¿Queda Estado de derecho en España?

¿Queda Estado de derecho en España?

El término Estado de derecho no aparece frecuentemente en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).

Sin embargo, podemos encontrar referencias a la realidad significada en este término en los radiomensajes de Pío XII, singularmente en Benignitas et Humanitas; en la Pacem in Terris de Juan XXIII; en la Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II; y más recientemente en la Centesimus Annus de Juan Pablo II. 

La DSI no se aleja de la ciencia política a la hora de definir lo que es un Estado de derecho. Pasamos a recoger 4 rasgos que encontramos en la DSI y que consideramos, en este momento, más relevantes (sujeción de los poderes al derecho; participación ciudadana y principio de subsidiariedad; separación de funciones; reconocimiento de derechos fundamentales) juzgando la actual situación que vivimos en España:

1.- Los poderes públicos (y no solo los ciudadanos que siempre lo han estado) ejercen sus funciones de acuerdo al derecho establecido. 

En España cada vez más vemos como el Gobierno, especialmente entre los poderes del Estado, actúa de espaldas al derecho. Lo vemos desde episodios más anecdóticos (o no) como que se empieza a hablar en lenguas varias españolas en el Congreso antes de que se apruebe el Reglamento que lo autoriza, como a episodios de más calado donde se establece que el Gobierno ha vulnerado los derechos de todos los españoles y de empresas y asociaciones, etc, etc. con la declaración inconstitucional del estado de alarma y ningún político responde por ello.

Debemos buscar un escrupuloso respeto a la ley justa, de tal manera que el político que la incumpla debe encontrar tal ambiente, que dimita de forma inmediata.

2.- Implica necesariamente una separación o diferenciación de las funciones o poderes del estado, que expresamente así exigía Juan XXIII:

  • El poder legislativo no debe descuidar las normas morales, las bases constitucionales o fundantes del estado y las exigencias del bien común
  • La administración o Gobierno aplicando las leyes resuelva los problemas en consonancia con el derecho y la realidad concreta
  • El poder judicial con imparcialidad plena y sin presiones de grupo de a cada cual su derecho
  • Aplicar el principio de subsidiariedad y que los ciudadanos y cuerpos intermedios puedan ejercer sus derechos y cumplir sus deberes

En España desde siempre ha habido una confusión general entre ejecutivo, Gobierno, y legislativo, Congreso. Solo en algunos momentos de mayoría simple el legislativo tímidamente ha sido un contrapeso al Gobierno. 

Pero de todos es sabido que la partitocracia española hace que el Diputado responda no ante sus electores sino ante el que manda en su partido en cada momento. La ley electoral favorece claramente esta situación.

Como posible solución estaría la búsqueda de una legitimidad distinta para el poder legislativo mediante el cambio del sistema electoral, de tal manera que el diputado pudiera ser realmente libre a la hora de defender aquello para lo cual ha sido elegido. Un sistema de circunscripción personal; o uno mixto mezclando circunscripción personal con nacional como el sistema alemán; o al menos un sistema de listas desbloqueado, podrían favorecer esta diferenciación de ambos poderes.

El tercer poder, el judicial, si bien ha conseguido mantenerse algo más alejado de los otros dos, al final ha sucumbido ante la injerencia partitocrática. Un golpe letal fue la reforma realizada por Felipe González en la que ya no eran los jueces los que elegían a los miembros del Poder Judicial, sino que eran los mismos partidos, gobernados por sus respectivas castas.

Señalaba Juan XXIII que para que la separación de poderes y el sometimiento de los mismos al derecho funcionase no bastaba la mejor de las estructuras. Era necesario también que los gobernantes “tengan, lo primero, una recta conciencia de la naturaleza, de sus funciones y de los límites de sus competencias, y posean, además, sentido de la equidad, integridad moral, agudeza de ingenio y constancia de voluntad”.

