Oct 8, 2018 | Actualidad
Ya con las dos flotas en orden de batalla, los cristianos a remo y los otomanos con todo el trapo desplegado, en el último instante el viento del Este roló al Oeste deteniendo el avance de la flota turca y lo que era más importante provocando que en la batalla el humo de la artillería cristiana se les echara encima.
Fuera por lo que fuese lo que al final ocurrió es que la batalla se dividió en tres partes, las primeras unidades en chocar fueron la del ala izquierda cristiana al mando de Barbariego y la de Siroco por los otomanos, el objetivo de estos segundos era doblar al ala cristiana acercándose a la costa todo lo posible, por parte de los cristianos sus esfuerzos eran evitar dicha superación, en el combate las galeras otomanas dejan un hueco entre ellos y el centro que es aprovechado por el veneciano Marco Quirini que con las naves del Papado y de Génova logran penetrar por el hueco superando a las turcas, estas probablemente por la cercanía a la costa en lugar de servirles de apoyo para su defensa su proximidad se convirtió en una insoportable tentación que les llevó a echarse a la playa y huir del combate.
Con la victoria en el ala izquierda cristiana el combate se desplaza al centro donde la flota turca choca contra el muro formado por las 6 galeazas que hacen dudar a algunas de las galeras enemigas y separarse rompiendo la formación a todas ellas, a partir de ese momento el objetivo es buscar a las capitanas de uno y otro bando, al final la Sultana y la Real entran en combate y con ellas el resto apoyando las unas a la primera y las contrarias a la segunda.
El combate entre la Sultana y la Real es confuso en unas ocasiones la victoria se decanta por un bando y en el siguiente por el otro.
Al final la llegada de la flota de Don Álvaro de Bazán reforzando a la Real con 200 hombres hace caer la balanza de la parte cristiana dando fin al combate con la muerte de Alí, al igual que la muerte de Siroco había dado fin al combate en el ala izquierda.
Pero…
Durante todo este tiempo, ¿Qué estaba ocurriendo en el ala contraria?
Uluch Alí al mando del cuerno izquierdo otomano viendo su superioridad en naves, mas de 90 entre galeras y galeotas, toma rumbo Sur-Suroeste tratando de superar a la flota de Juan Andrea Doria forzando a este a seguirle y dando lugar a una de las principales controversias de la batalla, unos autores afirman que fue un error de Doria y otros que fue un acierto, el hecho es que Uluch Alí empujo a Doria hasta el punto que el otomano pudo girar en redondo logrando poner proa a la batalla echándose encima del centro cristiano.
El tremendo golpe se lo llevaron las galeras de Malta y de Saboya que fueron arrasadas y así hubiese seguido sucediendo con el resto de la flota cristiana salvo por la aparición del grupo de Cardona y la reserva de Bazán que dio tiempo a que regresaran las naves de Doria poniendo en fuga a Uluch Alí con solo 16 galeras, abandonando las capturas realizadas.
Con la huida de Uluch Alí finalizaba la batalla y empezaba el recuento de bajas propias y contrarias, se calculan unas 40 (12 en combate) naves cristianas perdidas y unos 8000 hombres, frente a casi 200 (130 capturadas útiles) naves turcas y 30000 hombres muertos y 5000 prisioneros, liberándose unos 12000 cautivos cristianos.
Algunos autores enumeran algunas claves de la victoria cristiana:
- Mayor poder artillero de las naves.
- Mayor uso de las armas de fuego frente al mayor uso del arco y flecha por parte otomana.
- Mayor dotación de fuerzas en las galeras cristianas.
- Mayor protección de los soldados cristianos con peto, rodela, casco,…
- Don Juan de Austria haciendo caso a la recomendación de Don García de Toledo había rebajado los espolones de las naves cristianas esperando hasta el último momento a abrir fuego con la artillería sobre la flota otomana.
- Sobre las galeazas unos las ponen como clave de la victoria y otros no las dan tanta relevancia.
En cualquier caso la victoria cristiana se produjo y tuvo las consecuencias que la Historia nos ha enseñado.
Aunque la Santa Liga oficialmente permaneció hasta 1574 la verdad es que ya tuvo poca actividad pero para España significó que la presión y el apoyo otomano sobre las plazas del norte de África desaparecieron al igual que se redujo la presión sobre la costa del Levante Español y especialmente el apoyo a los moriscos.
Ninguna flota otomana ya se aventuró al Mediterráneo Occidental aunque la piratería berberisca continuó como ya se ha indicado hasta la paz conseguida en el reinado de Carlos III con Marruecos, Argel y Túnez.
