#EspañaEnLaHistoria. Catalina de Bustamante, otra conquistadora

#EspañaEnLaHistoria. Catalina de Bustamante, otra conquistadora

Cuando alguien se refiere a América y su descubrimiento, enseguida vienen a su mente nombres como Cortés, Pizarro, Vasco de Gama y demás hombres que descubrieron nuevas tierras, conquistaron nuevos territorios y levantaron ciudades y pueblos. Todos ellos tienen su propia historia, con luces y sombras, pero personal y reconocida.

Sin embargo, a esos hombres, famosos o no, se les unieron, desde el segundo viaje de Colón, mujeres que, acompañando a  veces a sus aventureros maridos, se adentraron en unas tierras, en unas diferentes culturas,  costumbres y formas de vida. Esas mujeres, como Inés de Castro, la monja Alférez o Mencia Calderón, aportaron su esfuerzo casi desconocido.

Entre todas esas mujeres descuella una en especial, Catalina de Bustamante, una extremeña de Llerena, que viajando con su marido y sus dos hijas, después de unos años de labor desconocida, al enviudar del comendador Diego Tinoco, surgió entre la población mexicana de Texoco. Catalina entendió que tenía una misión entre aquellas indígenas, consideradas sin derechos, obligadas a cumplir con los designios de sus padres. Les fue inculcando que la poligamia era deleznable, que la supremacía de su vida personal estaba por encima de los cambalaches de sus padres, que convertían a sus hijas en objetos de cambio y de alianzas entre caciques y jefes tribales. Con constancia, fue inculcando en las muchachas que tenían una dignidad como seres humanos y como hijas de Dios.

Siendo terciaria, su vida no solamente era recatada sino también decorosa y pía. Quizás por ello fue nombrada directora del colegio de niñas indígenas del poblado de Texoco. Desde su cargo, impulsó a las niñas a ser rectoras de su vida, a formarse en una nueva conciencia no solamente con derecho a elegir esposo, sino a regir ese matrimonio por la moral cristiana. Les enseñaba a leer y escribir, cantaban oraciones, aprendían cuestiones domésticas y, las mayores, se iniciaban en algún oficio. Catalina defendía su dignidad y denunciaba los abusos sufridos.

Ante un hecho escandaloso protagonizado por el alcalde de la ciudad, encaprichado con una muchacha indígena, Inesica, Catalina inició un proceso judicial que, so capa de la corrupción, al no recibir una sentencia ajustada a los hechos, la indujo a escribir al Emperador Carlos I relatando la conducta del alcalde y de los miembros de la Audiencia de México, secuestrador uno y encubridores los otros. Fue la extraordinaria reina Isabel de Portugal la que acogió sus peticiones. De su propio peculio cubrió los gastos del viaje de las «mujeres letradas de conducta ejemplar», para que instruyesen a las niñas indígenas, según lo solicitado por Catalina de Bustamante. Ella, con cuarenta y cinco años, de nuevo viajó a España para, solicitada audiencia con la Reina Isabel, volver a reclamar mayor atención para la educación y la evangelización de la población femenina de la Nueva España. Isabel de Portugal, una mujer entregada a su misión con una alta visión de su cometido, atendió, una vez más, las solicitudes de aquella mujer que se había entregado a culturizar una población femenina arrinconada por una cultura en la cual el hombre era dueño y señor de su vida. Un nuevo grupo de mujeres, entre ellas tres terciarias, viajaron por encomienda de la Reina, respaldando con sus apoyos económicos la labor pedagógica de la directora Catalina.