Todo ello, como parece obvio, brilla por su ausencia en el actual panorama político español. Pedro Sánchez ha llevado a su extremo la debilidad de nuestro sistema legal al tomar el Tribunal Constitucional con personas de su mayor cercanía, al reducir el papel del Consejo General del Poder Judicial ante la negativa de someterlo al Gobierno, a tratar de suplantar a su majestad el Rey, a tomar órganos al servicio del estado como el CIS para su provecho y últimamente, si algo no lo remedia, a usar armas inconstitucionales y/o atentatorias contra el bien común para perpetuarse en el poder como son la amnistía o la posibilidad de acabar con el bien de la unidad de España.

Respecto a esto último puede darnos luz el Compendio de la DSI que nos recuerda que en el Estado de Derecho, el poder de infligir penas queda justamente confiado a la Magistratura: «Las Constituciones de los Estados modernos, al definir las relaciones que deben existir entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, garantizan a este último la independencia necesaria en el ámbito de la ley». Una pena justa determinada por los Jueces y que sirve incluso de remisión del mal causado a los delincuentes, no debe ser corregida , por interés propio, por otro poder del Estado.

3.- El Estado de derecho exige que se incluya la canalización adecuada de la participación ciudadana en la vida pública como freno del poder y garantía de la observancia del derecho por parte del gobernante.

Esta participación en España se está reduciendo cada vez más a depositar el voto en la urna. Por muy importante que este derecho puede ser, la dignidad de cada persona, de cada ciudadano, exige que él sea el primer protagonista y responsable de las decisiones cotidianas que le afectan: mi salud, mi educación y la de mis hijos, mi trabajo, etc.

Deben ser los ciudadanos y las sociedades intermedias en los que estos, por libertad o por naturaleza se insertan (familia, agrupaciones de todo tipo, regiones, etc), los que tomen sus decisiones. Los poderes públicos deben suplir cuando el ciudadano o dichas entidades, por alguna razón no puedan hacer ejercicio pleno de esa responsabilidad, pero nunca limitar las opciones del ciudadano.

Pongamos un ejemplo: la educación. ¿Quién debe elegir la educación de los hijos? Los padres como principales responsables.

La realidad nos indica que el panorama educativo en España está determinado, esencialmente, por los poderes públicos, que deciden lo que deben estudiar nuestros hijos, sus horarios, y los colegios que a su juicio deben recibir fondos públicos. En función de la Comunidad autónoma estos centros son más o menos, pero en todo caso dependen de la decisión del Gobierno de turno. Y esto mismo sucede en la mayoría de campos de nuestra vida.

4.- Es necesario una carta de derechos como parte fundamental del estado de derecho

Aquí sí hay una diferencia importante entre la concepción cristiana que identifica el derecho con la justicia y parte de la ciencia política que defiende una concepción meramente positiva, identificando el derecho con lo aprobado o vigente en cada momento. Esto afecta también al primero de los puntos comentados con anterioridad.

Sin embargo, otra parte de dicha ciencia, quizás más olvidada hoy, insiste en la importancia de que se respeten siempre, en el derecho positivo, los derechos fundamentales de la persona, para que pueda entenderse que estamos ante un verdadero Estado de Derecho. Este olvido hace más probable la vuelta a regímenes totalitarios como los que nacieron en las primeras décadas del siglo XX, aunque ahora amparados por un envoltorio pseudodemocrático.

La realidad en nuestra España de hoy es que este punto ha alcanzado niveles de alarma absoluta:

  • No se respeta el derecho a la vida con los gravísimos atentados que claman al Cielo del aborto, la eutanasia y la manipulación de embriones de la que tan poco se habla
  • No se respeta la célula básica de la sociedad, la familia y el matrimonio, pues ya no se reconoce en nuestro derecho su figura tal y como es (ni entre hombre y mujer ni para toda la vida ni abierta a los hijos aparte de buscar el bien de los cónyuges)
  • Se violenta como ya se ha señalado el derecho a la educación, tanto de los padres como de los centros educativos libres
  • Se atenta contra el bien común de España por un puñado de votos que hagan posible permanecer en el poder.

