En Cuzco, actualmente en el Perú, pero en aquella época, perteneciente a la Gobernación de Nueva Castilla, nació el 12 de Abril de 1539 un mestizo hijo de un capitán español y de una aborigen de rango real. Se le bautizó como Gómez Suárez de Figueroa, pero se le conoce mundialmente como Inca Garcilaso y así firmaba en algunas ocasiones en los documentos oficiales.
Es un ejemplo de la forma en que el Imperio Español trató a la población de América y en general a todos los pueblos que estuvieron bajo su gestión.

Su madre, Isabel Chimpu Ocllo, era noble por partida doble, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Cápac, ambos emperadores del Imperio Incaico Tahuantinsuyo (nombre en su lengua nativa, el quechua). Su padre, Sebastián Garcilaso de la Vega, era capitán en las huestes conquistadoras.

Aunque su padre nunca llegó a casarse con Isabel, reconoció a su hijo y le proveyó con una educación esmerada. Al principio siguió la carrera militar, como su padre, aunque en su caso se desarrolló en la península Ibérica donde ascendió al rango de capitán. Posteriormente, cambió la espada por la pluma y se dedicó a la literatura. Hizo traducciones del latín al español y escribió sobre la historia incaica, sobre la conquista del Imperio Inca y la exploración de la Florida.

Hagamos cuentas. Nació tan solo 47 años después del descubrimiento de América, consiguió ascender en la jerarquía militar y conseguir reconocimiento en todo el Imperio. En su lápida escribieron, entre otras cosas: “El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre en sangre. Perito en letras. Valiente en armas…”. Fue un magnífico ejemplo de lo que el Imperio Español produjo. Imperio tan denostado por otros que sin embargo no pueden mostrar casos parecidos. Que en su tumba se le califique de “Ilustre en sangre” es demostración que mientras que en otras civilizaciones solo se consideraban a los “de casa” como válidos para ser tenidos en cuenta, aquí cualquiera que tuviera meritos propios, podía tener futuro. La sangre aborigen no era un obstáculo infranqueable.

(Fuentes: Z@RHF y wikipedia)

También, el 12 de abril de:

  •  1752: El rey Felipe V firma el decreto por el que se crea la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, inaugurada al día siguiente.
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