#EspañaEnLaHistoria. Portugal por el rey de Castilla. Batalla de Alcántara

#EspañaEnLaHistoria. Portugal por el rey de Castilla. Batalla de Alcántara

La campaña por los derechos dinásticos de Felipe II por Portugal se inició el 13 de junio, pero el desenlace principal se produjo el 25 de agosto en las márgenes del río Alcántara por el control del puente que sobre dicho río da acceso a las puertas de la muralla de Lisboa. Fue el principal enfrentamiento pero ni el único ni el último, ya que las últimas fichas las haría caer Sancho Dávila meses después con la persecución hasta Coímbra y posteriormente con la batalla por Oporto contra el pretendiente al trono portugués Don Antonio, Prior de Crato.

Como ya se ha apuntado las principales acciones de la campaña dirigida por el Duque de Alba supuso la combinación de diferentes armas de forma perfectamente coordinadas, haciendo jugar con máxima eficacia los apoyos entre artillería, caballería e infantería y en momentos decisivos la armada del Marqués de Santa Cruz.

El caso de la batalla de Alcántara es un ejemplo de combinación de las fuerzas navales y terrestres, ejerciéndose la presión en tierra de la infantería en coordinación con el decisivo cierre sobre la infantería portuguesa de la caballería española, pero resultando esencial el bloqueo de la armada portuguesa por parte de la armada española, embotellándola en el estuario del Tajo.

“…a las dos horas antes que amaneciesse, començó a tocar por todos los quarteles de la cavallería una trompetilla sorda para que se armassen y pusiessen a cavallo, siguiendo cada qual su estandarte, y en estando juntos començassen a marchar sobre el real de don Antonio, rey que se dezía ser de Portugal. Yvan en nuestro esquadrón mil y ochocientos cavallos, y faltaron las compañías del Conde de Buendía y Adelantado de Castilla, porque quando el exército havía marchado dos jornadas delante de Hielves, se bolvieron allí con orden de su Magestad para que estuviessen junto a Hielves. Y a la misma hora que havemos dicho començó a marchar la infantería, cada tercio por su parte y todos sin tocar caxas, bien proveýdos de armas y munición en cantidad de diez y ocho mil infantes pocos más, porque los demás que el exército tenía el Duque los havía dexado de presidio en los pueblos y castillos que hasta allí havían sido ganados, y muchos d’ellos que havían muerto de enfermedad, y otros que havían quedado malatos. Y dos tercios de bisoños a la propia hora se embarcaron en las galeras, porque allí eran necessarios. Y la traça de la batalla era que se havía de dar por tres partes: la cavallería sobre la mano derecha del enemigo, y la infantería y artillería a la frente, y por el lado siniestro el Marqués de Sancta Cruz con su armada contra la del enemigo…”

[DE ESCOBAR, Antonio – CAPÍTULO XXXIX]

Llegado a este punto con la estrategia desplegada por Felipe II y la táctica puesta en marcha por el Duque de Alba a este segundo solo le faltaba dar el último ‘Santiago’ a las tropas desplegadas a lo largo del margen del Alcántara y a la flota, presionando por el Tajo sobre la armada portuguesa.

“…nuestra infantería, visto que los contarios havían representado, se fue descubriendo en lo alto del río Alcántara y començaron a darles carga, (…) Y nuestra cavallería estava queda en su puesto, conforme a la orden que tenía, (…) y también porque estava dada orden que quando se diesse el «Sanctiago» para dar assalto la infantería al repecho y trincheras, havía de yr nuestra cavallería dando cerco al enemigo por el costado y envestir con él por allí. Y a este tiempo las dos armadas siempre havían disparado la una contra la otra, haziéndose el daño que podían, aunque no llegaron por entonces a cerrar. (…) Y como durasse la batalla en esta forma hasta las diez del día, se dio orden por mandado del Duque para envestir con la puente de Alcántara, donde estava el tercio de Ytalia, el qual envistió con ella dos vezes, y ambas le dieron tanta priessa los portugueses que le hizieron retirar. Lo qual, visto por el Prior, arrimó al tercio con orden de su padre dos mangas de bisoños, y mándoles envestir tercera vez, y luego ganaron la puente, (…) Y como el Duque vio ganada la puente mandó que los tercios diessen assalto a las trincheras de don Antonio, y luego el tercio de Nápoles començó a subir, y los demás tercios le siguieron. Y el Duque diziendo «Santiago», y «la Magdalena», y «Arremeta la cavallería», la qual con gran furia lo hizo luego, invocando al apóstol Sanctiago y a la Magdalena sobre mano derecha para coger a don Antonio en medio de los nuestros, y allí cerrar. (…) viéronse perdidos y no tuvieron esfuerço para aguardar a que nuestra cavallería llegasse a darles el encuentro. Y desampararon su artillería, la qual hasta allí nunca havía cessado de disparar, y la nuestra lo mismo. Bolvieron la riendas y dieron en huyda, y don Antonio con ellos, malherido, siguiéndolos toda su infantería; y los castellanos diziendo «Victoria, cierra España»…”

