Jun 19, 2017 | Actualidad
Esfuerzos fértiles y cansancios baldíos. Lluvia y sequía. Hay veces en que parece que estás en racha. Todo sale bien. Cantas. Bailas por dentro. Sonríes al mundo. Y otras veces en que te sepultan los fantasmas. Hay días en que amas.Y días en que no. Vivir, es, en parte, aprender a lidiar con esos estados cambiantes, con gratitud, pero sin euforias excesivas cuando todo va bien, y con determinación cuando se nos tuercen los días.
Los días buenos. Los momentos inolvidables. Cuando uno está animado. Cuando no haces problema por las idioteces. Cuando vence el buen humor. Cuando bullen los proyectos, las ganas, las ilusiones. Cuando hay encuentro real con los otros. Hay épocas así.
En esos momentos merece la pena hacer acopio de fuerzas. Atesorarlos, sabiendo que la vida no siempre será así, pero disfrutando la oportunidad de contagiar alegría. Llenar la historia y el calendario de proyectos. Ambicionar mucho. Ser buena noticia con las propias palabras y acciones.
Luego están los días o las temporadas difíciles. Cuando algo falla. O cuando se apaga la chispa que antes iluminaba. Cuando algún problema te quita la paz y te desvela. Cuando alguien te falla. Cuando Dios calla. Cuando el presente o el futuro asustan. Cuando uno se siente más vulnerable, quizás más solo.
En esso momentos conviene no dejarse llevar por el desaliento. Confiar en uno mismo que otras veces ha salido de los baches; en Dios, que no abandona; en los otros, que están ahí. Apretar los puños, sonreír con coraje, rezar pidiendo fuerza, y seguir adelante. Que tras la noche vuelve el día.
¿Cuáles pueden ser, para mí, motivos de desaliento? ¿Soy capaz de lidiar con esos momentos de dificultad? ¿Sé pedir ayuda?
Jun 12, 2017 | Actualidad
¡Cuántas cosas vivimos por dentro! Historias que imaginamos. Deseos que nacen en lo hondo, a veces se colman y otras se quedan ahí. Palabras que no siempre llegan a pronunciarse. Frustraciones. Alegrías. Pensamientos íntimos. Reacciones que a veces se traslucen y otras quedan tapadas. Búsquedas. Sueños. Mucho de lo que definimos como espiritual en las personas. Vendavales. Canciones que resuenan en el interior aunque fuera haya silencio…
Orar es otra forma de vivir por dentro. Es saber que estamos preparados para buscar, para dejar que resuene en cada uno una palabra única. Y al hacerlo, preguntamos, expresamos nuestros más profundos anhelos y las preguntas más hirientes. Al orar desnudamos de adornos nuestra verdad, para dejar que se encuentre con esa otra Verdad intuida de Dios. Hay muchas formas de orar. Muchos caminos. Muchas propuestas. Pero, sea cual sea la forma, merece la pena darle un tiempo en la vida. Para encontrarnos. Para encontrarle.
Si hay algo que resuena con estruendo dentro de uno es el amor. Despierta emociones, a veces con más pasión, y otras con más serenidad. Pero siempre llegándonos a la entraña. Hay etapas en que el amor es tranquilo. Hay otras etapas en que es intenso, imprevisible, hasta excesivo. Hay veces en que te sientes colmado, y otras en que todo es anhelo, y hasta ausencia. También con Dios. Pero que no dejemos, nunca, de arriesgarnos, de hacer el corazón vulnerable, y así llenarlo de Vida.
Jun 5, 2017 | Actualidad
¿Cuántas personas se han sentido desvalidas, y quizás un poco abandonadas por Dios? ¿Cuántas veces, en el nombre de Dios, unos hombres han pisoteado a otros? ¿Cuántas leyes humanas han querido legitimarse desde Su Santa voluntad?
Y cuántas veces, bajo el paraguas de una justicia injusta, se hiere al hombre y se niega al Evangelio. Así que aquí estamos, nosotros, preguntándonos, una vez más, Señor, qué es justo y qué no lo es; qué quieres para este mundo, y para sus gentes; cómo debemos vivir, y qué importancia tiene vivir de una forma u otra… Y posiblemente todo cambiará el día que comprendamos cuál es tu justicia.
Esa es una buena propuesta. La capacidad de intentar comprender cada vida en su complejidad. La intención honesta de buscar lo mejor para cada ser humano. La determinación firme de tratar de ayudar a las personas. La ilusión por ir haciendo del mundo –cerca y lejos- un hogar donde a nadie le falte un trozo de pan, un verso, unas manos amigas y sueños que soñar.
