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El Papa Francisco ha regresado a la Casa del Padre
Enraizados se une al dolor de toda la Iglesia por la partida de Su Santidad el Papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. Con profunda tristeza, pero con toda la esperanza en Cristo, damos gracias a Dios por su vida, su testimonio y su entrega generosa al servicio del Evangelio.

Durante sus más de 12 años de pontificado, el Papa Francisco fue un pastor cercano, sencillo y profundamente humano. Nos enseñó a vivir la fe con la alegría de su «hagan lío», a salir al encuentro del otro y a poner en el centro a los más pobres, los olvidados, los descartados. Su amor por Cristo se expresó en cada palabra, en cada gesto y en cada silencio.
Desde su elección en 2013, eligió el nombre de Francisco como signo de humildad y renovación. Su voz nos recordó constantemente que el amor de Dios es para todos y que la misericordia debe guiar cada acción de la Iglesia. Fue un Papa que no tuvo miedo de incomodar, de abrir caminos, de escuchar al Espíritu.
Es cierto también que su etapa se caracterizó, junto con ese ir a las periferias, con cierta confusión doctrinal que incluso perjudicó la relación con ortodoxos y otras confesiones cristianas y no cristianas. Su Sucesor deberá hacer frente para reparar dichas relaciones, al mismo tiempo que se mantiene firme en acercarse a todos como Nuestro Señor, que era criticado por comer con publicanos y prostitutas.
Rezamos por el eterno descanso del Papa Francisco y confiamos en que ya goza de la plenitud del Cielo junto al Padre.
Pedimos al Espíritu Santo que ilumine al Colegio Cardenalicio en la elección del nuevo sucesor de Pedro, para que la Iglesia continúe siendo fiel al Evangelio y al corazón de Cristo, guiada por un pastor según el corazón de Dios.

La vida… escuela para el alma
La vida terrenal es una escuela para el alma. Es una escuela de almas las 24 horas al día.
La única lección que estamos aprendiendo es la del amor de Dios. Si no la aprendimos en la tierra, tendremos que seguir aprendiéndola en el purgatorio.
Hay mucho movimiento en nuestra vida, incluso cuándo dormimos, en los sueños mismos se reflejan muchas cosas y también en las actitudes de las personas, ya que nuestros enemigos son nuestros mejores profesores porque nos ponen contra la pared y generalmente vienen a destruirnos.
Entonces uno tiene que construirse en la Fe, ya que hay veces que el enemigo tratará de destruirte inspirado por el demonio.

Esto es una lección muy importante dado que en estas situaciones uno se tira en brazos de Dios y debe dejar que sea Dios el que haga esa obra de construir lo el enemigo destruye.
A veces, como decía San Pablo, llegamos al punto en el que creemos que estamos ya perdidos, pero el Señor siempre rescata y Dios hace esto para que se nos meta en la cabeza, que dependemos sólo de él.
Este hecho de San Pablo ha sido para mí una experiencia trascendental en mi vida.
En las pruebas más duras de mi vida, cuando el enemigo me ha querido destrozar estando hundido y abatido, el Señor siempre ha venido a rescatarme junto a mi Ángel de la Guarda y la Virgen María.
¡Porque Dios es el único que puede recuperarte!
Sólo os digo que ahora que volví a los brazos del Señor y de nuestra madre María, es cuando el enemigo más quiere destruirme.
El motivo es muy sencillo: no soporta que estemos cerca del Señor, el enemigo lo detesta y de ahí que nos fastidie para que nos alejemos de Dios.
Fallé a Dios antes de mi conversión muchas veces, de hecho, a los 17 años, en un viaje a Denver, me pidió ser sacerdote y le dije que no.
He vivido en pecado mortal muchos años, no sólo ignorándole, sino ofendiéndole con muchísimos pecados graves. Viviendo la vida que nos enseñan aquí los gobernantes de la tierra, que no es más ni menos que disfrutar de los placeres, creyéndote que eres autosuficiente.
Pero fijaros lo buena que es la Virgen y el Señor que me dio la oportunidad de luchar por ir por lo menos al purgatorio, porque en mi trabajo diario de conversión, llegar al cielo directo, ahora, lo veo imposible.
Él me ha dado la oportunidad de salvarme.
¿Qué hay más grande que eso?
Por eso os animo a seguir al Señor.
Seguimos luchando a pesar de las dificultades terrenales.
Francisco Ygartua
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¡Feliz San Valentín!
Si tuviera que hablar sobre San Valentín y su significado sobre el Amor y el Matrimonio, no sabría por dónde empezar, teniendo en cuenta, que mis padres (Q.E.D.) se llamaban igual que el Santo, así como mi madre cumplía años en esta fecha.
Su vocación por el matrimonio fue muy fructífera: tuvieron tres hijos, a los cuales nos enseñaron desde muy pequeños los valores cristianos, el respeto hacia uno mismo y hacia el otro dentro del matrimonio, así como a los demás.
Fueron 50 años juntos, ¡toda una vida! llena también de altos y bajos como cualquier matrimonio o familia. Se conocieron jóvenes y vivieron unos inicios difíciles, ya que mi padre se vino desde Valladolid a Ciudad Real, por motivos de trabajo siendo muy joven. Fue aquí donde conoció a mi madre, cuyo noviazgo duró dos años y después compartieron 48 años casados.
El hecho de formar una familia cristiana fue un verdadero regalo que Dios les otorgó a los dos, siendo principalmente su sentido de la vida lo que fueron construyendo día a día, hasta el día de su fallecimiento.
El verlos rezar el Santo Rosario a diario, el acudir a misa, el estar en grupos o movimientos de la Iglesia en aquella época, me hace partícipe a día de hoy de poder continuar con esa estela heredada que ellos nos dejaron.

