Feb 13, 2017 | Actualidad
¿En qué tiempo verbal están conjugadas las frases «si yo hubiera» y «si yo hubiese»?
Las frases arriba mencionadas están conjugadas en tiempo verbal «desperdiciativo». Con esto queremos decir que de nada sirve estar añorando el pasado, las cosas que no hicimos, o cómo las pudimos haber hecho, etc.
Lo hecho, hecho está. Ahora, en este momento, debemos tomar rienda de nuestra vida y hacer de ella lo que nos plazca. Para hacer esto, debemos tomar decisiones y de hecho, a cada momento estamos tomando decisiones. Algunas de ellas sin importancia. Pero muchas de ellas por demás trascendentes.
Esas, las decisiones importantes, son las que nos han traído hasta aquí, hasta esto que estamos viviendo. No nos cansaremos de decir que lo que estamos viviendo, es lo que nosotros hemos generado. Lo hemos generado con nuestro pensamiento.
Pensamos y al pensar tomamos decisiones. ¿Tomo el camino fácil o el que más me conviene? ¿Comeré este antojo o algo más saludable? ¿Desquito mi coraje o calmo la situación? ¿Escojo el placer inmediato o el bienestar duradero? ¿Le doy amor o prefiero mi soberbia? ¿Hago lo que tengo que hacer o lo hago después?
Nos quejamos de que tenemos mala salud, pero fueron nuestras decisiones las que nos la trajeron. Nos sentimos mal por la falta de armonía en nuestras relaciones y sin embargo damos paso a nuestra soberbia o rienda suelta a nuestra ira.
Estamos hartos de vivir con limitaciones, pero en el momento eran mejor el dispendio y el placer inmediato. Nos hacía cosquillas el dinero en el bolsillo. Tal vez no había nada en realidad que comprar, pero buscábamos y encontrábamos en qué gastar, pudiendo haber invertido nuestro dinero en cosas que sí valían la pena.
Se habla mucho de la «intuición femenina» y sin embargo es algo que tanto los hombres como las mujeres podemos cultivar y aprender a escuchar. Existe la expresión «tengo una corazonada» y en ocasiones suele ser sólo nuestro deseo de que las cosas sean como quisiéramos.
¿Cómo aprender a tomar las decisiones correctas? Haciendo caso de nuestra intuición. ¿Cómo cultivar la intuición? La mejor herramienta que podemos sugerir cuando estamos indecisos es la meditación, poniendo en manos del Señor nuestras decisiones para que nos ayude.
P. D. El tiempo verbal de las frases en el inicio de la reflexión es pluscuamperfecto de subjuntivo, inexistente o imaginario.
Prantxes Xabier de Echarri y Moltó
Dic 30, 2016 | Actualidad
(Prantxes Cabier de Echarri y Moltó)
Nos lo has puesto difícil, Señor. Y, sin embargo, es mejor la dificultad tras tus huellas que una vida anodina. Es mejor buscar, aunque a veces desesperemos, cuando ignoramos el rumbo. Es mejor aprender de Ti que creer que ya lo sabemos todo. Es mejor crecer a tu manera, que conformarnos con vidas raquíticas. Es mejor aprender el verdadero amor, aunque a veces el camino nos vuelva un poco locos.
Cómo poder decirte que lo eres todo?
¿Cómo hacer de Ti el centro de la vida?
¿Cómo atreverse a abrazar tu evangelio, sin reservas?
¿Cómo construir nuestra casa sobre el suelo firme de tu vida?
Son muchas preguntas, Señor. Y, con todo, debe ser posible. Pero no hay que jugar a decirlo, como que fuera lo más fácil del mundo. Más bien hay que decirlo en voz bajita, y tratar de ir haciéndolo real. Hacerte espacio lleva tiempo. Supone vaciar muchos trasteros que tenemos llenos de morralla. Y atreverse a creer en tu vida.
¿Y quién querría una vida cómoda sin ti? ¡Yo no! No quiero vidas blandas, un camino plano o una existencia sin retos… si me faltas tú. Porque lo difícil, en ti, nace del amor. Porque en tu vida, en tu ejemplo, en tu camino, tu verdad y tu vida, hay exigencia, pero sobre todo hay ilusión. Hay renuncias, pero sobre todo hay un horizonte, una pasión y mucho que vivir. Hay cruz, pero una cruz que nace de ver el mundo de una forma y creer que es posible tu evangelio. Así que, Dios difícil, aquí me tienes. Para lo bueno y para lo malo.
Dic 23, 2016 | Actualidad
En este tiempo de Navidad, comenzamos esta sección con las «Reflexiones jesuíticas» que nos manda Prantxes Xabier de Echarri y Moltó. Dedicadle unos minutos a leer y reflexionar estos párrafos antes de que llegue Navidad:
«No queremos que sea lo mismo de siempre», nos repetimos una y otra vez cuando llegan estas fechas. Intentamos vivir este tiempo con autenticidad y no claudicar en el ruido luminoso de la ciudad y en sus mensajes digitales. Aunque el ímpetu de la corriente a veces supera nuestras fuerzas. Pero un año más la ternura llama a nuestra puerta como lo hizo a la de María. Quizás no venga como la sabida ternura de postal y ríos de papel de plata. Quizás venga como una ternura recia, incómoda, de compromisos y manos refugiadas y encallecidas; una ternura que nos haga removernos en el sillón porque lo profundo de estos días pasa por descubrir que esta frágil ternura, si la dejamos, llama de nuevo a nuestra puerta.
Nunca es tarde para abrirle la puerta y comenzar de nuevo. Nunca es tarde para vivir el misterio de un Dios hecho niño con otro estilo y por senderos más auténticos. Otro año más tenemos el reto de decidir cómo queremos vivir estos días. Podemos dar luz verde a la rutina de siempre y será otra Navidad más sin pena ni gloria. Podemos acoger a un Dios que arriesga para entrar en la historia y decirnos que una Navidad con sabor a evangelio lo hará todo diferente. Podemos decir que no a sucedáneos navideños. Que todo no vale. Y que todo no se puede en estos días. Y que hay cosas que no se compran con dinero. Que nadie nos engañe para llenarnos de urgencias navideñas y vanos compromisos para la cuesta de enero. La ternura pobre del pesebre ayuda a decir sí a lo que importa y a recuperar nuestro centro en Dios. Como cada año, la ternura siempre llega a tiempo y llama una vez más para recordarnos que nunca es tarde para abrirle.