Con las nuevas maestras se pudieron establecer más colegios, como los de Otumba, Cuautitlán, Tepeapulco, Coyoacán, Xochimilco y Tlamanalco. Ya en 1536 eran diez los colegios que instruían a las muchachas indígenas, ampliándose a las hijas de familias pobres, lo cual nos permite calcular una maravillosa labor pedagógica y de alfabetización, amén de evangelización, con abandono de las costumbres tribales. Toda esa labor perduró hasta que la peste de 1545 provocó la muerte de más de 800.000 personas, entre ellas Catalina de Bustamante. Sin embargo, su gran labor  y entrega en pro de las niñas indígenas, de las niñas de familias pobres, no se fue con ella, sino que fue reconocida por todos los habitantes de los poblados que gozaron de la presencia y esfuerzo de la maestra Catalina de Bustamante, reconocida como «la primera educadora de América». Y así hoy puede leerse en el monumento levantado en su homenaje en Texoco. Una extremeña que participó en la conquista de América, no con la espada, sino con un libro y una cruz.

Francisco Gilet.

Bibliografía

Eloísa Gómez-Lucena,  Españolas del Nuevo Mundo.

Josefina Muriel de la Torre, La sociedad novohispana y sus colegios de niñas

#EspañaEnLaHistoria. 6 de noviembre de 1528. Alvar Núñez Cabeza de Vaca naufraga en Galveston

#EspañaEnLaHistoria. 6 de noviembre de 1528. Alvar Núñez Cabeza de Vaca naufraga en Galveston

Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue una figura característica del siglo XVI español. Nacido en Jerez de la Frontera, tenía gran experiencia militar atesorada en diversas contiendas europeas cuando se embarcó en 1527 como tesorero y alguacil mayor en la armada que salió de Sanlúcar de Barrameda al mando de Pánfilo de Narváez con el objetivo de conquistar Florida.

A principios del siglo XVI, los conocimientos sobre la geografía de Florida se limitaban a un escueto perfil de la costa Atlántica y algo de la costa del Golfo de México. Sin más informaciones, Pánfilo de Narváez organizó una expedición sobre la idea de una conquista militar de un imperio del tipo de los Aztecas, pero el lugar donde desembarcó no tenía ninguna organización social capaz de oponerse militarmente a la armada de Narváez. Florida en aquella época estaba habitada por una serie de tribus indígenas belicosas que opusieron una tenaz resistencia y, por otro lado, no disponían de capacidad material para abastecer con víveres a un ejército europeo.

Narváez, si hubiera un mayor conocimiento de la zona y mas capacidades organizativas y militares, hubiera organizado una expedición de colonización y no de conquista, con menos soldados y mas colonos. Ello, unido a sus limitadas capacidades como organizador y como militar, unido a una desafortunada serie de epidemias, huracanes, tempestades y tormentas, hizo que finalmente solo 80 hombres llegaron a Galveston de los 600 que salieron de España.

Dos cosas queremos resaltar de este naufragio. Por un lado, que uno de los sobrevivientes y que después formó parte del grupo de cuatro hombres que al mando de Cabeza de Vaca llegaron a México seis años mas tarde, fue un tal Estebanico. De raza negra y origen del actual Marruecos, fue el primer hombre de dicha raza que puso el pie en los Estados Unidos y, dicho sea de paso, en calidad de hombre libre, cosa bastante rara en la misma zona 300 años mas tarde cuando ahí dominaba la civilización inglesa.

Otro punto a destacar es el nombre actual del lugar del naufragio, Galveston. Dicho nombre proviene del Virrey de México y militar Don Bernardo de Gálvez y Madrid. Dicho personaje tuvo una poderosa influencia en la independencia de los Estados Unidos en el siglo XVIII. Poco conocido en España, es de los pocos casos de concesión de ciudadanía honoraria estadunidense (El 16 de diciembre de 2014, el presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama firmó la resolución conjunta del Congreso estadounidense por la que se concedía la ciudadanía honoraria de los Estados Unidos a Bernardo de Gálvez y Madrid).  229 años después del fin de la guerra de independencia estadounidense y pasados 486 años del naufragio de Cabeza de Vaca.