Por parte de Venecia se produjo lo que ya se esperaba por todos los reinos cristianos, negoció con el turco acordando la paz, bastante vergonzosa, a cambio de mantener el comercio comprometiéndose a realizar elevados pagos anuales al Imperio Otomano a cambio de mantener un imperio comercial que tocaba a su fin herido mortalmente por la creación de las nuevas rutas comerciales que se iban abriendo por portugueses y españoles.
Y en general los reinos cristianos volvieron a lo que mejor se les daba y se les sigue dando como es…
¡Pelear entre ellos!
Vicente Medina
Oct 7, 2018 | Actualidad
¡Ahora pongámonos la gorra de ese siglo!
Lo recuerdo para todos aquellos que tengan la tentación de juzgar a nuestros protagonistas llevando las tecnologías del siglo XXI al XVI.
La navegación, los medios técnicos, el conocimiento de la meteorología,… no se aproximaban ni de lejos a los actuales.
¡Y ni hablar de tener satélites ni llevar un GPS en la muñeca!
Pero, volviendo a la Historia.
La flota esperó en Mesina al regreso de Gil de Andrade que traía noticias desde el Levante y finalmente el 15 de septiembre decidieron enviar de avanzada hasta Tarento a César Ávalos donde debería esperar a la llegada de toda la flota posteriormente, desde ‘el tacón de la bota italiana’, darían el salto a la isla griega de Corfú buscando a la flota turca.
La marcha se establecía en 4 cuerpos, por delante de todos ellos 8 galeras exploradoras al mando de Don Juan de Cardona, el primer cuerpo al mando de Juan Andrea Doria con 54 galeras, el segundo mandado por Don Juan de Austria con 64 galeras, en tercer lugar con Agustino Barbariego y 53 galeras, y por último la flota de socorro o reserva con 30 galeras al mando de Don Álvaro de Bazán.
Cada uno de los tres primeros cuerpos navegaban con 2 galeazas por cada uno de ellos, las galeazas son mayores que las galeras y mucho más fuertemente artilladas constituyendo verdaderos ‘castillos flotantes’, quizás se inspiraron en el magnífico resultado proporcionado por el galeón veneciano de Alejandro Condulmiero en la batalla de Préveza que se comportó como toda una fortaleza flotante.
La flota navegaba lista para entrar en combate preparados para adoptar la formación en águila en el momento que fuese necesario: La cabeza del águila serían las 6 galeazas, el ala o cuerno izquierdo sería mandado por Barbariego, el cuerpo o centro por Don Juan y el cuerno derecho sería para Juan Andrea Doria.
A la llegada a Corfú por fin recibieron la información que la flota turca al mando de Alí Pachá se encontraba fondeada en el Golfo de Lepanto formado por 210 galeras y 63 galeotas, naves algo más pequeñas que las galeras, con 35.000 hombres, de los cuales 2.500 eran jenízaros.
Se organizaban igualmente en cuatro escuadras y en la batalla igualmente se dispondrían en formación de águila, pero en este caso sin disponer de la cabeza con las galeazas empleadas en el caso de la flota cristiana, el cuerno derecho al mando de Mahomet Siroco con 54 galeras y 2 galeotas, en el centro para Alí con 87 galeras y 8 galeotas, finalmente el cuerno izquierdo se dio al corsario Cara Hosia (Khodja) con 61 galeras y 32 galeotas. El socorro o reserva sería para Murat Dragut con 8 galeras y 21 galeotas o fustas, nave inferior en tamaño a la galeota.
En total por una y otra flota se podría hablar entre soldados, marinos y galeotes de unos 80.000 hombres por cada bando, algunos autores elevan la cifra total a 200.000 los que finalmente participaron en el combate.
La orden de uno y otro general era buscar, encontrar y combatir a la flota contraria pero el movimiento de cada uno de ellos fue diferente, mientras que Alí prefirió esperar en el golfo con la ventaja y protección de la artillería de la costa, Don Juan dio orden de descender por la costa griega en busca de la flota enemiga, encontrándose ambas el 07 de octubre de 1571.
Durante las jornadas de navegación la flota cristiana se encontró continuamente con viento en contra por lo que la flota de vela quedó atascada en Corfú mientras que las galeras navegaron hasta Lepanto a fuerza de remo.
Por el contrario la flota turca tuvo viento favorable en su aproximación a la cristiana ¡salvo en el último y más decisivo momento!
Ya no tenemos alternativa, ha llegado el día en que todo se decidirá.