Hemos de ser muy claros, como resumía Juan Pablo II en Evangelium Vitae no puede haber verdadera democracia, si no se reconoce la dignidad de cada persona y no se respetan sus derechos.

Bueno es recordar estas otras palabras en la Centesimus Annus del papa polaco que describen muy bien nuestro actual panorama político (la democracia), no puede favorecer la formación de grupos dirigentes restringidos que, por intereses particulares o por motivos ideológicos, usurpan el poder del Estado. Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana. Requiere que se den las condiciones necesarias para la promoción de las personas concretas, mediante la educación y la formación en los verdaderos ideales, así como de la “subjetividad” de la sociedad mediante la creación de estructuras de participación y de corresponsabilidad

Por todo ello, la movilización de la sociedad, para defender la concepción sana de todos estos puntos analizados, es esencial. 

Todos debemos ser conscientes de los riesgos que corremos si no luchamos por un verdadero Estado de derecho: perdemos libertades, nuestra dignidad como personas es pisoteada y caminamos por una pendiente que nos desliza hacia un Estado totalitario.

Empecemos este próximo 8 de octubre en Barcelona y continuemos el día 12 celebrando la Fiesta Nacional con todos los movimientos cívicos en la misma Barcelona y trabajando cada día por ser responsables de nuestro propio destino.

José Castro Velarde – Presidente de la Asociación Enraizados

¿Es ética la independencia de Cataluña según la Doctrina Social de la Iglesia?

¿Es ética la independencia de Cataluña según la Doctrina Social de la Iglesia?

¿Cómo afectaría la secesión de Cataluña a la dignidad de las personas, el bien común, la subsidiariedad, la participación, la solidaridad, la justicia social y el destino universal de los bienes?

Estos serían los principios éticos a considerar para adoptar un juicio razonable sobre una posible secesión en España, utilizando como herramienta la Doctrina Social de la Iglesia y sus grandes principios: Dignidad de la persona; Bien Común; Subsidiaridad; Participación; Solidaridad; Justicia Social y destino universal de los bienes.

Una cosa es que los católicos tengan libertad para opinar sobre distintas formas de organizarse política y geográficamente. Y otra cosa es aplicarlo a realidades concretas. No es como elegir un equipo deportivo.

No queremos hacer aquí un juicio sumario sobre la moralidad de la opción independentista pero sí, indicar que salvo que queramos caer en un relativismo absoluto y en un voluntarismo total, debemos aceptar que para tomar postura en un asunto tan delicado que supone romper con siglos de Historia, al mismo tiempo que presenta graves dificultades prácticas (qué personas deben decidir; si la decisión se debe tomar a nivel nacional, regional, provincial, pueblo a pueblo; cada cuanto tiempo debe repetirse la consulta; como se dividen los bienes hasta ahora comunes; etc.) deben existir algunas pautas morales que nos sirvan de fundamento para tomar una postura o su contraria.

Y estos principios no son otros que los que la Doctrina Social de la Iglesia manifiesta, válidos, por su carácter racional, para todos los hombres de buena voluntad, pero especialmente para los católicos. El Compendio de la Doctrina Social los resume en Dignidad de la persona; Bien Común; Subsidiaridad; Participación; Solidaridad; Justicia Social y destino universal de los bienes. Todos ellos están relacionados de tal forma que es imposible cumplir uno sin los otros, pero tratamos de analizarlos uno a uno.

a) Dignidad de la persona

En cada hombre ha de verse la imagen viva de Dios mismo. A la persona humana pertenece la apertura a la trascendencia: el hombre está abierto al infinito y a todos los seres creados. Ciertamente y en teoría una Cataluña independiente podría respetar mejor, igual o peor la Dignidad de sus futuros nacionales pero no es menos cierto que la secesión tiene el grave riesgo de crear dentro y fuera de Cataluña graves problemas de convivencia en este momento de crisis.

