Feb 20, 2023 | Aportaciones al campo social, Iglesia y Civilización
Nos parece interesante publicar dos trabajos sobre la cristianización de Europa:
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LAS RUTAS DE LA CRISTIANIZACIÓN DE EUROPA.
Dos enfoques que nos ponen de manifiesto que Europa, sin el cristianismo, no es comprensible. La creación de la propia Unión Europea en los años cincuenta del siglo pasado, está anclada en los valores cristianos, fundada por personajes de gran talla humana y moral.
Desgraciadamente, las últimas generaciones de políticos, han renegado de estos principios y conducen a una Europa sin rumbo, en clara decadencia.
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Autor: Manuel Villegas Ruiz
– Tercera parte – tertia pars–
¡Pobre Europa!
¿Qué hubiese sido de ti sin el cristianismo?
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SUMARIO:
1.- Europa, deudora de España.
2.- Las peregrinaciones.
2.1.- La ruta jacobea.
2.2.- Tierra Santa. Las Cruzadas.
2.3.- Peregrinación a Roma.
3.- Reflexiones.
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1.- Europa, deudora de España.
Considerar que Europa, tras las invasiones bárbaras, quedó sumida en total oscuridad es un error que solo se puede sustentar por la falta de conocimientos.
A finales del siglo VIII y durante parte del IX se inicia en Francia, concretamente con la dinastía de los carolingios, Carlomagno y Ludovico Pío, su hijo, un florecimiento de la cultura, que por algunos historiadores ha sido denominado Renacimiento carolingio, en el que se da un aumento de los estudios artísticos, literarios, jurídicos y litúrgicos, del latín medieval que, junto con la popularización de la letra minúscula carolingia, constituyó como una especie de lengua franca que hizo posible las comunicaciones en toda Europa. Hay quienes defienden que esta nova littera es la predecesora de nuestra cursiva.
Los hispanos, con su Reconquista, acopian los conocimientos de los musulmanes y se encargan de hacerlos llegar al resto de Europa.
El culmen de esta difusión de la cultura oriental, y grecolatina y de los pueblos islamizados se produce precisamente en España en la Escuela de Traductores de Toledo, en la que muslimes, judíos y cristianos, recopilaban todo el saber de entonces y lo difundían por el resto de Europa.
En 1085, Fernando VI, junto con la Orden de Cluny conquistan Toledo. El Obispo, Raimundo de Sauvetat, impulsó traducciones de obras culturales hebreas, latinas y musulmanas, llegando a su culmen en tiempos de Alfonso X, rey llamado El Sabio, no solo por la profundidad de sus conocimientos, sino también por los libros que fueron escritos bajo su dirección y supervisión.
Si algo caracteriza la actividad de la Antigua Escuela, o de las Escuelas de Traductores de Toledo es su capacidad de trabajar de una manera completamente abierta, sin que los prejuicios culturales, religiosos, lingüísticos o, sobre todo, políticos, intervinieran en la tarea.
Enumerar los sabios que concurrieron en ella sería prolijo y tedioso, pero no nos negamos a referir al arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, Marcos de Toledo, Rodolfo de Brujas, el italiano Platón de Tívoli, o el escoces Miguel Scoto y tantos otros.
Nada más que por la transmisión de estos conocimientos, Europa entera es deudora de España y de las aportaciones de los muchos religiosos que la hicieron posible.
2.- Las Peregrinaciones.
2.1 La ruta jacobea.
Esta es también la época de las grandes peregrinaciones, ya que este fenómeno es emblemático de la Edad Media europea.
En España, con el descubrimiento del sepulcro de Santiago el Mayor, se inicia la ruta Jacobea que será, y sigue siendo, recorrida por millones de cristianos deseosos de obtener las indulgencias que reciben quienes hacen el Camino.
