PROMOVIENDO LA DIGNIDAD DE LA MUJER

PROMOVIENDO LA DIGNIDAD DE LA MUJER

Artículo redactado por José Jara

Uno de los tópicos sobre la Iglesia que suelen oírse repetidamente consiste en afirmar que desde el cristianismo no se ha hecho prácticamente nada positivo por afianzar la dignidad de la mujer frente al varón o, peor aún, que el papel de la Iglesia ha sido frecuentemente de incomprensión hacia la mujer impidiendo su desarrollo en la sociedad.

Sin embargo, si bien no encontramos grandes declaraciones magisteriales sobre la mujer de modo específico hasta la carta apostólica Mulieris Dignitatem de Juan Pablo II, la acción directa que ha ido poniéndose en práctica a lo largo de los veinte siglos de historia del cristianismo parece mostrar claramente que en este gran periodo de tiempo constantemente se ha optado por los hechos en vez de sólo las simples palabras, teniendo en cuenta también que los cambios de mentalidad no se consiguen siempre de un día para otro.

SUMARIO

1.- DE LOS GINECEOS DE GRECIA AL DERECHO ROMANO

2.- ¿DIACONISAS?  ACLARACIONES

3.- EDAD MEDIA Y TIEMPOS LUMINOSOS

4.- DE LUTERO A NUESTROS DÍAS

DE LOS GINECEOS DE GRECIA AL DERECHO ROMANO

GINECEOS

Como muestra de las ideas preconcebidas que inundan nuestra concepción de la historia y de la sociedad, en una entrevista realizada a una actriz se le preguntaba cual hubiera sido su época ideal para vivir, a lo que ella respondió que, sin duda, la época de la Grecia clásica. Probablemente, como es bastante habitual, quien respondió no era consciente de que las mujeres en esa época no tenían derechos cívicos. No asistían a las grandes fiestas religiosas ni a los teatros y tenían prohibido acudir al gimnasio. Su lugar era el gineceo, una parte de la casa reservada para ellas, donde tejían lana en compañía de sus hijas (que no recibían instrucción hasta que se casaban con el hombre que su padre había elegido). Los varones, tal era la costumbre habitual, raramente invitaban a sus esposas a los banquetes organizados, prefiriendo la compañía de esclavas para divertirse. Respecto a los hijos, el esposo también podía decidir si la mujer debía abortarlo o simplemente abandonarlo después de nacer si no era de su agrado[1].

Afortunadamente, esta visión tan restrictiva sobre la mujer no se mantuvo en el desarrollo de la cultura del Imperio Romano, aunque la autoridad del “pater familias” también era indiscutible, pudiendo decidir no sólo el destino de los negocios familiares sino, al igual que en la Grecia clásica, la aceptación o el rechazo de los hijos que, si eran abandonados, solían ser recogidos por personas que aprovechaban estas vidas indefensas para convertirles en esclavos. Si la mujer quedaba viuda, las decisiones sobre sus bienes materiales pasaban a depender de otro varón de la familia, negándose a la mujer el derecho a decidir sobre los mismos. De hecho, los romanos no sólo aceptaban el divorcio por decisión del varón sino también el simple repudio sin necesidad de justificación consistente ni acusación probada, como muestra la conocida anécdota de Julio César cuando repudió a su mujer aduciendo únicamente que “la mujer del César no sólo ha de ser honrada, sino también parecerlo”.

¿Qué aportó el primitivo cristianismo sobre esta arraigada mentalidad de predominio del varón en la poderosa y consolidada sociedad romana? En primer lugar, se debería tener en cuenta que una de las novedades del Evangelio consistía en enseñar la igualdad del hombre y la mujer, la grandeza de la virginidad, en contraste con la legislación romana que prohibía el celibato[2], la dignidad e indisolubilidad del matrimonio en una sociedad que era plenamente divorcista. Por eso, aunque frecuentemente se ha malentendido a San Pablo cuando exhorta “Mujeres, sean dóciles a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. Maridos, amen a su mujer” (Colosenses, 3), esta segunda parte de la frase supone un gran cambio de paradigma ante la visión instrumentalizadora de la mujer que tenían los varones, circunstancia que se extendía a la prostitución.

Por contraste, el llamado “Himno al amor”, expresado en su carta a los Corintios es de una belleza literaria difícilmente alcanzable y expone un ideal de vida compartida igualmente exigente tanto para el hombre como para la mujer. En él afirma:

Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, …” (Cor. 1, 13)

De hecho, la indisolubilidad y la fidelidad en el matrimonio aparecieron inicialmente como exigencias inauditas, no sólo en el ámbito romano sino también en la mentalidad judía del tiempo de la predicación de Jesús quien, a pesar de las reticencias que veía que despertaba su mensaje sobre la vida conyugal, no dudó en afianzarlo ante sus dubitativos primeros discípulos:

Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera y quien se casa con una mujer repudiada comete adulterio” (Lc, 16: 18)”.

