(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)

Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) muere al caer de un andamio mientras pintaba el retablo mayor de los Capuchinos de Cádiz. Se le supone discípulo de Juan del Castillo. Parece ser que quiso viajar a América con 15 años. Se casó en 1645. Su primer gran encargo fue la realización del claustro del convento de San Francisco, cuya ejecución se fecha hacia 1645 y se considera el primer peldaño de su creciente fama. Las influencias locales, inglesa y flamenca fueron muy importantes para su madurez artística y su proyección internacional.

Su viaje a Madrid en 1658 le abrió camino a las colecciones reales y al rico ambiento artístico de la Corte. Aunque la progresión artística de Murillo fue constante y alcanzó su plenitud a partir de la década de 1660, en los primeros oscuros años de su trayectoria dio una clara manifestación de su genio en ciernes. Las obras del pintor sevillano, como la Sagrada familia del pajarito, están presentes en los mejores museos del mundo (Prado, Louvre, Ermitage, National Gallery). Es considerado uno de los mejores pintores del barroco.

También, el 3 de abril de:

  • 1493: En Barcelona, los Reyes Católicos reciben con todos los honores a Cristóbal Colón.
  • 1559: Paz de Coteau-Cambresis.
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