El descubrimiento del Sepulcro del Santo tuvo lugar cuando en Castilla reinaba Alfonso II, el Casto, es decir en el siglo IX, y la Ruta Jacobea, junto con las romana y la de los Santos lugares aportan un continuo flujo de conocimientos y saberes que tonifica y vivifica toda Europa.
2.2 Tierra Santa. Las Cruzadas.
Por orden de importancia y prelación en el tiempo, los primeros lugares que movieron a los cristianos a peregrinar desde el siglo IV, cuando el Emperador Constantino decretó la libertad de culto (en el edicto de Milán, año 313, permite la libertad religiosa, que permitió abrir nuevas Iglesias) y viajar a Tierra Santa, por el deseo de visitar los lugares en los que había transcurrido la vida de Jesús. Estos viajes se mantuvieron en todo su vigor hasta que los musulmanes, en 633, ocupan Siria y en 642, Egipto.
Una vez caídas estas tierras en poder de los agarenos, las peregrinaciones a las mismas sufrieron un duro revés, pues a las dificultades y penalidades del viaje se unía el acoso de los sarracenos, que hostigaban y atacaban a los devotos para, en el caso de que fuesen personas pudientes, pedir rescate por ellos, o exterminarlos en caso contrario.
Las Cruzadas
Precisamente, la Primera Cruzada, la predicó Urbano II, en 1095, en el Concilio de Clermont, con dos objetivos:
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- Ayudar a los cristianos ortodoxos acuciados por los musulmanes, impidiendo su avance, y…
- Proteger a quienes emprendían el camino, para llegar a los lugares en los que vivió Jesús.
Hubo en total de ocho cruzadas principales, entre 1095 y 1291, aunque cinco de ellas se consideran menores.
El motivo primordial fue la recuperación de los Santos Lugares en manos de los islamitas, es decir un fundamento religioso, aunque aportasen a Europa una gran cantidad de beneficios, pues los comerciantes europeos deseaban recuperar las rutas comerciales con los mercaderes del Este y fijar establecimientos para intercambio de productos de todo tipo, pero especialmente de especias. Por lo que anhelaban rescatar el dominio del Mediterráneo. No olvidemos que el viaje de Cristóbal Colón tuvo como motivo principal abrir una ruta comercial hacia le India para facilitar la importación de especias.
Aunque fueron un fracaso en su motivo principal, recuperar Tierra Santa, aportaron grandes beneficios culturales y comerciales a toda Europa.
2.3 Peregrinación a Roma.
Roma, ciudad Santa, sepulcro de Pedro y Pablo, y residencia del Vicario de Cristo, fue, tras la visita a los Santos lugares, igual que la tumba de Santiago, un lugar preferido por los devotos cristianos para efectuar sus peregrinajes en busca de indulgencias y visitar las iglesias más importantes de la Cristiandad.
Todos los caminos llevan a Roma
Son tres las denominaciones que reciben los cristianos, dependiendo del lugar al que se dirijan:
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- Palmeros, los que van a los Santos Lugares, por portar palmas de la misma manera que los que recibieron a Jesús en Jerusalén en el Domingo de Ramos.
- Romeros, los que visitan Roma y
- Peregrinos, los que marchan a Santiago.
Mal que les pese a quienes se empeñan en renegar de las raíces cristianas, es un hecho objetivo e incontrovertible que el cristianismo, sustentado por el Antiguo y Nuevo Testamento, han constituido los pilares fundamentales de la civilización europea.
3º.- Reflexiones.
Para terminar, deseo que nos hagamos las siguientes reflexiones:
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- Las obras más sublimes de la civilización europea, madre de culturas, se han realizado por y para la Cristiandad.
- ¿Podríamos hoy disfrutar de la inmarcesible belleza de las innúmeras catedrales esparcidas por Europa si no hubiese existido el cristianismo?
- ¿Se conmovería nuestro espíritu ante la sublimidad de la Pasión según San Juan o según San Mateo del incomparable Bach?
- ¿Podríamos disfrutar de la Divina Comedia de Dante?