Es difícil para nuestra mentalidad actual llegar a comprender el grado de corrupción y de depravación moral en el que estaba sumida la civilización romana desde sus inicios hasta el siglo IV. Conocemos datos sobre los emperadores que, ciertamente, nos dan pinceladas sobre ello. Los hechos del emperador Cómodo, en cuyo harén había trescientas mujeres y trescientos muchachos[3], la lujuria del joven Heliogábalo, las acciones sin freno de Nerón o del emperador Tiberio o de su sucesor, Calígula, parecen la punta del iceberg de la extendida depravación reinante en la que la mujer frecuentemente quedaba reducida a ser alguien sin la mínima independencia o a ser un objeto sexual. Por eso, Minucio Félix[4],  converso del siglo III, podía sin dificultad afirmar “¡Nos acusáis de falsos incestos, pero vosotros los cometéis verdaderos!”

¿DIACONISAS?  ACLARACIONES

Como contraste, habría que mencionar el reconocimiento de la autonomía de la mujer dentro de la Iglesia mediante la institucionalización de la figura de diaconisas para atender viudas y huérfanos, personas excluidas de la comunidad ya en el ámbito judío y que pronto fueron vistas por la comunidad cristiana como necesitadas de una efectiva ayuda para dejar de ser marginadas por su ausencia de recursos de supervivencia. Esta eficaz labor caritativa sobre las mujeres fue encomendada a las diaconisas de las primeras comunidades cristianas, tal como nos han referido diversos textos: 

 «Es cierto que en la Iglesia hay un orden de diaconisas, pero no para ser sacerdotisas, ni para cualquier tipo de trabajo de la administración, sino por el bien de la dignidad del sexo femenino, ya sea en el momento del Bautismo, o de examinar a los enfermos o de sufrimiento, de modo que el cuerpo desnudo de una mujer no debe ser visto por los hombres al administrar los ritos sagrados como el bautismo por inmersión, sino por el diácono.» (San Epifanio, Panarion, 79:3 (AD 377), en JUR, II: 76.)[5]

Enfermería en la Etapa Vocacional

Esta función de servicio y no de búsqueda de poder ha estado siempre presente en la ingente labor humanitaria desarrollada por las órdenes religiosas femeninas que, a lo largo de la historia, han dado muestras incluso de heroísmo en el ejercicio de la caridad sin necesidad de reivindicar un sacerdocio femenino ajeno a la voluntad de Jesús de la que dan fe los Evangelios.

Respecto a esto último, parece importante reseñar que la Reforma Protestante impulsada por Martín Lutero, al disolver todas las comunidades monásticas, tanto de hombres como de mujeres, hizo un flaco servicio al sexo femenino pues dejó a las mujeres sin posibilidad de participación en la vida de la Iglesia, excluyéndolas de todo tipo de actividad eclesiástica institucional. De este modo, los deseos de vivir una vida de oración compartida comunitariamente o de dedicar sus capacidades a labores de asistencia organizadas institucionalmente mediante el apoyo mutuo, tal como se viven en la Iglesia Católica, se vieron frustradas en su totalidad. Quizás del sustrato de esa situación haya surgido la idea adoptada por parte de las comunidades protestante y anglicana de recurrir al sacerdocio femenino para dar cauce al deseo de mujeres de esas confesiones religiosas de vivir una vida consagrada dentro de la estructura eclesiástica, a pesar de que ello ha supuesto romper con lo que marcan las Sagradas Escrituras y la Tradición de la Iglesia refrendada unánimemente por los Santos Padres que han abordado este tema.

EDAD MEDIA Y TIEMPOS LUMINOSOS

Aunque ya es un tópico asociar el concepto de Edad Media con unos supuestos “tiempos oscuros” del desarrollo de nuestra civilización, posiblemente nada hay más lejos de la verdad y son abundantes los tratados y textos eruditos  sobre el desarrollo progresivo de la ciencia y las artes, tanto arquitectónicas, con la deslumbrante edificación de catedrales, como de la pintura o la literatura y la poesía expresada a través de cantigas, leyendas o cantares épicos sobre los héroes de ese tiempo, a los que habría que sumar el amor cortés expresado en los ideales de caballería que configuran sagas heroicas de la época. Para no extendernos sobre este tema sobre el que hay abundante literatura especializada, merece la pena volver a ahondar sobre lo que supuso la defensa de los valores de la dignidad femenina en esta época y quizás el contraste más aclaratorio sea ver la consideración que las mujeres recibieron a partir del siglo VII con la aparición del Islam.

