Ene 29, 2018 | Actualidad
(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)
Al morir Carlomagno, los condados que formaban la Marca Hispánica, empezarían a desligarse paulatinamente de los franceses para dar origen a los futuros Reinos de Navarra, Aragón y el Condado de Barcelona (814).
La Marca Hispánica tiene su origen en el año 778, con la campaña de Carlomagno por el Valle del Ebro, reconquistando a los moros las tierras invadidas en España. Comprendía la zona fronteriza desde Pamplona hasta Barcelona y estaba protegida por una red de castillos bajo el poder local.
La Marca Hispánica no tenía una estructura administrativa unificada propia, sino que cada condado era independiente pero rendía vasallaje a Carlomagno y sus sucesores. Con el tiempo y los Condados hereditarios, que consolidaban la posición de los magnates locales, acabarán por desligar a los poderes de la Marca del Imperio. El debilitamiento de la autoridad regia es aprovechado por los Condados de la Marca para obtener privilegios, inmunidades o cargos, y un mayor poder que les llevará en un futuro a anular su vasallaje y crear los futuros Reinos que formarán España.
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También, el 29 de enero de 1867: Nace en Valencia Vicente Blasco Ibáñez.
Ene 28, 2018 | Actualidad
El 28 de enero de 1920 un Real Decreto aprobado por Alfonso XIII creaba el Tercio de Extranjeros, una unidad armada del Ejército cuyo objetivo sería actuar como fuerza de choque en la guerra de Marruecos. Venía a sustituir a las unidades de reemplazo, mal preparadas para la dureza de la guerra africana. El Tercio de Extranjeros fue un empeño personal del teniente coronel José Millán-Astray, veterano de Filipinas y de la guerra de Marruecos, que quería fundar una unidad a semejanza de la Legión Extranjera francesa. Millán-Astray contó desde el principio con la complicidad y el auxilio del monarca Alfonso XIII. De la Legión Extranjera tomaron el sistema de reclutamiento, que quedaba abierto para todo nacional o extranjero sano, fuerte y en disposición de empuñar armas. A cambio se le ofrecía la posibilidad de prosperar militarmente dentro del cuerpo. Para Millán-Astray, el reclutamiento de soldados extranjeros tenía un doble beneficio, ahorraba un soldado nacional y sumaba otro.
Millán-Astray dotará a la unidad de un credo legionario al estilo del bushido japonés, el código de honor de los samuráis, impregnado de heroísmo, honor y sacrificio. El legionario buscará el camino más corto hacia el enemigo, permanecerá hasta la muerte con el compañero caído, acudirá a la voz de «¡A mí la Legión!» cualquiera que sea la causa del legionario que pide auxilio, no sentirá fatiga, ni hambre, ni dolor, o al menos no se lamentará por ello, y jamás rehuirá el combate, porque morir en el campo de batalla, tiñendo de sangre su bandera, será para el legionario el mayor honor.
La insignia de la Legión, diseñada por el teniente de infantería don Justo Pardo Ibáñez, está formada por una alabarda, un arcabuz y una ballesta, cruzados con una corona real en el centro. Sobre las curiosidades propias de su indumentaria es habitual encontrar los cuellos vueltos sobre la guerrera y las camisas abiertas; y dentro de la estética del legionario no faltarán las largas patillas, así como entre sus filas no faltarán la cabra ni el mono legionario.
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También, el 28 de enero de 1928 fallece Vicente Blasco Ibáñez, escritor nacido en 1867.
Ene 27, 2018 | Actualidad
(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)
Cerca de las costas de Cádiz, fallece Pedro de Heredia en el naufragio del barco que le transportaba desde las Américas (1554). Nacido en Madrid en año desconocido, fue un conquistador español a quien se debe principalmente la fundación de Cartagena de Indias, que luego se convertiría en la principal ciudad española en las Américas.
Recibió la capitulación para explorar la costa e interior de lo que hoy es Colombia, aparejando con un galeón y 300 hombres. Alcanzó gran fama en España por sus proezas: sacar una ciudad adelante en medio de una playa semidesértica e inhóspita; terminar de explorar las costas de «Tierra Firme», hasta incluso llegar a las temidas costas de Urabá de mal recuerdo de fracasadas expediciones.
Contó con la ayuda de Catalina, una indígena de la tribu Calamari, que hizo oficio de traductora y diplomática durante la conquista de esas tierras. Aprendió español, se convirtió al Cristianismo y fue fundamental en los logros de Pedro de Heredia. Fue acusado y absuelto de maltrato a los indígenas, fama que ha quedado prendada en muchos conquistadores, muchas veces sin razón.
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También, el 27 de enero de:
- 98: el español Trajano, nacido en España, en la ciudad Itálica, junto a Sevilla, es coronado emperador del imperio romano, un imperio al que con sus conquistas en Rumania contra los dacios, y en Persia contra los partos, lleva a su máxima dimensión territorial (Del blog «En cuerpo y alma» de Luis Antioquía)
- 1158: Nace la Orden de Calatrava.
- 1336: Pedro IV es proclamado rey de Aragón tras la muerte de su padre Alfonso IV.
- 1512: Se dictan en Burgos las conocidas como “Leyes de Burgos”, que se unen a la mucha legislación existente ya para la protección de los indígenas americanos, súbditos de la corona española.
- 1801: El rey Fernando VII declara a la villa de Santa Cruz de Tenerife capital de la provincia de Canarias.
- 1925: En Madrid se inaugura el Teatro Alcázar.
- 1951: Se inaugura en Madrid el Museo Lázaro Galdiano.
- 1999: Fallece el escritor Gonzalo Torrente Ballester.
