(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)
Melilla, bajo el mando del mariscal de Campo Don Juan Sherlock, resiste el asedio de Mohamed lll durante 3 meses y medio. Después de una heroica resistencia, los marroquíes se retiran (1775).
Mohammed III reunió un ejército de 40.000 hombres y bombardeó ininterrumpidamente durante cien días los cuatro recintos fortificados que componían la ciudad con más de 12.000 bombas. La intensidad del bombardeo era tal que los melillenses lo bautizaron popularmente como el rosario de Mahoma. Una pequeña guarnición bajo el mando de Florencio Moreno resistió de igual manera al ejército del sultán en el Peñón de Vélez de la Gomera.
Carlos III envió una escuadra de socorro al mando de Francisco Hidalgo de Cisneros, que realizó labores de escolta de convoyes y bombardeo sobre las posiciones de los sitiadores, logrando dispersar las fuerzas enemigas. Sherlock logró romper el cerco y Melilla fue liberada tras más de 100 días de asedio, siendo aún conmemorado como Nuestra Señora de las Victorias.
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También, el 19 de marzo de:
1534: Nace San José de Anchieta, misionero jesuita.
La Gazeta de Madrid de 18 de marzo de 1813 informó escuetamente de la salida de José Bonaparte de la villa: “El REI nuestro señor salió ayer de esta corte a recorrer las líneas de los exércitos”. No era la primera vez que se veía obligado a dejar la sede de la corte, pero sí sería la definitiva: lo había hecho el 1 de agosto de 1808, como consecuencia de la victoria del bando patriota de Bailén, cuando sólo llevaba 11 días en la ciudad; repuesto en el Palacio Real merced a la decisiva intervención de su hermano el Emperador, volvió a huir de Madrid el 11 de agosto de 1812, esta vez como consecuencia de la derrota napoleónica en Los Arapiles. Sin embargo, en el comienzo de la primavera de 1813 José Bonaparte dijo adiós a Madrid de manera definitiva e inició una marcha hacia el norte que le llevó primero a Valladolid y luego a la derrota irreversible de Vitoria, el 21 de junio del mismo año. Entonces dejó de ser, de facto, rey de España, aunque no abdicó hasta el 7 de enero de 1814, ya en tierras francesas.
La situación militar en la Península, en claro retroceso para los ejércitos napoleónicos, fue determinante para la salida de José I de Madrid. El emperador animó a su hermano mayor a abandonar Madrid y a trasladar su cuartel a Valladolid, para recuperar el control del norte peninsular. José Bonaparte se resistió a dejar Madrid porque sabía que su marcha de la corte supondría el ocaso de su reinado. Pero las esperanzas que tenía puestas en la ciudad se habían ya desvanecido hacía tiempo. Madrid había mostrado claramente su preferencia por el bando patriota cuando había sido conquistada por Wellington y los guerrilleros en el verano de 1812. La posterior recuperación de la ciudad por parte de José Bonaparte fue sólo un espejismo. La consecuente persecución, si bien no demasiado feroz, contra aquellos que habían colaborado con el bando patriota, había provocado incluso un aumento de su impopularidad, como diríamos hoy, entre los madrileños. José salío de Madrid el 17 de marzo de 1813 y seguramente sabía que no volvería jamás a pisar aquella ciudad.
45 a.C: Las tropas de Julio César se enfrentan a las de Pompeyo en la batalla de Munda, en Hispania, cerca de la actual Montilla (Córdoba), lo que significa el fin de la guerra civil en Roma con la victoria de Julio César.
1586: En Ecuador se funda la Universidad de San Fulgencio, séptima de las creadas por los españoles sólo en América. Al día de hoy San Fulgencio, hoy Universidad Central, sigue siendo la principal universidad ecuatoriana.
(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)
En 1711, el rey Felipe V aprobó el plan que le presentan para crear una Real Biblioteca de acceso público. Sus fondos estaban compuestos de materiales provenientes de las colecciones privadas de los monarcas de España y de las bibliotecas de los nobles que habían emigrado. En 1716 Felipe V resolvió que se debía entregar una copia de «todas las impresiones nuevas que se hicieran» a la Real Biblioteca de Madrid.
