Mar 6, 2023 | Iglesia y Civilización
NUEVOS HOSPITALES PARA VIEJAS ENFERMEDADES
– Hospitales y la Iglesia desde la Edad Media –
José Jara
1. ENFERMEDADES QUE ESTIGMATIZAN: LA LEPRA.
2. HOSPITALES DE LA ÉPOCA CAROLINGIA.
3. HOSPITALES DE LAS ÓRDENES MILITARES HOSPITALARIAS.
4. LA PESTE NEGRA.
Breve Introducción.
Releyendo un libro sobre Historia de la Medicina (1), en el capítulo dedicado a La Iglesia y la Medicina en la Edad Media, se pueden encontrar las siguientes aseveraciones:
“Cuando Mondino de Luzzi publicó por primera vez el resultado de sus disecciones de cadáveres en 1316, la Iglesia Católica no se opuso”, y también “en contra de lo que se piensa, el gran Vesalio no fue condenado por la inquisición española”.
Siendo esto verdad, presentar la implicación de la Iglesia en ese tono únicamente negativo no es realmente una opción en absoluto neutral, ya que deja muchos aspectos de la labor de la Iglesia ocultos bajo un velo de ignorancia.
Afortunadamente, hoy en día podemos salir de esa ignorancia fácilmente, si realmente queremos saber toda la verdad, como veremos en el presente artículo.
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1. ENFERMEDADES QUE ESTIGMATIZAN: LA LEPRA.
Desde los remotos tiempos de la civilización sumeria y el imperio babilónico, se tenía asumido que algunas enfermedades por su carácter contagioso podían ser consideradas no sólo como un castigo de los dioses, sino como un signo de “impureza moral” de quien las padecía, ya que no sólo no se curaban con las prácticas de los habituales ritos purificadores, sino que podían afectar al resto de la sociedad.
Por ello, la solución que se había asumido para quien contraía estas enfermedades, de la que la lepra constituía el mayor exponente, era la exclusión social, el aislamiento del enfermo respecto a sus seres queridos, y la separación de su comunidad, de modo que estos enfermos debían ir, proclamando al grito de “¡impuro, impuro!”, su condición de enfermo, para advertir a sus coetáneos que debían apartarse de ellos si no querían correr el riesgo se ser contagiados.
Restos óseos con secuelas de la lepra.
De este modo, al sufrimiento corporal causado por las malolientes ulceraciones cutáneas, la progresiva y repugnante deformidad facial y, en los casos avanzados, la lastimosa amputación de los dedos de manos y pies, se unía un gran sufrimiento psicológico, el del rechazo social, lo que hacía de esta enfermedad una situación terriblemente temible.
Actitud de la Iglesia.
Frente a esto, según cuentan los Evangelios, Jesús de Nazaret opuso una actitud radicalmente contraria, favoreciendo la acogida de estos enfermos y curando a personas concretas, lo que debió de impactar fuertemente a los discípulos que le acompañaban y que fueron testigos directos de estos gestos, tan llenos de compasión y tan rompedores, con lo hasta ese momento asumido como normal.
No es de extrañar, por tanto, que ya desde principios del siglo XII cuando la lepra aparece en Europa como consecuencia de los grandes flujos de población entre Oriente y Occidente que estimulan las Cruzadas, surjan los primeros hospitales específicamente dedicados a cuidar a los enfermos de lepra, fruto de la implicación de monjes de diferentes órdenes religiosas.
Estos entramados hospitalarios, situados en las afueras de las ciudades se denominaron leproserías o lazaretos, y a los leprosos se les llamaba con frecuencia “enfermos de Dios” o “mártires de Cristo”, lo cual, como acertadamente señala Santiago Cantera en su obra «La acción social de la Iglesia en la Historia» (2), parece reflejar cómo la iglesia consiguió ir haciendo superar prejuicios sociales y adoptar actitudes de comprensión y caridad hacia estos enfermos.
2. HOSPITALES DE LA ÉPOCA CAROLINGIA.
Previamente, ya desde la época carolingia, los monasterios sobresalían por las actividades caritativas que en ellos se llevaban a cabo. Por ejemplo, en las disposiciones monásticas hispano-visigóticas, la regla de San Isidoro determinaba que una tercera parte de los ingresos fuera destinada a los pobres.
Un aspecto singular de la caridad monástica, además del reparto de limosnas o el reparto de comidas, fue el regalo de medicinas a los enfermos pobres, por lo que las boticas -en las que se elaboraban estos medicamentos- solían con frecuencia situarse cerca de la puerta de entrada al monasterio.
Todo esto nos hace ver que, a pesar de los escasos medios con los que contaban y el limitado cuidado que ofrecían, que actualmente nos puede parecer deficiente, con camas compartidas por dos o más enfermos y una mortalidad de un tercio de los ingresados, sin embargo, se estaba abriendo un camino en el que, de hecho, la asistencia ofrecida llegó a ser de mucha más calidad humana que la recibida posteriormente por los pacientes ingresados en los hospicios de Francia, durante el ya más cercano siglo XVIII, cuestión que merecerá ser tratada en otro artículo.
España visigótica.
Como contraste con lo anteriormente mencionado, en la España visigótica destacó el hospital fundado por el obispo Mausona, de Mérida, (fallecido en 506 d.C.) que estaba perfectamente equipado para su tiempo.
El personal estaba compuesto por médicos y enfermeros, quienes estaban encargados de de recorrer la ciudad y recoger a aquellas personas que necesitaban ser atendidas hospitalariamente, tanto cristianos como judíos.
Existían también normas destinadas a favorecer la buena alimentación y la preparación de los lechos, evitando el contagio de parásitos, así como, se aconsejaba a los médicos que tratasen a los pacientes con un trato personal que mantuviese la mejor calidad humana posible.
3. HOSPITALES DE LAS ÓRDENES MILITARES HOSPITALARIAS.
A pesar de la mala fama, que Walter Scott en su popular novela Ivanhoe, difundió sobre las órdenes de caballería, especialmente de los templarios, la realidad, al ser estudiada y contrastada por historiadores y especialistas en la Edad Media, resulta ser mucho más compleja.
Ciertamente las Cruzadas dieron lugar a un ambiente de fervor religioso que hoy en día nos resulta difícil de imaginar. En ese contexto, surgen las órdenes religiosas y militares hospitalarias, incorporando la novedad de la figura del monje soldado, ya que se veía necesario ofrecer protección a los peregrinos a Tierra Santa, frente a posibles agresiones externas y, a la vez, al objetivar que los peregrinos podían enfermar durante esos largos peregrinajes, aparecía la necesidad de posibilitarles cuidados y atención médica, más tarde sobre el terreno también se vio la necesidad de protegerlos con las armas.
La Fundación de algunas Órdenes de Caballería y su labor en los hospitales.
En ese contexto, la Orden de los Caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén, u Hospitalarios, se fundó en 1099. Así como adicionalmente, la Orden de los Caballeros del Templo de Salomón (Templarios) y la Orden de de San Lázaro, que se fundaron a principios del siglo XII, la de los Caballeros Teutónicos y la Orden del Santo Espíritu se crearon algo más tarde.
Estas son sólo las más conocidas de una larga serie de Órdenes unidas al desarrollo de las Cruzadas y de evolución posterior muy diversa (3).
Los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.
Los Hospitalarios fueron víctimas de muchas epidemias, ocasionadas por los cruzados en su camino de vuelta hacia Europa, por tanto crearon hospitales, no sólo en Tierra Santa donde prestaron una importante labor asistencial durante las Cruzadas, siguiendo su labor que continuaron haciendo a vuelta en Europa abriendo nuevos hospitales, ya no de campaña, sino para atender a la población.
Los Caballeros de la Orden de Templo de Salomón.
Los Templarios, surge de una escisión de la Orden de los Hospitalarios de San Lázaro que decide tomar las armas, con el nuevo nombre de la Orden del Tempo de Salomón, cuyo carácter militar se acentuó progresivamente hasta tomar un gran poder, en detrimento de la labor asistencial, fueron finalmente disueltos por motivos de ambiciones económicas y de poder, por el monarca francés Felipe IV, presionando al Romano Pontífice, quien finalmente se prestó a declarar la disolución de la Orden con su correspondiente condena eclesiástica.
Caballeros Hospitalarios y Templarios
La Orden Teutónica.
Los Teutones, que comenzó como un hospital de campaña durante el asedio de Acre en la Tercera Cruzada, tuvieron un importante papel en el establecimiento de una asistencia médica regular en tierras germanas, pero finalmente, derivó hacia guerras de conquistas territoriales en lo que se denominaron las Cruzadas Bálticas.
Orden del Santo Espíritu.
Contrariamente a lo anterior, la aprobación papal de la Orden del Santo Espíritu condujo a la creación de nuevos hospitales en casi todas las ciudades europeas. Además de los viajeros y enfermos, estos religiosos atendían a parturientas, niños abandonados y huérfanos y también realizaban atención a domicilio, además de distribuir comidas a los indigentes de las ciudades.
Simultáneamente, se fundaron en Europa otros muchos hospitales de inspiración católica, pero casi nunca eran independientes de las municipalidades en donde estaban ubicados, a pesar de sus antecedentes monásticos, lo que limitaba sus iniciativas y los hacía depender económicamente de los concejos municipales de cada burgo o ciudad de acogida.
Como síntesis de toda esta tesitura de errático desarrollo histórico, se podría afirmar que, pese a las humanas contradicciones internas de algunas de estas Órdenes, la mayor parte de su labor asistencial y de protección a los peregrinos revistió un importante carácter de beneficencia que, previamente, se veía como algo imposible de alcanzar.
Templo del Gran Maestre de los Caballeros de Rodas.
Los Caballeros de Malta.
Los Caballeros de Malta, derivados de los antiguos Caballeros de Rodas, siguen vigentes en la actualidad y se dedican de lleno a actividades benéficas, incorporándose parte de ellos a una vida religiosa habitual.
4. LA PESTE NEGRA.
Llegamos así al año 1348, con la aparición por toda Europa de la epidemia llamada “Peste Negra”, debido a la presencia de ganglios que se gangrenaban, originando ese aspecto de coloración negra o parduzca que los hacía tan característicos de esta enfermedad.
A diferencia de epidemias anteriores, ésta se caracterizó desde el primer momento por su alto índice de contagiosidad y su rápida evolución, que llevaba a la muerte a un gran número de casos y que, por tanto, no se beneficiaba de posibles hospitalizaciones, donde el contagio hubiera sido aún más favorecido.
