Ago 22, 2018 | Actualidad
En la primera de esta reducida serie de entregas nos habíamos quedado con ‘el cuadro’ encontrado por el capitán Álvaro de Saavedra a su llegada a las Molucas, pero para tratar de entender la situación debemos remontarnos a mucho antes en el tiempo.
¡Si nos vamos al principio de todo!
Los conflictos ya se iniciaron con la presencia de Magallanes y Elcano pero ‘las hostilidades’ no comenzaron por completo hasta la llegada del segundo viaja a las Molucas, el encabezado por Loaisa y por Elcano, aunque ninguno de ellos llegó a su objetivo haciéndose con el mando de la expedición Martín Iñiguez a la muerte de ambos.
Nada más llegar la nao Victoria con los supervivientes de la flota de Loaisa a las islas Molucas, en noviembre de 1526 fueron recibidos por el rey de la isla principal, Gilolo (o Jailolo, la actual Halmahera), el cual al conocer que no eran portugueses sino castellanos de inmediato pidió alianza con el Emperador con el objeto de frenar el avance portugués en las islas.
La primera de las acciones militares de los nuevos aliados se produjo con la defensa de la vecina isla de Tidori (actual Tidore), que estaba siendo atacada por los aliados de los portugueses, tras su defensa finalmente allí es donde en enero de 1527 se asentaron las fuerzas castellanas.
“Los de la nao inmediatamente empezaron á hacer en la isla tres baluartes de piedra, tierra y madera para poder defenderse de los portugueses á lo que ayudaban todos los indios hasta las mugeres, y el día siguiente pusieran, en tierra parte de la artillería, todas las mercaderías y cosas que había abordo, con la mitad de la gente de la nao, pues recelosos de que irían los portugueses á echarla á pique, procuraron hacerse fuertes en tierra y abordo lo mejor que pudieron. La nao llegó al Maluco con 105 individuos, habiendo fallecido cesa de 40 hombres desde el estrecho de Magallanes hasta aquellas islas”
[FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, p. 65]
Se establecieron justo en frente de la isla de Terrenate (actual Ternate) donde los portugueses disponían de una importante fortaleza.
“Los indios de este pueblo eran vasallos del Rey de Tidori, y tanto ellos como el gobernador del lugar, que fue abordo y se llamaba Bubacar, luego que vieron qué eran castellanos, los recibieron con mucho placer. Allí encontraron un esclavo de los portugueses que estaba huido; hablaba bien el portugués, y les dijo que se hallaban portugueses en Maluco, que tenían una fortaleza de cal y canto en la isla de Terrenate, y que muy pocos días antes de la llegada de la nao habían destruido al Rey de Tidori, el cual siempre tuvo guerra con los portugueses, porque las dos naos de Juan Sebastián de Elcano y de Gonzalo Gómez de Espinosa se habían cargado de clavo en su isla».
[FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, pp 57-58]
Entre enfrentamientos entre las flotas y ataques a las fortalezas transcurrieron los años 1526 y 1527 hasta que en una de los intentos de tregua entre las fuerzas de ambos reinos los portugueses envenenaron a Martín Iñiguez, muriendo el 11 de julio de 1527 y siendo sustituido mediante votación de los castellanos por Hernando de la Torre,
Como podemos ver ‘la cosa no iba ni mucho menos a mejor’.
¡Les espero en la siguiente entrega!
Vicente Medina
BIBLIOGRAFÍA
PARES, Portal de Archivos Españoles:
Tratado de Alcáçovas, 1479
Tratado de Tordesilllas, 1494
Tratado de Zaragoza, 1529
FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín,
“Colección de los Viajes y Descubrimientos que hicieron por Mar los Españoles: Segundo Viaje al Maluco, El del Comendador Fr. García de Loaisa”
Ago 20, 2018 | Actualidad
Todos hemos visto en las películas americanas las guerras entre los “vaqueros” americanos y los indios apaches. En las películas, los americanos disponían de pistolas de repetición y rifles de largo alcance y sin embargo pasaban apuros para contener los ataques de los indígenas armados de arco y flechas. Estos hechos ocurrían a finales del siglo XIX. Pocos son conscientes que, cien años antes, los españoles se habían establecido en Arizona y que, con increíblemente reducidos medios humanos y tecnología del siglo XVIII, mantuvieron su presencia en estas salvajes tierras.