Esa es tu justicia. La que busca formas para que cada quién encuentre su camino. Para que cada persona descubra el tesoro escondido que hace ricos a quienes lo encuentran. Para que cada historia, en la que se entretejen aciertos y errores, rupturas y reconciliaciones, amor y desamor, perdón y dicha, hambre y saciedad, sea una historia dignamprendamos cuál es tu justicia
Es verdad que a menudo no es fácil. Que hay historias en las que pesa el odio, el dolor, la violencia. Es verdad que a menudo el egoísmo campa a sus anchas por la tierra, y deja detrás vidas rotas. Es verdad que a menudo se echa en falta un poco más de ternura en el mundo. Y que en bastantes circunstancias no estamos muy seguros de si la última palabra la tendrá la vida o la muerte.
Pero en nuestra mano está sembrar, construir, vendar, ayudar a sanar… Porque la justicia de Dios nos necesita a nosotros para echar raíz en esta tierra. Esa es una misión increíble.
May 29, 2017 | Actualidad
Alguna vez es bueno detenerse. Frenar. Recordarse dónde está la verdadera chispa de la vida, sin que otros te lo conviertan en un eslogan. ¿Nunca has soñado, como en alguna película fantástica, que pudieses congelar por un instante el tiempo?
Hazlo ahora, desde dentro. Frenar. Mirar, con tranquilidad, como a cámara lenta, la cantidad de historias, nombres, personas cuya vida se intercala con la tuya… Date, quizás, un instante para pensar también en Dios… que late cerca de ti. Aunque a veces ni te des cuenta. Disfruta, por un instante, de la calma. ¡Ahora!
¿No vivimos hoy muy rápido? Falta tiempo. A menudo se saturan las agendas, se acumulan las citas, se multiplican los proyectos. Todo tiene que ser ya. Todo parece imprescindible. Todo urge.
Los días vuelan. Y las semanas… y los meses. Como un animal voraz, el calendario aprieta, exige, y puede convertirse en el tirano de cada vida. El niño, el joven, el adulto… A veces es importante recordar que hay muchas cosas que duran poco.
Hay que conquistar espacios de calma. Ganar la batalla a la urgencia. Vencer al vértigo. Aprender a dominar el reloj. Vivir deprisa o despacio, pero sin ir arrastrados.
Hay que saber valorar las pequeñas fiestas de cada día: una buena música, una mesa bien surtida, una palmada en la espalda, un esfuerzo conseguido. Y ojalá, dejar a la gente entrar en esos espacios de quietud del día a día.
“Saludad con la paz a Jerusalén: Vivan tranquilos tus amigos; haya paz en tus murallas, tranquilidad y compañeros”. (Sal 122)
Prantxes Xabier de Echarri y Moltó
May 22, 2017 | Actualidad

Yes!
Hay quien piensa que la religión es una sucesión de “noes”. No hagas esto, no elijas esto, no se puede pensar de esta manera… Entonces, parece que seguir a Jesús es ir renunciando a muchas posibilidades, ir cerrándose puertas, ir poniéndose frenos que otros, que no comparten la misma fe, no parecen tener. Pero esa visión es muy triste, e irreal. Porque lo importante, en la fe, en el evangelio, y en la pasión por Dios, es el “sí”. Es lo que abrazamos, lo que nos seduce, lo que apasiona, llena de ilusión o pone un horizonte. De esto se trata.
Decir que “sí” a Jesús, a su evangelio, a la fe… es decir muchos “síes”. Es elegir una forma de amor que merece la pena: fiel, luchador, generoso, buscador… Es fijar los ojos –y el corazón- en Jesús de Nazaret, para aprender de él en qué consiste ser persona, y cuántas posibilidades tenemos. Es afirmar al prójimo, o lo que es lo mismo, aprender a disfrutar del valor de cada persona. Es encontrar mil posibilidades para llenar tus días. Es mirar al mundo y aprender a leer lo que ves, descubriendo en cada persona valores, capacidades y talentos que apuntan hacia Dios. Es optar por una forma de ser feliz.
Entonces, ¿no hay “noes” en el seguimiento de Jesús? Pues no más (ni menos) que en otras opciones.
Es decir, en toda vida, al elegir unos caminos dejas atrás otros. Pero normalmente cuando dejas algo atrás, lo haces porque quieres con más intensidad lo que abrazas.
Mirar siempre a aquello de lo que uno prescinde es solo una forma de nostalgia, y únicamente revela que, de algún modo, falta la pasión por lo que vives. Pues bien, Dios, en verdad, apasiona.
El evangelio ilusiona. Jesús seduce.
La amistad, la comunidad, la posibilidad de encuentro, llena los días.
“Y dejando al instante las redes, le siguieron” (Mc 1,18)
Prantxes Xabier de Echarri y Moltó