Oct 22, 2018 | Actualidad
La Asociación Enraizados no podía estar ausente en este acontecimiento, celebrado en Valladolid del 15 al 19 de octubre, que ha brindado la posibilidad de conocer con más profundidad la grandeza del Descubrimiento del Nuevo Mundo y la inconmensurable participación activa de la Reina Isabel. Todos los conferenciantes y ponentes resaltaron en sus intervenciones (claras, instruidas y fundamentadas) tanto el inicial impulso de Isabel a la aventura de Colón, como las condiciones, exigencias e instrucciones que acompañaron tal decisión real.
Isabel, desde el primer momento, dudas científicas aparte, entendió la oferta de Colón no solamente como la búsqueda de una nueva ruta hacia las Indias, con las subsiguientes consecuencias, sino, y fundamentalmente, como una expansión de la fe católica más allá de su amada Castilla. Todos los ponentes, desde el Rector Magnifico de la Universidad de La Plata hasta el Arzobispo Primado de Toledo, resaltaron, desde un principio, la legalidad del acto del Descubrimiento, al amparo del Dominus orbi, Derecho Internacional del tiempo, surgido de la posición preeminente del Sumo Pontífice. Y desde tal perspectiva temporal debe contemplarse todo el devenir inicial y posterior del descubrimiento de unas tierras halladas más allá de las torres de Hércules.
De ahí la validez de las Bulas papales que cubren todo el acontecer de Isabel. Acudir a su testamento y al codicilo, dictado con escasos días de antelación a su muerte, nos deja con toda claridad y sin lugar a duda, el espíritu y deseo evangelizador impulsado por Isabel, que se plasma en la incorporación, ya en el segundo viaje, de frailes, para, en posteriores desplazamientos, incorporar no solamente religiosos sino también artesanos, maestros, mujeres de vida honesta, con una misión evangelizadora y una instrucción de culturización de la población indígena que se hallase en la tierras descubiertas o por descubrir.
Isabel dejó definida la senda a seguir por Castilla y por su sucesor, sea su hija Juana, sea su nieto Carlos. Y así fue, fundamentalmente por parte de Carlos y de Felipe II. Isabel estableció que los moradores de las nuevas tierras se convirtieran en súbditos iguales al resto de habitantes de Castilla. Las Leyes de Indias significaron el primer Derecho de Gentes, considerándose como un monumento legal. Y es que Castilla se encarnó en Isabel e Isabel se fundió con Castilla. Leer el Testamento en este apartado puede significar el entendimiento pleno del pensamiento, carácter y misión de Isabel en la Historia universal.
Mientras la conciencia cristiana denunciaba el decaimiento de las órdenes religiosas, conociéndose que el mal se hallaba en la raíz de la conducta, el ansia evangelizadora de la Reina era tal que emprendió la necesaria reforma de las órdenes religiosas buscando la complicidad del Cardenal Cisneros. Tal decisión implicó que se adelantase a la Reforma trentina, levantando un muro a la penetración del luteranismo en España. Las reformas de las órdenes religiosas, sacándolas de sus monasterios o conventos, hicieron posible que cientos de religiosos, franciscanos y dominicos,viajaran al Nuevo Mundo tanto para cristianizar a los moradores como para culturizarlos. Para ello, no se quedaron en las costas, en los puertos, sino que, aprendiendo las lenguas indígenas, penetraron en su interior, levantaron hospitales, colegios, iglesias, poblados, ciudades… La espada estaba presente, sin embargo la cruz la seguía con todo vigor y con ella la justicia y la cultura. Comprobar las diferencias entre las colonizaciones inglesas, francesas u holandesas nos abre los ojos acerca del celo evangelizador de los españoles, propiciado e impulsado en sus mismos inicios por Isabel, ejemplo de cristiana defensora de la dignidad del hombre y deseosa de que todos sus súbditos fuesen iguales ante la justicia.
Sin prejuicio alguno cabe decir que Castilla no colonizó, sino que su Reina trasladó la cultura grego-romana a la América que hoy conocemos, guiada por su inquebrantable fe, piedad y justicia. Y si, como mencionó un distinguido ponente eclesiástico, la santidad de Isabel es plenamente asumible, también lo es que América, merced a ella, en palabras del uruguayo doctor Garriquiry, se ha convertido en la reserva de Occidente, conservando la fe, la justicia y el sentido de imperio cultural que España y Europa, en su conjunto, están perdiendo.
En tal línea, William T. Walsh, en su obra «Isabel la Cruzada», editada por Enraizados, fija el Descubrimiento de América como el acontecimiento más importante para la Humanidad después del nacimiento de Cristo. No resulta extraño, pues, que ponentes y asistentes, laicos y eclesiásticos, no tuvieran rubor alguno en calificar a Isabel, la Católica, como «Madre de América».