- 2000: La obra de Francisco de Goya «La condesa de Chinchón» ingresa en la colección del Museo del Prado.
Ene 26, 2018 | Actualidad
El 26 de enero de 1564, la bula del pontífice Pío IV, Benedictus deus, daba carta de legitimidad a todos los decretos debatidos y resueltos en el Concilio de Trento. El Concilio de Trento, inaugurado en su primera sesión el 13 de diciembre de 1545, iba a prolongarse por veinte años y tres convocatorias sucesivas para dirimir las cuestiones dogmáticas más candentes de la época, tergiversadas por el empuje de la herejía protestante. Entre otras controversias se debatió con furor el papel de la tradición y los padres de la Iglesia en la interpretación de las Sagradas Escrituras, rechazado por los protestantes, que sólo admitían como dogma el Libro Sagrado, o el significado de la justificación del hombre por sus obras.
En el Concilio de Trento ninguna comisión defendió la Tradición eclesiástica con tanta fuerza como la española, ni tampoco se defendió la autoridad del Pontífice con mayor independencia. Los españoles dejaron aportaciones brillantes al debate, como haría el padre jesuita Diego Laínez en torno al tema de la justificación, argumentación que le llenó de prestigio y llegó a abrirle las puertas del Vaticano, posibilidad que él mismo cerró para centrarse en la Compañía de Jesús, a cuyo frente había sustituido a San Ignacio de Loyola. Inventó Laínez en su intervención una alegoría en la que el siervo (el hombre) se muestra incapaz de vencer a la fiera (el pecado), pero el príncipe (Cristo) le presta su espada (la gracia), con la que después de luchar con esfuerzo, consigue vencer a la fiera y salvarse.
No fue el único ni el más destacado de los oradores españoles. Junto a Laínez brillaron los jesuitas Alfonso Salmerón y Francisco Torres, lo hizo con luz propia el obispo de Guadix y de Segovia, Martín Pérez de Ayala, defensor invencible de las tradiciones eclesiásticas. Tuvo lugar destacado Antonio Agustín, el rey de los canonistas españoles, o los dominicos Bartolomé Carranza, que además de teólogo era un magistral orador, y Domingo de Soto, ferviente defensor del Canon de las Escrituras. Sin olvidarnos del obispo de Salamanca, don Pedro González de Mendoza, autor de unas curiosas memorias sobre el concilio, o de los franciscanos Alonso de Castro y Andrés Vega.
La brillantísima comisión de doctores españoles contribuyó a elevar el tono intelectual del debate, demostrando un conocimiento doctrinal sin fisuras y una exposición clara y moderna en defensa de la tradición eclesiástica, que dejaba muy alto el pabellón de la teología española.
(Fuente: Almanaque de la Historia de España)
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También, el 26 de enero de:
- 1266: Jaime I conquista Murcia y se la da a Alfonso X para Castilla.
- 1500: Donde actualmente se encuentra la ciudad de Ponta Grossa, el navegante español Vicente Yáñez Pinzón llega a la costa del actual Brasil.
- 1565: En Oceanía, Miguel López de Legazpi comienza la invasión de la isla de Guam.
- 1695: Nace José Quer, botánico español que funda en Madrid un primitivo jardín botánico que luego será la base del Real Jardín Botánico del que Fernando VI le pondrá a cargo, en el que empezará la enseñanza de la ciencia de la botánica en España (Del blog «En cuerpo y alma» de Luis Antequera).
- 1854: Nace Julio Cervera, militar e ingeniero español (fallece en 1927).
- 1987: Los reyes Juan Carlos I y Sofía colocan la primera piedra de la Exposición Universal de Sevilla de 1992, en el recinto de la Isla de la Cartuja.
Ene 25, 2018 | Actualidad

(Del libro “Los Tercios en América”, Hugo A. Cañete)
En la mañana de Pascua de 1625, con los estandartes y gallardetes al viento y las cubiertas altas adornadas de pavesadas encarnadas, una magnífica Armada, la más poderosa organizada por España desde La Felicísima, cruzó la barra de San Antonio en la costa de Brasil y se adentró en la Bahía de Todos los Santos.
La vista era imponente.
Se trataba de la mayor fuerza naval que jamás hubiese cruzado el océano Atlántico y su frente de combate se extendía 6 leguas sobre el mar: 56 navíos y 1.185 cañones pertenecientes a las Armadas del mar Océano, del estrecho de Gibraltar y de Portugal, y a las Escuadras de Vizcaya, de Nápoles y de las Cuatro Villas. Embarcados iban 12.463 soldados españoles, portugueses y napolitanos encuadrados en cinco tercios de infantería, dos españoles, dos portugueses y un napolitano.
El objetivo era recuperar la ciudad de Salvador, capital del Brasil, conquistada por una expedición holandesa el año anterior.
Fue, junto con Breda, Cádiz, Génova y Lima, una de las grandes victorias de las armas hispanas que hicieron de 1625 el Annus Mirabilis español.
Para recuperar la capital del Brasil, Salvador de Bahía, España organizó la más grande fuerza expedicionaria llegada al continente americano hasta la fecha: cinco Tercios (dos viejos españoles, un viejo napolitano y dos portugueses) embarcados en una gran flota compuesta por tres armadas (la del mar Océano, la del Estrecho de Gibraltar y la de la Corona de Portugal) y tres escuadras (la de las Cuatro Villas, la de Vizcaya y la de Nápoles), haciendo una proyección de la fuerza a miles de kilómetros de sus bases al tiempo que mantenía los frentes de Flandes, con el asedio de Breda, Alemania y el Mediterráneo.
Fuentes:
Ediciones Salamina
Los Tercios La Tienda
ABC de Madrid