El 31 de diciembre de 1617 nace en Sevilla Bartolomé Esteban Murillo. Último de catorce hermanos y huérfano en la primera adolescencia, la vida de Bartolomé Esteban bien pudo haber sido difícil en sus comienzos. Sin embargo, todo en su biografía sorprende por su extrema sencillez. No hay en la vida del genio ni rastro de viajes iniciáticos, frustraciones amorosas o experiencias vitales determinantes. Nació y murió en Sevilla, ciudad que nunca abandonó y en la que creció como artista. Su maestro fue Juan del Castillo, un pintor limitado y alejado de las corrientes de su tiempo. Nunca viajó a Roma, ni tan siquiera a Madrid. Sólo estudió el arte que pudo ver en Sevilla. Se casó al despuntar su éxito y tuvo nueve hijos, entre ellos varios eclesiásticos y algunas monjas. Su vida fue discreta y familiar, entregada siempre al trabajo, tan prolijo que es difícil de cuantificar.

En la pintura de Murillo hay una inclinación hacia la feminidad, un rasgo de dulzura amable y cercana representado en la maternidad. Así, sus cuadros de vírgenes alcanzarán fama mundial, pasando a la posteridad como el gran pintor de la Inmaculada. El misterio de Inmaculada defiende la honra intachable de la Virgen en el momento de la Concepción. En tiempos de Murillo, con la Reforma protestante y la nueva concepción antropológica del mundo, comenzó a cuestionarse el dogma. Paralelo al debate teológico discurrió uno artístico, que oscilaba entre las pinturas flamencas, que representaban a la Virgen en un plano explícitamente biológico, y la pintura de intencionalidad religiosa. Entre esta última, la tendencia era pintar a la Inmaculada con una expresión de pureza juvenil. Sin embargo el conjunto nunca era satisfactorio. Quien acertaba en la expresión erraba en el color, vistiéndola con mantos vivos o encarnados. Quien encontraba el color equivocaba la composición del cuadro. Murillo pudo por fin cerrar el debate, pintando a la Inmaculada como una joven de expresión dulce y honesta, centrando la composición, vestida de blanco y con un manto azul celeste.

Murillo cerró el debate artístico pero el teológico se mantendría abierto hasta que Pío IX lo resolvió en 1854 con la bula Inefabilis Deus. En 1682, Murillo sufrió un accidente cuando pintaba el convento de los capuchinos de Cádiz, se cayó del andamio y se fracturó la columna. Se reuniría con la Inmaculada el 4 de abril de 1682.

(Fuente: Almanaque de la Historia de España)

También, el 31 de diciembre de:

  • 1229: La ciudad de Palma de Mallorca, en manos de los musulmanes, es reconquistada por Jaime I el Conquistador.
  • 1936: Fallece Miguel de Unamuno, escritor y filósofo, nacido en 1864.
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