(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)

Se instala y entra en funcionamiento la primera base española en la Antártida, la Base Antártica Juan Carlos I (1988). Un año más tarde se abriría una segunda, la Base Antártica Gabriel de Castilla.

Las dos bases, situadas en las Islas Shetland del Sur, se utilizan para realizar numerosos estudios científicos, tanto biológicos, como geológicos y climatológicos o de investigación militar. Estos experimentos se realizan solo en verano, época en la que cuentan con apoyo logístico y de mantenimiento del Buque de Investigación Oceanográfica  Hespérides (A-33). Las bases son gestionadas por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y por el Ejército de Tierra.

La apertura de las bases tenía como objetivo, además del uso científico, mantener la presencia española en la Antártida según los acuerdos suscritos dentro del Tratado Antártico, velando por el estricto cumplimiento y respeto a la legislación internacional relativa a dicho continente.

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