¡Feliz Navidad de parte de todo el equipo de Enraizados!
Recibe mis mejores deseos para estas Fiestas de Navidad: que en compañía de Jesús, María y José seas muy feliz junto a tus seres queridos y ayudes a quienes tienes a tu alrededor a ser también felices en estos días. Y que el Niño de Belén nos depare a todos un Año Nuevo 2017 repleto de bendiciones.
Hasta hace unos pocos años con esta sencilla felicitación navideña todos entendíamos que se trataba de felicitarnos en una importante efeméride cristiana, pero en estos tiempos que nos toca vivir, me temo que ya no es así: lo que se lleva ahora son meras expresiones de buenos sentimientos, que no me parece mal, pero sin llegar al profundo significado que encierra una felicitación navideña.
Lo veo así porque, ya con muchos días de antelación, nos vienen “bombardeando” desde todos los frentes, invitándonos a hacernos muchos regalos y a celebrar grandes comidas, cenas, cotillones, etc.; por no hablar de los que se empeñan en que celebremos cosas tan extravagantes como el solsticio de invierno.
Por todo ello, si me lo permites, me animo a recordarte cuál es la razón para la efusión de buenos sentimientos y alegría que vivimos en estas fechas. Y para ello me parece que puede ser suficiente traer a nuestra memoria dos hechos históricos:
- El primero ocurrió hace dos mil años: César Augusto era el emperador de Roma, Quirino el gobernador de Siria y Herodes el Grande el rey de Judea. Una noche, en la región de Judea, un grupo de pastores pernoctaban al raso cuidando sus rebaños; de improviso se les apareció un ángel de Dios y les dijo:
“No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy os ha nacido, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo, el Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre”.
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres en quienes Él se complace».
Los pastores se dirigieron a toda prisa a Belén, diciéndose unos a otros: vayamos a ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado. Y encontraron a María y a José, y al niño reclinado en un pesebre, como el ángel les habían dicho. Y todos los que lo oyeron se maravillaban de cuanto los pastores les contaban.
- El segundo hecho ocurrió setecientos años antes que el anterior, en esa misma región: gobernaba en Judea el rey Ajad, pero no lo hacía con la justicia; Dios le envió al profeta Isaías para reprenderle y que se convirtiera, pero el rey le rechazó; entonces Isaías le habló de parte de Dios: “Escuchad, pues, casa de David. ¿Os parece poco cansar a los hombres, para qué queráis también cansar a mi Dios? Yahveh mismo os dará una señal: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrá por nombre Emmanuel”.
Pienso que durante esta Navidad nos puede hacer mucho bien si, de vez en cuando, ponemos el móvil en modo avión y dedicamos un rato a meditar en estas cosas.
El Papa Emérito Benedicto XVI, en la Audiencia general del 21 de diciembre de 2011, decía: “A nosotros, los creyentes, la celebración de la Navidad nos renueva la certeza de que Dios está realmente presente con nosotros. (…) En ese Niño nacido en Belén, Dios se ha acercado al hombre: nosotros lo podemos encontrar ahora, en un «hoy» que no tiene ocaso”.
El Papa Francisco, en la Audiencia general del 12 de octubre de 2016, afirmaba: “Me vuelve a la mente la frase de San Agustín: «Tengo miedo de que el Señor pase» y no le reconozca, que el Señor pase delante de mí en una de estas personas pequeñas, necesitadas, y yo no me dé cuenta de que es Jesús”.
¡MUY FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!
Recibe un fuerte abrazo de José (presidente), María Isabel (vicepresidenta) y todo el equipo de voluntarios de Enraizados
P.D: Aquí puedes ver el ganador del III concurso de belenes de Enraizados.