Se ha calculado que, como consecuencia de esta infección, la población europea disminuyó en una tercera parte, decreciendo temporalmente la epidemia, para reaparecer después a diferentes intervalos hasta finales del siglo XVII.
Testimonios y referencias de la época.
Del pánico masivo que se originó nos han quedado abundantes testimonios, siendo uno de ellos el que nos ofrece Boccaccio en su obra El Decamerón:
“La situación del pueblo era lastimosa. Enfermaban diariamente miles de personas que morían sin ser atendidas ni socorridas Muchos morían en mitad de la calle, otros en sus casas, sabiéndose que habían muerto por el hedor de sus cadáveres putrefactos. Los cementerios no eran bastantes para enterrar es ingente multitud de cadáveres, siendo preciso cavar centenares de fosas. ¿Cuántos hombres valientes, cuántas hermosas damas almorzaban con sus invitados alegremente para cenar aquella misma noche con sus antepasados en el otro mundo’?” (4).
En la región de la Toscana (Italia), las ciudades más afectadas fueron Florencia, donde fallecieron 3/5 partes de la población, y Siena, en la que se produjeron 80.000 víctimas.
El triunfo de la muerte, oleo de Peter Brueghel.
San Bernardo Tolomei.
Entre los que se atrevieron a atender a estos enfermos destacó San Bernardo Tolomei, fundador de la Congregación de monjes Olivetanos. Durante cuatro meses él y sus religiosos se entregaron de lleno a la tarea de confortar a los apestados, alentar a las familias de éstos y ayudar a los moribundos.
En pocos días murieron 20 monjes por contagio entre los que se encontró el propio Bernardo Tolomei. Con los que fallecieron posteriormente, se ha contabilizado un total de 80 monjes muertos en este frente de la caridad.
Durante esta época, en la que muchos huían de las ciudades al campo, entre ellos el propio Giovanni Boccaccio, buscando seguridad, estos religiosos prefirieron salir de sus conventos en el campo para meterse en la boca del lobo acudiendo a las ciudades contagiadas mientras afirmaban:
“Es hermoso morir por amor de Dios y al servicio de los hermanos” (5)
Lo que es testimonio que demuestra el espíritu de ayuda al prójimo que tenían interiorizado ante la adversidad.
San Luis Gonzaga.
Más adelante, en 1591, San Luis Gonzaga llevado de su caridad para con el prójimo, aceptó atender a las pobres víctimas de la peste que asolaba Roma una vez más en aquella época.
Sin embargo, poco tiempo pasó para que él mismo fuera contagiado, muriendo después de tres meses de intensa fiebre a los 23 años de edad. Este nuevo brote epidémico segó la vida de treinta mil personas.
Los religiosos de distintas órdenes -que corrieron a atenderles- lo hacían en los hospitales, en las casas privadas y en las calles. Veinticinco religiosos jóvenes dieron su vida por ellos en esta ocasión (6).
En nuestros días.
Actualmente, la pandemia del Covid-19 ha vuelto a poner de relieve la necesidad de posibilitar el acceso del pueblo cristiano a los sacramentos -en tan dolorosas situaciones- y ofertar ayuda, tanto material como afectiva, a los enfermos y familiares de éstos, como se vio especialmente en la labor de los sacerdotes de los hospitales desbordados, sirviendo de conexión entre las familias, en una tarea diaria e incansable, al servicio de cada necesidad, haciendo compañía a pacientes aislados, en el último momento de su vida, supliendo la ausencia de personas queridas, consolando a todos, fortaleciendo a los sanitarios en su agotadora labor, aún sabiendo que el riesgo de contagio que suponía para ellos si no pudiesen burlar las habituales medidas de prevención. (7)
Recordemos el alto número de sanitarios infectados, así como, que también murieron sacerdotes en las primeras olas de la pandemia. Para quien ve los toros únicamente desde la barrera, (utilizando un símil taurino), la implicación de los sacerdotes ha podido ser calificada de “comportamiento adolescente”, etiquetándola como una falta de responsabilidad, pero ¿es de verdad más elogiable esa actitud de aferrarse a la propia seguridad, frente a la actitud de socorrer también espiritualmente a los que lo necesitan, aún corriendo riesgos?
Cada uno debería poder responder en su interior a esta pregunta, que nos lleva a recordar las palabras de Jesús:
“Este es mi precepto: Que os améis los unos a los otros,
nadie tiene un amor mayor que este de dar la vida por sus amigos”
(Juan 15,12-13).
Con este artículo recordamos a todos y cada uno de ellos, tanto a lo largo de la historia como en el momento presente, por su labor y coraje que han aportado a la humanidad y así han de ser recordados para la posteridad.
Autor: José Jara
REFERENCIAS:
1.- JN Fabián, Ph Bercovici. La increíble Historia de la Medicina. Norma Editorial. Barcelona 2020.
2.- Santiago Cantera. La acción social de la Iglesia en la Historia. Digital Rehaznos. Madrid, 2016.
3.- AS Lyons, J Petrucelli. Historia de la Medicina. Doyma Libros SA. Barcelona 1994. p 338- 345.
4.- Boccaccio. El Decamerón. (citado en Alberto García Valdés. Historia de la Medicina. Heriwalds Art Studio SL. Madrid, 2010. p 197)
5.- Op cit. Santiago Cantera. La acción social de la Iglesia en la Historia. p 55-57.
6.- Juan María Laboa. Atlas histórico de la caridad. Edibesa. Madrid, 2014. p 146-152
7- ¿Qué hacen los curas? 11/4/2020 El Confidencial Digital https://www.elconfidencialdigital.com/blog/jose-apezarena/que-hacen-los-curas/20200410194406142697.html
Feb 27, 2023 | Iglesia y Civilización
Aportación de la Iglesia Católica en nuestros días.
INTRODUCCIÓN
La Iglesia no ha dejado de aportar a lo largo de la historia su doctrina, su trabajo y sus iniciativas a la sociedad. No es posible entender el presente de nuestra historia sin las aportaciones que la Iglesia ha hecho en todos los campos del saber y la cultura. Las raíces de la civilización occidental son raíces cristianas.
Pero también hoy la Iglesia aporta mucho a nuestra convivencia. Los papas y los obispos han tratado con sus enseñanzas de iluminar al mundo y nos han dejado la Doctrina social de la Iglesia, un verdadero tesoro desconocido para la mayoría de los católicos y, por tanto, poco aplicada.
Pero también el trabajo de muchísimos laicos comprometidos está contribuyendo de modo muy eficaz a que esas raíces cristianas estén dado fruto, son verdaderos testigos de Jesús entre nosotros. Es el caso de Luís García Chillón, que con su trabajo callado en un centro penitenciario nos aporta, con su experiencia cómo la Iglesia actúa también hoy. Una luz de esperanza
Introducción – Javier Espinosa –
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Autor:
– Luís García Chillón –
INDICE:
1º LA CARCEL, ESCUELA DE AMOR.
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- Reflexiones.
- La Pastoral Penitenciaria Católica.
- La cárcel, escuela de amor y misericordia.
2º MIS CONFIDENTES, LAS ROSAS.
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- Las rosas me interpelan.
- ¿Y tú qué haces en un sitio como este?
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1º.- LA CARCEL, ESCUELA DE AMOR.
Reflexiones.
Estoy, casi seguro, de que lo habréis de leer, dentro de en un momento, ha de sonaros a utopía o, más bien, producto de una mente calenturienta que quiere “vendernos la moto”, como vulgarmente se dice, de lo estupendo que resulta ser nuestro Sistema Penitenciario.
Ni una cosa, ni la otra. Mi impresión, dentro de la apreciación subjetiva que se puede hacer en mis visitas semanales a la cárcel, es que la diferencia del ambiente reinante en un Centro Penitenciario y el ambiente existente en el resto de la sociedad, presuntamente en libertad, es prácticamente inexistente. De ahí mi idea utópica de las cosas, no hay diferencias y explico su por qué.
Centro penitenciario de Soto del Real.
En uno y otro lo que hay son personas, con sus grandezas y sus miserias, nada más. Los internos, los presos, carecen de libertad formal, pero los llamados libres ¿verdaderamente lo son? o más bien tienen una libertad condicionada a su propia situación social o económica.
Bien es verdad que el recluso tiene las horas tasadas, sujeto a un horario que le impone el régimen carcelario. También es verdad que la casi totalidad de sus actos, incluso los más íntimos, los realizan en compañía. Nunca está solo y, en esa situación, pierde la soledad ansiada en momentos.
La soledad en la cárcel.
Los libres, por el contrario, se quejan precisamente de lo contrario, nunca tienen tiempo para nada y, además, en múltiples ocasiones se quejan de eso, de soledad. No encuentra nadie con el que compartir emociones, sensaciones, vida, AMOR, en una palabra.
La soledad de los hombre “libres”.
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La Pastoral Penitenciaria Católica.
Tal vez porque me estoy haciendo viejo, cada día que pasa le doy más gracias a Dios el haberme permitido entrar en ese “mundillo” de la gente del “talego”. Lo que siento, muy de veras, el no haberme incorporado antes, como voluntario, a la Pastoral Penitenciaria Católica, en donde estoy aprendiendo algo que no es fácil de ver entre las personas que rodean tu vida diaria, que no es otra cosa que, a Cristo, el Señor, al que tenemos muy cerca de nosotros en el hermano que sufre, en la mayoría de las ocasiones, de forma callada, en solitario, sin que nadie le atienda, donde sus grandes o pequeños problemas importan poco o nada a los demás.
Una luz de esperanza.
En esa soledad, acompañada por los “otros” reclusos, es donde he encontrado la rostro de Jesús sufriente, que solo pide unos minutos de mi atención; que le mire despacio y le pregunte ¿quieres algo de mí? ¿te puedo ayudar en alguna cosa? Nada más que eso, seguro que habrá de contestarte que no necesita nada, lo más una llamada de teléfono a la familia y decirle que está bien, que no se preocupen de el y que, si pueden, le pongan en el “peculio” algo de dinero para tomarse un café.
¡Cuánta razón tiene nuestro Papa Francisco! El Mundo necesita grandes dosis de “misericordia”. Es muy barata, fácil de conseguir, existen multitud de “farmacias apostólicas” abiertas día y noche, los trescientos días del año, pues solo se necesita cambiar nuestro corazón de piedra por otro de carne. Así de sencillo.
- La cárcel, escuela de amor y misericordia.
¡Misericordia Señor, pues he pecado! ¡Misericordia para los que nada tienen y están a mi lado! Dos manifestaciones, que salen del Amor del Señor, que son a su vez una misma cosa, en el ejercicio de la Caridad que queremos que tengan con nosotros y que, en no pocas ocasiones, negamos a los demás.