[DE ESCOBAR, Antonio – CAPÍTULO XL]

De la batalla poco mas podemos añadir salvo que el desorden de la retirada provocó más número de bajas que el propio combate para los portugueses, viviéndose tristes escenas en el momento del cruce de las puertas de la muralla de Lisboa cuando abrieron fuego los propios defensores contra los civiles y soldados que trataban de alcanzar la seguridad de la ciudad, como nos describe el autor, Antonio de Escobar, y testigo de todos estos hechos:

 “…Y como los que estavan en los muros y almenas vieron que los castellanos yvan en el alcance a los suyos por las calles de los arravalles, y que prestro llegarían a las puertas de la ciudad, temieron que se les entrarían por ellas y que en viéndose dentro harían el daño que pudiessen en los de la ciudad y la saquearían. Y como el tropel a las puertas era tan grande de los que yvan entrando, no sabían qué remedio tener para poder cerrarlas, porque no hubiera fuerças humanas que lo pudieran hazer, y tomaron por remedio que los de los muros y almenas arcabuceassen rostro a rostro a los suyos para que se detuviessen y no entrassen en la ciudad, porque huviesse lugar de poder cerrar las puertas, que con dejar fuera seys o siete mil portugueses al perdido remediavan la ciudad. Y por ello usaron de este ardid, de tal manera que no solamente los arcabuceavan, mas arrojávanles mucho número de cantos que quitavan de las almenas y obras muertas que por lo alto de las puertas y muros havía, y este remedio les aprovechó. De manera que aunque mataron alguna gente de los suyos, fueron parte para que se pudiessen cerrar las puertas, y los que no pudieron entrar, como se vieron sin remedio, acudieron a la marina a los que sabían nadar, y arrojáronse a la mar guiando hazia su armada que cerca de allí estava, en la qual muchos se salvaron, y otros se ahogaron antes que llegassen a ella. Y los que no sabían nadar dieron la buelta alrededor de la ciudad, por el otro lado a la parte de tierra. Y los nuestros los siguieron hasta que passaron gran trecho de la otra parte, donde derribaron muchos, y se bolvieron, porque tenían orden de no passar adelante (…) Tardaron tres días los de la ciudad en enterrar los muertos. Y halláronse muchas mugeres muertas por las calles de los arravales y cerca de las puertas de la ciudad, y algunas con sus niños en los braços muertos, que como yvan huyendo a valerse en la ciudad y era tan grande el tropel de los portugueses, entre ellos caýan y se ahogavan sin poderse valer, y sus criaturas con ellas…”

[DE ESCOBAR, Antonio – CAPÍTULO XL]

Triste, muy triste el desenlace final de la batalla por Lisboa.

Con este final damos por terminada la segunda de las entregas.

¡Vamos a por la tercera!

Vicente Medina

BIBLIOGRAFÍA

  • DE ESCOBAR, Antonio

Relación de la felicíssima jornada… que hizo… don Felippe… en la conquista de Portugal, ed. de Amparo Alpañés Anexos de la Revista Lemir (2004) ISSN 1579-735X

  • HistoCast 150 – Álvaro de Bazán y las Islas Terceiras
  • GÓMEZ BELTRÁN, Antonio Luis

Islas Terceiras. Batalla Naval de San Miguel, ediciones Salamina

  • ASTRANA MARÍN, Luis

Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

 

#EspañaEnLaHistoria. Portugal por el rey de Castilla. Batalla de Alcántara

#EspañaEnLaHistoria. Portugal por el rey de Castilla. Capitán General Gran Duque de Alba

Buscando curiosidades sobre las que leer, y escribir, relativas a la más que amplísima Historia de España, me encontré con un periodo de nuestra Historia del que poco se habla o cuando se habla se hace muy por encima como ‘algo’ poco destacable, pero…

¿Poco destacable ganar un imperio?