¡Mañana será la Batalla de Lepanto!
Vicente Medina
Oct 5, 2018 | Actualidad
¿Qué más había ocurrido en el Mediterráneo?
Pues unas cuantas cosas bastantes importantes, de todas ellas destacamos las siguientes:
- Derrota española en ‘Los Gelves’, isla a la entrada de Túnez. Punto estratégico y foco continuo de conflictos entre españoles, argelinos y otomanos.
- Victoria española en ‘el Peñol de Vélez de la Gomera’. Base clave para el corso berberisco.
- Sitio de Malta de 1565. Acción por la que Solimán ‘el Magnífico’ quiso dar un golpe definitivo a la cristiandad haciéndose con un enclave esencial para el dominio del Mediterráneo, desde Malta se podría amenazar primero a Sicilia y desde allí ‘ejecutar’ la invasión de toda Italia.
Con este ‘terrorífico’ escenario podemos hacernos un par de nuevas preguntas.
¿Habría fracasado la Revuelta Morisca en las Alpujarras si el Imperio Otomano hubiese tenido el control de Argel, Túnez y Malta?
¿La revuelta de las Alpujarras, como algún autor apunta, habría sido el principio de la Reconquista Musulmana de la Península Ibérica?
Las respuestas nunca se podrán conocer pero desde luego la presión tanto sobre España como sobre Italia habría sido imposible de soportar, debemos recordar que por el Este de Europa los otomanos se encontraban a las puertas de Viena.
Pero a pesar de todo esto, la clave que forzó la unión de las potencias europeas fue el ataque de las fuerzas del sultán Selim II sobre la posesión veneciana de Chipre, ante esta acción la potencia marítima y comercial de Venecia solicitó el apoyo del resto de los reinos cristianos.
Esta petición fue inmediatamente apoyada por el Papa Pío V ya que observaba la creciente amenaza otomana sobre la Península Italiana pero debía convencer al Rey de España de la importancia de tan épica empresa, ni Venecia ni España ni mucho menos las galeras Papales solas serían capaces de enfrentarse al inmenso poder del turco.
Después de largas negociaciones entre los embajadores de los tres países finalmente se cierra la creación de la Liga Santa en 1570, en este punto volvemos a hacer una parada para recordar que ya se había creado una anterior Liga Santa con la misma finalidad de detener el empuje otomano que terminó con la derrota cristiana en la Batalla de Préveza en 1538 contra la flota otomana.
Recuperamos nuestra historia recordando que el Papa trató de extender el acuerdo al resto de los reinos pero sin éxito, Austria tenía un frente terrestre permanentemente abierto, Francia estaba más interesada en destruir el Imperio Español que el Imperio Otomano y Portugal estaba enfrentado con Venecia ya que la Serenísima República de Venecia se enfrentaba al turco en el Mediterráneo pero apoyaba el ataque a los barcos portugueses por los corsarios en el Índico.
La primera acción acordada por la nueva Liga Santa fue reunir a la flota cristiana en 1570 en la isla de Creta, isla bajo protección de Venecia, en esta ocasión la flota española iba mandada por Juan Andrea Doria con orden de ponerse bajo el mando papal de Marco Antonio Colonna. Por el desacuerdo entre los mandos de las tres naciones y la baja dotación de la armada veneciana en el año 1570 no se ejecutó ninguna operación decidiendo Doria regresar a Sicilia.
Al año siguiente, 1571, con la lección aprendida por el Rey Felipe II tras el desacuerdo entre los mandos que llevó años atrás a la derrota en Préveza y a la parálisis de la flota el año anterior en Creta impuso como regla mantener un único mando que recayese en Don Juan de Austria como ‘general en jefe’ aunque las decisiones se debían tomar en Consejo, algo habitual, entre los representantes de cada flota por la veneciana Sebastián Veniero sustituido posteriormente por Agustino Barbariego, por la flota pontificia Marco Antonio Colonna y por la española el propio Don Juan de Austria.
