La fe es una historia de búsqueda. De Dios y su verdad. De algo que dé sentido a lo que ocurre. De respuestas a las grandes preguntas, por el sentido de la vida, de la muerte, del dolor, del amor.
En esa búsqueda no estamos solos. De hecho, nos apoyamos en lo que otras personas antes que nosotros vivieron, intuyeron y comprendieron. Desde ahí aprendemos, y seguimos tratando de aprehender una verdad que se va desplegando en el tiempo. Hoy quiero sentirme unido a toda esa cadena de buscadores de Dios que, desde el inicio de los tiempos, buscan.
La fe cristiana implica ponerse manos a la obra. Echar raíces en el amor lleva a vivir desde un amor real, concreto, encarnado y fecundo. Supone trabajar con y por otros. A veces otros serán quienes te ayuden. En algunas ocasiones seré yo quien ayude a los demás.
Y muchas otras veces seremos, juntos, capaces de construir mucho… sanar heridas, alumbrar mundos nuevos, imaginar paraísos, desbaratar infiernos. Al juntar las manos y los brazos, al sumar las fuerzas, surge algo nuevo, diferente. En el encuentro hay una fecundidad mayor. En los proyectos así compartidos hacemos.
Prantxes Xabier de Echarri y Moltó