- ¿Gozaríamos de los frescos de la Capilla Sixtina; del David o la Pietá de Miguel Ángel, de la última Cena de Leonardo Da Vinci, de La Madonna Connestabile de Rafael o de El Cristo de San Juan de la Cruz de Dalí , si no hubiese sido por el cristianismo?
Concluimos con que enumerar toda la belleza de la música, la arquitectura, la escultura o la pintura, debida a la religión cristiana en todo nuestro pasado, sería muy extenso, dejamos al lector que lo medite.
Al igual que relacionar todos los beneficios que nos legaron los humildes monjes, que nos transmitieron el saber de la antigüedad, sobre medicina, farmacia, utilización de hierbas benéficas, licores bebidas y tantos otros conocimientos que nos comunicaron.
Como colofón queremos resaltar que la bandera que campea por todo el mundo como símbolo de la Unión Europea, fue diseñada por Arsène Heitz, un artista de Estrasburgo, profundo católico, que en el año 1955 ganó un concurso de ideas para elegir bandera del Consejo de Europa, que consiste, como todos sabemos, en un trozo rectangular de tela de un espléndido color azul cielo con una corona de doce estrellas de cinco puntas.
Para elegir el color azul se inspiró en el manto de la Purísima Concepción, y las doce estrellas las tomó del versículo 12.1 del Apocalipsis que dice:
“Y apareció en el cielo un gran signo: una mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza”*,
*Según manifestó en 2004 a la revista francesa “Lourdes Magazine”.
Esta bandera cuya simbología es un explícito canto a la Inmaculada Concepción, fue definitivamente aprobada por el Consejo de Europa el 8 de diciembre de 1955, día de la Inmaculada Concepción.
Hoy en día, a aquellos que quieren descristianizar a Europa, a los que les produce sarpullido todo lo que se refiera al cristianismo, deberían recordar la representación de su unión a una bandera de clara e irrefutable simbología, les conminaría a decirles:
¡Pobre Europa! ¿Qué hubiese sido de ti sin el cristianismo?
Feb 20, 2023 | Aportaciones al campo social, Iglesia y Civilización
Nos parece interesante publicar dos trabajos sobre la cristianización de Europa:
LAS RAÍCES CRISTIANAS DE EUROPA.
LAS RUTAS DE LA CRISTIANIZACIÓN DE EUROPA.
Dos enfoques que ponen de manifiesto que Europa sin el cristianismo no es comprensible. La creación de la propia Unión Europea en los años cincuenta del siglo pasado, está anclada en los valores cristianos, fundada por personajes de gran talla humana y moral. Desgraciadamente, las últimas generaciones de políticos, han renegado de estos principios y conducen a una Europa sin rumbo, en clara decadencia
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Autor:
– Miguel Ángel López Zabaleta –
La «Declaración de Schuman» firmando el 9 de mayo 1950.
“La Democracia será cristiana o no será”, dijo Robert Schuman, uno de los fundadores de la Europa Moderna. El cristianismo estuvo presente en la refundación de Europa en los años 50 del siglo pasado, para promover precisamente el estilo de vida europeo.
Las aportaciones de las raíces cristianas de Europa no son solo para los europeos, sino para todos los demás países del mundo. [Si conocen y quieren aplicar sus principios de convivencia en sus propios países ].
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Sumario:
1.- El cristianismo en la historia.
2.- Los orígenes de la Unión Europea.
3.- La Europa de hoy.
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1.- El cristianismo en la historia.
Las raíces europeas son fruto de las raíces grecorromanas. El cristianismo se asentó al terminar las persecuciones del Imperio romano; así desde el siglo V hasta mediados del siglo XIV, se puede uno percatar de una nueva espiritualidad de la sociedad y del Estado.
Con Constantino en el siglo IV, se dio libertad a la Iglesia, y cesaron las persecuciones de los primeros tres siglos de cristianismo (de Nerón a Diocleciano). Con Teodosio se llegó al Estado confesional.