Francisco Gilet.
Jun 6, 2018 | Actualidad
Mucho conocemos de la presencia de España en América, algo en África (esta parte sería otra bonita historia a recordar) y casi nada en Asia.
Como mucho, vagamente, se recuerda nuestra presencia en Filipinas, pero entre poco y nada la importancia que tuvo para la economía, la cultura y el desarrollo geográfico.
Si nos centramos en los aspectos geográficos cuando alguien pregunta sobre el Pacífico, China, Japón, Islas Hawái… lo normal es pensar en los exploradores británicos o norteamericanos pero pocos sabríamos relacionar aquellas lejanas tierras con los españoles.
La presencia de España en esas lejanas tierras es otro de esos capítulos de nuestra Historia olvidados en los libros escolares españoles, en donde se recuerdan famosos nombres de extranjeros sin recordar que estos lo que hicieron fue recorrer tierras por donde nuestros héroes españoles antes ya habían caminado y navegado.
Eso si hablamos de geografía, pero y ¿si hablamos de cultura?. Menos todavía. Por desgracia la lengua española prácticamente ha desparecido de aquellas tierras sustituido por el inglés, como mucho se pensará en Filipinas, pero ni mucho menos en los contactos de los españoles con la ‘Conchinchina’, el Imperio Chino o Japón.
A nivel económico y comercial, a lo sumo se recordarán ‘los mantones de Manila’, pero ni mucho menos se pensará que los comerciantes llevaron las monedas españolas hasta la India o que eran continuos los envíos de plata desde América a Filipinas, que servirían de motor en la adquisición de los productos asiáticos que, saltando en primer lugar a América, finalmente terminaban en España atravesando el Virreinato de Nueva España, transportando tanto la porcelana como la seda de China pero también prendas de la India o lacas de Japón.
Y ¿si pensamos en la demografía? No solo se desplazaron españoles hasta dichas tierras trasportando tecnología, cultura y religión. Se habla de jesuitas, dominicos y agustinos destacando el aspecto religioso. Pero no eran solo religiosos, eran personas altamente preparadas que extendieron la tecnología y cultura europea hasta dichas tierras, pero… ¿desde Asia nadie se desplazó hacia América y Europa?
La respuesta es que sí, claro que se produjeron desplazamientos de poblaciones entre unos y otros continentes. Hacia Asia viajaron europeos y también nativos americanos, pero también en sentido contrario desde China se desplazó población a Filipinas ¡Hay que recordar que la colonia china en Filipinas eran los fabricantes de los famosos mantones creados con la seda traída de China! Seda que se pagaba con la plata trasportada con el regreso de ‘El Galeón de Manila’, que cuando se dirigía a Nueva España no solo transportaba productos sino también población.
Cuando se piensa en ‘los chinos en América’ todo el mundo recuerda las películas americanas con población china construyendo los ferrocarriles que serían claves para la vertebración y construcción de Estados Unidos, pero pocos saben que los primeros chinos en América viajaron en el Galeón de Manila hasta Nueva España fundando comercios que se extendieron por un nuevo mundo plagado de oportunidades.
Pero como es lógico tampoco tienen porque ‘darme la razón’ en todo lo que les cuento. Por ello, como en ocasiones anteriores, les pongo en contacto directamente con las fuentes para que ustedes mismos lean, escuchen y valoren.
En este caso les propongo este enlace de la Fundación Museo Naval y una nota escrita por uno de los voluntarios de la misma fundación.
Bueno, para ir terminando, y como dedicación especial para todos aquellos que tengan más interés en los detalles y quieran conjugarlo con otras ocupaciones, se pueden descargar el siguiente audio de nuestros ya amigos de Memorias de un tambor.
Si les gustan las curiosidades, pueden acceder a la web ‘Un rincón en la historia’ donde podrán leer una aventura de españoles entre japoneses y los planes de Felipe II… ¡por invadir China desde Filipinas!
Me despido pensando en pronto publicar una nueva entrega, aunque por ahora la que estoy pensando será algo más triste pero increíblemente heroica.
¡Hasta la siguiente!
Vicente Medina
Ene 25, 2018 | Actualidad

(Del libro “Los Tercios en América”, Hugo A. Cañete)
En la mañana de Pascua de 1625, con los estandartes y gallardetes al viento y las cubiertas altas adornadas de pavesadas encarnadas, una magnífica Armada, la más poderosa organizada por España desde La Felicísima, cruzó la barra de San Antonio en la costa de Brasil y se adentró en la Bahía de Todos los Santos.
La vista era imponente.
