En todos mis viajes a Roma he procurado visitar esta iglesia para rezar a nuestra Madre Santa María del Popolo y para admirar sus muchas joyas artísticas, entre las que podemos destacar dos célebres pinturas de Caravaggio: La conversión de san Pablo y La crucifixión de San Pedro.

San Josemaría también rezó frecuentemente ante esta imagen de la Virgen. La siguiente consideración es su homilía: “Por María hacia Jesús” (Es Cristo que pasa, punto 143).

“Consideremos atentamente este punto [Es Dios quien nos ha dado a María, y no tenemos derecho a rechazarla, sino que hemos de acudir a Ella con amor y con alegría de hijos], porque nos puede ayudar a comprender cosas muy importantes, ya que el misterio de María nos hacer ver que, para acercarnos a Dios, hay que hacerse pequeños. En verdad os digo —exclamó el Señor dirigiéndose a sus discípulos—, que si no os volvéis y hacéis semejantes a los niños, no entraréis en el reino de los cielos».

La Madonna del Popolo se venera en la iglesia del mismo nombre, ubicada en la Piazza del Popolo, en Roma, junto a la Porta Popolo, por la que entran los peregrinos que vienen del norte, por Vía Flaminia, a visitar la Tumba de San Pedro.

Fue fundada en el año 1099 por el Papa Pascual II, para conmemorar la liberación del Santo Sepulcro de Jerusalén, ese mismo año, en la primera cruzada.

Está construida en el mismo lugar que ocupó en la antigüedad la tumba del emperador Nerón (54-68, s. I), uno de los emperadores más odiados (cuentan algunas crónicas que la gente tiró al Tíber sus restos mortales cuando salieron a la luz, al comenzar las obras). Las obras fueron sufragadas por el pueblo romano, de ahí su nombre: Santa María del Popolo. Al principio fue un pequeño templo, fue ampliado en el s. XIII y completamente reestructurado en torno al año 1475, durante el pontificado de Sixto IV (el de la Capilla Sixtina), tal como podemos leer en el dintel de la puerta lateral.

Algunas curiosidades:

El retablo del altar mayor está presidido por una pequeña imagen de la Madonna del Popolo, titular de la iglesia, de estilo bizantino; fue trasladada en el siglo XIII, procedente de la capella del Santissimo Salvatore in Laterano, donde ya le tributaban gran devoción los romanos. Durante siglos fue creencia popular que este icono era un retrato de María que había realizado el evangelista san Lucas.

El monje agustino Martín Lutero, en su viaje a Roma de 1510, se hospedó en el convento que había anexo a la iglesia, siete años antes de que comenzara su reforma protestante.

Julio Íñiguez Estremiana

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