evangelio_cathopic
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Te llamaron loco a Ti. Y a los tuyos. Y a muchos otros hombres y mujeres en la historia. Les llamaron trastornados, chalados, insensatos, lunáticos… porque el evangelio le daba un poco la vuelta a todo.

Hoy todo es más sutil, pero al final sigue habiendo quien piensa, burlón, que tomarse demasiado en serio tu proyecto tiene algo de chifladura… ¿Y qué más da lo que digan? ¿Quién es el loco, y quien el cuerdo? Es verdad que puede parecer temerario arriesgarse a amar a tu manera, a gastar la vida sin demasiadas reservas, a buscarte aunque te nos escondas un poco.

Y, con todo, mejor ser capaces de vivir esa lógica que nos hace los más locos del mundo, y los más humanos. “Nadie da nada por nada”. “Piensa mal y acertarás”. “Todo tiene un precio”. “El que pega primero pega dos veces”. “Calumnia, que algo queda”. “Dios no existe, así que disfruta de la vida”. Refranes de siempre, eslóganes de ahora.

Y frente a ellos, se alza, desnuda, esa otra verdad tuya que invita a amar sin esperar nada a cambio. A partir tu pan con el hambriento y tu túnica con el desnudo. Esa forma tuya de tener siempre una palabra y un gesto de acogida para cada persona, al margen de etiquetas ni prejuicios. Esa forma tuya de saber que cada persona es un tesoro único que Dios ha puesto en este mundo para que dé fruto.

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