b) Bien Común:

El Bien Común es el Conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección. Es el criterio fundamental de decisión en la vida social. Por ello ante una decisión de la envergadura que analizamos ha de afirmarse que la decisión solo será legítima si la misma conduce a alcanzar el Bien Común de todos los afectados y aquí son en primer lugar todos los ciudadanos de España, aparte de posibles consecuencias que pueda haber en otros lugares del planeta. ¿Alguna vez se ha escuchado reclamar la independencia de Cataluña invocando el bien de todos y cada uno de los españoles? Esto nos debe hacer pensar.

c) Solidaridad:

La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. ¿Conduce la segregación de una parte de España a promover ese camino común que todos los hombres recorremos? En materia fiscal parece que casi todos aceptan que quien más tiene más debe pagar. Cuando esto se invoca a nivel individual no parece haber problemas. Pero cuando es una región la rica parece que compartir con las más pobres es sinónimo no de solidaridad sino de fomentar el despilfarro y la holgazanería. Es cierto que estas son tentaciones en las que se puede incurrir con una política fiscal errónea pero esas objeciones son tan válidas a nivel individual como colectivo.

d) Subsidiaridad y participación:

Unimos en un solo comentario estos dos principios. En un primer análisis parece que la subsidiariedad y la participación podrán ser más fáciles y efectivas en regiones o naciones de menor tamaño que en aquellas de mayor dimensión. Pero en un análisis más profundo, lo que debemos destacar es que la subsidiaridad y la participación se basan en permitir a la sociedad desarrollar sus propios ámbitos de responsabilidad, que la familia como célula básica pueda elegir libremente la educación de sus hijos y las decisiones fundamentales, y que los poderes políticos sean subsidiarios interviniendo tan solo cuando la sociedad no puede valerse por si misma.

El intervencionismo es por ello una tentación constante del poder, y cuanto más cerca está más puede intervenir en la vida de los ciudadanos. Lo que en principio podría ser una ventaja, puede convertirse también en un grave perjuicio de la subsidiaridad y de la participación. La actual crisis del estado del Bienestar es un ejemplo palpable de la ineficiencia del intervencionismo.

Además, habría que enjuiciar qué Gobiernos en España han tratado de crear una sociedad más uniforme sin respetar las peculiaridades de cada persona, familia, comarca y región, es decir, juzgar si desde el conjunto de España se respeta mejor la diversidad de lo que lo hacen algunas Comunidades Autónomas individualmente consideradas con sus habitantes.

e) Justicia Social y destino universal de los bienes:

Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. ¿Es más fácil cumplir este principio estando unidos o estallando España en varios trozos?

Juan Pablo II, dirigiendo su reflexión sobre el problema del independentismo lombardo en 1994 a los católicos italianos dijo:

«… se trata de la herencia de la unidad, que, incluso más allá de su específica configuración política, consolidada a lo largo del siglo XIX, se halla profundamente arraigada en la conciencia de los italianos que, en virtud de la lengua, de las vicisitudes históricas y de la misma fe y la misma cultura, siempre se han sentido miembros de un único pueblo. Esta unidad no se mide por años, sino por largos siglos de historia… Me refiero especialmente a las tendencias corporativas y a los peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país.»

«A decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión entre el Norte, más bien rico, y el Sur, más pobre. Pero hoy en día esta tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada. Se trata de una solidaridad que debe vivirse no sólo dentro del país, sino también con respecto a toda Europa y al tercer mundo».