Por eso la Cárcel, así con mayúsculas, es una escuela de AMOR, un campo abonado por el sufrimiento de hombres y mujeres, para obtener y dar MISERICORDIA.
Puedo asegurar que, en los años que llevo visitando el Centro Penitenciario Madrid-V, Soto del Real, que nunca he recibido una mala respuesta, un desaire o una actitud hostil por parte de los internos con los que me relaciono. Es más, diría que recibo un trato esmerado y distinguido, que seguramente no merezco, incluso cuando no puedo atender, por la razón que sea, una petición concreta que se ha hecho en tiempo pasado.
El Papa quiere “Una Iglesia pobre para los pobres”. Pues esa Iglesia pobre, está dentro de los muros de la mayoría de nuestras prisiones. Es una Iglesia que, sin género de dudas, tiene santos sin velo, sin sotana; santos con chándal, jeans y zapatillas. Santos que hicieron cosas malas, negativas para el cuerpo social en el que viven, pero que, en su camino de encuentro con Cristo, están comprometidos con los pobres y con los cambios sociales.
Seguramente muchos de los internos que salen de prisión, bien sea con permisos, libertad condicional o en libertad total e incondicional, vuelvan a reincidir en sus delitos. No importa que vuelvan, al poco tiempo, a verse dentro de las mismas rejas que dejaron atrás, ellos saben, lo conocen pero que muy bien, que la Iglesia no les ha de pedir explicaciones por su reingreso, antes bien les acogerá con todo el cariño posible, facilitando su nuevo “aterrizaje” en el “chabolo” pues tal vez les detuvieran con lo puesto, sin la ropa adecuada para resistir el duro invierno, sin saber de sus familias, habiendo dejado el equipaje en una consigna o en manos de la policía de cualquier aeropuerto.
Su mundo se ha podido desmoronar, pero los integrantes de la Pastoral Penitenciaria Católica le han de echar una mano.
Por eso digo que la cárcel es una escuela de Amor. Una amor reciproco, sincero, sin pedir nada a cambio, siempre dispuesto hacer sin pedir explicaciones, donde los que somos “visitantes” recibimos mucho más de lo pudiéramos dar en toda nuestra vida.
A mis “colegas” del Centro Penitenciario los veo en el camino de la santidad por ser sociables, abiertos, normales, amigos, alegres y compañeros. Son santos modernos tal y como quiere nuestro Papa y, seguro, lo quiere también Jesús, que así era, sociable, abierto a todos y con todos, amigo de sus amigos, alegre y compañero de quien quiere a cercarse a Él.
2º.- MIS CONFIDENTES, LAS ROSAS.
Seguramente, alguno de los que están leyendo esta líneas, no pasan a creerlo, pero es así, como lo cuento.
La otra tarde, cuando salía del Módulo 10, al que había ido a visitar a un buen amigo, caminando hacía el molinillo, de pronto oigo una voz a mis espaldas que me dice ¿Qué prisas llevas? ¿No quieres nada con nosotras? ¿No te gusta nuestra fragancia? Miré para atrás, no había un alma, pero, según mi personal apreciación, aquella voz salía muy cerca del murete de hormigón en donde crecen, con todo su esplendor, diferentes rosas de todos los colores y tamaños.
Sin salir de mi asombro, con paso atento y lento, me fui acercando al rosal más próximo y ¡en efecto! de allí partía la llamada, pues nada más acercarme, una de ellas, la más abierta y descarada, me dijo ¿Qué tal esta tarde, como has visto a los chicos y a las chicas? Me quedé perplejo, no sabía que contestar, balbuceando dije: «Bien, bien, sin novedad en los módulos«.
– «No mientas», – interpeló otra amarilla muy próxima a la anterior-, «eso de bien lo dirás porque tú te vas para casa, pero más de uno no sabe qué hacer con su carga de tristeza, no tiene con quien compartirla y que le ayude a llevarla».
Rosa amarilla.
– Pues sí -contesté ya repuesto del susto- tienes razón, en cada módulo al igual que en botica, hay de todo, en concreto he hablado con un interno al que nadie le escribe, que no recibe un céntimo en el peculio, que siempre está a la cuarta pregunta, tieso como la mojama, tanto en el aspecto económico como en el afectivo, le he regalado un boli, era la único que me quedaba en la bolsa.
– «Claro, – apostilló una rosita joven, casi recién abierta de su capullo- eso es lo que más abunda aquí, abandono, olvido, soledad y tristeza, es la moneda de curso legal dentro de estos muros, lo sabemos muy bien, con solo contemplar las caras de los que pasan por estos jardines, en sus caminatas del modulo al locutorio o a la enfermería».
Mira, contesté, hace unos días hablaba con un personaje que fue muy importante, no hace mucho, dentro de la llamada alta sociedad, ahora interno, porqué sé yo qué asunto, y me confesaba que, de todos los que le bailaban el agua antaño ahora, ni uno solo, se acuerdan de él, con lo que se repite, una vez más, aquello de:
«Para correrme una juerga me sobran conocidos, para estar enfermo o en la cárcel, me basto conmigo».
- ¿Y tú qué haces en un sitio como este?
Otra, oronda y resplandeciente, así, a bote pronto, me largó «¿Y tú qué haces en un sitio como este?» Me dejó de piedra, cortocircuitó a mi imaginación, pero como tenía que contestar, le dije:
– Soy un pecador y, como tal, trato de purgar mis muchos pecados intentando compartir con todos los que visito sus emociones y remediar, dentro de mis posibilidades, las carencias de aquellas pequeñas cosas que se permiten introducir en el Centro. Eso es lo que hago, no puedo decirte si bien o mal, de momento nadie se ha quejado.
Rosales en flor.
Contestó: «Lo que dices es casi toda la verdad, sobre todo en eso que eres pecador, todos lo somos, pero los que andáis por el Mundo todavía más». Añadió: «en alguna ocasión escuchamos los comentarios de los que, en fila o en grupo, pasan por esta esquina, no se quejan mucho de vuestra presencia, en especial del Padre Paulino Alonso, del cual dicen que les levanta la moral en los primeros días de prisión o cuando están en aislamiento. Al menos una referencia religiosa, no la ven como algo que les perjudique».
– Me alegra oírlo, vosotras sois unas buenas confidentes de todo lo que aquí se cuece y, además, como respuesta, solo ofrecéis buenos perfumes cuando la cosa huele a chamusquina.
Con la conversación no me daba cuenta de que un funcionario, que a lo lejos del corredor venía, se paró tal vez asombrado ¡con qué demonios estaría hablando! Para no dar pistas, no fuera a llamar a los del Servicio de Psiquiatría, me hice el loco, como si estuviera contemplando el paisaje, disimulando lo que nada había que disimular, pues si le explico que en Soto las rosas me hablan, de allí al manicomio de Leganés solo es cuestión de horas.
Luís García Chillón
Feb 20, 2023 | Aportaciones al campo social, Iglesia y Civilización
Nos parece interesante publicar dos trabajos sobre la cristianización de Europa:
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LAS RUTAS DE LA CRISTIANIZACIÓN DE EUROPA.
Dos enfoques que nos ponen de manifiesto que Europa, sin el cristianismo, no es comprensible. La creación de la propia Unión Europea en los años cincuenta del siglo pasado, está anclada en los valores cristianos, fundada por personajes de gran talla humana y moral.
Desgraciadamente, las últimas generaciones de políticos, han renegado de estos principios y conducen a una Europa sin rumbo, en clara decadencia.
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Autor: Manuel Villegas Ruiz
– Tercera parte – tertia pars–
¡Pobre Europa!
¿Qué hubiese sido de ti sin el cristianismo?
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SUMARIO:
1.- Europa, deudora de España.
2.- Las peregrinaciones.
2.1.- La ruta jacobea.
2.2.- Tierra Santa. Las Cruzadas.
2.3.- Peregrinación a Roma.
3.- Reflexiones.
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1.- Europa, deudora de España.
Considerar que Europa, tras las invasiones bárbaras, quedó sumida en total oscuridad es un error que solo se puede sustentar por la falta de conocimientos.
A finales del siglo VIII y durante parte del IX se inicia en Francia, concretamente con la dinastía de los carolingios, Carlomagno y Ludovico Pío, su hijo, un florecimiento de la cultura, que por algunos historiadores ha sido denominado Renacimiento carolingio, en el que se da un aumento de los estudios artísticos, literarios, jurídicos y litúrgicos, del latín medieval que, junto con la popularización de la letra minúscula carolingia, constituyó como una especie de lengua franca que hizo posible las comunicaciones en toda Europa. Hay quienes defienden que esta nova littera es la predecesora de nuestra cursiva.
Los hispanos, con su Reconquista, acopian los conocimientos de los musulmanes y se encargan de hacerlos llegar al resto de Europa.
El culmen de esta difusión de la cultura oriental, y grecolatina y de los pueblos islamizados se produce precisamente en España en la Escuela de Traductores de Toledo, en la que muslimes, judíos y cristianos, recopilaban todo el saber de entonces y lo difundían por el resto de Europa.
En 1085, Fernando VI, junto con la Orden de Cluny conquistan Toledo. El Obispo, Raimundo de Sauvetat, impulsó traducciones de obras culturales hebreas, latinas y musulmanas, llegando a su culmen en tiempos de Alfonso X, rey llamado El Sabio, no solo por la profundidad de sus conocimientos, sino también por los libros que fueron escritos bajo su dirección y supervisión.
Si algo caracteriza la actividad de la Antigua Escuela, o de las Escuelas de Traductores de Toledo es su capacidad de trabajar de una manera completamente abierta, sin que los prejuicios culturales, religiosos, lingüísticos o, sobre todo, políticos, intervinieran en la tarea.
Enumerar los sabios que concurrieron en ella sería prolijo y tedioso, pero no nos negamos a referir al arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, Marcos de Toledo, Rodolfo de Brujas, el italiano Platón de Tívoli, o el escoces Miguel Scoto y tantos otros.
Nada más que por la transmisión de estos conocimientos, Europa entera es deudora de España y de las aportaciones de los muchos religiosos que la hicieron posible.
2.- Las Peregrinaciones.
2.1 La ruta jacobea.
Esta es también la época de las grandes peregrinaciones, ya que este fenómeno es emblemático de la Edad Media europea.
En España, con el descubrimiento del sepulcro de Santiago el Mayor, se inicia la ruta Jacobea que será, y sigue siendo, recorrida por millones de cristianos deseosos de obtener las indulgencias que reciben quienes hacen el Camino.
