En el vídeo en el que abortistas atacan a católicos que defienden la Catedral de San Juan, en Argentina, se pueden ver claramente las dos banderas de las que hablaba San Ignacio. Los católicos hacen una cadena para que no se produzcan más ataques cristianos, como los perpetrados en los últimos meses, en Argentina. Los proabortistas provocan y actúan con violencia. Está muy claro qué bandera da la paz y cuál la quita.
Puedes ver el vídeo aquí (puede herir sensibilidades).
Los proabortistas escupen; los católicos miran al cielo en conversación directa con Dios.
Los proabortistas hacen pintadas ofensivas; los católicos defienden su fe.
Los proabortistas empujan a los católicos; los cristianos defienden el templo, unidos, firmes.
Los proabortistas restriegan sus cuerpos; los católicos mantienen su corazón y su alma en corazón.
Los proabortistas gritan; los católicos rezan.
Las proabortistas no respetan al ser humano: no respetan al niño que va a nacer, tampoco respetan al ciudadano que piensa diferente a ellos; los cristianos rezan, unidos.
Estas imágenes nos pueden recordar a lo vivido en nuestro país en la Jornada Mundial de la Juventud 2011, en Madrid:
Echando la vista más hacia atrás, también nos puede recordar a los valientes mártires que defendían la fe en la II República y la Guerra Civil, como los que defendieron con una cadena humana el Cerro de los Ángeles:
Volviendo a Argentina, podemos leer el testimonio de una de las testigos de estos ataques a los católicos en Aleteia.