Manuel de Francisco

Fuente: 

«Náufragos» de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, y la descripción del viaje que hizo a través de Florida con Panfilo de Narvaez

 

#EspañaEnLaHistoria. La guerra de sucesión española

#EspañaEnLaHistoria. La guerra de sucesión española

Lo que comenzó como un conflicto dinástico se convirtió en una larga y costosa guerra internacional para decidir quién debía reinar en España en calidad de sucesor del rey Carlos II, fallecido sin descendencia; si el Borbón Felipe V o el Archiduque Carlos de Austria. Lo que debiera haber sido un conflicto doméstico, se transformó, tanto por la ambición de Luis XIV de Francia como por los temores de Inglaterra y los odios de los holandeses, en una contienda internacional. Francia temía una concentración de poder de Austria y España, con todo su imperio, mientras Inglaterra no deseaba una Francia unida a España. Todo surgió a la luz cuando el 1 de noviembre de 1700 moría el último monarca de la Casa de Austria, el Rey  Hechizado. Su sucesor designado testamentariamente, Felipe, Duque de Anjou y nieto del Rey Sol, fue coronado al año siguiente, significando ello una gran victoria para Luis XIV y una derrota para la esposa del difunto Rey, Mariana de Neoburgo, partidaria de su sobrino el Archiduque Carlos.

Sin embargo, el conflicto interno brotó cuando aragoneses, valencianos, mallorquines y catalanes se apercibieron del peligro que entrañaba el que un Borbón ascendiese al trono, temiendo una pérdida de sus fueros, derechos forales y privilegios. La firma en septiembre de 1701 de la Gran Alianza en La Haya, integrada por las fuerzas militares de Inglaterra, Austria, Holanda y Dinamarca, eligiendo como legítimo sucesor al Archiduque Carlos y declarando la guerra a España y Francia, inició el conflicto. En 1703 los reinos de Portugal y de Saboya se unieron a las fuerzas aliadas pretendiendo sacar partido de las victorias.

Felipe V, mientras los franceses defendían su trono, aplicó en España una política centralista, reformadora y, en algunos aspectos, brillante. En alguna medida el reinado de Felipe V semeja que solamente dio a la luz los Decretos de Nueva Planta, finiquitadores de los fueros del antiguo Reino de Aragón, incluida Mallorca, junto con los del Condado de Barcelona. Sin embargo, hubo algo más: reestructuró  la Hacienda, modernizó el Ejército, la Armada, y, gracias a él, hoy se disfruta del Palacio Real, de la Granja de San Ildefonso, de la Real Academia Española y de la de Historia.

El conflicto bélico se desarrollaba por todo Centroeuropa, incluidos los Países Bajos y el Milanesado. Sin embargo, la entrada en la Gran Alianza de Portugal permitió que las tropas de Carlos de Austria desembarcasen en Lisboa. A las batallas de Santa Vittoria, de Luzzara, de Rande, de Denain, hay que unir las de Almansa y de Almenara. El 25 de abril de 1707 el ejército franco-español del Duque de Berwick, inglés, derrotó de forma aplastante a los aliados dirigidos por el Marqués de Ruvigny, francés, en Almansa, y creó el dicho valenciano que «tot el mal ve d’Almansa».

Sin embargo, en 1710 los aliados iniciaron su última ofensiva buscando obtener la victoria de una vez por todas. El Archiduque Carlos inició sus avances en España. Su ejército, al mando del príncipe Starhemberg y apoyado por voluntarios catalanes y valencianos, derrotó a los borbónicos, el 27 de julio de 1710, en la Batalla de Almenara, tomando posteriormente Zaragoza y Madrid. Al año siguiente, moría el emperador austríaco, Leopoldo I, y, al ser su sucesor el Archiduque Carlos, se produjo un cambio en los intereses de Inglaterra, que buscó desesperadamente la firma de la paz, ante el peligro de una conjunción de la corona española y la austriaca.