Hagamos una pequeña explicación de la situación de Arizona hasta el momento de la fundación de Tucson. Los españoles exploraron estas tierras en 1540. Fue la expedición de Vázquez de Coronado la que dio las primeras noticias de estos lugares y de sus habitantes. Desde entonces, el dominio español fue más bien nominal y la frontera real se situaba más al sur. Son unas tierras con pocas riquezas naturales, donde solo la ganadería permite una explotación económica exitosa, pero en donde unos belicosos indígenas (apaches, comanches y navajos) hacían muy difícil los asentamientos permanentes.
Con el paso del tiempo, algunas tribus locales se integraron en la nueva civilización, como por ejemplo los indios Pima, y formaron parte de la estrategia española en garantizar una frontera segura. Nunca hubo una colonización con elementos españoles, entre otras razones porque la demografía de la época no daba para muchas gestas. La parte militar estaba asegurada por los legendarios “dragones de cuera”, una especie de caballería pesada que normalmente actuaba en pequeños grupos, pero dotada de una gran movilidad y conocimiento del terreno. El escritor Alber Vázquez describe con mucha intensidad la capacidad de estas unidades militares.
El caso es que a finales del siglo XVIII, el monarca Carlos III decide impulsar la colonización de los territorios que hoy configuran California, Nuevo Méjico, Arizona y Texas para frenar el avance de los ingleses desde sus colonias del Atlántico. Todo ello con unos escasos recursos y ninguna fuente estable de emigrantes. En este contexto fue enviado Hugo O’Conor a fundar diversos presidios.
Tucson fue el que tuvo más éxito y el que recibió más ataques organizados por parte de los apaches. En poco tiempo pasó de ser un simple conjunto de edificios a una organizada área rectangular con dos torreones que llegaron a ser característicos de las instalaciones militares de la zona y fueron copiados por los americanos.
Bajo la organización española, Tucson se mantuvo firme frente a los ataques apaches. El presidio languideció bajo la organización mexicana y, para dar una idea de la dureza de la región, baste decir que las guerras y acciones militares de los estadounidenses (los vaqueros de las películas) contra los indígenas locales no acabaron hasta principios del siglo XX.
Hay que añadir también que la gestión española insistió en la sedentarización de las poblaciones autóctonas para mejorar su nivel de vida. Dejó a poblaciones locales, como los Pima, capaces de integrarse en las nuevas formas de vida. En contrapartida, los estadunidenses se limitaron a exterminar a las poblaciones que se les oponían y a relegarlos a reservas donde fueron languideciendo.
Manuel de Francisco
Fuentes:
History of the original Presidio Real de San Agustín del Tucson
«Resiste Tucson» (Alber Vázquez)
Ago 15, 2018 | Actualidad
Corría el año 1528 de una época en la que a los españoles se nos hacía pequeño el mundo conocido y abundaban las ganas de descubrir y ampliar las tierras conocidas. En esa época mandaban en el mundo occidental dos imperios ibéricos: el encabezado por el Rey de Portugal y el dirigido por el Emperador Carlos V.
Entre ambos reinos existía una inmejorable convivencia conseguida con la aplicación de sucesivos acuerdos. En primer lugar el Tratado de Alcáçovas de 1479, con el que las monarquías ibéricas pactaron un primer reparto atlántico. Y posteriormente por el Tratado de Tordesillas de 1494 por el que fijan un reparto global entre las coronas de Castilla y Portugal.
Pero el viaje de Magallanes y la comprobación de la ‘redondez’ de la Tierra por parte de Elcano lo cambia todo, si hay un meridiano en occidente es obligatorio que haya otro meridiano en oriente que debe trazar una nueva frontera entre ambos reinos.