El descubrimiento del Sepulcro del Santo tuvo lugar cuando en Castilla reinaba Alfonso II, el Casto, es decir en el siglo IX, y la Ruta Jacobea, junto con las romana y la de los Santos lugares aportan un continuo flujo de conocimientos y saberes que tonifica y vivifica toda Europa.
2.2 Tierra Santa. Las Cruzadas.
Por orden de importancia y prelación en el tiempo, los primeros lugares que movieron a los cristianos a peregrinar desde el siglo IV, cuando el Emperador Constantino decretó la libertad de culto (en el edicto de Milán, año 313, permite la libertad religiosa, que permitió abrir nuevas Iglesias) y viajar a Tierra Santa, por el deseo de visitar los lugares en los que había transcurrido la vida de Jesús. Estos viajes se mantuvieron en todo su vigor hasta que los musulmanes, en 633, ocupan Siria y en 642, Egipto.
Una vez caídas estas tierras en poder de los agarenos, las peregrinaciones a las mismas sufrieron un duro revés, pues a las dificultades y penalidades del viaje se unía el acoso de los sarracenos, que hostigaban y atacaban a los devotos para, en el caso de que fuesen personas pudientes, pedir rescate por ellos, o exterminarlos en caso contrario.
Las Cruzadas
Precisamente, la Primera Cruzada, la predicó Urbano II, en 1095, en el Concilio de Clermont, con dos objetivos:
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- Ayudar a los cristianos ortodoxos acuciados por los musulmanes, impidiendo su avance, y…
- Proteger a quienes emprendían el camino, para llegar a los lugares en los que vivió Jesús.
Hubo en total de ocho cruzadas principales, entre 1095 y 1291, aunque cinco de ellas se consideran menores.
El motivo primordial fue la recuperación de los Santos Lugares en manos de los islamitas, es decir un fundamento religioso, aunque aportasen a Europa una gran cantidad de beneficios, pues los comerciantes europeos deseaban recuperar las rutas comerciales con los mercaderes del Este y fijar establecimientos para intercambio de productos de todo tipo, pero especialmente de especias. Por lo que anhelaban rescatar el dominio del Mediterráneo. No olvidemos que el viaje de Cristóbal Colón tuvo como motivo principal abrir una ruta comercial hacia le India para facilitar la importación de especias.
Aunque fueron un fracaso en su motivo principal, recuperar Tierra Santa, aportaron grandes beneficios culturales y comerciales a toda Europa.
2.3 Peregrinación a Roma.
Roma, ciudad Santa, sepulcro de Pedro y Pablo, y residencia del Vicario de Cristo, fue, tras la visita a los Santos lugares, igual que la tumba de Santiago, un lugar preferido por los devotos cristianos para efectuar sus peregrinajes en busca de indulgencias y visitar las iglesias más importantes de la Cristiandad.
Todos los caminos llevan a Roma
Son tres las denominaciones que reciben los cristianos, dependiendo del lugar al que se dirijan:
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- Palmeros, los que van a los Santos Lugares, por portar palmas de la misma manera que los que recibieron a Jesús en Jerusalén en el Domingo de Ramos.
- Romeros, los que visitan Roma y
- Peregrinos, los que marchan a Santiago.
Mal que les pese a quienes se empeñan en renegar de las raíces cristianas, es un hecho objetivo e incontrovertible que el cristianismo, sustentado por el Antiguo y Nuevo Testamento, han constituido los pilares fundamentales de la civilización europea.
3º.- Reflexiones.
Para terminar, deseo que nos hagamos las siguientes reflexiones:
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- Las obras más sublimes de la civilización europea, madre de culturas, se han realizado por y para la Cristiandad.
- ¿Podríamos hoy disfrutar de la inmarcesible belleza de las innúmeras catedrales esparcidas por Europa si no hubiese existido el cristianismo?
- ¿Se conmovería nuestro espíritu ante la sublimidad de la Pasión según San Juan o según San Mateo del incomparable Bach?
- ¿Podríamos disfrutar de la Divina Comedia de Dante?
- ¿Gozaríamos de los frescos de la Capilla Sixtina; del David o la Pietá de Miguel Ángel, de la última Cena de Leonardo Da Vinci, de La Madonna Connestabile de Rafael o de El Cristo de San Juan de la Cruz de Dalí , si no hubiese sido por el cristianismo?
Concluimos con que enumerar toda la belleza de la música, la arquitectura, la escultura o la pintura, debida a la religión cristiana en todo nuestro pasado, sería muy extenso, dejamos al lector que lo medite.
Al igual que relacionar todos los beneficios que nos legaron los humildes monjes, que nos transmitieron el saber de la antigüedad, sobre medicina, farmacia, utilización de hierbas benéficas, licores bebidas y tantos otros conocimientos que nos comunicaron.
Como colofón queremos resaltar que la bandera que campea por todo el mundo como símbolo de la Unión Europea, fue diseñada por Arsène Heitz, un artista de Estrasburgo, profundo católico, que en el año 1955 ganó un concurso de ideas para elegir bandera del Consejo de Europa, que consiste, como todos sabemos, en un trozo rectangular de tela de un espléndido color azul cielo con una corona de doce estrellas de cinco puntas.
Para elegir el color azul se inspiró en el manto de la Purísima Concepción, y las doce estrellas las tomó del versículo 12.1 del Apocalipsis que dice:
“Y apareció en el cielo un gran signo: una mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza”*,
*Según manifestó en 2004 a la revista francesa “Lourdes Magazine”.
Esta bandera cuya simbología es un explícito canto a la Inmaculada Concepción, fue definitivamente aprobada por el Consejo de Europa el 8 de diciembre de 1955, día de la Inmaculada Concepción.
Hoy en día, a aquellos que quieren descristianizar a Europa, a los que les produce sarpullido todo lo que se refiera al cristianismo, deberían recordar la representación de su unión a una bandera de clara e irrefutable simbología, les conminaría a decirles:
¡Pobre Europa! ¿Qué hubiese sido de ti sin el cristianismo?
Feb 20, 2023 | Aportaciones al campo social, Iglesia y Civilización
Nos parece interesante publicar dos trabajos sobre la cristianización de Europa:
LAS RAÍCES CRISTIANAS DE EUROPA.
LAS RUTAS DE LA CRISTIANIZACIÓN DE EUROPA.
Dos enfoques que ponen de manifiesto que Europa sin el cristianismo no es comprensible. La creación de la propia Unión Europea en los años cincuenta del siglo pasado, está anclada en los valores cristianos, fundada por personajes de gran talla humana y moral. Desgraciadamente, las últimas generaciones de políticos, han renegado de estos principios y conducen a una Europa sin rumbo, en clara decadencia
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Autor:
– Miguel Ángel López Zabaleta –
La «Declaración de Schuman» firmando el 9 de mayo 1950.
“La Democracia será cristiana o no será”, dijo Robert Schuman, uno de los fundadores de la Europa Moderna. El cristianismo estuvo presente en la refundación de Europa en los años 50 del siglo pasado, para promover precisamente el estilo de vida europeo.
Las aportaciones de las raíces cristianas de Europa no son solo para los europeos, sino para todos los demás países del mundo. [Si conocen y quieren aplicar sus principios de convivencia en sus propios países ].
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Sumario:
1.- El cristianismo en la historia.
2.- Los orígenes de la Unión Europea.
3.- La Europa de hoy.
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1.- El cristianismo en la historia.
Las raíces europeas son fruto de las raíces grecorromanas. El cristianismo se asentó al terminar las persecuciones del Imperio romano; así desde el siglo V hasta mediados del siglo XIV, se puede uno percatar de una nueva espiritualidad de la sociedad y del Estado.
Con Constantino en el siglo IV, se dio libertad a la Iglesia, y cesaron las persecuciones de los primeros tres siglos de cristianismo (de Nerón a Diocleciano). Con Teodosio se llegó al Estado confesional.
Los monjes en los cenobios recopilaron todos los principios cristianos, que a su vez los cristianos en las ciudades hacían vida el mensaje evangélico. Así se fue construyendo las raíces de lo que en el medioevo dieron como fruto las universidades que, con los ayuntamientos, dieron como resultado una fe común.
Conocer nuestros orígenes nos ayuda a comprender cómo los transmitimos a otros continentes. Principalmente lo que el Señor Jesús nos anunció fue la misericordia y el perdón al prójimo.
Abadía de San Salvador de Leyre, siglo IX, Yesa (Navarra).
Monjes Benedictinos (regla de San Benito del siglo VI).
El cristianismo se volcó en los siguientes siglos generando fraternidad. Así en Europa el mensaje evangélico fue básico. La Iglesia atendió a los enfermos, a los sin techo, a los marginados, y a su vez transmitió sus enseñanzas, extendiéndose por la bondad de sus actos.
Así los cristianos durante XX siglos se han dedicado a la formación y al acompañamiento de los hombres. No se entiende la doctrina cristiana sin la acción. Desde sus orígenes el cristianismo ha estado al servicio de la humanidad.
La historia de Europa ha sido un flujo constante de corrientes migratorias, internas al principio, que cuando siglos más tarde han salido al exterior se han ido asimilado a otros pueblos nativos, llevando así la evangelización.
Hoy en día con la llegada a Europa de los musulmanes se ha presentado un problema nuevo; ya que éstos tienen creencias y tradiciones diferentes a las cristianas ¿Qué sucederá en el futuro? [las decisiones del futuro se fraguan en el momento presente si las sabemos ver].
La independencia del poder civil del eclesial, en Europa ha dado distintos modelos que dan libertad a las religiones existentes. En el caso de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico se adapta a las Constituciones de los diversos países.
Los cristianos hemos diferenciado la fe y la política. El Concilio Vaticano II, ha dado una legítima autonomía a los laicos en los asuntos temporales, así los seglares responden a los asuntos sociales, económicos, culturales y políticos con plena libertad.
Con la revolución francesa (hija del iluminismo y de la ilustración) aunque en un principio pareciese un movimiento liberalizador, pronto se cayó en el dogmatismo, que llegó la radical separación de la religión católica, marginando el sentimiento religioso a la vida privada.
Inicio de la Revolución francesa, en 1789.
2º Los orígenes de la Unión Europea.
LA CECA[1] se constituyó en el Tratado de París en 1951. Los Estados que la compusieron fueron: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. En 2001 expiró.
En 1957 el Tratado de Roma[2], fue la semilla de la actual Unión Europea (UE).
Al extinguirse la CECA en 2001, al cumplir su período vigente de 50 años desde su firma, sus funciones y competencias quedaron integradas en la actual Unión Europea, constituida en 1993 en el Tratado de Maastricht. En la que se inició la descristianización de los valores de la Europa que soñaron sus fundadores.