Así se decide concentrar la flota de las naciones participante en el puerto de Mesina:
“…descomponiéndose en 90 galeras, 24 naves 50 fragatas bergantines a sueldo del Rey católico ‘; 12 galeras y seis fragatas del Papa; 106 galeras, seis galeazas, dos naves y 20 fragatas venecianas…”
“Las galeras de España se dividen entre la Escuadra de España, Nápoles, Sicilia, Andrea Doria, Pedro Bautista Lomelin, Juan Ambrosio Negrón, Jorge Grimaldi, Estéfano de Mari, Bendinello Sauli, Malta, Génova y Savoya”
[Fernández Duro, Cesáreo. Historia de la Armada Española desde la Unión de los Reinos de Castilla y de Aragón]
En la inspección general realizada por Don Juan nuevamente se puso de manifiesto, como ya ocurrió el año anterior, la deficiente dotación en hombres y armas de las galeras venecianas por lo que se decide, gracias a la capacidad de negociación de Colonna, que 4000 soldados y 500 arcabuceros españoles, principalmente italianos de Los Tercios, se distribuyan entre las galeras de Venecia dando un total aproximado de 200 soldados por cada galera a excepción de las capitanas de las tres naciones que embarcaban no menos de 500 en cada una de ellas.
Como todavía queda bastante por saber, este fin de semana la tercera parte de esta magnífica aventura.
Vicente Medina
Oct 4, 2018 | Actualidad
Para entender Lepanto es importante verlo en un contexto más general, ya que lo habitual es que se nos cuente la Historia como ‘fogonazos’ que mas que aclarar nos genera mayor confusión.
Pero…
¡Empecemos!
¿Cómo se llegó a Lepanto?
¿Quiénes y por qué participaron?
Para responder debemos remontarnos en el pasado y hacer un breve barrido por algunos hechos históricos ‘olvidados’, aunque a todos ustedes les sorprenda debemos volvernos hasta la Reconquista de la Península Ibérica por los reinos cristianos y en especial a la derrota final del Reino Nazarí el 2 de enero de 1492, en ese momento se produce la retirada de gran parte de los moriscos a los reinos del norte de África del actual Marruecos y Argel, aunque en gran número permanecerían integrados dentro de los reinos cristianos.
Si hacemos caso a lo que se nos cuentan en la escuela aquí terminó todo, pero no fue ni mucho menos así, realmente lo que ocurrió es que en lugar de eliminarse de España el conflicto en realidad lo que se ocurrió es que se dividió en dos frentes durante todo el siglo XVI y principios del XVII al formarse dos, uno en el interior de los reinos españoles y otro en sus costas alimentado desde la costa norte africana.
Dentro de la península continuaron los conflictos que a continuación debemos recordar, como fueron la Revuelta de las Alpujarras de 1501, la de los moriscos de Valencia de 1525 y la más importante que amenazó con extenderse tanto al Reino de Castilla como al de Aragón de 1568 comandada por Abén Humeya u Omeya (con el nombre cristiano Fernando de Córdoba y Válor) y Farax Aben Farax (de la tribu de los abencerrajes) que duraría hasta 1570 llegando a concentrar un ejército morisco de más de 20.000 soldados apoyados desde el norte de África por Argel, para sofocar este levantamiento dos de nuestros protagonistas, Felipe II y Don Juan de Austria, debieron poner toda ‘la carne en el asador’. Se dice que este levantamiento marco de forma importante al monarca.
Fuera de nuestra fronteras los conflicto tampoco iban a mejorar, los ataques berberiscos se extendían por las costas de la Corona Española tanto en la Península como en el resto de los reinos de la Corona en Italia pero afectando muy en especial tanto a la costas levantinas de España como a las plazas fuertes del norte de África, plazas que se defendían desde 1509 cuando, probablemente, Fernando El Católico alcanzó la mayor extensión de las posesiones españolas en el Mediterráneo.
Si damos un salto en el tiempo conviene recordar que a pesar de la histórica victoria de Lepanto del 7 de octubre de 1571 la presión de la piratería berberisca no finalizaría hasta el reinado de Carlos III con el Tratado de Aranjuez de 1780 firmado con el sultán Mohammed III de Marruecos y posteriormente con la paz alcanzada, gracias en gran medida al buen trabajo realizado por la continua presión del teniente general Antonio Barceló, con el Dey de Argel en 1785 a cuyo acuerdo de paz, posteriormente, se le uniría Túnez.
Con la paz alcanzada por fin, después de casi 300 años desde aquel lejano 1492, llegó el desarrollo económico y el crecimiento de la población a las costas del levante español.
¡Pero volvamos al siglo XVII!
Aunque el Levantamiento Morisco de las Alpujarras se desarrolló entre 1568 y 1570, su expulsión definitiva no se realizaría hasta el reinado de Felipe III debido a los cada vez más alarmantes rumores de negociaciones para un nuevo levantamiento morisco, en esta ocasión con el apoyo desde el exterior por parte del Rey de Francia.
Como lo que hay que contar todavía es extenso, mañana la segunda parte.
¡Les esperamos!
Vicente Medina