Como punto de partida, no se suele ponderar adecuadamente lo que supuso la defensa del matrimonio monógamo e indisoluble en la civilización de inspiración cristiana frente a la aceptación de la poligamia en el mundo musulmán. Sin embargo, la poligamia ha sido y sigue siendo un punto de inflexión que ha supuesto una fuente de humillación para no pocas mujeres y que tuvo su máxima expresión en la instauración de harenes o serrallos como lugar de confinamiento de las mujeres para uso y disfrute sexual del varón que regentaba dichos lugares y para los que se contaba no sólo con la aquiescencia del pueblo, que colaboraba a ello, sino también con la degradante existencia de eunucos como guardianes encargados de mantener la reclusión de estas mujeres, esposas y concubinas, del dueño del harén.

Según la Enciclopedia Iránica, la práctica de tomar grandes números de esposas o concubinas y mantenerlas en áreas apartadas solo empezó en Irán con las primeras conquistas de los medos. Por ejemplo, Estrabón en su Geografía escribe que:

«La costumbre entre los medos]de que los reyes tengan muchas esposas es más general, se encuentra también entre las tribus de las montañas, pero no se les permite tener menos de cinco. De igual manera, a las mujeres les parece honorable que los esposos tengan tantas esposas como puedan, y consideran que es un infortunio tener menos de cinco.» El objeto de estas prácticas era el de tener muchos hijos.

(Harenes)

Una muestra del afán de acaparar mujeres para usarlas como objeto de consumo sexual aún se recuerda hoy en día en la conmemoración anual en León del Tributo de las Cien Doncellas que los habitantes del reino de Asturias y León se vieron obligados a aportar repetidamente al Emirato de Córdoba.  Parece  constatado que en 788, los condes Arias y Oveco se rebelaron contra el rey Mauregato y lo mataron como venganza de haber otorgado a los moros tal tributo a pesar de lo cual, Abderramán II posteriormente se atrevió a exigir de nuevo esta humillante sumisión. Asimismo, en la iglesia románica de Carrión de los Condes se encuentra un antiguo cuadro que representa la liberación del tributo[6]. Se podrían contar muchas más cosas sobre la situación de la mujer existente en varios países islámicos que todos conocemos. Frente a esto, la civilización cristiana occidental de la Edad Media supuso un muro de contención, no dejándose contagiar por esa visión tan restrictiva sobre los derechos de la mujer.

Medieval Illustration Depicting Christine de Pisan Presenting Manuscript to Isabel of Bavaria

Estampa de mujeres en el Edad Media

De hecho, durante el amplio periodo de tiempo de la Edad Media hay múltiples testimonios de mujeres que llevaron a sus esposos o familiares hacia el cristianismo, citándose como algunos ejemplos ilustres a Clotilde, esposa del rey Clodoveo de los francos, Euduvigis de Bohemia o Olga de Kiev, provocando incluso que pueblos enteros aceptasen el cristianismo a través del ejemplo de conversión de sus reyes. Estas mujeres debieron encontrar en los ideales cristianos una fuente de liberación y no de opresión frente a la visión del paganismo, ya que en caso contrario es poco probable que hubieran actuado de este modo. Simultáneamente, en esta época vemos que incluso ejércitos organizados fueron capaces de aceptar el liderazgo femenino en el campo de batalla, como ocurrió con Matilde de Inglaterra, Isabel, la loba de Francia, o Margarita de Anjou, sin poder olvidar el caso particular de Juana de Arco, pero quizás el mayor exponente de mujer respetada y valorada en su tiempo sea el de Leonor de Aquitania quien, no sólo participó en la segunda cruzada sino que fue una hábil diplomática tejiendo conspiraciones y alianzas entre los poderosos de su tiempo y que nos dice mucho sobre la consideración de la mujer en esa época.

Asimismo, es significativo comprobar el progresivo, aunque lento, cambio de mentalidad respecto a la capacidad de la mujer para participar en tareas profesionales estimadas por su gran responsabilidad. De modo que, mientras en el siglo IV a.C. la mujer que quería ejercer la medicina no parecía tener otra opción que disfrazarse de hombre, como fue el caso de Agnódice. En el siglo XI, vemos que en plena Edad Media en Salerno, cerca de Nápoles, se funda la primera escuela médica laica  a la que ya tenían acceso las mujeres. En ella, las estudiantes de medicina podían acceder a conocimientos médicos amplios, más allá de los relacionados con las tareas de las parturientas. De hecho, una de las figuras más relevantes de esta escuela fue una mujer, Trótula de Salerno, cuyos escritos sobre ginecología fueron referencia durante varios siglos.

En el ámbito estrictamente eclesiástico también es de destacar cómo se fue dotando a las mujeres de una cada vez mayor responsabilidad ya que, si bien en la primera época del monacato los conventos femeninos estaban puestos bajo la custodia y protección de monjes varones, progresivamente esos lazos fueron desapareciendo y se aceptó que religiosas, como la famosa Hildegarda de Bingen, lograran dirigir sus propias comunidades con completa autonomía. El exponente máximo de esta aceptación quizás sea el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, en Burgos, ya que este monasterio cisterciense acumuló tales privilegios, autonomía y poder desde el siglo XII que sus abadesas gobernaban la vida monacal, pero también medio centenar de villas y sus tierras. Gracias a su propio fuero impartían justicia y controlaban impuestos. En resumen: estaban por encima de la curia episcopal y sólo debían obediencia al Papa. Algo similar respecto al status femenino hubiera sido impensable en otras culturas de esa época.