¿Poco destacable crear la base del dominio naval en el Atlántico?

Me estoy refiriendo a la Guerra de Sucesión portuguesa, en la que nuestro rey Felipe II hizo prevalecer sus derechos al trono de Portugal proclamándose como Felipe I de Portugal y unificando los dos mayores imperios occidentales del siglo XVI.

Rebuscando es ‘relativamente fácil’ encontrar información sobre la empresa por las Islas Terceiras y más concretamente por la batalla por la Isla de San Miguel de 1582.

¿Pero solo ocurrió esa batalla?

¿Todo se resolvió con un enfrentamiento naval?

La Guerra de Sucesión se desarrolló desde 1580 hasta 1583, evidentemente la importancia de las operaciones navales fueron claves pero…

¿Fueron solo operaciones navales?

¡Ni mucho menos!

Todo se iniciaría con la jornada de Portugal diseñada por Felipe II en la que puso sobre el tablero de juego lo mejor de todo lo que disponía. El diseño fue desde un inicio una combinación de fuerzas tanto navales como terrestres, de la combinación de fuerzas y armas va la mayor parte del artículo.

Por la parte terrestre puso al mejor de sus generales: al Gran Duque de Alba, Don Fernando Álvarez de Toledo, capitán general de las operaciones tanto navales como terrestres. Y con el Duque lo ‘mejorcito’ de los Tercios.

“…E yva el tercio de Nápoles, y en él por maestre de Campo, don Pero Gonçález de Mendoça de la Cruz, grande hijo del Marqués de Mondéjar; y el tercio de Lombardía, y por maestre de campo don Pedro de Sotomayor; y el tercio de ytalianos, y por general d’él don Pedro de Médicis, hermano del Duque de Florencia; y en este tercio havía tres Coroneles, cada uno d’ellos por su tercia parte, en la una d’ellas Vicencio Garrafa, Prior de Ungría de la Cruz grande, y del otro Próspero Colona, y del otro Carlos Pinelo, en el qual yvan muchos ventureros. También yva el tercio de los alemanes tudescos, y por Coronel el Conde Gerónymo Ladrón, y siete tercios de bisoños, y en ellos por maestres de Campo don Gabriel Niño, don Martín Dargote, don Luys Henrríquez, Pedro de Ayala, Antonio Moreno, don Diego de Córdova, don Rodrigo Çapata…”

[DE ESCOBAR, Antonio – CAPÍTULO I]

Pero por ‘la Mar’ tampoco dejó la cosa huérfana, también por esta parte el rey Felipe II jugó a la carta más alta poniendo sobre el tapete al mejor de sus almirantes como general de toda la armada: al Marqués de Santa Cruz, Don Álvaro de Bazán. héroe de Lepanto y de tantos otros combates. Tampoco al Marqués se le envió manco al combate.

“…Traýa el Marqués de Santa Cruz en el armada sesenta y quatro galeras reales y veynte y una nao de alto borde, sesenta y tres chalupas, nueve fragatas para descubrir. Venía por Vehedor general en esta armada Luys de Barrientos; yva por general de veynte galeras del reyno de Nápoles don Juan de Cardona, y por general de diez galeras de Sicilia don Alonso de Leyua, y treynta y quatro de España por el Marqués de Santa Cruz, y él mismo por general de toda el armada, y en ella Andrés Dalba por proveedor general; venía por general de las naos y chalupas don Rodrigo de Benavides, cuñado del marqués de Santa Cruz…”

[DE ESCOBAR, Antonio – CAPÍTULO I]

En el conjunto de toda la Guerra de Sucesión hay dos hechos de armas claves para el éxito de toda la contienda, aunque ni mucho menos fueron los únicos que acontecieron:

  1.  La Batalla de la Isla de San Miguel por conseguir las Islas Terceiras, victoria que le dio a España el control del tráfico marítimo atlántico durante casi tres siglos, pudiendo convertirse en un imperio a nivel mundial.
  2. La Batalla de Alcántara a las puertas de Lisboa, que incorporó un nuevo reino a los Reyes de España, cumpliéndose el sueño de los Reyes Católicos de unificación de todos los reinos ibéricos bajo una misma corona.