En el siglo XX, con la refundación de Europa después de las dos guerras mundiales; la idea de Adenauer[3], De Gásperi[4], y Schuman[5], padres de la nueva Europa, católicos, era reconocer los frutos del cristianism, que eran también un patrimonio de Europa.
No pensaron volver al Estado confesional pero sí en buscar una sana colaboración con lo religioso y sus frutos culturales.
La Europa actual es fruto de las tradiciones sociales, culturales, y religiosas, y hunde su ser en las raíces cristianas.que integraron a los pueblos salvajes en Europa.
Los padres de la nueva Europa, no se plantearon solamente una unión económica, sino de valores que enriquecieran a toda la persona humana. Querían recuperar el faro que constituyó Europa en los siglos precedentes.
La visión cristiana de la vida exige una igualdad de todos los seres humanos, como hijos de Dios Padre; así el cristianismo se convirtió en el defensor de los derechos humanos siglos antes de declararse, contraria a la esclavitud desde la antigüedad, como fruto de la evangelización.
La bandera de Europa, creada en 1956, está inspirada en el cristianismo, fue diseñada por Arséne Heitz[6].
Inmaculada Concepción – Rue du Bac – Paris
Bandera de la Unión Europea
3.- La Europa de hoy.
Hoy día Europa está dejando de ser acogedora y empieza a padecer grandes problemas de cohesión. Actualmente vivimos en un mundo individualista
La Iglesia católica siempre ha sido auxilio de los desposeídos, de los sin sentido. Y hoy día será necesario la presencia de la Iglesia para que nuestros conciudadanos europeos encuentren hospitalidad y originalidad.
Los cristianos europeos hoy siguen siendo una mayoría que debe ser creativa, colaborar a que Europa reconozca sus tradiciones y las presente a todos la humanidad de nuestra generación actual y futura, saber recordar sus principios éticos y morales sobre la vida civil.
El vigente orden constitucional se funda sobre conceptos como la consideración de que la dignidad humana, disfrutando de un conjunto de derechos y libertades fundamentales entre los que se cuentan la vida, la libertad, o la búsqueda de la libertad. Que estos principios se desprenden de una lectura de los Evangelios, parece evidente.
Esos principios fueron formulados por los grandes maestros de la Escuela de Salamanca en el siglo XVI y XVII.
Europa como diría Robert Schuman, «será cristiana o no será»
El paradigma del primer Estado laico, entre la separación de lo público de lo privado, o de lo religioso del orden público, fueron los Estados Unidos de Norteamérica (USA). Sin embargo, sus políticos en buen número entraban y lo siguen haciendo los domingos en los oficios religiosos. Hay que destacar que la dominante religiosa en USA, no es precisamente la católica sino protestante.
Hoy se pretende en el mundo occidental alcanzar una ética civil, como fruto del nuevo contrato social, en el que las aportaciones cristianas sean ignoradas.
Es incuestionable, en efecto el derecho de los agnósticos y ateos, incluso de los teófobos a manifestarse. Pero al mismo tiempo es evidente que una comunidad no puede vivir sin valores; el ordenamiento jurídico está impregnado de valores; el código de circulación, la familia natural (que ahora se ha puesto en entredicho), la profesión médica, etc., la vida cotidiana está impregnada de valores. Y cuando estos valores se analizan sus raíces cristianas se manifiestan, sin necesidad de hacer disquisiciones profundas.
Todavía el cristianismo después de las 2 guerras mundiales en el siglo XX se manifestó, como dijimos anteriormente en la refundación de Europa. Y así algunos como Alcide de Gasperi, Robert Schuman, Giorgio la Pira, Aldo Moro, Ángel Herrera Oria entre otros, éstos van camino a la beatificación en la Iglesia Católica.
Algunos como Konrad Adenauer o Balduino de Bélgica, se distinguieron por su rectitud. En el caso de Balduino también va camino a la beatificación. Tenemos también en Iberoamérica a Enrique Shaw, Jaime Guzmán, Efraín González Luna, entre otros que se manifestaron por un profundo humanismo y caridad.
Todos ellos en Europa e Iberoamérica dieron testimonio de un catolicismo vital. En Europa fueron los refundadores de la Europa Moderna. Los centros políticos fueron Luxemburgo, más tarde Bruselas; los idiomas fundadores fueron el alemán, francés, italiano, neerlandés; y posteriormente se unieron el danés, español, finlandés, griego, inglés, portugués y sueco.
Hoy en 2023 vivimos una situación en la que algunos valores cristianos conviven con los valores deshumanizadores de la UE. Como por ejemplo el aborto.
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[1] CECA: Comunidad Europea del Carbón y del Acero.
[2] Constitutivo de la CEE (Comunidad Económica Europea).
[3] Wikipedia: Konrad Adenauer (1876-1967). Católico devoto. Demostró una gran dedicación a lograr una democracia liberal basada en la economía social de mercado y el anticomunismo.
[4] Wikipedia. Alcide de Gasperi (1881-1954). Devoto católico, la Iglesia católica le concedió el título de Siervo de Dios en 1993, cuando se inició su causa de beatificación.
[5] Wikipedia: Jean-Baptiste Nicolas Robert Schuman. La Iglesia católica abrió en 1990 su proceso de beatificación y canonización, siendo en la actualidad Venerable Siervo de Dio
[6] Arsène Heitz, es el diseñador de la bandera y asegura que: “Inspirado por Dios, tuve la idea de hacer una bandera azul sobre la que destacaban las doce estrellas de la Inmaculada Concepción de Rue du Bac; de modo que la bandera europea es la bandera de la madre de Jesús que apareció en el cielo coronada de doce estrellas”.
[7] Robert Schuman 1950
Feb 2, 2023 | Iglesia y Civilización, La Iglesia Arte y la arquitectura
Evolución e influencia del arte Cristiano
– cuarta parte –
Índice de contenido:
1. Influencia del arte Cristiano en el Musulmán:
- Arquitectura religiosa en Irán en los siglos X y XI.
- Características del arte islámico.
- Evolución del arte en el Islam.
- División geográfica.
- La Mezquita.
2. Arte Cristiano Románico:
- Inicios del arte Románico.
- Arquitectura.
- Pintura.
- La escultura orígenes y desarrollo.
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1. Influencia del arte Cristiano en el Musulmán.
Tanto el arte del Oriente Persa como el musulmán reciben muchas más aportaciones del arte cristiano que a la inversa.
En Armenia, en los siglos VI y VII, Bizancio influyó en la construcción de las iglesias en piedra, esta misma tradición la recogieron los árabes más tarde, ya en el siglo VII en la mezquita de Omar en Jerusalén tiene marcado carácter bizantino. Se trata de un edificio cupular con planta central y decoración de mosaico dorado; en Damasco, en el siglo VII, hay una iglesia transformada por arquitectos y mosaistas griegos en mezquita, con todo, la influencia bizantina es superficial y corta.
Vista del Patio de las Doncellas, Real Alcázar de Sevilla. / Foto Wikipedia
Más al norte, entre los eslavos, en cambio, tal influencia es enorme y ha persistido hasta nuestros días; Cirilo y Metodio al mismo tiempo que avanzan con su evangelización, atraen de paso a los eslavos a la órbita artística y cultural bizantina; así durante el siglo X Bulgaria ya toma un preponderante papel como transmisora de corrientes artísticas.
Al mismo tiempo en Serbia no se llega a advertir una unidad de escuela, aunque influyó en la misma Grecia, Dalmacia y Oriente, mientras que en Macedonia se conserva mejor que en otras partes el influjo bizantino.
1.- Arquitectura religiosa en Irán en los siglos X y XI.
Durante este periodo las construcciones son en ladrillo, la mezquita de Isfahán sufre modificaciones tipológicas muy importantes, tiene un recinto grande encuadrado en patios; luego viene una enorme sala hipóstila de diecinueve naves y seis transversales, seguida de otra sala al fondo y tres naves que bordean los laterales del patio.
Las cúpulas en Irán se construyen mediante arcos entrecruzados de ladrillo, que constituyen el armazón, la arquitectura funeraria tiene la cúpula como elemento sustentante y fundamental, y el tipo característico es la llamada qubbat, recinto cuadrado abovedado y con cuatro puertas.
La Mezquita Azul de Estambul, ejemplo de arte islámico de influencia Bizantina.
2.- Características del arte islámico.
En Irán la qubbat más antigua parece ser la de Isamil en Bujará, con decoración en relieve de ladrillo, asimiso la de Sanjar desarrolla en el interior una teoría de nervios entrelazados.
Se encuentran edificios de torres poligonales o cilíndricas, cubiertas con bóveda o tronco de cono; a partir del siglo XI, el alminar está dispuesto sobre un podio poligonal, sobre el que se asienta una torre también poligonal que va disminuyendo progresivamente.
Tanto en el interior como en el exterior de cúpulas y alminares se usan policromías que incluyen inscripciones del Corán.
3.- Evolución del arte en el Islam.
Paralelamente a la expansión del Islam como religión y como movimiento político se desarrolla su arte, más tarde, cuando el poder político se desintegra, aparece la diversidad de núcleos.
Sus orígenes habría que buscarlos en Siria, donde resulta del sincretismo de las distintas corrientes que allí confluyen, principalmente el elemento bizantino y el sasánida; por esta última circunstancia se discute el arte musulmán su personalidad, limitándolo a crisol donde se transforman influencias, dando resultados diferentes a los elementos que determinaron su formación.
El gran ímpetu el Islam hizo que su arte se expandiera geográficamente, alcanzando un área a la que tan sólo el arte romano y el barroco se pueden comparar: abarca desde los confines de la India hasta Al-Andalus, Francia y más tarde hasta el Pacífico; ya que a los Andes chilenos y peruanos los españoles lo llevan en la variante mudéjar.
Cúpula de la Roca. Ciudad vieja de Jerusalén.
Precisamente el hecho de estar como ningún otro abierto a influencia externas, determina las características propias que el arte islámico adquiere en cada país o región; así, en España toma el arco de herradura y la alternancia bicromática de las bóvedas.
Generalmente, a excepción hecha de Egipto, los materiales de construcción no son nunca pétreos, el techo es en terraza por influencia mediterránea.
Pueden establecerse las siguientes etapas en el desarrollo el arte islámico:
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- Desde mediado del siglo VII hasta fines del IX: periodo de formación.
- Del IX al XII: periodo de esplendor y posterior disgregación.
- Del XIII al XV: se aprecian diferencias de escuela; Oriente ya no influye en Occidente.
