Se inaugura el Museo Real de Pintura y Escultura, que mas tarde se convertiría en el Museo del Prado (1819).
El Rey Carlos III mandó al arquitecto Juan de Villanueva que construyese un edificio con objeto de albergar una gran colección de arte bajo un único techo. El mayor impulso al proyecto lo dio Fernando VII, y sobre todo su esposa, Isabel de Braganza. Un decreto en 1920, tras haber absorbido al Museo de la Trinidad, lo convirtió en Museo Nacional del Prado.
En sus comienzos el museo contaba con 311 cuadros expuestos en tres salas, todos ellos de pintores de la escuela española, aunque almacenaba muchos más.
Hoy en día almacena más de 8.600 pinturas de las que exhibe menos de 2.000 debido a su falta de espacio.
La pinacoteca alberga obras de grandes maestros de las escuelas italiana, flamenca, alemana, francesa y sobre todo española.
Recibe anualmente más de tres millones de visitantes y es uno de los diez museos más importantes y visitados del mundo.