Los monjes en los cenobios recopilaron todos los principios cristianos, que a su vez los cristianos en las ciudades hacían vida el mensaje evangélico. Así se fue construyendo las raíces de lo que en el medioevo dieron como fruto las universidades que, con los ayuntamientos, dieron como resultado una fe común.
Conocer nuestros orígenes nos ayuda a comprender cómo los transmitimos a otros continentes. Principalmente lo que el Señor Jesús nos anunció fue la misericordia y el perdón al prójimo.
Abadía de San Salvador de Leyre, siglo IX, Yesa (Navarra).
Monjes Benedictinos (regla de San Benito del siglo VI).
El cristianismo se volcó en los siguientes siglos generando fraternidad. Así en Europa el mensaje evangélico fue básico. La Iglesia atendió a los enfermos, a los sin techo, a los marginados, y a su vez transmitió sus enseñanzas, extendiéndose por la bondad de sus actos.
Así los cristianos durante XX siglos se han dedicado a la formación y al acompañamiento de los hombres. No se entiende la doctrina cristiana sin la acción. Desde sus orígenes el cristianismo ha estado al servicio de la humanidad.
La historia de Europa ha sido un flujo constante de corrientes migratorias, internas al principio, que cuando siglos más tarde han salido al exterior se han ido asimilado a otros pueblos nativos, llevando así la evangelización.
Hoy en día con la llegada a Europa de los musulmanes se ha presentado un problema nuevo; ya que éstos tienen creencias y tradiciones diferentes a las cristianas ¿Qué sucederá en el futuro? [las decisiones del futuro se fraguan en el momento presente si las sabemos ver].
La independencia del poder civil del eclesial, en Europa ha dado distintos modelos que dan libertad a las religiones existentes. En el caso de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico se adapta a las Constituciones de los diversos países.
Los cristianos hemos diferenciado la fe y la política. El Concilio Vaticano II, ha dado una legítima autonomía a los laicos en los asuntos temporales, así los seglares responden a los asuntos sociales, económicos, culturales y políticos con plena libertad.
Con la revolución francesa (hija del iluminismo y de la ilustración) aunque en un principio pareciese un movimiento liberalizador, pronto se cayó en el dogmatismo, que llegó la radical separación de la religión católica, marginando el sentimiento religioso a la vida privada.
Inicio de la Revolución francesa, en 1789.
2º Los orígenes de la Unión Europea.
LA CECA[1] se constituyó en el Tratado de París en 1951. Los Estados que la compusieron fueron: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. En 2001 expiró.
En 1957 el Tratado de Roma[2], fue la semilla de la actual Unión Europea (UE).
Al extinguirse la CECA en 2001, al cumplir su período vigente de 50 años desde su firma, sus funciones y competencias quedaron integradas en la actual Unión Europea, constituida en 1993 en el Tratado de Maastricht. En la que se inició la descristianización de los valores de la Europa que soñaron sus fundadores.
En el siglo XX, con la refundación de Europa después de las dos guerras mundiales; la idea de Adenauer[3], De Gásperi[4], y Schuman[5], padres de la nueva Europa, católicos, era reconocer los frutos del cristianism, que eran también un patrimonio de Europa.
No pensaron volver al Estado confesional pero sí en buscar una sana colaboración con lo religioso y sus frutos culturales.
La Europa actual es fruto de las tradiciones sociales, culturales, y religiosas, y hunde su ser en las raíces cristianas.que integraron a los pueblos salvajes en Europa.
Los padres de la nueva Europa, no se plantearon solamente una unión económica, sino de valores que enriquecieran a toda la persona humana. Querían recuperar el faro que constituyó Europa en los siglos precedentes.
La visión cristiana de la vida exige una igualdad de todos los seres humanos, como hijos de Dios Padre; así el cristianismo se convirtió en el defensor de los derechos humanos siglos antes de declararse, contraria a la esclavitud desde la antigüedad, como fruto de la evangelización.
