Aprovechando la fiesta del cine, fui en familia a ver “Luz de soledad”. Tras “Un Dios prohibido” y “Poveda”, el director Pablo Moreno ha vuelto a acertar con el biopic de un santo español, en este caso de Santa Soledad Torres Acosta.
Aunque tengo que decir que la primera, sobre los mártires de Barbastro, es la que más me emocionó, se ve que Moreno ha ido mejorando y la calidad es mejor en esta última película. Los actores de este filme ya son viejos conocidos para los que seguimos su cine, ya que repiten tanto Elena Furiase como Raúl Escudero (y el director hace un cameo).
Moreno se apoya en el flashback para mostrar que los sacrificios que hacía Santa Soledad al lado de los enfermos, cumpliendo así la voluntad de Dios en su vida, son los que realizan ahora las religiosas que continúan con su congregación.
Y, como en “Poveda”, no calla temas como el escaso apoyo de algunos miembros de la Iglesia y de la sociedad hacia la obra de Dios que se estaba gestando o las envidias dentro del convento. También muestra claramente las desamortizaciones, sin duda episodio histórico poco o nada tratado en el cine español.
Especial atención merecen los paisajes urbanos de Madrid (tanto los del siglo XIX como los actuales) y, sobre todo, la última imagen. Simplemente conmovedora. De las que quedan grabadas en la retina y en el corazón.
En mi opinión, Pablo Moreno realiza una gran obra llevando a formato cinematográfico las vidas de santos españoles para darlas a conocer a los espectadores actuales. Las tres veces que he salido del cine de ver sus películas, he tenido ganas de saber más de sus protagonistas.