Con este escenario a nivel mundial llega a las islas Molucas la nao Florida al mando de Álvaro de Saavedra que meses antes había partido desde Nueva España siguiendo órdenes del propio Hernán Cortés, ni él ni nadie en ambos reinos se podría imaginar lo que allí estaba pasando.
“El día 4 de Mayo dieron alarma en Tidori, y luego el gobernador Quichil Rendo y caballeros de la ciudad fueron á decirle al capitán de los castellanos de parte del Rey, que muchos paraoles de Terrenate iban sobre el pueblo de Zoconora, y que lo quemarían, pues sabían que no tenia gente, por lo que en nombre del Emperador y de su Rey le pedían favor con la fusta, por tener pocos paraoles para oponerse á los que venían de Terrenate. Fue también al puerto de Tidori Hernando de Baldaya de capitán de una galera bien armada, donde iban cuarenta portugueses, y escribió una carta á Hernando de la Torre, desafiándolo para que saliese con la galera que tenia y cuarenta españoles, que era igual número que ellos».
[FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, p. 115]
Lo que allí estaba ocurriendo era una guerra abierta entre los diferentes reinos de las Molucas, unos como aliados del Rey de Portugal y otros aliados del Emperador, guerra que se desarrollaba en la frontera oriental del Tratado de Tordesillas.
Pero ¿cómo se había llegado a esta situación?
Como contestar no va a ser nada corto, la respuesta en una semana, ¡les espero!
Vicente Medina
BIBLIOGRAFÍA
PARES, Portal de Archivos Españoles:
Tratado de Alcáçovas, 1479
Tratado de Tordesilllas, 1494
Tratado de Zaragoza, 1529
FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín,
“Colección de los Viajes y Descubrimientos que hicieron por Mar los Españoles: Segundo Viaje al Maluco, El del Comendador Fr. García de Loaisa”
Ago 11, 2018 | Actualidad
El espíritu aventurero, las ansias de descubrir nuevas tierras y navegar por desconocidos océanos han dado a la historia de España marinos que, arrostrando cientos de dificultades han cubierto de gloria, honor y valentía el globo terráqueo. Y entre ellos, nos encontramos con Antonio Barceló y Pont de la Terra (Palma de Mallorca, 1 de enero de 1717- 25 de enero de 1797).
El llamado «Capitá Toni» era de origen humilde, un plebeyo al cual se le hizo imposible alcanzar la hidalguía, que, sin embargo, sí logró, entre envidias y calumnias, alcanzar el grado de teniente general, merced a su valor y a su arrojo. Unos méritos de guerra que le llevaron desde el puesto de grumete en el jabeque de su padre hasta el de Almirante-Comandante y caballero de la Real Orden de Carlos III.
El Capitá Toni inició su andadura militar al mando de un jabeque, embarcación de elegantes líneas, rápida y con una maniobrabilidad envidiable. Su función sería la de un actual guardacostas, con una potencia de fuego escasa, pero sumamente eficaz en manos del Capitá Toni. Navegando por el Mediterráneo, su inicial objetivo fue el apresamiento de los piratas berberiscos y argelinos. En 1762 con su jabeque rindió combate a tres enemigos con 160 turcos; en uno de ellos hizo prisionero al famoso Selim, capitán de aquellos piratas, siendo nuevamente herido en el abordaje por una bala de mosquete, que le atravesó la mejilla izquierda y que dejó su cara desfigurada para siempre. Prosiguieron sus proezas contra los moros, que eran casi diarias; en julio de 1768 batió y apresó en las cercanías del Peñón de Vélez de la Gomera a un jabeque argelino de 24 cañones. Sus andanzas por los mares del Mediterráneo, desde Cartagena, hasta Argel. Fue Carlos III quién ordenó el asedio y conquista de la ciudad, figurando entre los asediadores el brigadier Barceló quién, ante el desastre del desembarco de las tropas españolas, fue capaz con su arrojo y sus naves de bajo calado de hacer frente a cargas de caballería, salvando a muchos trasportándolos con sus jabeques.