La bandera de Europa, creada en 1956, está inspirada en el cristianismo, fue diseñada por Arséne Heitz[6].
Inmaculada Concepción – Rue du Bac – Paris
Bandera de la Unión Europea
3.- La Europa de hoy.
Hoy día Europa está dejando de ser acogedora y empieza a padecer grandes problemas de cohesión. Actualmente vivimos en un mundo individualista
La Iglesia católica siempre ha sido auxilio de los desposeídos, de los sin sentido. Y hoy día será necesario la presencia de la Iglesia para que nuestros conciudadanos europeos encuentren hospitalidad y originalidad.
Los cristianos europeos hoy siguen siendo una mayoría que debe ser creativa, colaborar a que Europa reconozca sus tradiciones y las presente a todos la humanidad de nuestra generación actual y futura, saber recordar sus principios éticos y morales sobre la vida civil.
El vigente orden constitucional se funda sobre conceptos como la consideración de que la dignidad humana, disfrutando de un conjunto de derechos y libertades fundamentales entre los que se cuentan la vida, la libertad, o la búsqueda de la libertad. Que estos principios se desprenden de una lectura de los Evangelios, parece evidente.
Esos principios fueron formulados por los grandes maestros de la Escuela de Salamanca en el siglo XVI y XVII.
Europa como diría Robert Schuman, «será cristiana o no será»
El paradigma del primer Estado laico, entre la separación de lo público de lo privado, o de lo religioso del orden público, fueron los Estados Unidos de Norteamérica (USA). Sin embargo, sus políticos en buen número entraban y lo siguen haciendo los domingos en los oficios religiosos. Hay que destacar que la dominante religiosa en USA, no es precisamente la católica sino protestante.
Hoy se pretende en el mundo occidental alcanzar una ética civil, como fruto del nuevo contrato social, en el que las aportaciones cristianas sean ignoradas.
Es incuestionable, en efecto el derecho de los agnósticos y ateos, incluso de los teófobos a manifestarse. Pero al mismo tiempo es evidente que una comunidad no puede vivir sin valores; el ordenamiento jurídico está impregnado de valores; el código de circulación, la familia natural (que ahora se ha puesto en entredicho), la profesión médica, etc., la vida cotidiana está impregnada de valores. Y cuando estos valores se analizan sus raíces cristianas se manifiestan, sin necesidad de hacer disquisiciones profundas.
Todavía el cristianismo después de las 2 guerras mundiales en el siglo XX se manifestó, como dijimos anteriormente en la refundación de Europa. Y así algunos como Alcide de Gasperi, Robert Schuman, Giorgio la Pira, Aldo Moro, Ángel Herrera Oria entre otros, éstos van camino a la beatificación en la Iglesia Católica.
Algunos como Konrad Adenauer o Balduino de Bélgica, se distinguieron por su rectitud. En el caso de Balduino también va camino a la beatificación. Tenemos también en Iberoamérica a Enrique Shaw, Jaime Guzmán, Efraín González Luna, entre otros que se manifestaron por un profundo humanismo y caridad.
Todos ellos en Europa e Iberoamérica dieron testimonio de un catolicismo vital. En Europa fueron los refundadores de la Europa Moderna. Los centros políticos fueron Luxemburgo, más tarde Bruselas; los idiomas fundadores fueron el alemán, francés, italiano, neerlandés; y posteriormente se unieron el danés, español, finlandés, griego, inglés, portugués y sueco.
Hoy en 2023 vivimos una situación en la que algunos valores cristianos conviven con los valores deshumanizadores de la UE. Como por ejemplo el aborto.
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[1] CECA: Comunidad Europea del Carbón y del Acero.
[2] Constitutivo de la CEE (Comunidad Económica Europea).