Sería conveniente hacer referencia a la monja alemana Hroswitha o Roswitha de Gandersheim que vivió en el siglo entre 935 y 1002, quien por un viaje que realizó a Córdoba, durante el califato de Abderramán III, dijo de esta que era el ornamento del mundo.

DE LUTERO A NUESTROS DÍAS

Luther and his Family, Engraving by L Schulz after original Painting by Gustav Adolph Spangenberg.

Lutero y su familia

Merece también destacarse que la doctrina de la Iglesia respecto al matrimonio ha sido constante, desde San Agustín presentando la unión conyugal como un sacramento por el que el propio acto conyugal puede ser considerado incluso meritorio y santificante según afirma también Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, el pensamiento de Martín Lucero al introducir la reforma protestante que posteriormente degeneró en la ruptura más abrupta de la unidad de la Iglesia introdujo un planteamiento equivocadamente puritano considerando a la mujer como una mera ocasión de pecado, aunque lo consideraba perdonable debido a la necesidad de procrear. De hecho, son conocidos algunos de sus textos sobre este tema en los que afirma: “las mujeres evidentemente no pueden servir más que para el matrimonio o para la prostitución” o también “Tan pronto como cualquier hombre sienta en sí la plenitud de los fueros del macho, tome una mujer y no tiente a Dios. Para eso la doncella tiene su sexo de mujer; para que le suministre al hombre un remedio saludable para evitar el onanismo” y, lo que es menos conocido, con esos postulados llegó también a justificar que la poligamia no es opuesta a la Sagrada Escritura proponiendo al rey Enrique VIII que, dejando aparte problemas de conciencia, mantuviera una relación de bigamia con su legítima esposa y con su concubina nombrándolas reinas a ambas simultáneamente[7]. Afortunadamente, suponemos que la influencia de su pensamiento respecto a la consideración de la mujer en el ámbito protestante no fue aceptada por los reformadores posteriores.

Actualmente, podríamos afirmar que la emancipación de la mujer y el reconocimiento de sus derechos inherentes a su dignidad han dado un paso de gigante en el siglo XX y, aunque la Iglesia no formó parte activa del movimiento sufragista que reclamaba el derecho al voto femenino,  sí que podemos decir que las obras asistenciales impulsadas por la Iglesia Católica se han posicionado, incluso de forma muchas veces heroica,  promoviendo el acceso de la mujer en países en vías de desarrollo a la educación y a actividades de formación profesional que permitan su desarrollo autónomo y su revaloración en la sociedad. Son ejemplo de todo esto las misioneras que dedican su vida a estas labores fomentando escuelas, hospitales, y dando formación a mujeres sin importar su procedencia étnica o religiosa.

Asimismo, es de destacar la evangelización y la inculturación de tribus africanas, como los temibles barabaig en Tanzania, llevándolos a abandonar la violencia a través de la presencia de religiosas, o el proyecto Harambee, que promueve en Kenia formación específica para mujeres. En nuestras sociedades supuestamente civilizadas, una de las actividades más valientes y comprometidas es también la atención directa a las mujeres que han adoptado la prostitución como forma de vida y para las que no se ha ofrecido una alternativa a pesar de que deseen salir de su situación. De nuevo, las personas vinculadas a la Iglesia están ahí, en primera línea luchando por los derechos de la mujer, al igual que en la asistencia a mujeres con embarazos en situación de vulnerabilidad que no desean abortar si se les dan las ayudas necesarias para llevar sus embarazos a término. Como vemos, en todas estas ocasiones las palabras solas no bastan y son las obras las que nos muestran lo que ha sido el persistente compromiso de la Iglesia con la dignidad de la mujer.

[1] Perrudin F, Beaumont E, Allemand S.. Civilizaciones antiguas. Editions Fleurus., 2000. p 38-39.

[2] Hamman, Adalbert. La vida cotidiana de los primeros cristianos. Ed Palabra SA. Madrid, 1985. p 61-67.

[3] Op cit p 63

[4] Op cit p 63

[5] Diaconisas: Citado en «Religión en Libertad, Mujeres Sacerdotes«

[6] «El tributo de las 100 doncellas»

[7] Ravasi, Javier. Luterándonos. Vida y obra de un fraile alemán. Parresía Ediciones. Madrid, 2017. p 41-43.

Monasterio de Santa María la Real

Monasterio de Santa María la Real

Artículo escrito por Vicente Medina Prados

Monasterio de Santa María la Real

Reino de Nájera

Cuna de los reinos de Castilla, Navarra y Aragón

Fuente: santamarialareal.net

Nos remontamos a los años del nacimiento de los reinos que dieron forma al corazón de España.