Luis XIV, agotado por una guerra que ya  perduraba más de diez años, se avino a firmar el Tratado de Utrecht en 1713, al cual se unió España, abandonada por su principal aliado. Dicho Tratado significó el fin de la guerra de sucesión pero también el desmembramiento del imperio español, que había intentado impedir Carlos II con su testamento. Inglaterra no devolvió los territorios conquistados, Gibraltar, Menorca y Terranova, entre otros; Carlos VI de Alemania recibió los Países Bajos Españoles, el reino de Nápoles, Cerdeña y el ducado de Milán, mientras el duque de Saboya se posesionaba de Sicilia.

Utrecht representó la paz para Europa, pero no para España. Los catalanes, valencianos, aragoneses y mallorquines prosiguieron con su defensa del candidato austriaco, propensos a la conservación de sus fueros y privilegios; mientras el resto del Reino, con Castilla a la cabeza, apoyaba al Borbón Felipe, enfrascando a toda España en otra guerra civil. Así, el ahora famosísimo 11 de septiembre de 1714 contempló cómo el duque de Berwick, experto en asedios,  ordenó el asalto de la ciudad de Barcelona, que se rindió a las fuerzas borbónicas. Ello representaba no solamente el fin de la guerra de sucesión, sino también el de una rebelión por aragoneses, valencianos y catalanes que les costó la pérdida de sus derechos, la disolución de sus organismos políticos y el sometimiento al centralismo de Madrid. El siempre deprimido Felipe V, con su victoria, prosiguió con la creación de una nueva España, unificada, y terminó con los antiguos Reinos para configurar el territorio en 21 provincias. Los Decretos de Nueva Planta, acabaron con los fueros y privilegios y configuraron la España provincial.

Francisco Gilet

Bibliografía:

Calvo, José. La guerra de Sucesión

Voltes, Pedro. La guerra de Sucesión

Henry Kamen, Felipe V. El rey que reinó dos veces

Celebramos por toda España la fiesta de los mártires. Acompáñanos

Celebramos por toda España la fiesta de los mártires. Acompáñanos

En Enraizados Madrid, celebramos ayer, por adelantado, la fiesta de los mártires del siglo XX en España. Más de 50 amigos de Enraizados acudieron a ver el cortometraje sobre los mártires que proyectamos, escuchar el testimonio de uno de los actores y celebrar juntos la Santa Misa.

Como sabes, la fiesta en sí es el 6 de noviembre. Por ello, si alguno de estos actos te pilla cerca, te invito a participar:

Madrid: Acudiremos a misa en Calatravas (Alcalá, 25) y a la Conferencia que Monseñor Martínez Camino pronunciará sobre los mártires. Será a las 19:30 horas este martes.

Sevilla: El martes 6 de noviembre a las 18:30 horas en la Parroquia Inmaculada Concepción (Cristo de la Sed, 41) daremos una conferencia sobre los mártires y la Iglesia Perseguida, y a las 20 horas celebraremos la Santa Misa.

Valencia: Santa Misa el martes a las 19:15 horas en la Capilla del Santo Cáliz de la Catedral para celebrar la fiesta de los mártires españoles del siglo XX. Tras ella, presentación de Enraizados.

Santander: Santa Misa el martes a las 19:30 horas en la Iglesia del Santísimo Cristo (cripta de la Catedral) para recordar la memoria de nuestros mártires. Tras ella, presentación de Enraizados.

Palma: Santa Eucaristía el martes a las 18:30 horas en la Parroquia de San Nicolás (Carrer d’Orfila, 2). Tras ella, presentación de Enraizados.

Cuenca: Este martes 6 de noviembre, proyección de un cortometraje a las 18 horas y a las 19 horas Santa Misa en la Parroquia San Esteban Protomártir (calle Aguirre).

Tarazona: El miércoles 7 de noviembre (un día después de la fiesta), Eucaristía a las 19 horas en la Parroquia de la Merced (plaza de la Merced, 1).