En 1836 la Biblioteca Real pasa a denominarse Biblioteca Nacional. Su rápido crecimiento y como sus necesidades sobrepasaban la capacidad de las sedes que hasta entonces había ocupado, en 1866 la reina Isabel II colocó la primera piedra de la nueva sede que sería acabada 30 años después.
La Biblioteca Nacional cuenta actualmente con unos fondos aproximados de 28 millones de ejemplares, entre ellos destacan la colección de manuscritos, que abarca obras desde el siglo IX, la de incunables o los xilográficos.
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También, el 16 de marzo de:
1478: Nace Francisco Pizarro, conquistador del Perú.
1521: Dentro de su periplo llamado a completar la primera circunnavegación de la tierra, el navegante portugués al servicio de la Corona española Fernando de Magallanes llega a la isla de Samar, en un archipiélago al que bautiza con el nombre de San Lázaro, hoy día Filipinas. Cuarenta días después, en un enfrentamiento con los indígenas, halla la muerte en la isla filipina de Mactán, tomando el mando de la expedición Juan Sebastián Elcano, que completa la circunnavegación que es la primera de la historia.
1895: En el Teatro de la Zarzuela de Madrid se estrena la ópera La Dolores, de Tomás Bretón, con libreto de José Feliú y Codina.
1907: Nace el marino y físico español José María Otero de Navascués, que realiza importantes estudios de óptica geométrica, física y fisiología, descubridor de la llamada miopía nocturna y padre de la energía nuclear en España, presidente de la Junta de Energía Nuclear hasta 1974, período durante el cual se crean el primer reactor y la primera central nuclear españoles.
El 15 de marzo de 1493 Cristóbal Colón desembarcaba en el puerto onubense de Palos, de regreso de su gran aventura transoceánica. Quiere un gran recibimiento y ha enviado cartas al escribano real, Luis de Santángel, al tesorero aragonés, Gabriel Sánchez, y a los propios Reyes Católicos. Colón, que demuestra dotes de avezado publicista, quiere manejar los tiempos con inteligencia. Primero, que suene la noticia y se divulgue. Después, que su presencia la magnifique. Las cartas de Colón lograron una divulgación inusitada, llegando a considerarse el primer noticiario en castellano que recorría el mundo.
Colón debe atravesar la Península para reunirse con los Reyes en Barcelona. Les lleva oro y perlas, especias, aves exóticas y siete indígenas como prueba palpable de su descubrimiento. Los Reyes le recibieron con todos los honores y le mandaron sentar frente a ellos, dignidad reservada para muy contados invitados. Colón jugó bien sus bazas. Hiló un relato vibrante del descubrimiento, mostró sus papagayos de colores, dio a probar especias picantes y, como colofón, presentó a los aborígenes, de quienes dijo eran pacíficos y susceptibles de ser cristianizados, cuestión que prendió la atención de la Reina Católica.
El 20 de mayo le concedieron escudo de armas para que su noble linaje pudiera perpetuarse. A sus hijos Diego y Hernando les dieron asilo en la corte como pajes del infante don Juan, y en las procesiones que dieron festejo al descubrimiento Colón cabalgó junto a los Reyes. Al almirante le otorgaron grandes privilegios, o más bien le confirmaron aquellos que se firmaron en las Capitulaciones de Santa Fe y que seguramente entonces no pensaban cumplir. Fue nombrado virrey con plena jurisdicción en las Indias, siendo el cargo hereditario y extensible a todo nuevo descubrimiento. Tantas mercedes en tan poco tiempo crearon ciertas suspicacias en la corte y con el tiempo se volverían contra Colón, que siendo un excelente marino y un temerario aventurero, quizás no reunía las mejores capacidades para gobernar un nuevo reino. De momento, Castilla preparaba una gran flota para que su almirante surcase de nuevos las aguas del Nuevo Mundo.
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