- Siglo XV en adelante: la esencia islámica se deja influir sobre todo en época colonial.
4.- Diversas escuelas geográficas:
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- Sirioegipcia: Egipto y Siria.
- Escuela del Magreb: abarca tanto Túnez, Argelia, Marruecos, Al-Ándalus o Sicilia.
- Persas: es la proyección hacia Oriente desde Mesopotamia e Irán.
- Otomana, que sigue paralela al poderío turco.
- India: incluyendo tanto India como su proyección más al Este.
5.- La Mezquita.
Mezquita-Catedral de Córdoba.
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Interior de las Mezquitas.
Componen los elementos característicos de la mezquita el nimbar o púlpito, desde el cual el imán preside la oración, y la maxura -lugar reservado al monarca- situado cerca del mihrab.
Consta el edificio de un patio (sham) y un oratorio cubierto de naves; al principio, para rezar se volvían los fieles al Norte (es decir, en dirección al patio y volviendo la espalda a la parte cubierta), pero más tarde miraban hacia la Meca, y en esa dirección se situó el muro llamado qibla en el que se practica un nicho, el mihrab.
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En el exterior de la mezquita.
Encontramos el alminar o torre, que suele tener forma prismática, cuyos orígenes se han de buscar en los zigurats mesopotámicos o en los mismos campanarios cristianos.
Otros elementos propios del edificio son: la fuente de las abluciones y la madraza o medersa, escuela aneja a la mezquita. Como otro edificio religioso también disponen de la zawiya, especie de convento.
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- Materiales y elementos arquitectónicos del arte Musulmán.
En general, el arte musulmán durante esta etapa emplea materiales pobres, sobre todo ladrillo con revoque en yeso, encima del cual se ponen todos los ornamentos posibles; los elementos de soporte se limitan al pilar, normalmente de ladrillo, y a columnas que suelen hacerse con material de acarreo; sólo a la Alhambra nos encontraremos con columnas propiamente árabes con capiteles originales.
Alterna en su cobertura tanto el dintel como la bóveda, o los emplea simultáneamente, los arcos tienen un extenso repertorio de formas, que van desde el medio punto hasta el mixtilíneo, también utiliza el estalactítico de herradura o el polilobulado.
Los arcos funden admirablemente la finalidad estructural y la ornamental, basada esta última casi exclusivamente en motivos vegetales y geométricos tendentes a lo abstracto (lacería y ataurique), y también con inscripciones decorativas de versículos del Corán.
2. El arte Cristiano del Románico.
Se ha llamado románico al primero de los dos grandes ciclos artísticos que se desarrollaron en Occidente durante la Edad Media; su nombre se explica por la indirecta procedencia de los romanos y porque floreció paralelamente a las lenguas románicas, es decir a las derivadas del latín.
Los orígenes han sido muy controvertidos, tradicionalmente se señala la región de italiana de Lombardía como núcleo original, desde donde irradió a toda la Europa medieval desde el siglo X hasta el XIII.
(Ver artículo Cristianismo y el Islam)
A la casi olvidada tradición romana y al sustrato prerrománico, se vienen a añadir las influencias orientales que irradia Bizancio o que penetran a través de la España musulmana; los principales vehículos de difusión son las peregrinaciones y la orden benedictina.
Las rutas de las peregrinaciones convergían en los Pirineos, desde donde por el camino de Santiago, se dirigían a la ciudad del Apóstol, primer centro de atracción de las peregrinaciones medieval en Europa.
1. Inicios del arte románico.
Alrededor de los siglos X al XII -paralelo al florecimiento del arte bizantino en el resto de Europa-, al oeste de Roma se desarrolló un arte llamado románico, por coincidir con la formación de las lenguas romances o románicas derivadas del latín (italiano, portugués, rumano, castellano).
Torre de Santo Tomé, en la capital toledana.
No fue un estilo unificado, porque se trató de la fusión de varias corrientes, entre ellas la bizantina y la romana que aún subsistían; el románico se extendió por las diversas provincias de lo que anteriormente había sido el imperio romano; pero ese territorio ahora sólo compartía la fe religiosa y no la férrea dirección de la Roma de tiempos imperiales.
2. Arquitectura románica.
Durante el románico la arquitectura respondía sobre todo a la intensidad de la fe cristiana; la religión llegó a ser tan importante que los monasterios, las residencias de monjes retirados a la vida religiosa, se convirtieron en los verdaderos centros de poder, incluso el económico y cultural.
San Martín de Fromista, en Palencia.
La solidez del edificio es el rasgo más característico de la arquitectura románica, su capacidad para evocar tanto la profunda religiosidad, como un cobijo ante todo estable y seguro; los anteriores edificios de las iglesias eran más oscuros e invitaban al recogimiento.
Fachada exterior del Monasterio de Cluny
Un lugar clave en la implantación y auge del románico fue el Monasterio de Cluny, en Francia, desde donde se dictaban normas para las construcciones que se hicieron en toda Europa.
Aún cuando tuvo rasgos locales en cada país, estas características se ven casi siempre en la arquitectura románica:
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- El uso de piedra como material predilecto, sustituyendo al ladrillo y al hormigón.
- Destacan de las bóvedas de cañón y las bóvedas de aristas como sistema constructivo.
- Los capitales tienen decoraciones variadísimas, desde figuras geométricas, pasando por formas vegetales hasta figuras animales como leones, pavos, etc.
- Algunas iglesias tienen detrás del altar el ábside, un espacio semicircular, como un cilindro vertical incrustado al cuerpo de la iglesia y cubierto por media cúpula.
- Los portarles ganan importancia y ostentan lo menor de la decoración de fachada; el tímpano generalmente se dedica a Cristo y la arquivolta escenas del Apocalipsis.
- Las criptas ubicadas debajo de las iglesias continúan la tradición de las antiguas catacumbas.
Claustro de la Abadía de Cluny en Francia
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Otros ejemplos del románico en Europa.
El vasto territorio donde floreció la arquitectura románica empezaba a mostrar las diferencias locales; por eso tiene sentido que mencionemos sus ejemplos, según las actuales repúblicas europeas, así geográficamente destacamos:
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- Francia: las iglesias de Provenza, las cuales conservan muy bien las formas propiamente románicas; como la catedral de San Pedro de Angulema, cuya fachada luce un gran despliegue escultórico.
- España: por sus muchas pequeñas iglesias del norte de España y la catedral de Santiago de Compostela, a la cual las peregrinaciones convierten en referencia especial del arte románico, aunque su fachada fue reformada con estilos posteriores.
- Italia: la Basílica de San Ambrosio de Milán.
- Alemania: en las catedrales de Maguncia y de Espira.
- Inglaterra: con la muy popular Torre de Londres.
- Suecia: la Catedral de Lund.
- Noruega: la Catedral de Nidaros en Trondheim .
3. La Pintura en el arte Románico.
Podemos decir que la pintura románica tiene como soporte la arquitectura y los libros, sobre los muros, en el interior de las iglesias, principalmente en la zona del ábside donde se encuentra al altar, se hallan las pinturas que se asemejan a los mosaicos bizantinos, tanto en sus temas y simbolismo como en la composición.
Mural y bóveda de pintura Románica.
El diseño y demás aspectos formales; son muy característicos los colores vivos (rojos, azul, amarillo, blanco, verde y negro), el dibujo delimitado con borde negro, las figuras planas (sin profundidad) y el carácter sagrado, más que realista; son notables los murales de las iglesias de Cataluña, España, y del centro de Italia.
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Escritura y las Bibliotecas monacales.
En los monasterios se produjeron y guardaron las más valiosas bibliotecas, formadas por hermosos libros escritos e iluminados con miniaturas, realizadas manualmente por maestros monjes que llegaron a marcar estilos artísticos; estas iluminaciones son mínimas obras de arte que mantienen características similares a las de los murales, sólo que emplean más colores; siendo el Evangelio un tema bastante común en aquellos libros.
Lectionario de Cluny.
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Evolución de la Pintura en el Románico.
Se desarrolla paralelamente a la escultura y su gran época es el siglo XII, presenta una gran unidad, ya que la procedencia es casi exclusivamente bizantina.
El Pantocrátor se pinta en el ábside, en otros lugares a la Virgen con el niño (aunque, en ocasiones, también aparece en el ábside), a los Apóstoles, a los Santos, etc.
La pintura es pedagógica y decorativa, por lo que el naturalismo, el color, la línea, se someten a esos fines, de ahí el esfuerzo del artista por esquematizar, por conferir majestad a las imágenes sagradas; el complemento decorativo son las bandas, los motivos vegetales o los animales fantásticos; se descuida el paisaje para centrarse en las figuras religiosas.
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- Abadías e iglesias en el resto de Europa.
El foco más importante de Francia lo tenemos en torno a la abadía de Saint Savin (Poitou), otros elementos importantes son Ligety Montoire, se emplean tonos claros y la perspectiva se obtiene mediante la diferenciación de colores y tamaños.
También se da la influencia bizantina, que se traduce en figuras vestidas con gran riqueza (frescos de Berzé-la-Ville, Saone-et-Loire); en Italia la influencia bizantina se centra, sobre todo en Venecia y en el Sur, el mosaico marca decisivamente las formas pictóricas (frescos de ábside de San Vincezo di Galliano).
En Alemania, son interesantes los murales de San Jorge de Oberzell, en Prüfening, iglesia baja de Santa María y Clement , en Renania, o la Isla de Reichenau, este último importante centro monástico con una abadía y varias iglesias donde pervivía la tradición otoniana.
En este período cobra gran importancia el esmalte, al principio se centra en la región Rin-Mosela, para fijarse en el siglo XIII en Limoges; los esmaltes de Limoges no presentan la misma finura que los de la escuela anterior, pero se imponen debido a la gran producción que sale de los talleres y tienen su influencia, fuera de Francia, en especial los esmaltes en el arte pre-románico de la península ibérica por diversos motivos
Se abandona el procedimiento de tabicado y se sustituye por el de ahuecado (champlevé), consistente en distribuir la pasta vítrea en hundimientos excavados en el metal; la escuela renana tiene su obra maestra en el arca de los Reyes Magos, de la que es autor Nicolás de Verdún (fines del siglo XII).
4. La Escultura, orígenes y desarrollo.
El origen de la escultura románica unos autores lo sitúan en Francia (Cluny, Lenguadoc, zona Sena Loira) y otros en España; en todo caso, es lo cierto que en el siglo XI se trabaja ya en varios talleres de estos países, de los que salen esculturas de clara influencia bizantina.