Espero que, si estás en alguna de estas ciudades, puedas acercarte a estos actos. Y que se lo envíes a tus contactos para que ellos también puedan ir.

Los mártires del siglo XX son un ejemplo de vida para nosotros, cristianos del siglo XXI. Eran laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes… Eran jóvenes y mayores. Vivían en ciudades o en pequeños pueblos. Y todos murieron perdonando por Cristo y por España. Conocer sobre ellos nos ayudará a vivir nuestra fe y a rezar por todas aquellas personas que quieren acallar a los católicos.

Ven a celebrar con Enraizados esta gran fiesta de los mártires del siglo XX en España.

Y si no están en ninguna de las ciudades donde celebramos la Eucaristía, te pido que vayas ese día a Misa y la ofrezcas por España o que hagas un pequeño sacrificio y reces pidiendo la intercesión de los santos y beatos mártires españoles.

#EspañaEnLaHistoria. 31 de octubre de 1813. El general Cassan rinde Pamplona a las tropas aliadas

#EspañaEnLaHistoria. 31 de octubre de 1813. El general Cassan rinde Pamplona a las tropas aliadas

Dentro del contexto de la guerra contra los franceses que asoló España entre 1808 y 1814, la rendición de la ciudadela de Pamplona marcó el hito del fin de las operaciones militares dentro de las fronteras españolas. A partir de este momento, el escenario de los batallas más cruentas fueron en territorio francés, aunque las tropas de Napoleón siguieran pisando suelo español en Cataluña hasta 1814.

Pamplona disponía de unas fortificaciones modernas e impresionantes, baste ver la fotografía aérea actual que acompaña a esta reseña, fruto de los esfuerzos de la monarquía española, que desde Felipe II prestó especial atención a esta plaza fuerte y a la ingeniería militar española, que se aplicó durante más de dos siglos a introducir continuas mejoras con el fin de hacer frente a una eventual invasión de ejércitos franceses.

Como muchas fortificaciones de estas características, jamás fue tomada al asalto y hoy podemos verla en su casi completa belleza original. En 1808, los franceses se hicieron con su control gracias a una argucia y mantuvieron una guarnición estratégica en la fortaleza durante toda la guerra.

En 1813, el general Cassan, que estaba al mando, se encontraba frente al dilema de tantos defensores de posiciones reputadas imbatibles pero aisladas del resto del ejército amigo. Durante este año, el mariscal Soult había ido perdiendo terreno en el norte de España y finalmente había perdido toda esperanza de enlazar con la guarnición francesa de Pamplona. Cassan no tenía otra opción que una defensa a ultranza en la espera de un milagro, o bien iniciar las negociaciones de rendición.

Frente a él, Wellington había colocado a Francisco Dionisio Vives, que finalmente logró convencer a Cassan que los milagros rara vez se dan en la vida ordinaria.

Vives tenía un curriculum bastante especial. Había nacido en Orán y a principios del siglo XIX, cuando España y Francia eran aliadas, había sido enviado nada menos que a Dinamarca como capitán del primer batallón de voluntarios de infantería ligera de Cataluña, dentro de la fuerza expedicionaria que debía ayudar a Napoleón en su estrategia de control de Europa.

Cuando Napoleón destituyó a Fernando VII y nombró a su hermano rey de España, se enviaron órdenes para que las tropas españolas estacionadas en Dinamarca juraran lealtad a la nueva dinastía. La brevedad de esta reseña nos impide profundizar en la historia, pero baste decir que Vives fue uno de los que se negaron a jurar y que contribuyeron a organizar la repatriación de las tropas a suelo español en una serie de acciones realmente rocambolescas.

Manuel de Francisco

Fuentes:

Navarra en 1813. Nuevos escenarios bélicos y políticos

Pamplona, la llave de la guerra

Las guerras napoleónicas

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