[3] Wikipedia: Konrad Adenauer (1876-1967). Católico devoto. Demostró una gran dedicación a lograr una democracia liberal basada en la economía social de mercado y el anticomunismo.
[4] Wikipedia. Alcide de Gasperi (1881-1954). Devoto católico, la Iglesia católica le concedió el título de Siervo de Dios en 1993, cuando se inició su causa de beatificación.
[5] Wikipedia: Jean-Baptiste Nicolas Robert Schuman. La Iglesia católica abrió en 1990 su proceso de beatificación y canonización, siendo en la actualidad Venerable Siervo de Dio
[6] Arsène Heitz, es el diseñador de la bandera y asegura que: “Inspirado por Dios, tuve la idea de hacer una bandera azul sobre la que destacaban las doce estrellas de la Inmaculada Concepción de Rue du Bac; de modo que la bandera europea es la bandera de la madre de Jesús que apareció en el cielo coronada de doce estrellas”.
[7] Robert Schuman 1950
Ene 8, 2023 | Aportaciones al campo social
Artículo redactado por José Jara
Uno de los tópicos sobre la Iglesia que suelen oírse repetidamente consiste en afirmar que desde el cristianismo no se ha hecho prácticamente nada positivo por afianzar la dignidad de la mujer frente al varón o, peor aún, que el papel de la Iglesia ha sido frecuentemente de incomprensión hacia la mujer impidiendo su desarrollo en la sociedad.
Sin embargo, si bien no encontramos grandes declaraciones magisteriales sobre la mujer de modo específico hasta la carta apostólica Mulieris Dignitatem de Juan Pablo II, la acción directa que ha ido poniéndose en práctica a lo largo de los veinte siglos de historia del cristianismo parece mostrar claramente que en este gran periodo de tiempo constantemente se ha optado por los hechos en vez de sólo las simples palabras, teniendo en cuenta también que los cambios de mentalidad no se consiguen siempre de un día para otro.
SUMARIO
1.- DE LOS GINECEOS DE GRECIA AL DERECHO ROMANO
2.- ¿DIACONISAS? ACLARACIONES
3.- EDAD MEDIA Y TIEMPOS LUMINOSOS
4.- DE LUTERO A NUESTROS DÍAS
DE LOS GINECEOS DE GRECIA AL DERECHO ROMANO
GINECEOS
Como muestra de las ideas preconcebidas que inundan nuestra concepción de la historia y de la sociedad, en una entrevista realizada a una actriz se le preguntaba cual hubiera sido su época ideal para vivir, a lo que ella respondió que, sin duda, la época de la Grecia clásica. Probablemente, como es bastante habitual, quien respondió no era consciente de que las mujeres en esa época no tenían derechos cívicos. No asistían a las grandes fiestas religiosas ni a los teatros y tenían prohibido acudir al gimnasio. Su lugar era el gineceo, una parte de la casa reservada para ellas, donde tejían lana en compañía de sus hijas (que no recibían instrucción hasta que se casaban con el hombre que su padre había elegido). Los varones, tal era la costumbre habitual, raramente invitaban a sus esposas a los banquetes organizados, prefiriendo la compañía de esclavas para divertirse. Respecto a los hijos, el esposo también podía decidir si la mujer debía abortarlo o simplemente abandonarlo después de nacer si no era de su agrado[1].
Afortunadamente, esta visión tan restrictiva sobre la mujer no se mantuvo en el desarrollo de la cultura del Imperio Romano, aunque la autoridad del “pater familias” también era indiscutible, pudiendo decidir no sólo el destino de los negocios familiares sino, al igual que en la Grecia clásica, la aceptación o el rechazo de los hijos que, si eran abandonados, solían ser recogidos por personas que aprovechaban estas vidas indefensas para convertirles en esclavos. Si la mujer quedaba viuda, las decisiones sobre sus bienes materiales pasaban a depender de otro varón de la familia, negándose a la mujer el derecho a decidir sobre los mismos. De hecho, los romanos no sólo aceptaban el divorcio por decisión del varón sino también el simple repudio sin necesidad de justificación consistente ni acusación probada, como muestra la conocida anécdota de Julio César cuando repudió a su mujer aduciendo únicamente que “la mujer del César no sólo ha de ser honrada, sino también parecerlo”.
