El sacrificio de Excalibur
En una ocasión mi profesora de literatura ofreció puntos extra para aquellos alumnos que tuvieran completos sus apuntes. Una chica que había escrito cuatro letras en algunas clases a las que fue, presentó con cinismo su libreta.
Cuando la profesora lo revisó, cabreada sin decir nada le devolvió la libreta. La chica, empezó a reclamar y preguntó «¿pero qué me falta?», la profesora respondió: «sentido común».
Entonces, la estudiante empezó a repasar la libreta de adelante a atrás y de atrás a adelante… Diciendo «¿sentido común?, ¿sentido común?, ¿sentido común? Estoy segura que no me falta, yo vine a esa clase y tomé apuntes».
Aún recuerdo la risa de los que estábamos esperando y la cara incrédula de la profesora al ver la reacción de la alumna.
Esa misma cara creo que es la que tenemos muchos ciudadanos españoles al ver la falta de sentido común en el tema que predomina hoy «el sacrifico del perro Excalibur».