El gran respeto que se palpaba entre ellos, la educación que nos transmitieron a cada uno de nosotros, el amor incondicional que se profesaban, hace que este recuerdo vaya para ellos desde lo más profundo de mi corazón.
Aquí no venimos a contar cosas tristes, sino alegres, cosas que nos valen para darnos cuenta que las virtudes, enseñanzas cristianas, han sido y son un gran baluarte para nosotros, sus hijos.
Recuerdo que cuando íbamos a Misa nos llevaban de la mano. Permanecíamos sentados en el mismo banco para escuchar juntos al sacerdote mientras oficiaba.
Tanto mis hermanos como yo, fuimos al Colegio Hermano Gárate de los Jesuitas aquí en Ciudad Real, pero era cuando iban mis hermanos, que se reunían mis padres junto a los demás padres de alumnos y participábamos de las charlas, formación, y bueno… un sin fin de recuerdos muy bonitos que nos hacían, si cabe, más partícipes de la vida cristiana de aquella época.
El tiempo cambia, las épocas también, sin embargo, la esencia se queda en nuestra memoria y de manera especial en nuestro corazón, porque las raíces son las raíces y más cuando vienes de una familia cristiana donde te las han inculcado. Es un auténtico regalo.
Os podría contar muchas cosas, sin embargo, me voy a quedar con un par de apuntes, por no alargar mucho ésta semblanza tan importante para mí en estos momentos.
Cualquier viaje que hiciéramos, ya fuera al pueblo de mi madre, a Valladolid, a Madrid, donde fuera, el comienzo del trayecto era siempre Rezar el Rosario y ofrecérselo a la Virgen María para que tuviéramos un feliz viaje.
El segundo apunte precioso era el ir a misa donde fuera que estuviéramos de viaje, porque era lo más importante y principal en sus vidas.
Os podría contar muchas otras anécdotas, sin embargo, me quedo con estas dos por considerarlas muy importantes para ellos.
Su legado es el amor que nos profesaron a nosotros, sus hijos, que nos educaron de la mejor manera posible, nos inculcaron los valores cristianos y humanos sabiendo que algún día los íbamos a necesitar y que lo íbamos a transmitir a nuestras familias, o, como es en este caso, para vosotros desde el corazón.
Por eso veo que cuando hablan sobre el aborto, lo que va en contra de la fe, de las creencias, etc., y de manera especial, lo que he vivido en todos estos sentidos, le doy un fuerte abrazo a mis padres por enseñarme que la dignidad de la persona va más allá de la muerte.
Para terminar, lo único que puedo decir es: ¡GRACIAS!
Sí, GRACIAS a Dios con mayúsculas por mis padres, por enseñarme todo lo que sé, y lo más importante, Gracias por decir OS QUIERO.
María del Pilar Pascual Albalate / Colaboradora de Enraizados