Esta semana se ha hecho pública la noticia de que la Comunidad de Cantabria va a empezar el proceso para tener su propia ley LGTBI – ley para la igualdad de trato y no discriminación por razón de orientación sexual e identidad de género -. Parece ser que la novedad de esta nueva ley va a ser:
¡Vaya, otros que siguen los pasos de la ley de Madrid!
Comentándolo con un amigo, me ha sacado de mi error:
“Ni mucho menos, ya hay otras que se han ido publicando sin hacer ruido, la estrategia que están siguiendo es ‘cocinarnos a fuego lento’ para que así no nos demos cuenta y no reaccionemos o cuando lo hagamos ya sea tarde”
A continuación destaco algunas de las que ya se han ido publicando:
Galicia: “otorga una serie de privilegios al colectivo homosexual por encima del resto de los ciudadanos”
Murcia: “esta medida es incompatible con la libertad de enseñanza”
Extremadura: “vulnera las libertades, el principio de isonomía (de igualdad entre ciudadanos) y ciertos derechos fundamentales”
Baleares:“ataca el principio de presunción de inocencia”
Cataluña: “imponer los postulados LGTB a los niños”
Madrid: “la norma tiene contraindicaciones por inconstitucional”
Según parece, la próxima será la de la Comunidad Valenciana y la de Cantabria, que como vemos ya está… ¡para entrar al horno!
Aunque ya hay voces que claman por una ley a nivel nacional.
Hay algunos aspectos que llaman la atención, a pesar de las quejas reiteradas desde diferentes fuentes, como podemos ver.
Y que, además, no se oculta por el propio colectivo LGTBI que, aunque disfrazado de igualdad, lo que se busca es conseguir una serie de privilegios que se mantengan y traspasen de unas generaciones a otras dando forma a un colectivo ultra-protegido y ultra-privilegiado en detrimento de los derechos del resto de los ciudadanos.
¡En todos los casos las leyes se aprueban en los parlamentos por “unanimidad” de todos los grupos políticos!
¿Buscando el mayor bien para todos los españoles?
Me temo que no, tan elevado nivel de acuerdo hay que encontrarlo en otros aspectos más mundanos:
El € es el pegamento que tan fuerte une las voluntades políticas de los parlamentos.
Ante esta situación, ¿qué podemos hacer?. Debemos resistir y confiar en nuestras creencias y valores, declarándolos cuanto más claro y más alto mejor.
Creencias y valores que existían antes y seguirán existiendo después.