«El amor a la propia nación y la solidaridad con la humanidad entera no contradicen el vínculo del hombre con la región y con la comunidad local, en que ha nacido, y las obligaciones que tiene hacia ellas. La solidaridad, más bien, pasa a través de todas las comunidades en que el hombre vive: en primer lugar, la familia, la comunidad local y regional, la nación, el continente, la humanidad entera: la solidaridad las anima, vinculándolas entre sí según el principio de subsidiariedad, que atribuye a cada una de ellas el grado correcto de autonomía»

¿Es legítima una secesión unilateral en España hoy?

¿Es legítima una secesión unilateral en España hoy?

Estamos ante un momento crítico de la vida política española. Sabemos que nuestro actual sistema es muy mejorable, pues no respeta la vida (aborto, eutanasia, embriones congelados…); atenta contra la familia y el matrimonio; se producen ataques importantes contra la libertad de educación de padres y colegios (adoctrinamiento, asfixia de la libertad de elegir especialmente en determinadas Comunidades Autónomas, etc.)

Pero en este momento se hace crítico otro problema secular español. El de la solidaridad entre todos los españoles al mismo tiempo que se respeta la diversidad de sus territorios y gentes. En este tema para cualquier persona de buena voluntad se plantean preguntas de gran calado, ¿es legítima una secesión unilateral en España hoy?; ¿se legitima acabar con la realidad de España por una votación?; ¿es España y su unidad un bien moral?; ¿qué es una nación?

En todos estos temas también hay una forma católica de pensar. Hay unos principios y unos criterios que nos ayudan a ser católicos a la hora de juzgar este grave problema.

librojaimeurcelay

Jaime Urcelay, director de nuestro Programa Liderar es Amar, los ha sintetizado en un libro que ponemos a tu disposición. Merece la pena leerlo para poder proponer soluciones conformes a la dignidad de la persona aplicando los principios de subsidiariedad y solidaridad y buscando siempre el bien común de todos.

Atrévete a pensar en católico. Adquiere tu ejemplar de La cuestión nacional de Jaime Urcelay y no te quedes sin él.

José Castro- Presidente de Enraizados

 

El desafío de seguir creciendo – Fundación Enraizados

El desafío de seguir creciendo – Fundación Enraizados

Después de más de 10 años siendo Asociación, hemos decidido progresar a una forma jurídica que ofrezca más ventajas a sus socios y donantes, suscriptores y simpatizantes y también, más estabilidad a nuestros proyectos, por ello hemos decidido constituir la Fundación Enraizados.

Es una buena noticia porque si decides hacer un donativo, te lo podrás desgravar en la Declaración anual de la Renta. Además, para nosotros supone una condición legal mucho más consistente y firme, sometida a más controles, más transparente y por tanto, más sólida.

Para realizar este sustancial avance y mejora en Enraizados necesitamos aportar un capital de 30.000 euros. Para nosotros es una cuesta arriba muy difícil de asumir, pero con tus alas… la cosa cambia.

A día de hoy ya hemos aportado el 25% del capital, es decir, 7500 euros, pero el resto, los 22.500 euros que nos faltan, tendrían que proceder de la generosidad y altruismo de los que siempre habéis hecho posible la supervivencia de esta asociación de católicos.

Cualquier aportación que esté en tu mano, sería de infinita ayuda.

Todo suma: 5 euros, 10, 20, 50, 100, 200, 500, 1.000, etc.  Pon tú la cifra por favor. 

Como bien sabes, desde sus inicios más humildes, Enraizados -que es tu casa- sobrevive y progresa gracias al desprendimiento y buen hacer de sus socios, donantes y simpatizantes.

Déjame recordarte alguna de esas pequeñas grandes cosas en las que contribuyes y por la que puedes sentirte más que orgulloso de apoyar a Enraizados.

Léelas con detenimiento porque son las que marcan la diferencia respecto a otras asociaciones.