Nos desplazamos a Nájera, ciudad de la actual Comunidad Autónoma de La Rioja, enclave estratégico en los primeros años de la Reconquista, ubicada entre los condados francos del este, las taifas moras del sur y el creciente reino de León al oeste.

Conquistada por berones (celtas), romanos y visigodos. A comienzos del siglo VIII los musulmanes le otorgaron el nombre de Náxara, en árabe: “lugar entre peñas”.

Sancho Garcés I, rey de Pamplona, la reconquistó en el siglo X y se la cedió a su hijo García Sánchez I, quien creó el reino de Nájera en el año 924.

Nájera se convirtió en punto clave del Camino de Santiago Francés en el siglo XI.

En un lugar tan próximo a la historia como a la leyenda se construyó, consagrado en 1052, el Monasterio de Santa María la Real.

“Cuenta la leyenda que, a comienzos del siglo XI el rey de Nájera, Don García Sánchez III, salió un día a cazar por las inmediaciones de su castillo. En busca de su halcón, se adentró en el bosque hasta dar a parar a una cueva, donde halló un altar con la Virgen y el Niño…En esa cueva se edificó el monasterio de Santa María La Real”.

Fuente: Monasterio Santa María la Real de Nájera

Fuente: harodigital.com

Con Sancho III el Mayor (1004 – 1035) el Reino de Nájera alcanza su mayor extensión, desde Cataluña a Cantabria, gran impulsor de la ciudad de Nájera celebró Cortes y otorgó el fuero de Nájera, origen de la legislación navarra y base del derecho nacional. Favoreció las peregrinaciones a Santiago de Compostela, estableciendo albergues y hospitales, y convirtiendo a la ciudad de Nájera en punto clave de la ruta jacobea del Camino de Santiago.

Tras la muerte de Sancho III reparte su imperio entre sus hijos García Sánchez III de Navarra (llamado el de Nájera), Fernando I primer rey de Castilla, Ramiro I de Aragón y Gonzalo Sánchez, convirtiéndose Nájera en cuna de los reinos de Navarra, Castilla y Aragón.

García el de Nájera extendió sus dominios por la Rioja Baja conquistando Calahorra a la taifa de Zaragoza, fundó el Monasterio de Santa María la Real como sede episcopal. También creó la orden de caballería de la Jarra o de la Terraza, la primera de los reinos cristianos peninsulares.

Murió en la batalla de Atapuerca (Burgos) luchando contra su hermano Fernando I de Castilla, en septiembre de 1054.

Fuente: Ayuntamiento de Nájera

Fuente: lariojasinbarreras.org

En 1067 se celebra en el monasterio el concilio en el que se acuerda la sustitución del rito mozárabe, liturgia hispánica, por el romano.

Tras la muerte de Alfonso I el Batallador rey de Aragón (1073 – 1134)

Nájera, Calahorra y otros lugares fronterizos fueron incorporados al reino de Castilla por Alfonso VI de León. Poniéndose fin al Reino de Nájera.

Fuente: espanafascinante.com

El monasterio actual, se compone de varias partes claramente diferenciadas:

    • La cueva de la virgen situada a los pies de la iglesia, donde apareció la imagen, excavada en la roca de la montaña.
    • A la entrada de la cueva y a ambos lados, en primer lugar, se encuentran los sarcófagos y estatuas orantes de los reyes fundadores, Don García Sánchez III y Doña Estefanía de Foix, que con otros sepulcros a cada lado forman el panteón real con las dinastías de los Abarca y los García Ramírez.
    • La iglesia, formada por tres naves principales separadas por diez columnas que soportan la cubierta abovedada con arcos de crucería, otra nave más corta en la parte trasera que llega hasta la entrada principal de la iglesia, donde se encuentra la tapa del sarcófago de Doña Blanca de Navarra y panteones de los infantes.
    • El coro, situado a otra altura y por encima del panteón Real. Es de sillería estilo gótico-florido elaborado por los hermanos Andrés y Nicolás Amutio en los años 1493 y 1485. En el Crucero y a ambos lados tiene dos tribunas de barandilla de piedra. Dos puertas dan salida al Claustro de los Caballeros y otra da acceso a la sacristía.
    • El retablo del altar es de estilo barroco, donde se encuentran las figuras de los reyes fundadores, de los santos benedictinos San Benito y Santa Escolástica, la jarra de azucenas, la lámpara y la campana, junto con la virgen hallada en la cueva, en la parte superior un calvario y el escudo del Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
    • La torre, en el exterior es cuadrangular, terminada en cuatro pináculos de piedra, tiene cuatro campanas y un reloj.
    • Claustro de los Caballeros al que accedemos por la puerta plateresca, su planta es cuadrada, separado del patio por unos arcos de tracería de estilo gótico-plateresco, en un lado de su interior se halla la capilla y claustro de la Vera Cruz, en ambos claustros hay enterramientos de nobles y caballeros y en la capilla la reina de Portugal Doña Mencía López de Haro, sepulcros de Don Diego López de Haro y su segunda esposa, entre otros.
    • El resto del monasterio, lo componen una capilla en la que se celebran las misas diarias.