Se trataba de la mayor fuerza naval que jamás hubiese cruzado el océano Atlántico y su frente de combate se extendía 6 leguas sobre el mar: 56 navíos y 1.185 cañones pertenecientes a las Armadas del mar Océano, del estrecho de Gibraltar y de Portugal, y a las Escuadras de Vizcaya, de Nápoles y de las Cuatro Villas. Embarcados iban 12.463 soldados españoles, portugueses y napolitanos encuadrados en cinco tercios de infantería, dos españoles, dos portugueses y un napolitano.
El objetivo era recuperar la ciudad de Salvador, capital del Brasil, conquistada por una expedición holandesa el año anterior.
Fue, junto con Breda, Cádiz, Génova y Lima, una de las grandes victorias de las armas hispanas que hicieron de 1625 el Annus Mirabilis español.
Para recuperar la capital del Brasil, Salvador de Bahía, España organizó la más grande fuerza expedicionaria llegada al continente americano hasta la fecha: cinco Tercios (dos viejos españoles, un viejo napolitano y dos portugueses) embarcados en una gran flota compuesta por tres armadas (la del mar Océano, la del Estrecho de Gibraltar y la de la Corona de Portugal) y tres escuadras (la de las Cuatro Villas, la de Vizcaya y la de Nápoles), haciendo una proyección de la fuerza a miles de kilómetros de sus bases al tiempo que mantenía los frentes de Flandes, con el asedio de Breda, Alemania y el Mediterráneo.
Fuentes:
Ediciones Salamina
Los Tercios La Tienda
ABC de Madrid
Abr 30, 2017 | Actualidad
Así reza el final de la poesía homenaje del gran escritor Lope de Vega al no menos gran almirante de la Armada de España don Álvaro de Bazán y Guzmán, héroe de Lepanto y de tantos otros enfrentamientos por el honor de España.
Son dos de tantos gloriosos nombres que han dado fama a España a lo largo de su historia, fruto de sus tiempos, cuyo comportamiento se entiende dentro de los acontecimientos por ellos vividos.
¿Y a qué viene esto?
Es de actualidad la petición de beatificación de la Reina Isabel La Católica, por la que no han faltado críticas.
Críticas que vienen de revisar la historia a partir de criterios y valores actuales, llenándose artículos y entrevistas con expresiones del tipo:
“La Biblia no es feminista”
“Los comunistas de hace 2000 años”
De esta espira,l por suerte, surgen personas reconocidas que dan su opinión a cara descubierta. Me refiero al artículo publicado por el escritor Arturo Pérez-Reverte:
“Intolerancia y otras idioteces”
Del artículo destaco su último párrafo:
“El deber de un sistema educativo es conseguir que la historia, el pasado, la memoria, se estudien para comprenderlos. No para condenarlos desde la simpleza y la ignorancia”.
A las personas se les debe estudiar de acuerdo al momento histórico y las circunstancias en las que vivieron. Como ejemplo, podemos utilizar a dos personajes de la Conquista de América, quizás de los menos conocidos.
Ambos castellanos, uno de Talavera y el otro de Cuenca.
El primero, por hambre se unió al segundo viaje de Colón, y por vividor, el ron y las deudas le convirtieron en “el primer pirata del Caribe” y ejerciendo tal profesión terminó en la horca en 1.511. Les hablo de Bernardino de Talavera.
Si fuese norteamericano, al menos habría una película de su vida.
¡Pero por suerte fue español!
Saltó a los libros de historia por rescatar en el peor momento que estaba pasando a nuestro amigo de Cuenca.
Este segundo fue paje del duque de Medinaceli, lucho en la guerra de Granada y se distinguió por su actividad de guerrillero contra los musulmanes.
Dicen que era “pequeño, simpático y de aspecto inofensivo”. De ahí que se ganase con facilidad la confianza de las personas.
Era tal su astucia que no dudó en regalar unas pulseras al cacique isleño de La Española, Caonabó, dándose este cuenta demasiado tarde que dichas pulseras en realidad eran grilletes carcelarios, por lo que quedó preso.
Conoció a Colón, Juan de la Cosa, Américo Vespucio, Francisco Pizarro y a tantos otros.
Dice la leyenda que con 50 hombres derrotó y masacró a mas de 10.000 nativos de La Española. Quizás por eso y tantos otros motivos tomó los hábitos franciscanos según había prometido, terminando sus días en 1.516.
Estamos hablando de Alonso de Ojeda, que envió el primer cargamento de oro a España, exploró por Venezuela y Colombia e inició la colonización de Tierrafirme construyendo el fortín San Sebastián en el golfo de Urabá.
¿Fueron buenas o malas personas?
¡Fueron personas de su tiempo, ni peores ni mejores que el resto de los españoles y europeos de su época!