Las principales operaciones ‘terrestres’ se desarrollaron en poco más de dos meses de ‘guerra relámpago’. En este momento podemos recordar que la Alemania Nazi se hizo con Polonia con unos medios y tecnologías infinitamente superiores en poco más de un mes dando inicio a la Segunda Guerra Mundial, ejecutando con precisión y disciplina la táctica desarrollada por el Duque desde la entrada de su Majestad por la raya entre Portugal y Castilla frente a Badajoz el 13 de junio de 1580.

“…Estando las cosas de la guerra en este punto, fue su Magestad a la ciudad de Badajoz, que está una legua de la raya que divide a Portugal con Castilla, donde llevó consigo a la Reyna doña Ana señora nuestra, su muger, hija del Emperador Maximiliano, Rey de Bohemia, y de la Emperatriz doña María, su hermana, y al Príncipe don Diego, su universal heredero, y a las Infantas sus hijas doña Isabel Eugenia de Austria y doña Catalina, hijas de la Reyna doña Isabel, que fue hija del Rey Henrrique de Francia, y al Cardenal don Alberto, hijo del Emperador Maximiliano. Y a los treze de junio de aquel año tenía su Magestad plantado su real a la vista de Hielbes, primera ciudad del reyno de Portugal, en la deesa de Cantillana, ribera del río Gébora. Este día vinieron su Magestad y la Reyna, Príncipe e Infantas desde Badajoz al Real, que una legua de allí estava, con toda su Corte para ver entrar el exército, y puestos en una enrramada començó por buena orden de mañana a entrar en el campo la gente de guerra que se avía juntado por delante de sus Magestades…”

[DE ESCOBAR, Antonio – CAPÍTULO II]

Aquí hacemos la primera parada, pero solo hemos empezado en una semana la segunda de las entregas con la Batalla de Alcántara por Lisboa, pero ahí no pararemos ya que todavía quedarán mas aventuras heroicas por conocer.

Vicente Medina

BIBLIOGRAFÍA

  • DE ESCOBAR, Antonio

Relación de la felicíssima jornada… que hizo… don Felippe… en la conquista de Portugal, ed. de Amparo Alpañés Anexos de la Revista Lemir (2004) ISSN 1579-735X

  • HistoCast 150 – Álvaro de Bazán y las Islas Terceiras
  • GÓMEZ BELTRÁN, Antonio Luis

Islas Terceiras. Batalla Naval de San Miguel, ediciones Salamina

  • ASTRANA MARÍN, Luis

Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

 

#EspañaEnLaHistoria. La tercera guerra civil castellana

#EspañaEnLaHistoria. La tercera guerra civil castellana

El 12 de diciembre de 1474, solamente tres meses después de la muerte del marqués de Villena, fallecía en Madrid el hermanastro de la Reina Isabel, Enrique IV. Desmadejado por su mala vida y su dejadez física y moral, ni tan siquiera fue amortajado por sus nobles más allegados sino que, con su ropaje cuasi mugriento, fue tan secretamente enterrado hasta que en 1946 un obrero descubrió su ataúd y el doctor Marañón pudo certificar que Enrique IV no era sino un hombre aquejado de una timidez enfermiza, en especial con las mujeres.

Según parece el rey falleció sin haber otorgado testamento y, por tal causa, no reconocido como su hija Juana, la sucesora legítima no podía ser otra que su hermanastra Isabel. Esta, aconsejada por sus nobles próximos, al día siguiente se proclamó Reina de Castilla en Segovia, firmándose a los pocos días el documento que guió todo el reinado de Isabel y Fernando, ejemplo de dignidad real y de visión de Estado, denominado «La concordia de Segovia».

Sin embargo, una vez más los nobles castellanos, con su ambición, se revolvieron contra tal nombramiento y, de nuevo, el marqués de Villena, hijo, con la asistencia en este caso del obispo Carrillo, lograron la compañía de Alfonso de Portugal al objeto de entronizar a Juana, la «hija de la Reina» en el trono de Castilla. Alfonso, tío de Juana, no fue, ciertamente, un hombre valeroso sino más bien un ambicioso que deseaba engrandecer su reino con la ayuda de los nobles castellanos y el apoyo de las tropas del Rey Luis XI de Francia. Sin embargo, el francés tenía otros problemas, aparte de ser derrotado en Fuenterrabía por Fernando que se aseguró la pacificación y posesión de Navarra.