Las primeras figuras humanas, casi siempre ausentes en el arte prerrománico, eran rígidas y convencionales, el cuerpo humano se olvida, ocultándolo entre pliegues rectilíneos de túnicas y el escultor únicamente se esfuerza en reflejar en su obra un mensaje religioso.
Deducimos que escultura era de importancia segundaria en esta primera etapa, pues el artista labraba preferentemente estatuas adosadas o relieves: ábsides, portadas, fachadas, capiteles, etc… aún a riesgo, en ocasiones, de deformar las figuras para adaptarlas mejor al marco arquitectónico, sobre todo en el siglo XII.
El Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela.
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Figuras características del arte románico.
Además de figuras humanas, se prodigan los símbolos más o menos comprensibles, los seres fantásticos como las gárgolas e incluso escenas grotescas y humorísticas; más tarde, en el siglo XIII se produce una reacción contra las rigideces, los plegados y el pintoresquismo y se vuelve las miradas hacia la naturaleza y la sencillez.
Toda la escultura y la pintura románicas tendrán una clara y precisa función pedagógica, ya que era la forma más directa y efectiva de ilustrar en materia de religión, cuando a la mayoría de los fieles eran analfabetos.
Encontramos la imagen del Crucificado con los brazos muy abiertos, rígido, como hecho de una pieza, la Virgen es asimismo representada frontalmente en esta etapa, sentada en su trono, en las portadas suelen estar adosadas imágenes de los apóstoles y los profetas (en las jambas).
La figura que se más se representa en el tímpano es el Pantocrátor -Cristo en majestad-, rodeado por los símbolos de los cuatro Evangelistas (Tetramorfos), o bien el Juicio Final; al Cristo en majestad se le suele envolver en la mandorla o almendra mística.
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Policromados en el románico.
En esta etapa, la escultura estuvo subordinada a la arquitectura; esculpir fue el medio para decorar la arquitectura románica; se esculpían partes importantes de la estructura, sobre todo los portales o pórticos de las iglesias, los cuales se hacían con arcos de medio punto.
Sobre la puerta, en el tímpano se ubicaba el tema principal, generalmente la imagen de Cristo Juez rodeado por los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, o la Virgen en el trono con el Niño.
Uno de los más famosos portales es el pórtico de la Gloria, en Santiago de Compostela en España; son también muy valiosos los capiteles de las columnas en las iglesias y en los claustros de los monasterios como los de Santo Domingo de Silos, en Burgos, España, con temas muy variados, desde formas geométricas y vegetales hasta animales fantásticos y monstruos que tienen un especial valor simbólico.
Ene 8, 2023 | Aportaciones al campo social
Artículo redactado por José Jara
Uno de los tópicos sobre la Iglesia que suelen oírse repetidamente consiste en afirmar que desde el cristianismo no se ha hecho prácticamente nada positivo por afianzar la dignidad de la mujer frente al varón o, peor aún, que el papel de la Iglesia ha sido frecuentemente de incomprensión hacia la mujer impidiendo su desarrollo en la sociedad.
Sin embargo, si bien no encontramos grandes declaraciones magisteriales sobre la mujer de modo específico hasta la carta apostólica Mulieris Dignitatem de Juan Pablo II, la acción directa que ha ido poniéndose en práctica a lo largo de los veinte siglos de historia del cristianismo parece mostrar claramente que en este gran periodo de tiempo constantemente se ha optado por los hechos en vez de sólo las simples palabras, teniendo en cuenta también que los cambios de mentalidad no se consiguen siempre de un día para otro.
SUMARIO
1.- DE LOS GINECEOS DE GRECIA AL DERECHO ROMANO
2.- ¿DIACONISAS? ACLARACIONES
3.- EDAD MEDIA Y TIEMPOS LUMINOSOS
4.- DE LUTERO A NUESTROS DÍAS
DE LOS GINECEOS DE GRECIA AL DERECHO ROMANO
GINECEOS
Como muestra de las ideas preconcebidas que inundan nuestra concepción de la historia y de la sociedad, en una entrevista realizada a una actriz se le preguntaba cual hubiera sido su época ideal para vivir, a lo que ella respondió que, sin duda, la época de la Grecia clásica. Probablemente, como es bastante habitual, quien respondió no era consciente de que las mujeres en esa época no tenían derechos cívicos. No asistían a las grandes fiestas religiosas ni a los teatros y tenían prohibido acudir al gimnasio. Su lugar era el gineceo, una parte de la casa reservada para ellas, donde tejían lana en compañía de sus hijas (que no recibían instrucción hasta que se casaban con el hombre que su padre había elegido). Los varones, tal era la costumbre habitual, raramente invitaban a sus esposas a los banquetes organizados, prefiriendo la compañía de esclavas para divertirse. Respecto a los hijos, el esposo también podía decidir si la mujer debía abortarlo o simplemente abandonarlo después de nacer si no era de su agrado[1].
Afortunadamente, esta visión tan restrictiva sobre la mujer no se mantuvo en el desarrollo de la cultura del Imperio Romano, aunque la autoridad del “pater familias” también era indiscutible, pudiendo decidir no sólo el destino de los negocios familiares sino, al igual que en la Grecia clásica, la aceptación o el rechazo de los hijos que, si eran abandonados, solían ser recogidos por personas que aprovechaban estas vidas indefensas para convertirles en esclavos. Si la mujer quedaba viuda, las decisiones sobre sus bienes materiales pasaban a depender de otro varón de la familia, negándose a la mujer el derecho a decidir sobre los mismos. De hecho, los romanos no sólo aceptaban el divorcio por decisión del varón sino también el simple repudio sin necesidad de justificación consistente ni acusación probada, como muestra la conocida anécdota de Julio César cuando repudió a su mujer aduciendo únicamente que “la mujer del César no sólo ha de ser honrada, sino también parecerlo”.
¿Qué aportó el primitivo cristianismo sobre esta arraigada mentalidad de predominio del varón en la poderosa y consolidada sociedad romana? En primer lugar, se debería tener en cuenta que una de las novedades del Evangelio consistía en enseñar la igualdad del hombre y la mujer, la grandeza de la virginidad, en contraste con la legislación romana que prohibía el celibato[2], la dignidad e indisolubilidad del matrimonio en una sociedad que era plenamente divorcista. Por eso, aunque frecuentemente se ha malentendido a San Pablo cuando exhorta “Mujeres, sean dóciles a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor. Maridos, amen a su mujer” (Colosenses, 3), esta segunda parte de la frase supone un gran cambio de paradigma ante la visión instrumentalizadora de la mujer que tenían los varones, circunstancia que se extendía a la prostitución.
Por contraste, el llamado “Himno al amor”, expresado en su carta a los Corintios es de una belleza literaria difícilmente alcanzable y expone un ideal de vida compartida igualmente exigente tanto para el hombre como para la mujer. En él afirma:
“Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, …” (Cor. 1, 13)
De hecho, la indisolubilidad y la fidelidad en el matrimonio aparecieron inicialmente como exigencias inauditas, no sólo en el ámbito romano sino también en la mentalidad judía del tiempo de la predicación de Jesús quien, a pesar de las reticencias que veía que despertaba su mensaje sobre la vida conyugal, no dudó en afianzarlo ante sus dubitativos primeros discípulos:
“Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera y quien se casa con una mujer repudiada comete adulterio” (Lc, 16: 18)”.
Es difícil para nuestra mentalidad actual llegar a comprender el grado de corrupción y de depravación moral en el que estaba sumida la civilización romana desde sus inicios hasta el siglo IV. Conocemos datos sobre los emperadores que, ciertamente, nos dan pinceladas sobre ello. Los hechos del emperador Cómodo, en cuyo harén había trescientas mujeres y trescientos muchachos[3], la lujuria del joven Heliogábalo, las acciones sin freno de Nerón o del emperador Tiberio o de su sucesor, Calígula, parecen la punta del iceberg de la extendida depravación reinante en la que la mujer frecuentemente quedaba reducida a ser alguien sin la mínima independencia o a ser un objeto sexual. Por eso, Minucio Félix[4], converso del siglo III, podía sin dificultad afirmar “¡Nos acusáis de falsos incestos, pero vosotros los cometéis verdaderos!”
¿DIACONISAS? ACLARACIONES
Como contraste, habría que mencionar el reconocimiento de la autonomía de la mujer dentro de la Iglesia mediante la institucionalización de la figura de diaconisas para atender viudas y huérfanos, personas excluidas de la comunidad ya en el ámbito judío y que pronto fueron vistas por la comunidad cristiana como necesitadas de una efectiva ayuda para dejar de ser marginadas por su ausencia de recursos de supervivencia. Esta eficaz labor caritativa sobre las mujeres fue encomendada a las diaconisas de las primeras comunidades cristianas, tal como nos han referido diversos textos:
«Es cierto que en la Iglesia hay un orden de diaconisas, pero no para ser sacerdotisas, ni para cualquier tipo de trabajo de la administración, sino por el bien de la dignidad del sexo femenino, ya sea en el momento del Bautismo, o de examinar a los enfermos o de sufrimiento, de modo que el cuerpo desnudo de una mujer no debe ser visto por los hombres al administrar los ritos sagrados como el bautismo por inmersión, sino por el diácono.» (San Epifanio, Panarion, 79:3 (AD 377), en JUR, II: 76.)[5]
Enfermería en la Etapa Vocacional
Esta función de servicio y no de búsqueda de poder ha estado siempre presente en la ingente labor humanitaria desarrollada por las órdenes religiosas femeninas que, a lo largo de la historia, han dado muestras incluso de heroísmo en el ejercicio de la caridad sin necesidad de reivindicar un sacerdocio femenino ajeno a la voluntad de Jesús de la que dan fe los Evangelios.
Respecto a esto último, parece importante reseñar que la Reforma Protestante impulsada por Martín Lutero, al disolver todas las comunidades monásticas, tanto de hombres como de mujeres, hizo un flaco servicio al sexo femenino pues dejó a las mujeres sin posibilidad de participación en la vida de la Iglesia, excluyéndolas de todo tipo de actividad eclesiástica institucional. De este modo, los deseos de vivir una vida de oración compartida comunitariamente o de dedicar sus capacidades a labores de asistencia organizadas institucionalmente mediante el apoyo mutuo, tal como se viven en la Iglesia Católica, se vieron frustradas en su totalidad. Quizás del sustrato de esa situación haya surgido la idea adoptada por parte de las comunidades protestante y anglicana de recurrir al sacerdocio femenino para dar cauce al deseo de mujeres de esas confesiones religiosas de vivir una vida consagrada dentro de la estructura eclesiástica, a pesar de que ello ha supuesto romper con lo que marcan las Sagradas Escrituras y la Tradición de la Iglesia refrendada unánimemente por los Santos Padres que han abordado este tema.