Fuente: Nájera en Red

 

Monasterio de Nuestra Señora de Tentudía

Monasterio de Nuestra Señora de Tentudía

Artículo redactado por Vicente Medina Prados

Monasterio de Nuestra Señora de Tentudía

Siglo XIII

Fernando III de Castilla

Reconquista de Sevilla

Calera de León. Fuente: Cazador de Viajes

Viajando por la inmensa Historia de España nos detenemos en una pequeña localidad de la provincia de Badajoz, en el municipio de Calera de León.

Localidad extremeña que recoge importantes riquezas históricas, monumentales y religiosas, como la Iglesia de Santiago Apóstol, el Monasterio de Nuestra Señora de Tentudía, el Convento de la Orden de Santiago y la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores.

FuenteQue ver en Calera de León. Cazador de Viajes

Ampliando la imagen del mapa, tomando como centro Calera de León, vemos que nos encontramos en la Comarca de Tentudía, donde además podemos encontrar importantes puntos geográficos como el Pico de Tentudía, el más alto de la provincia de Badajoz, el espacio ecológico y paisajista de la Sierra de Tentudía y, para los aficionados a la pesca, el Embalse de Tentudía.

FuenteTurismo de Extremadura

Claustro del Monasterio de Tentudía. Fuente: Viajar por Extremadura

Pero volvamos a la Historia de España …

Saltamos a las campañas en el siglo XIII del rey Fernando III de Castilla, El Santo, y a los movimientos de la Orden de Santiago que precedieron a la Reconquista de Sevilla, que se desarrollaban a lo largo de la ‘raya’ entre las actuales Portugal y España.

“La situación geográfica fronteriza de la comarca de Tentudía se ve acentuada por su proximidad a Portugal, de la que la localidad más cercana dista apenas 30 Km. en línea recta.”

FuenteMancomunidad de Tentudía

En aquellos momentos de la Reconquista las victorias cristianas sobre los musulmanes no fueron ni mucho menos paseos militares, ya que en numerosas ocasiones las batallas se alargaban sin lograr su conclusión a lo largo del día.

“Legendaria zona de frontera, Tentudía fue tierra de tránsito atravesada de norte a sur por la Ruta de la Plata, vínculo entre la Bética y la Lusitania y más tarde entre la taifa de Sevilla y el reino de Badajoz. Por ella llegaron a mediados del siglo XIII los caballeros de la Orden de Santiago, que conquistaron el territorio a los musulmanes y fundaron aquí, con el maestre Pelay Pérez Correa a la cabeza, su Provincia de León, a la que pertenecerá la mayor parte de las tierras de la actual comarca.”

FuenteDiputación de Badajoz

Capilla de los maestres de la Orden de Santiago. Fuente: Monasterio de Tentudía (wikipedia)

Una de estas ocasiones fue la ocurrida a la Orden de Santiago frente a las tropas musulmanas, en aquella jornada en la que el Maestre de la Orden Pelay Pérez Correa, viendo que no se lograba la victoria cristiana, imploró a la Virgen que se detuviese el día y así les permitiera alzarse con la victoria a las tropas cristianas.

“A principios del siglo XIII, durante una batalla contra los árabes, el capitán Pelay Pérez Correa, maestre de la Orden de Santiago, al ver que llegaba la noche y no obtenía la victoria, imploró a la Virgen gritando: ¡Santa María, detén tu día! Y cuenta la tradición que el sol se detuvo en el horizonte para permitir a las tropas cristianas la victoria. El maestre mandó edificar un templo para Santa María de Tentudía.”

FuenteViajar por Extremadura

Pequeño templo que iría creciendo en siglos posteriores, convirtiéndose en uno de los centros relevantes de la Provincia de León en Extremadura, del Priorato de San Marcos de la Orden de Santiago.

FuenteAsociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura

“El edificio original se fue ampliando en etapas sucesivas por los maestres de la Orden de Santiago.

Con la construcción del Conventual en la localidad cercana de Calera de León, en el siglo XV, la zona se convirtió en uno de los centros más importantes de la Orden de Santiago.

Y a principios del siglo XVI, el Eremitorio de Santa María de Tudía fue declarado Monasterio por el Papa León X, lo que supuso la adjudicación de grandes privilegios y el monasterio fue adquiriendo más importancia.

