité de Regiones rechazó la pretensión de los independentismo de catalanes, vascos y escoceses de instar a la Comisión Europea de abrir un proceso de reconocimiento de nuevos estados. El Consejo invocó el artículo 4.2 del Tratado de la Unión, según el cual «el avance de una región hacia la independencia ha de ser considerado como un asunto interno del país afectado».
Otros dirigentes se han desmarcado también del pulso secesionista. «Uno no se convierte en miembro de la UE mediante el envío de una carta», dijo el presidente de la Comisión Europea, el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker. Su predecesor, José Manuel Durao Barroso, aseguró que «si una parte del territorio de un Estado miembro dejase de ser parte de ese Estado para convertirse en un nuevo Estado independiente, los Tratados ya no serían aplicables en dicho territorio». La comisaria europea de Justicia y Derechos Fundamentales, Viviane Reding, sostiene que en una hipotética secesión unilateral de Cataluña implicaría una exclusión inmediata de la UE y obligaría al hipotético nuevo Estado a empezar un proceso de adhesión en el que España tendría derecho de veto. Incluso el Papa Francisco habló de los procesos secesionistas «Toda división me preocupa. La independencia por secesión es un desmembramiento de un pueblo, que a veces es muy obvio. Hay pueblos que no podían pegar ni con cola por sus culturas tan diversas. Yo me pregunto, ¿es tan claro el caso de la independencia por secesión de países que hasta ahora han estado juntos? Hay que estudiar caso por caso».
La portavoz comunitaria Pia Ahrenkilde valoró así la consulta secesionista convocada por Artur Mas el 9 de noviembre de 2014: «Sobre la independencia, nuestra posición no ha cambiado». El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, confía en que la independencia de Cataluña «que no se produzca, ni en España ni en otros países, y espero que todo el mundo siga siendo miembro de su país y su país miembro de la UE». Y la portavoz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Oana Lungescu, avisó de que Cataluña no tendría la cobertura de esta alianza internacional.
Por otro lado, Artur Mas no tiene quien le escriba. De las 28 cartas que envió el año pasado a mandatarios europeos, solo Hungría y la Comisión Europea contestaron. Francia se negó a responder a un fax escrito en inglés.
(Fuente ABC)