¿Qué aportó el primitivo cristianismo sobre esta arraigada mentalidad de predominio del varón en la poderosa y consolidada sociedad romana? En primer lugar, se debería tener en cuenta que una de las novedades del Evangelio consistía en enseñar la igualdad del hombre y la mujer, la grandeza de la virginidad, en contraste con la legislación romana que prohibía el celibato[2], la dignidad e indisolubilidad del matrimonio en una sociedad que era plenamente divorcista. Por eso, aunque frecuentemente se ha malentendido a San Pablo cuando exhorta “Mujeres, sean dóciles a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. Maridos, amen a su mujer” (Colosenses, 3), esta segunda parte de la frase supone un gran cambio de paradigma ante la visión instrumentalizadora de la mujer que tenían los varones, circunstancia que se extendía a la prostitución.
Por contraste, el llamado “Himno al amor”, expresado en su carta a los Corintios es de una belleza literaria difícilmente alcanzable y expone un ideal de vida compartida igualmente exigente tanto para el hombre como para la mujer. En él afirma:
“Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, …” (Cor. 1, 13)
De hecho, la indisolubilidad y la fidelidad en el matrimonio aparecieron inicialmente como exigencias inauditas, no sólo en el ámbito romano sino también en la mentalidad judía del tiempo de la predicación de Jesús quien, a pesar de las reticencias que veía que despertaba su mensaje sobre la vida conyugal, no dudó en afianzarlo ante sus dubitativos primeros discípulos:
“Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera y quien se casa con una mujer repudiada comete adulterio” (Lc, 16: 18)”.
Es difícil para nuestra mentalidad actual llegar a comprender el grado de corrupción y de depravación moral en el que estaba sumida la civilización romana desde sus inicios hasta el siglo IV. Conocemos datos sobre los emperadores que, ciertamente, nos dan pinceladas sobre ello. Los hechos del emperador Cómodo, en cuyo harén había trescientas mujeres y trescientos muchachos[3], la lujuria del joven Heliogábalo, las acciones sin freno de Nerón o del emperador Tiberio o de su sucesor, Calígula, parecen la punta del iceberg de la extendida depravación reinante en la que la mujer frecuentemente quedaba reducida a ser alguien sin la mínima independencia o a ser un objeto sexual. Por eso, Minucio Félix[4], converso del siglo III, podía sin dificultad afirmar “¡Nos acusáis de falsos incestos, pero vosotros los cometéis verdaderos!”
¿DIACONISAS? ACLARACIONES
Como contraste, habría que mencionar el reconocimiento de la autonomía de la mujer dentro de la Iglesia mediante la institucionalización de la figura de diaconisas para atender viudas y huérfanos, personas excluidas de la comunidad ya en el ámbito judío y que pronto fueron vistas por la comunidad cristiana como necesitadas de una efectiva ayuda para dejar de ser marginadas por su ausencia de recursos de supervivencia. Esta eficaz labor caritativa sobre las mujeres fue encomendada a las diaconisas de las primeras comunidades cristianas, tal como nos han referido diversos textos:
«Es cierto que en la Iglesia hay un orden de diaconisas, pero no para ser sacerdotisas, ni para cualquier tipo de trabajo de la administración, sino por el bien de la dignidad del sexo femenino, ya sea en el momento del Bautismo, o de examinar a los enfermos o de sufrimiento, de modo que el cuerpo desnudo de una mujer no debe ser visto por los hombres al administrar los ritos sagrados como el bautismo por inmersión, sino por el diácono.» (San Epifanio, Panarion, 79:3 (AD 377), en JUR, II: 76.)[5]