  • Defiendes los principios y valores que NO son negociables de cara a la sociedad y frente a los políticos.
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  • Estás dando visibilidad a los mártires españoles del siglo XX. 
  • Cada día impulsas la causa por la beatificación de Isabel La Católica. 
  • Llevas la doctrina social de la Iglesia a los hogares de miles de personas mientras divulgas la historia católica de España.
  • Todo ello sin perder de vista la vida, la familia y la educación de nuestros hijos como piedra angular.

Todo redunda en beneficio de la sociedad que juntos, tú y yo, queremos construir.

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Estamos en camino y el camino es de largo recorrido. Poco a poco hemos ido superando etapas, unas más complicadas y otras más sencillas pero siempre, lo hemos hecho juntos.

Gracias de todo corazón por elegirnos como estandarte en la batalla para llevar tu voz católica a la vida pública.

¡Te necesitamos! Hazte Voluntario de Enraizados

¡Te necesitamos! Hazte Voluntario de Enraizados

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  • Actualización de contenidos de la web (imprescindible entenderse con WordPress)
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Si tienes un perfil administrativo, acostumbrado a lidiar con tablas de Excel, cotejar pedidos y envíos y hacer llamadas telefónicas, te aseguro que este voluntariado te resultará entretenido.

No importa si estás trabajando o en paro, si eres joven o mayor. Enraizados crece gracias al esfuerzo desinteresado de muchos, por eso, nos acomodaremos a tu horario, al tiempo que puedas dedicarnos.

Todos queremos que España funcione. Que la vida sea un derecho real y no sólo un artículo más de la Constitución o de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Clamamos para que la familia siga siendo la célula principal de la sociedad, desterrar la ideología de género y que la libertad para educar a nuestros hijos sea un derecho permanente. 

La batalla es dura, por eso, sólo avanzaremos si nos mantenemos unidos. Si ponemos a trabajar la generosidad por el bien común. Si como dice nuestro lema, “ser una voz católica en la vida pública”, te impulsa a dar ese paso adelante para ponerte en marcha y hacerte voluntario. 

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    El despertador que hay que hacer sonar

    El despertador que hay que hacer sonar

    Muchas cosas me rondan la cabeza en estos días. Una de ellas, es, sin duda, cómo despertar a los “dormidos”. Cómo regenerar en esas conciencias desafectadas el corazón que alimenta las ganas de compartir, hoy ocupado por el miedo a entregarse a las verdades más grandes: la vida, la familia y la libertad.

    Porque si las personas dejaran de mirarse por un momento a sí mismas y se abrieran a trabajar por el bien común, amarían la vida en cualquiera de sus dimensiones, física, emocional y espiritual. Pondrían a la familia en el mayor de los pedestales y considerarían a los hijos como el mayor tesoro y regalo posible, pues son nuestro futuro.

    Ayúdanos por favor a poner en hora ese “despertador” contra la indiferencia y la “tolerancia” que hay que hacer sonar cuanto antes. Estamos preparados para hacerlo y lo mejor de todo es que ya estamos en camino, pero sin tu ayuda va a resultar francamente difícil porque…

    Debemos despertar al gigante dormido y recuperar el compromiso de la sociedad con el bien común.

    Cuando pensamos en la campaña de las pasadas Elecciones, nos decidimos por un eslogan fácil de recordar y con profundo significado, por eso resolvimos que la mejor opción sería el ya conocido: “Vota en Conciencia”. Ahora, haciendo autocrítica, pensamos que tal vez deberíamos haber trabajado previamente el “Despierta tu conciencia.”

    SOLO CON TU AYUDA PODREMOS CONSEGUIRLO

    Hace pocos días recordamos el aniversario de San Ignacio de Loyola, quien pasó de ser un soñador “dormido”, cuando era un soldado que aspiraba a caballero, a convertirse en uno de los más “despiertos” en la fe tras su entrega confiada al Señor.

    El santo nos recuerda que “No sólo hay que resistir al enemigo, si no también vencerlo”, pero para eso… hay que estar despierto.

    ¡Gracias por ayudarnos a despertar a los dormidos!

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