La expedición portuguesa hizo algunos progresos alcanzando Plasencia, en donde se desposaron tío y sobrina, proclamándose Alfonso y Juana Reyes de Castilla. Internándose el Rey Alfonso en tierras castellanas no encontró el apoyo que suponía, si bien se apoderó de Toro, Zamora y algunas poblaciones cercanas al Duero. La falta de combatividad de Alfonso resultaba patente, aguardando la asistencia de los franceses que nunca llegó. En su espera en Arévalo, enterado de la proximidad del conde de Benavente, el rey portugués le atacó e hizo prisionero, sin embargo no progresó en su avance hacia Burgos, sino que se refugió en Zamora. Las tropas de Isabel conquistaron Trujillo y con ello gran parte de las posesiones del marqués de Villena. Alfonso retiró su ejército en Toro, ante la rebelión sufrida en Zamora, conquistada a continuación por el Rey Fernando. En un constante toma y daca, Alfonso intentó asediar a Fernando encerrándole en Zamora, sin embargo, el frío y las condiciones de intendencia de las tropas portuguesas le obligaron a regresar al abrigo de Toro. Perseguido por Fernando, a escasos kilómetros de la población, se produjo la batalla que, sin un claro vencedor, sí produjo el desaliento de Alfonso y el resquebrajamiento de la moral de la soldadesca portuguesa, que regresó a su tierra.

En el trascurso de 1476 los principales nobles que aun apoyaban a Juana, en particular los del linaje Pacheco-Girón, Juan Téllez Girón y su hermano Rodrigo, Luis de Portocarrero y el marqués de Villena, se fueron sometiendo a la Reina Isabel, la cual junto con su esposo Fernando consiguieron el reconocimiento de Francia como Reyes de Castilla y Aragón.

A principios de dicho año, tropas portuguesas comandadas por el obispo de Évora penetraron en Extremadura, promoviendo el alzamiento de algunos nobles extremeños, entre ellos la condesa de Medellín partidaria de Alfonso. Sin embargo, aquella aventura tuvo su final cerca de Mérida, en donde las tropas portuguesas sufrieron un gran revés, que les obligó a retirarse de nuevo a Portugal. Aquella lucha en favor de Juana también se aproximaba a su final. En la villa portuguesa de Alcáçovas se reunieron los representantes de ambos reinos y fijaron un Tratado que tomó el nombre de dicha población. Sin perjuicio de fijar la paz entre ambos bandos y de renuncias reciprocas a tronos portugués y castellano, puede considerarse un anticipo del de Tordesillas, si bien, en las llamadas «Tercerías de Moura», también afectó a Juana, la Beltraneja, la cual eligió el convento en lugar de esperar a casarse con el príncipe de Asturias, Juan de Castilla, si este lo decidía al alcanzar los catorce años. El convento, sin embargo, no fue su destino final sino el Castillo de San Jorge en la capital lisboeta. Allí falleció en 1530, no sin antes dejar en testamento sus derechos sucesorios a favor del rey Juan III de Portugal. Sus restos se hallan desaparecidos como consecuencia del terremoto que asoló Lisboa de 1755.

Con dichos documentos, ratificados en Lisboa y en Toledo, finalizó una guerra civil entre castellanos, convertida en una guerra internacional entre los Reyes de Castilla y Aragón y el Rey de Portugal, Alfonso V, y su hijo Juan, con la presencia activa e intermitente del Rey de Francia Luis XI.

Francisco Gilet

Fuentes: 

“Isabel La Católica”, Tarsicio de Azcona.

“Isabel, la Católica”, Manuel Fernández Alvarez.

 

#EspañaEnLaHistoria. Camino a Lisboa

#EspañaEnLaHistoria. Camino a Lisboa

El conflicto que se vivía ya desde hace años en las Molucas no lo decidirían las victorias sino el desgaste de las fuerzas y en especial la falta de abastecimiento de los contendientes.

