Resolución del Consejo de Presidencia de la Federación de Asociaciones de Familias Católicas (FAFCE) sobre la Conferencia sobre el Futuro de Europa

Resolución del Consejo de Presidencia de la Federación de Asociaciones de Familias Católicas (FAFCE) sobre la Conferencia sobre el Futuro de Europa

Resolución del Consejo de Presidencia de la Federación de Asociaciones de Familias Católicas (FAFCE) sobre la Conferencia sobre el Futuro de Europa. 

 

El día 26 y 27 de de mayo de 2021, FAFCE celebró su Reunión de la Junta bianual, la recopilación de sus 28 miembros, asociados, en la cual pertenecemos, junto a los observadores de organizaciones  de 18 países europeos.

A la luz del lanzamiento de la Conferencia sobre el Futuro de Europa el 9 de mayo de 2021 en Estrasburgo.

Considerando el actual invierno demográfico que sufre Europa, puesto de manifiesto en la Resolución del Consejo de Presidencia de la FAFCE de 2018 sobre Invierno Demográfico en Europa, y recientemente recordado por el Papa Francisco con ocasión de los Estados Generales de Natalidad, el 14 de mayo de 2021, en los siguientes términos “Si las familias no están en el centro del presente, no habrá futuro; pero si las familias vuelven a ponerse en marcha, todo vuelve a funcionar”.

  • Destacando el carácter complementario de la democracia y la demografía y su profunda vinculación con la familia.
  • Insistiendo en el papel de las familias y de las asociaciones de familias como protagonistas de la vida pública.

La FAFCE recuerda el decisivo papel de las familias en el futuro democrático y demográfico de Europa:

1.- La familia es la primera comunidad de personas y la primera red de compromiso social. Todos los cuerpos intermedios parten de comunidades de familias. Tanto el mercado como el Estado existen para ponerse al servicio de la comunidad.                                  

2.- Los principios democráticos se derivan de la experiencia cristiana de la dignidad humana y se transmiten de generación en generación en las familias; esos principios son el resultado del sentido de responsabilidad que se vive en las familias, en las que existe un respeto recíproco entre hombre y mujer, se estima el papel fundamental de los ancianos, y se coloca en el centro el bien común y la generosidad. En las familias, los niños crecen para convertirse en ciudadanos comprometidos, capaces de cuidar a los más débiles y desfavorecidos de sus comunidades.                                                                                                                                                    

3.- Incluso en una situación de pandemia, el papel de la familia también es transmitir los principios democráticos y compartirlos con sus comunidades a través de redes de familias y de asociaciones de familias, que no solo transciende de la sociedad, sino también de los países, tal como demuestra la mera existencia de la FAFCE.                                                                 

4.- Los abuelos y padres desempeñan una función esencial en la transmisión del conocimiento y la memoria cultural, afirmados por su experiencia de caridad, paz, justicia y solidaridad.                 

                                                                                                

5.- Una auténtica democracia no es solo el resultado de una serie de normas o un modelo exportable; más bien es la virtud de afirmar y dar testimonio de la dignidad de toda persona humana y el compromiso por el bien común.                                                                           

6.- La democracia es imposible sin las familias y su regeneradora contribución al futuro de sus comunidades. Por consiguiente, debe reconocerse a las familias su papel como agentes democráticos, núcleos de acción social, y protagonistas de las políticas demográficas y familiares. En consecuencia, el Estado y los organismos públicos deben promover la libertad y el ejemplo democrático de las familias, adoptando un planteamiento ascendente, respetando el principio de subsidiariedad.                                                                        

7.- La sostenibilidad generacional constituye una condición necesaria para la democracia en Europa: a falta de nuevas generaciones que sostengan la democracia, no habrá futuro para Europa ni para su cultura democrática.


 Europa se enfrenta a retos nuevos que deben afrontarse con solidaridad. La solidaridad intergeneracional e interfamiliar es el primer ejemplo de los que los agentes políticos pueden extraer enseñanzas. FAFCE hace un llamamiento a los responsables políticos nacionales y europeos para que reconozcan el papel de las familias e inviertan en ellas para dotarlas de medios para participar en la democracia y ser garantes de pluralismo.

 

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