La Orden encargó en 1518 un retablo al prestigioso maestro azulejero Niculoso Pisano, de origen italiano pero afincado en Sevilla. Este retablo es probablemente uno de los elementos más importantes del monasterio en la actualidad. En el retablo se puede apreciar una placa con la inscripción: NICVLOSVUS PISANVS ME FECIT A.D.1518”

FuenteViajar por Extremadura

Retablo Mayor. Fuente: Monasterio de Tentudía (wikipedia)

A continuación, terminemos con la enumeración y una breve descripción, de los elementos que forman el monasterio.

“La Iglesia

Tiene una sola nave cubierta con bóveda de cañón dividida en tres tramos; está reforzada con arcos fajones que descansan sobre pilastras …

Retablo mayor

Fue encargado en 1518, por el vicario santiaguista de Tudía, Juan Riero, al prestigioso azulejero italiano Francisco Niculoso Pisano afincado en Sevilla, donde ya había realizado trabajos de destacada calidad …

Capilla de maestres

Situada a la izquierda del espectador, aneja al presbiterio, es de planta cuadrada con bóveda sustentada por trompas …

Capilla de Santiago

Situada a la derecha del espectador, aneja al presbiterio, es igual a la de los maestres, tiene planta cuadrada, y bóveda sobre trompas; aunque aquí no se conservan sepulcros, se tiene constancia de que estuvo enterrado el maestre santiaguista Juan Zapata, por lo que la capilla también lleva su nombre …”

FuenteMonasterio de Tentudía (wikipedia)

 

Roger Bacon – 1220-1292

Roger Bacon – 1220-1292

Artículo redactado por Pedro Ochoa

 

Roger Bacon

O.F.M. Filósofo, científico, y teólogo inglés.

Estatua de Roger Bacon en el Museo de Historia Natural de Oxford

En 1240 ingresó en la Orden de los Franciscanos pertenecientes a la Escuela de Oxford. Conocido también como Doctor Mirabilis (Doctor Admirable), fue uno de los frailes franciscanos más famosos de su tiempo. Inspirado en las obras de autores herederos y conservadores de las antiguas obras del mundo griego, puso considerable énfasis en el empirismo y ha sido presentado como uno de los primeros pensadores que propusieron el moderno Método Científico.

Descendiente de una familia adinerada, entró en la Universidad de Oxford, donde estudió las diversas ciencias de la época. Continuó sus estudios en París, donde se hizo doctor en Teología.

Fue un entusiasta proponente y practicante del método experimental para adquirir conocimiento sobre el mundo. Planeó publicar una enciclopedia completa, pero solo aparecieron fragmentos. Su frase más famosa fue «la matemática es la puerta y la llave de toda ciencia».

Científico avanzado a su tiempo, captó los errores del calendario juliano, señaló los puntos débiles de la astronomía de Ptolomeo, indicó en óptica las leyes de reflexión y los fenómenos de refracción, comprendió el funcionamiento de los espejos esféricos, ideó una teoría explicativa del arco iris, describió ingenios mecánicos (barcos, coches, máquinas voladoras) y tomó de los árabes la fórmula de la pólvora de cañón.

En sus once libros que hay publicados, Bacon trata de cimentar el saber científico sobre la experiencia. El cometido fundamental de la filosofía debe ser proyectar la sabiduría cristiana sobre la organización de la sociedad.

El Papa Clemente IV estuvo muy interesado en el trabajo de Bacon, tanto es así que lo ayudó a financiar un tratado que hable tanto de la fe cristiana como de la ciencia confirmada en ella. De esta propuesta salieron sus más célebres obras llamada Opera majusOpera minus y Opera tertium.

Opus maius, edición de 1750

Defendió el método de conocimiento basado en la experimentación y en la matemática. Bacon entendía que el fin de todas las ciencias estriba en aumentar el poder del hombre sobre la naturaleza. Su contribución matemática fundamental es la aplicación de la geometría a la óptica, para impulsar el uso de lentes de aumento como ayuda a la visión natural.

Estudios de óptica de Bacon

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Ruđer Josip Bošković

Ruđer Josip Bošković

La Iglesia ante los retos de la historia

Científicos y religiosos

 

Ruđer Josip Bošković

(Croacia 1711– Milán 1787)

“No nos cansemos, pues, de hacer el bien”

Ruđer Josip Bošković

Fue un Sacerdote Jesuita y también Físico, astrónomo, matemático, filósofo y poeta. Realizó labores de investigación, docencia, escritos políticos y resolución de conflictos de su tiempo.

Admirado por el mundo culto y científico, que no podía sino sorprenderse con cada nuevo trabajo que publicaba, Boskovic, es sobretodo recordado por sentar las bases de la teoría atómica basada en la teoría newtoniana, fundamental para el posterior desarrollo de la física contemporánea.

Mostró la maravillosa unión entre Ciencia y Fe.

“No nos cansemos, pues, de hacer el bien”

Esta frase de San Pablo podría ser el lema de Ruder Boskovic, resumiendo su infatigable tarea de entender y descifrar como funciona el mundo, la obra del Creador, estudiando las estrellas, las órbitas y la esencia de la materia. Su trabajo, con más de 60 tratados, dejó huella en el mundo científico y un legado que sirvió de inspiración a los trabajos posteriores de Michael Faraday y Albert Einstein.