El día 22 de Mayo llegaron de Malaca, para socorro de los portugueses de Terrenate, seis navíos, que constaban de un galeote, un bergantín, tres navíos y un junco grande, al  mando del capitán Gonzalo García de Acevedo. Condujo esta armada 150 hombres, y todos los que estaban en la fortaleza eran 190.

Se acercaba la salida de Tidori de la nao Florida, del mando de Álvaro de Sayavedra, con destino á Nueva España, y el capitán Hernando de la Torre participaba por ése buque á S. M., con fecha de 11 de Junio de 1528, el Diario de todo el viage desde la salida de la Coruña, y los acaecimientos ocurridos en Molucas hasta aquella fecha

[FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, p. 120]

Ante la falta de medios humanos y equipamiento, los capitanes Hernando de la Torre y Álvaro de Saavedra solo podían tomar dos medidas, el primero defenderse y el segundo informar a la mayor brevedad posible de los hechos que ocurrían en estas latitudes.

La nao Florida partió hacia Nueva España en junio de 1528 pero solo pudo llegar hasta la isla de los Ladrones (la actual Guam), la falta de agua y las condiciones de la nave les hizo imposible continuar el viaje volviendo a Tidori el 19 de noviembre de 1528.

Pero no se podía perder tiempo, ¡había que intentarlo nuevamente!

Al regreso de la nao de inmediato comenzaron las reparaciones que se requerían con toda urgencia, una vez finalizadas resultaba imprescindible regresar e informar al Emperador, al ser esencial conseguir la ayuda básica que permitiese mantener la presencia en esas tierras.

Por parte de Hernando de la Torre se propuso el regreso por el cabo de Buena Esperanza, pero Álvaro de Saavedra no dudaba en regresar a Nueva España; finalmente prevaleció el criterio de este segundo abandonando Tidori por segunda vez en mayo de 1529.

Como es ahora conocido el ‘tornaviaje’, no se lograría hasta 1565 por parte de otro de los protagonistas que estaban viviendo estos épicos años en las Molucas, Andrés de Urdaneta, por lo que como es de esperar la nao Florida no conseguiría el regreso a Nueva España como deseaba Álvaro de Saavedra, volviendo a Tidori el 8 de diciembre de 1529, en esta ocasión sin Saavedra muerto en el viaje.

Durante ese tiempo los acontecimientos se habían acelerado, los portugueses bajo el mando de D. Jorge de Meneses habían infringido graves daños a los castellanos que tuvieron que ir retrocediendo y abandonando los diferentes fuertes y naves, por lo que buena parte de los supervivientes de la nao Florida fueron capturados por las fuerzas portuguesas. El resto se reunió con los hombres mandados por Hernando de la Torre, Alonso de los Ríos y Andrés de Urdaneta, que se reagruparon en Gilolo al tomar los portugueses el control de Tidori.

Debido a enfermedades, hambre, ataques y contraataques en 1533 tan solo quedaban 17 castellanos cuando a través del portugués Tristán de Taide, recién llegado de la Península, se le hizo llegar la siguiente información a Hernando de la Torre (Tratado de Zaragoza de 1529):

“Los Malucos eran del Rey de Portugal, porque el Emperador se los había cedido por 30 años, por haberle dado mucho dinero para ayuda de la guerra de Italia. Hernando de la Torre vio aquellos papeles, y él y los castellanos se fueron con los portugueses á su fortaleza”.

[FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, p. 151]

Finalmente, Hernando de la Torre embarcó para la India como primer paso de su regreso a España el 16 de febrero de 1534, según su propio diario.

Pero en las Molucas todavía quedaron Andrés de Urdaneta y Macías de Poyo, que no iniciarían su retorno hasta un año más tarde, partiendo de aquellas islas el 15 de febrero de 1535.

Llegando Andrés de Urdaneta y Macías de Poyo en la nao San Roque a Lisboa en julio de 1536, después llegaría Francisco de París y por último en la nao Gallega alcanzaría Lisboa Hernando de la Torre.

¡Habían transcurrido 11 años desde aquel lejano 24 de julio de 1525 en el que antes del amanecer abandonaban el puerto de La Coruña!