Al primer desastre de Argel, le siguió el sitio a Gibraltar en 1779. Y fue entonces cuando Barceló obtuvo permiso para la construcción sus famosas lanchas cañoneras, de invención propia, para bombardear la plaza con más potencia. Ideó Barceló armarlas con una pieza de 24 o con un mortero, y grandes botes de remos. Para proteger a la dotación se las dotó de un parapeto plegable forrado por dentro y fuera de una capa de corcho. Medían 56 pies de quilla, 18 de manga y 6 de puntal, con 14 remos por banda, llevaban la pieza mencionada giratoria, con una gran vela latina y una dotación de unos treinta hombres. Perfiladas por su proa, el blanco que ofrecían era mínimo para los cañones ingleses de tierra. Barceló atacaba de noche, mientras los ingleses solamente divisaban un pequeño bulto y un resplandor, al cual dirigía sus cañonazos, comprobando, al poco tiempo, que ello era una pérdida absoluta de munición. Así, del gran esfuerzo del Capitán Toni surgió una coplilla;
Si el rey de España tuviera
cuatro como Barceló,
Gibraltar fuera de España
que de los ingleses no.
Abandonado el sitio de Gibraltar, Barceló regresó con sus jabeques a Argel y a Tánger, sin que las naves españolas alcanzasen sus objetivos. Ya con setenta y tres años, fue requerido por Carlos IV para comandar una escuadra a fin de socorrer a Ceuta, asediada por los musulmanes. Abiertas negociaciones de paz, estas no prosperaron, siéndole dado el mando al teniente general Morales de los Ríos, Barceló se sintió discriminado y, con queja a Rey, recuperó el mando, pero ya fue inútil. El mal invierno obligó a la escuadra a permanecer al resguardo del puerto, y, en junio de 1792, se firmó la disolución de la escuadra.
Barceló regresó a su tierra en donde, rodeado de envidias y maledicencias, entre ellas que solamente sabía escribir su nombre, falleció a los ochenta años. Sin embargo, en nuestros días es recordado como un hombre valeroso y noble, que suplía su falta de conocimientos con su experiencia y su valerosa pericia.
Francisco Gilet
Bibliografía:
– Cervera y Jácome, Juan. El Panteón de Marinos Ilustres. Ministerio de Marina. Madrid. 1926.
– Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
– Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa-Calpe. Tomo 7. págs. 713-714.
– Fernán-Núñez, Conde. Vida de Carlos III. Librería de Fernando Fé. Madrid. 1898.
– Fernández Duro, Cesáreo. La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid. 1973.
Ago 9, 2018 | Peticiones
Desde Enraizados queremos dar el lugar que se merece a la Reina Isabel la Católica, una figura histórica clave tanto para toda la Hispanidad como a nivel mundial.
Por eso nos hace mucha ilusión que la Archidiócesis de Valladolid, que lleva la Causa de Beatificación, desarrolle un simposio internacional que lleva por título “Isabel la Católica y la Evangelización de América”.
Será del 15 al 19 de octubre en la capital vallisoletana. Aquí tienes toda la información (programa, precio, lugar…): https://www.reinacatolica.es/blog/13_SIMPOSIO-INTERNACIONAL–Isabel-la-Cat%C3%B3lica-y-.html
Quizás lo has oído anunciado en la radio.
Creo que va a ser muy interesante, y por eso algunos de los voluntarios de Enraizados estarán allí (si finalmente te apuntas, escríbeme a info@enraizados.org para que puedas conocer a otros “Enraizados”).
Algunos de los temas de los que se hablarán:
- “Isabel, Madre de América. Lo recibido y aportado en la Iglesia y la Cultura”.
- “Isabel y mujeres evangelizadoras”
- “Los santos en la primera evangelización del Nuevo Mundo”.
Además, los inscritos podrán visitar algunos lugares isabelinos de la mano de D. Javier Burrieza Sánchez, Doctor en Historia. También el Padre Javier Carnerero, postulador de la Causa de beatificación, informará sobre el estado del proceso.
Puedes inscribirte aquí: https://www.reinacatolica.es/blog/13_SIMPOSIO-INTERNACIONAL–Isabel-la-Cat%C3%B3lica-y-.html