Nació en Ragusa el 8 de mayo de 1711, el más joven de seis hermanos, estudió en el colegio jesuita de su ciudad natal. Cautivado por esta experiencia, a los 14 años, decidió  entrar al Noviciado de la Compañía de Jesús en Roma. Sus maestros del Colegio Romano cultivaron con éxito los talentos del joven Boskovic, que empezaba a brillar especialmente en Matemáticas.

Zagreb, Croacia

Su actividad intelectual abarcó una pluralidad de disciplinas. Además tomó parte activa en las discusiones científicas de su época. A éstas  pertenecen su Desviación de la Tierra de la probable Forma Esférica o El Cómputo de la Órbita de un Cometa a partir de unas breves Observaciones.

Así pues, tenemos a Boscovic investigando la esencia de la materia e intentando establecer más ampliamente la ley de Newton sobre la gravitación universal, buscando siempre la relación entre lo creado y el Creador. Para este jesuita, lo importante es reconocer al Diseñador en las Leyes que gobiernan la naturaleza. “Quien considera todo lo creado como fruto de la casualidad, no puede cometer un error más grave”. La labor del científico es reconocer a este Autor.

En De materiae divisibilitate et du principiis corporum dissertatio (1748) Boscovic considera a las moléculas como puntos matemáticos y conjetura la existencia de complejas fuerzas intermoleculares que pueden ser repulsivas o atractivas dependiendo de la distancia entre las partículas. El caso de Boscovic es especialmente significativo porque él fue el primero en afirmar, en contra de sus contemporáneos, que la naturaleza de los átomos que forman los sólidos y los líquidos es la misma que la de los que forman los gases.

Además, su intento de establecer una teoría unificada de los fenómenos físicos basada en la Naturphilosophie kantiana, influenciará a grandes científicos del siglo XIX como Faraday, Oersted o Lord Kelvin.

Boscovic también demostró mucha habilidad en solucionar los problemas prácticos de su época. A mitad del siglo XVIII la gran cúpula de San Pedro comenzó a agrietarse, causando consternación al Papa y a la Ciudad Eterna. Boscovic fue consultado y salvó del derrumbe a la cúpula de la Basílica de San Pedro en Roma, rodeándola de cinco anillos de hierro.

No fue el único reto al que se enfrentó. También se implicó como mediador cuando los ciudadanos de Ragusa, su ciudad natal, le pidieron que fuera árbitro de una disputa en la que estaban envueltos con el rey de Francia.

Muchas universidades buscaron reclutar a Boscovic en su profesorado. Sus trabajos atrajeron la atención de prestigiosas academias que lo hicieron miembro activo, como la Academia Rusa de Ciencias o la Royal Society en 1760. Es más, la emperatriz María Teresa y el emperador Francisco de Austria le ofrecieron títulos de nobleza, que rechazó por su juramento a la Compañía de Jesús.

Boskovic estuvo siempre lleno de espíritu emprendedor, atrayendo la atención tanto con sus escritos políticos como con sus logros científicos. Mientras estuvo en Inglaterra, impulsó las observaciones del tránsito de Venus, el 6 de junio de 1761. La Academia de Londres propuso enviar a Boscovic a cargo de una expedición a California a observar el tránsito de Venus en 1769, pero desafortunadamente, la oposición manifestada en todas partes a la Compañía de Jesús que llevó finalmente a su supresión, la hizo imposible. Continuó, sin embargo, dando sus servicios al Observatorio de Milán.

Tras la publicación de su último trabajo se retiró por un tiempo al monasterio de los monjes de Vallombrosa. La muerte lo visitó a la edad de 76 años, precedida por un largo malestar acompañado de enfermedades nerviosas y desarreglos mentales. Fue sepultado en la iglesia de Santa María Podone.

Es tanta su influencia en el mundo científico que varias calles en Italia tienen su nombre, un cráter de la luna también fue bautizado con su nombre, e incluso existe un monumento en su honor en los jardines del Instituto Atómico de Zagreb. También el asteroide Boskovic conmemora su figura.

Cráter lunar Boskovich

En Boskovic encontramos un sacerdote y un ser humano, que probó las dificultades de la vida, comenzando por su propio mundo interior, pues tendía a las enfermedades nerviosas, especialmente a la depresión. Sin embargo, esto no fue obstáculo para entregar los dones recibidos de Dios y hacerlos multiplicar, dejando un gran legado para el desarrollo científico de la humanidad.

A pesar de trabajar en tiempos difíciles, que vieron el cierre de la Compañía de Jesús, nunca cesó en su activismo y en su incansable trabajo por conocer y enseñar la esencia de la realidad. Su amor a la ciencia estuvo siempre sometido al amor por Cristo.

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