 

Vicente Medina

 

BIBLIOGRAFÍA

PARES, Portal de Archivos Españoles:

Tratado de Alcáçovas, 1479

Tratado de Tordesilllas, 1494

 Tratado de Zaragoza, 1529

FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín,

Colección de los Viajes y Descubrimientos que hicieron por Mar los Españoles: Segundo Viaje al Maluco, El del Comendador Fr. García de Loaisa

 

#EspañaEnLaHistoria. Portugal por el rey de Castilla. Batalla de Alcántara

#EspañaEnLaHistoria. 4 de septiembre de 1479. Tratado de Alcáçovas

Los “Tratados” tienen unos “antes” que condicionan y unos “después” que son sus consecuencias.

Antecedentes:

  • 1185: Alfonso I consigue el reconocimiento de Portugal como nación soberana.
  • 1261: Alfonso III logra la independencia total al terminar su reconquista y que Alfonso X, de Castilla, renuncie al Algarve.
    Portugal es la primera nación europea con sus actuales territorios.
  • 1297: Tratado de Alcañices, firmado por Dionisio I y la madre de Fernando IV, María de Molina, se fijan las fronteras entre Portugal y Castilla.
    Dionisio I crea la Orden de Cristo que sustituye a la del Temple.
  • 1336: Lanzorotto Malovelo llega a Lanzarote y Fuenteventura.
    1339: Angelino Dulcert, cartógrafo mallorquín, representa en un mapa-mundi las Islas Canarias por primera vez.
  • 1342: Los marinos mallorquines llegan a las Canarias. Las colonizan y evangelizan. Las Canarias les sirven de base para el intercambio comercial y para sus viajes por el Océano Atlántico.
  • 1375: Cresques Abraham termina, en la Ciudad de Mallorca, su mapa-mundi, también llamado atlas catalán, obra maestra de la cartografía mundial solo igualado dos siglos después por el de Mercator. En el mapa, por primera vez, se oficializa el nombre de la isla de La Gomera.
  • 1402: Los castellanos inician la conquista de las Canarias.
  • 1415: Portugal conquista Ceuta -el reino de Fez tenía oro que recibía de Guinea-. Paso previo para conseguir oro, rebasar Egipto y llegar a la India para obtener especias indias y productos orientales. Negoció que dominaban Egipto y Venecia.
  • 1416: El Infante Dom Henrique el Navegante, hijo de Juan I y de Felipa de Lancaster, tía abuela de Isabel la Católica, crea la Escuela de Sagres para preparar su “era de descubrimientos”. Contrata a Mestre Jacome de Mallorca que la organiza y dirige. Recordemos lo escrito por Simon Wiesenthal ; “El papel de los científicos hebreos de Mallorca en la nueva representación cartográfica del mundo, que puso la base para los viajes de descubrimientos…”. El fruto inmediato de esta inversión fue el descubrimiento de Porto Santo, Madeira y las Azores.
  • 1431: Castilla y Portugal firman un Tratado de paz sobre las Islas Canarias.
  • 1433: Barcos portugueses pasan el Cabo Bojador.
  • 1445: Los portugueses llegan a Cabo Verde.
  • 1449: Alfonso V, de Portugal, se otorga el monopolio del comercio de Canarias.
  • 1452: El Papa Nicolás V otorga a Portugal, en exclusiva, el control desde los cabos Bojador y Nam hasta Guinea.

Tratado de Alcaçovas:

-Se acuerda una línea divisoria, a través de un paralelo, que pasa por el sur de las Canarias. Estas islas quedan para Castilla. Para Portugal: Guinea, Mina de Oro, Madeira, Azores, Flores y Cabo Verde (Con el Tratado de Tordesillas, el 7 de junio de 1494, se pasa la división a un meridiano. Colón sugirió la llamada “raya de Colón” que pasaba por las Canarias. El Papa Alejandro VI propuso una “raya”, o meridiano, desplazado 100 leguas de la “raya de Colón”. Los portugueses la consiguieron a 370 leguas de la sugerida por el Almirante).
-Finaliza la Guerra de Sucesión Castellana.
-Los Reyes de Castilla renuncian al Trono de Portugal. El de Portugal renuncia al de Castilla.
-Portugal puede conquistar el Reino de Fez.
-La Princesa Juana la Beltraneja renuncia al trono de Castilla.
-Matrimonio de Alfonso, heredero portugués, con Isabel de Castilla.

– La inversión científica de Portugal, en la Escuela de Sagres y posteriormente en la Escuela de Navegación Portuguesa de Lisboa, le dio magníficos beneficios.

Joan Oliver i Torrents

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