Así reza el final de la poesía homenaje del gran escritor Lope de Vega al no menos gran almirante de la Armada de España don Álvaro de Bazán y Guzmán, héroe de Lepanto y de tantos otros enfrentamientos por el honor de España.

Son dos de tantos gloriosos nombres que han dado fama a España a lo largo de su historia, fruto de sus tiempos, cuyo comportamiento se entiende dentro de los acontecimientos por ellos vividos.

¿Y a qué viene esto?

Es de actualidad la petición de beatificación de la Reina Isabel La Católica, por la que no han faltado críticas.

Críticas que vienen de revisar la historia a partir de criterios y valores actuales, llenándose artículos y entrevistas con expresiones del tipo:

“La Biblia no es feminista”

“Los comunistas de hace 2000 años”

De esta espira,l por suerte, surgen personas reconocidas que dan su opinión a cara descubierta. Me refiero al artículo publicado por el escritor Arturo Pérez-Reverte:

Intolerancia y otras idioteces

Del artículo destaco su último párrafo:

El deber de un sistema educativo es conseguir que la historia, el pasado, la memoria, se estudien para comprenderlos. No para condenarlos desde la simpleza y la ignorancia”.

A las personas se les debe estudiar de acuerdo al momento histórico y las circunstancias en las que vivieron. Como ejemplo, podemos utilizar a dos personajes de la Conquista de América, quizás de los menos conocidos.

Ambos castellanos, uno de Talavera y el otro de Cuenca.

El primero, por hambre se unió al segundo viaje de Colón, y por vividor, el ron y las deudas le convirtieron en “el primer pirata del Caribe” y ejerciendo tal profesión terminó en la horca en 1.511. Les hablo de Bernardino de Talavera.

Si fuese norteamericano, al menos habría una película de su vida.

¡Pero por suerte fue español!

Saltó a los libros de historia por rescatar en el peor momento que estaba pasando a nuestro amigo de Cuenca.

Este segundo fue paje del duque de Medinaceli, lucho en la guerra de Granada y se distinguió por su actividad de guerrillero contra los musulmanes.

Dicen que era “pequeño, simpático y de aspecto inofensivo”. De ahí que se ganase con facilidad la confianza de las personas.

Era tal su astucia que no dudó en regalar unas pulseras al cacique isleño de La Española, Caonabó, dándose este cuenta demasiado tarde que dichas pulseras en realidad eran grilletes carcelarios, por lo que quedó preso.

Conoció a Colón, Juan de la Cosa, Américo Vespucio, Francisco Pizarro y a tantos otros.

Dice la leyenda que con 50 hombres derrotó y masacró a mas de 10.000 nativos de La Española. Quizás por eso y tantos otros motivos tomó los hábitos franciscanos según había prometido, terminando sus días en 1.516.

Estamos hablando de Alonso de Ojeda, que envió el primer cargamento de oro a España, exploró por Venezuela y Colombia e inició la colonización de Tierrafirme construyendo el fortín San Sebastián en el golfo de Urabá.

¿Fueron buenas o malas personas?

¡Fueron personas de su tiempo, ni peores ni mejores que el resto de los españoles y europeos de su época!

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