EDAD MEDIA Y TIEMPOS LUMINOSOS
Aunque ya es un tópico asociar el concepto de Edad Media con unos supuestos “tiempos oscuros” del desarrollo de nuestra civilización, posiblemente nada hay más lejos de la verdad y son abundantes los tratados y textos eruditos sobre el desarrollo progresivo de la ciencia y las artes, tanto arquitectónicas, con la deslumbrante edificación de catedrales, como de la pintura o la literatura y la poesía expresada a través de cantigas, leyendas o cantares épicos sobre los héroes de ese tiempo, a los que habría que sumar el amor cortés expresado en los ideales de caballería que configuran sagas heroicas de la época. Para no extendernos sobre este tema sobre el que hay abundante literatura especializada, merece la pena volver a ahondar sobre lo que supuso la defensa de los valores de la dignidad femenina en esta época y quizás el contraste más aclaratorio sea ver la consideración que las mujeres recibieron a partir del siglo VII con la aparición del Islam.
Como punto de partida, no se suele ponderar adecuadamente lo que supuso la defensa del matrimonio monógamo e indisoluble en la civilización de inspiración cristiana frente a la aceptación de la poligamia en el mundo musulmán. Sin embargo, la poligamia ha sido y sigue siendo un punto de inflexión que ha supuesto una fuente de humillación para no pocas mujeres y que tuvo su máxima expresión en la instauración de harenes o serrallos como lugar de confinamiento de las mujeres para uso y disfrute sexual del varón que regentaba dichos lugares y para los que se contaba no sólo con la aquiescencia del pueblo, que colaboraba a ello, sino también con la degradante existencia de eunucos como guardianes encargados de mantener la reclusión de estas mujeres, esposas y concubinas, del dueño del harén.
Según la Enciclopedia Iránica, la práctica de tomar grandes números de esposas o concubinas y mantenerlas en áreas apartadas solo empezó en Irán con las primeras conquistas de los medos. Por ejemplo, Estrabón en su Geografía escribe que:
«La costumbre entre los medos]de que los reyes tengan muchas esposas es más general, se encuentra también entre las tribus de las montañas, pero no se les permite tener menos de cinco. De igual manera, a las mujeres les parece honorable que los esposos tengan tantas esposas como puedan, y consideran que es un infortunio tener menos de cinco.» El objeto de estas prácticas era el de tener muchos hijos.
(Harenes)
Una muestra del afán de acaparar mujeres para usarlas como objeto de consumo sexual aún se recuerda hoy en día en la conmemoración anual en León del Tributo de las Cien Doncellas que los habitantes del reino de Asturias y León se vieron obligados a aportar repetidamente al Emirato de Córdoba. Parece constatado que en 788, los condes Arias y Oveco se rebelaron contra el rey Mauregato y lo mataron como venganza de haber otorgado a los moros tal tributo a pesar de lo cual, Abderramán II posteriormente se atrevió a exigir de nuevo esta humillante sumisión. Asimismo, en la iglesia románica de Carrión de los Condes se encuentra un antiguo cuadro que representa la liberación del tributo[6]. Se podrían contar muchas más cosas sobre la situación de la mujer existente en varios países islámicos que todos conocemos. Frente a esto, la civilización cristiana occidental de la Edad Media supuso un muro de contención, no dejándose contagiar por esa visión tan restrictiva sobre los derechos de la mujer.
Estampa de mujeres en el Edad Media
De hecho, durante el amplio periodo de tiempo de la Edad Media hay múltiples testimonios de mujeres que llevaron a sus esposos o familiares hacia el cristianismo, citándose como algunos ejemplos ilustres a Clotilde, esposa del rey Clodoveo de los francos, Euduvigis de Bohemia o Olga de Kiev, provocando incluso que pueblos enteros aceptasen el cristianismo a través del ejemplo de conversión de sus reyes. Estas mujeres debieron encontrar en los ideales cristianos una fuente de liberación y no de opresión frente a la visión del paganismo, ya que en caso contrario es poco probable que hubieran actuado de este modo. Simultáneamente, en esta época vemos que incluso ejércitos organizados fueron capaces de aceptar el liderazgo femenino en el campo de batalla, como ocurrió con Matilde de Inglaterra, Isabel, la loba de Francia, o Margarita de Anjou, sin poder olvidar el caso particular de Juana de Arco, pero quizás el mayor exponente de mujer respetada y valorada en su tiempo sea el de Leonor de Aquitania quien, no sólo participó en la segunda cruzada sino que fue una hábil diplomática tejiendo conspiraciones y alianzas entre los poderosos de su tiempo y que nos dice mucho sobre la consideración de la mujer en esa época.
Asimismo, es significativo comprobar el progresivo, aunque lento, cambio de mentalidad respecto a la capacidad de la mujer para participar en tareas profesionales estimadas por su gran responsabilidad. De modo que, mientras en el siglo IV a.C. la mujer que quería ejercer la medicina no parecía tener otra opción que disfrazarse de hombre, como fue el caso de Agnódice. En el siglo XI, vemos que en plena Edad Media en Salerno, cerca de Nápoles, se funda la primera escuela médica laica a la que ya tenían acceso las mujeres. En ella, las estudiantes de medicina podían acceder a conocimientos médicos amplios, más allá de los relacionados con las tareas de las parturientas. De hecho, una de las figuras más relevantes de esta escuela fue una mujer, Trótula de Salerno, cuyos escritos sobre ginecología fueron referencia durante varios siglos.
En el ámbito estrictamente eclesiástico también es de destacar cómo se fue dotando a las mujeres de una cada vez mayor responsabilidad ya que, si bien en la primera época del monacato los conventos femeninos estaban puestos bajo la custodia y protección de monjes varones, progresivamente esos lazos fueron desapareciendo y se aceptó que religiosas, como la famosa Hildegarda de Bingen, lograran dirigir sus propias comunidades con completa autonomía. El exponente máximo de esta aceptación quizás sea el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, en Burgos, ya que este monasterio cisterciense acumuló tales privilegios, autonomía y poder desde el siglo XII que sus abadesas gobernaban la vida monacal, pero también medio centenar de villas y sus tierras. Gracias a su propio fuero impartían justicia y controlaban impuestos. En resumen: estaban por encima de la curia episcopal y sólo debían obediencia al Papa. Algo similar respecto al status femenino hubiera sido impensable en otras culturas de esa época.
Sería conveniente hacer referencia a la monja alemana Hroswitha o Roswitha de Gandersheim que vivió en el siglo entre 935 y 1002, quien por un viaje que realizó a Córdoba, durante el califato de Abderramán III, dijo de esta que era el ornamento del mundo.
DE LUTERO A NUESTROS DÍAS
Lutero y su familia
Merece también destacarse que la doctrina de la Iglesia respecto al matrimonio ha sido constante, desde San Agustín presentando la unión conyugal como un sacramento por el que el propio acto conyugal puede ser considerado incluso meritorio y santificante según afirma también Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, el pensamiento de Martín Lucero al introducir la reforma protestante que posteriormente degeneró en la ruptura más abrupta de la unidad de la Iglesia introdujo un planteamiento equivocadamente puritano considerando a la mujer como una mera ocasión de pecado, aunque lo consideraba perdonable debido a la necesidad de procrear. De hecho, son conocidos algunos de sus textos sobre este tema en los que afirma: “las mujeres evidentemente no pueden servir más que para el matrimonio o para la prostitución” o también “Tan pronto como cualquier hombre sienta en sí la plenitud de los fueros del macho, tome una mujer y no tiente a Dios. Para eso la doncella tiene su sexo de mujer; para que le suministre al hombre un remedio saludable para evitar el onanismo” y, lo que es menos conocido, con esos postulados llegó también a justificar que la poligamia no es opuesta a la Sagrada Escritura proponiendo al rey Enrique VIII que, dejando aparte problemas de conciencia, mantuviera una relación de bigamia con su legítima esposa y con su concubina nombrándolas reinas a ambas simultáneamente[7]. Afortunadamente, suponemos que la influencia de su pensamiento respecto a la consideración de la mujer en el ámbito protestante no fue aceptada por los reformadores posteriores.
Actualmente, podríamos afirmar que la emancipación de la mujer y el reconocimiento de sus derechos inherentes a su dignidad han dado un paso de gigante en el siglo XX y, aunque la Iglesia no formó parte activa del movimiento sufragista que reclamaba el derecho al voto femenino, sí que podemos decir que las obras asistenciales impulsadas por la Iglesia Católica se han posicionado, incluso de forma muchas veces heroica, promoviendo el acceso de la mujer en países en vías de desarrollo a la educación y a actividades de formación profesional que permitan su desarrollo autónomo y su revaloración en la sociedad. Son ejemplo de todo esto las misioneras que dedican su vida a estas labores fomentando escuelas, hospitales, y dando formación a mujeres sin importar su procedencia étnica o religiosa.
Asimismo, es de destacar la evangelización y la inculturación de tribus africanas, como los temibles barabaig en Tanzania, llevándolos a abandonar la violencia a través de la presencia de religiosas, o el proyecto Harambee, que promueve en Kenia formación específica para mujeres. En nuestras sociedades supuestamente civilizadas, una de las actividades más valientes y comprometidas es también la atención directa a las mujeres que han adoptado la prostitución como forma de vida y para las que no se ha ofrecido una alternativa a pesar de que deseen salir de su situación. De nuevo, las personas vinculadas a la Iglesia están ahí, en primera línea luchando por los derechos de la mujer, al igual que en la asistencia a mujeres con embarazos en situación de vulnerabilidad que no desean abortar si se les dan las ayudas necesarias para llevar sus embarazos a término. Como vemos, en todas estas ocasiones las palabras solas no bastan y son las obras las que nos muestran lo que ha sido el persistente compromiso de la Iglesia con la dignidad de la mujer.
[1] Perrudin F, Beaumont E, Allemand S.. Civilizaciones antiguas. Editions Fleurus., 2000. p 38-39.
[2] Hamman, Adalbert. La vida cotidiana de los primeros cristianos. Ed Palabra SA. Madrid, 1985. p 61-67.
[3] Op cit p 63
[4] Op cit p 63
[5] Diaconisas: Citado en «Religión en Libertad, Mujeres Sacerdotes«
[6] «El tributo de las 100 doncellas»
[7] Ravasi, Javier. Luterándonos. Vida y obra de un fraile alemán. Parresía Ediciones. Madrid, 2017. p 41-43.